La iglesia y la bisexualidad: Cómo ser bisexual y cristiana
Por Bê Moraes, Brasil-
Ser una persona bisexual en una sociedad donde la cis-heternormatividad es el patrón, tiene sus complejidades. Lamentablemente, todavía hay mucha bifobia arraigada en la concepción de muchos, y dejar la hetero u homo dualidad, como si fueran las dos únicas posibilidades de orientación sexual, es una afrenta. Lo que va más allá es exageración, experimentación, indecisión, curiosidad, “falta de vergüenza en la cara”. Por supuesto, como si la orientación sexual fuera una elección.
La experiencia de descubrirme a mí misma como mujer bisexual pasó por varias preguntas sobre lo que yo consideraba realmente posible o “normal” para mi vida. Si a los ojos de la sociedad secular ser bisexual no está bien considerado, imagínese dentro de la iglesia.
Dar el primer paso y tomar conciencia de quién era realmente fue lo más difícil. Por un lado, siempre he escuchado y normalizado el discurso de que Dios creó al hombre y a la mujer y uno fue hecho para el otro. Si hay algo más que eso, es pecado, por lo tanto, evitable, después de todo “tienes libre albedrío”.
Además del miedo a sentirme atraída por las mujeres, la baja representación bisexual en mi círculo social y una certeza: me gustaban los hombres. No había nada que discutir. Cuando me pregunté sobre la atracción por las mujeres, surgieron rápidamente dos pensamientos: “No soy lesbiana, entonces, ¿qué soy?” y “si me gustan los hombres, ¿por qué pecar cuando me relaciono con una mujer?”
Durante mucho tiempo fui incapaz de romper esta lógica, que también fue reforzada por la predicación y el discurso religioso. Cuando finalmente comprendí que mi sexualidad es parte de quien soy y que no me aleja de Dios, al contrario, me acerca, mi relación con Él y mi autoaceptación comenzaron a cambiar. Descubrí que tiene una fuerza poderosa para decirme a Dios y a mí misma quién soy realmente y no podía ni quería ocultárselo al Padre, siendo una verdad sobre mí.
Tampoco sería justo vivir escondida detrás de relaciones heterosexuales por miedo, inseguridad o incluso comodidad. No sería justo pretender ser alguien que no soy solo para no “escandalizar” a alguien o peor aún, para evitar tener que enfrentar la realidad: miradas torcidas, juicios y prejuicios.
No es raro escuchar que las personas bisexuales son promiscuas, más propensas a engañar, indecisas, probando o en transición para decidir lo que realmente son, como si la sexualidad humana fuera simple, etiquetable y encajara en una caja con solo dos opciones. La verdad es que además de todo esto es solo mucho prejuicio, la bisexualidad (o cualquier otra no monosexualidad) es muy compleja.
Por un lado, nos enfrentamos a una sociedad muy lgbtfobica e intolerante y, por otro, a veces incluso entre las personas LGBTI +, está la eliminación de las personas bisexuales. Es obvio que es más cómodo para cualquier persona relacionarse dentro del status quo y no pasar por situaciones de violencia y privación por su sexualidad, pero eso no significa que los bisexuales siempre opten por estar en relaciones heterosexuales. Esta es otra falacia.
Cada grupo e individuo en la comunidad LGBTI + tiene sus especificidades, dificultades y puntos en común y de ninguna manera debemos permitir que una pelea borre a otra, compita y cree divisiones entre personas que ya están tan marginadas y abandonadas. Al contrario, nuestro deber es fortalecernos. Depende de todos, juntos y juntas, luchar por otro tipo de sociedad, en la que nuestros cuerpos y experiencias sean respetados y tengan plenos derechos como cualquier otro. Derecho a amar, a vivir, a disfrutar, a caminar, a rezar, a vestir o no, a envejecer, a regocijarse. Derecho a existir.
La autora es cristiana, bisexual, licenciada en lingüística, futura periodista y forma parte del equipo de comunicación de Evangélicxs por la Diversidad
Evangélicxs por la Diversidad es una red que reúne a personas y aliados/as LGBTI que se identifican como evangélicas y que entienden que la diversidad sexual y la identidad de género deben celebrarse como expresiones de fe y espiritualidad, y que independientemente del género o sexualidad, las comunidades de fe puede ser un lugar seguro para todos.
Publicado en http://novosdialogos.com/
Traducción: Con Efe Comunicaciones
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