
Ana Ruth Garcia Cárcamo: “El feminismo no me alejó de Dios, me acercó a su Justicia”

Entrevista de Claudia Florentin, exclusiva para Con Efe Comunicaciones.
Ana Ruth es una mujer hondureña, teóloga miembro de la Red TEPALI, pastora y feminista que ha dedicado su vida a articular su fe con la defensa de los derechos de las mujeres. Criada en un ambiente religioso ecuménico, desde muy joven fue testigo de las injusticias que sufren las mujeres dentro y fuera de las iglesias. Fundó y lidera Ecuménicas por el Derecho a Decidir, una colectiva que combina el activismo feminista con la espiritualidad. En esta entrevista, Ana quien fue reconocida esta semana con el Premio Per Anger Prize 2025, comparte su historia, sus luchas y su visión de un mundo donde la fe y la justicia de género caminen de la mano.
El Premio Per Anger es un galardón anual que se otorga en Suecia a personas u organizaciones que defienden los derechos humanos y la democracia.
- Se creó en 2004 en memoria del diplomático Per Anger, quien murió en 2002.
- El premio se entrega en forma de una obra de arte de plata.
Infancia y primeras experiencias en la iglesia
Con Efe: Ana, creciste en un entorno religioso muy marcado. ¿Cómo fue esa experiencia y qué cosas te hicieron cuestionar las estructuras de poder dentro de las iglesias?
Ana: Desde los 6 años, mi padre me enseñó a leer con la Biblia. Pasé por varias denominaciones, incluyendo una megaiglesia donde serví por 16 años. Pero desde la adolescencia, vi cosas que me dolieron. Recuerdo el caso de una niña amiga de 13 años, seducida y violada por el director del coro, un hombre casado de más de 30 años. La iglesia la culpó a ella, la expulsó, y a él solo le dieron tres meses de “castigo” alejado del coro. Eso me marcó: siempre éramos nosotras las pecadoras, mientras ellos eran protegidos. La Biblia habla de un Jesús que defiende a la mujer acusada, pero en la práctica, las iglesias repiten la opresión.
Honduras: Un país peligroso para las mujeres
Con Efe; Honduras tiene cifras alarmantes de violencia de género. ¿Cómo afecta esto a las mujeres, especialmente a las más vulnerables?
Ana: En 2023, 411 mujeres fueron asesinadas. Cada 23 horas matan a una mujer aquí. Somos el primer país feminicida de Latinoamérica y el quinto del mundo. El incesto está normalizado: las niñas son violadas por sus padres, tíos, abuelos… Y las leyes son permisivas: muchos agresores mayores ni siquiera van a prisión, tienen casa por carcel y eso les da impunidad. Además, se niega el acceso a anticonceptivos y a la pastilla aticoncpetiva de emergencia-´PAE. Grupos “provida” con amplias financiaciones judicializaron el uso de la PAE, e incluso han traídos “expertos” de España para cuestionar pruebas científicas de la OMS y son aceptados por la jueza del caso, que ahora sabemos es del Opus dei. Es un Estado violador de derechos.
De pastora a feminista: El camino hacia la liberación
Con Efe: Fuiste pastora metodista. ¿Qué te llevó a abrazar el feminismo?
Ana: Fui pastora por 9 años de la iglesia cristiana metodista quienes me apoyaron a estudiar en la UBL en Costa Rica, donde me certifiqué en teología. Trabajando con mujeres campesinas, organicé una rifa para financiar un sistema de agua ya que ellas no podían tener agua para sus cultivos que eran el sustento del hogar. Un misionero extranjero me gritó en plena asamblea: *“¡Esa rifa es pecado! Si quieren dinero, ¡que echen tortillas!”*. Para las mujeres pobres, hacer tortillas es de los únicos trabajos disponibles, pero es visto como “inferior”, en categorías clasistas. Ahí entendí que la iglesia también ejerce violencia económica y moral. El feminismo me liberó: me mostró que podía ser creyente *y* luchar contra la opresión.
Ecuménicas por el Derecho a Decidir: Fe y lucha colectiva
Con Efe ¿Cómo nació esta colectiva y cuál es su misión?
Ana: Tras ser excluida del pastorado en 2011, cofundé un observatorio de DDHH en la iglesia cristiana Agape donde aún estoy. Allí empecé a dar taller de DDHH y género, a desarrollar lo que había aprendido.
Años después empezamos el vínculo con Católicas por el Derecho a Decidir de México ya que ellas querian hacer algo con las creyentes de Honduras y allí se me ocurrió crear esta colectiva, con el nombre ecuménica ya que éramos de distintas confesiones.Fue con el enfoque de articular el feminismo con la fe. Ha sido hermoso este caminar y hoy el reconocimiento es un gran compromiso y una gran responsabilidad. Un compromiso agregado a nuestro activismo y nuestra labor. Y es una enorme responsabilidad ya que con quienes trabajamos son niñas, mujeres, docentes. Hemos sido las precursoras de las red pastoral y los diálogos interreligiosos.
Somos mujeres de distintas confesiones que unimos fe y feminismo. Hemos creado la primera agenda feminista para niñas y adolescentes, impulsado redes pastorales y enfrentado amenazas, intimidaciones político militares, desplazamiento forzado, presiones, ataques directos, incluso del jerarca católico más poderoso del país. Es un reconocimiento colectivo a nuestra tarea y es un compromiso más, grande y es decir a las hondureñas: “No están solas, hay gente acompañando, acuerpando. No las dejaremos solas” También es decir “No les hagan daño, respeten su integridad física”.
Este premio nos apoya y protege y se lo dedicamos a todas las mujeres hondureñas y principalmente a quienes son creyentes, que sí pueden luchar por sus derechos y pueden combinar su fe con la vida plena aquí y ahora, con plenitud de derechos
Un mensaje para las mujeres creyentes
Con Efe ¿Qué les dirías a las mujeres que dudan en conciliar su fe con el feminismo?
Ana: Que la Biblia no justifica la opresión. Jesús defendió a las mujeres, y nuestra fe debe hacer lo mismo. Ser feminista y creyente no es contradictorio: es seguir el ejemplo de un Dios que ama la justicia. A las hondureñas les digo: *“No callen, no están solas. Su lucha es sagrada”.
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Ana es un faro de esperanza en un país donde ser mujer y defensora de derechos es un acto de valentía. Su historia demuestra que la fe, lejos de ser un obstáculo, puede ser el motor de la liberación.
“El feminismo no me alejó de Dios—me acercó a su justicia”, afirma.
Su lucha, como la de muchas, sigue viva.
¿Se ven mujeres cristianas en espacios de poder?
Es un hecho que, en la mayoría de las comunidades religiosas, las mujeres han plantado cara a la fuerza adoctrinadora del patriarcado cristiano y tratan de ocupar puestos de liderazgo en las iglesias. “Veo el ministerio de las mujeres en las más variadas tradiciones religiosas como un testimonio de la posibilidad de un mundo mejor “, afirma Marinez Bassotto, obispa primada anglicana en Brasil, en una entrevista con CESE.
Para celebrar la vida de las mujeres y hablar de las mujeres cristianas en los espacios de poder, el 8 de marzo hablamos con Marinez Bassotto, de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil (IEAB), sobre la búsqueda de espacio de las mujeres cristianas dentro de las iglesias, rompiendo el lugar de la sumisión y alentando las luchas de las mujeres por un espacio igualitario en la sociedad. Con el auge de ideologías profundamente conservadoras que recortan los derechos fundamentales de las mujeres, es un gran desafío ser mujer y líderesa religiosa. Pero también abre muchas oportunidades: “Veo el ministerio de las mujeres en las más variadas tradiciones religiosas como un testimonio de la posibilidad de un mundo mejor, más equitativo, con más justicia, amor y paz. Esto es lo que intento testimoniar con mi ministerio”, afirma.
Marinez pasó a la historia como la primera obispa primada de su iglesia. Pero para llegar a este cargo, pasó por muchos procesos. En 2018, fue consagrada como la primera mujer obispa en ejercer este ministerio en la Iglesia Anglicana en América del Sur, allanando el camino para la elección de otras compañeras y en 2022 se convirtió en Obispa Primada, pionera de la Comunión Anglicana en el hemisferio sur. “Cuando participé en el proceso de elección, era plenamente consciente de que también estaba poniendo mi nombre a disposición a favor de la ordenación de mujeres “, afirma.
Para ella, la IEAB fue muy audaz e innovadora al permitir desde el principio el acceso de las mujeres a las tres órdenes sagradas. Aun con esta apertura, han pasado algo más de tres décadas y ninguna diócesis ha tenido el “coraje profético” de elegir a una mujer para el episcopado: “Creo sinceramente que el mayor reto ha sido romper esta barrera”, recuerda.
La realidad de la mujer en el ámbito eclesial
“En las Iglesias, la presencia y las acciones sociales están mayoritariamente en manos de mujeres, pero esto no se refleja de la misma manera cuando se trata de puestos de “gobierno” y espacios de decisión. En otras palabras, el empoderamiento de las mujeres en el ámbito eclesial es todavía una realidad lejana en algunas confesiones. “
En Brasil, según las últimas cifras del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), el 86,8% de los brasileños se declaran cristianos, incluidos evangélicos y católicos. De este contingente, las mujeres representan la mayoría. Hay cerca de 60 millones de católicas y unos 23,5 millones de evangélicas. Aunque las mujeres son más numerosas, son los hombres quienes ocupan los puestos de liderazgo en las iglesias, lo que puede contribuir a una política de dominación y control sobre la vida de las mujeres.
Mujeres cristianas en espacios de poder: no siempre es así
La toma de decisiones y las posiciones de poder de las mujeres están muy por detrás de las de los hombres debido a la sociedad patriarcal y estructural en la que vivimos, y esto no es diferente en la iglesia.
Contrario a la idea de sumisión, Marinez ejemplifica que las ordenaciones de mujeres contribuyen a romper el machismo en las iglesias y fortalecen la lucha de las mujeres en general:
“La elección de mujeres al episcopado en Brasil fortalece la lucha de las mujeres en toda América Latina e impacta la reflexión teológica y la vida eclesial tanto de la Iglesia Anglicana como de otras denominaciones cristianas. Esto estimula a las mujeres a seguir buscando ocupar más espacios de decisión en las iglesias, a crear espacios de discusión, capacitación y empoderamiento de otras mujeres internamente y en los movimientos ecuménicos, así como a apoyar e incentivar los movimientos sociales de resistencia y lucha por los derechos”.
Articulación y capacitación para mujeres cristianas
“Debemos alentar los movimientos sociales de resistencia y de lucha por los derechos, entre ellos los movimientos que buscan proteger los derechos de las mujeres y enfrentar y prevenir la violencia”.
Desde el momento en que las mujeres reconocen el sexismo y la reproducción de la violencia en el espacio de la comunidad de fe, comienzan a luchar y a organizarse. “Gracias a las luchas feministas, ya se han superado muchas barreras. Y aún quedan muchas por derribar”, dice Marinez. Son ellas las que sostienen sus iglesias. Visibles sólo en el trabajo de mantenimiento y organización de espacios, las mujeres se han cansado de la invisibilidad y el silenciamiento.
“Muchas han propuesto una nueva lectura bíblica de su papel en la familia y la comunidad religioso. No aceptan que se utilice la Biblia como recurso para justificar procesos de opresión y sometimiento”. Sobre este nuevo contexto, la obispa primada afirma que el crecimiento del fundamentalismo aumenta la discriminación y la violencia contra las mujeres, no respeta sus derechos y criminaliza sus luchas: “Muchas confesiones cristianas (o grupos conservadores dentro de ellas), lamentablemente de diversas maneras y en innumerables ocasiones, justifican esta discriminación e incluso refuerzan el sometimiento femenino utilizando la Biblia como justificación“.
En este sentido, hay un proceso de cambio en marcha, que ha permitido una mayor inclusión de las mujeres en los espacios de poder. Hay caminos posibles para deconstruir las interpretaciones patriarcales y sexistas que aún permean el cristianismo. La anglicana cree que la alternativa es continuar por el camino de articular y crear foros de discusión, formación y capacitación para las mujeres dentro de las iglesias y los movimientos ecuménicos. Y también actuar desde la perspectiva y defensa de los derechos: “Debemos alentar los movimientos sociales de resistencia y lucha por los derechos, entre ellos los movimientos que buscan proteger los derechos de las mujeres y que enfrentan y previenen la violencia “, señala.
Iniciativas ejemplificadas por Marinez, como el Servicio Anglicano de Diaconía y Desarrollo (SADD) y la plataforma online “Empower Your Sister”, se consideran instrumentos importantes para apoyar la lucha contra las desigualdades de género y la visibilidad de las acciones de las mujeres creyentes. Espacios donde dialogar sobre estas cuestiones y defender el derecho de las mujeres a ejercer su fe, sin perder de vista la lucha contra la violencia religiosa y la violencia doméstica, también contra las niñas.
Mujeres cristianas en movimiento
“Mi fe dialoga con la equidad y la justicia, el amor y la inclusión porque desde mi perspectiva son los pil
ares del seguimiento de Jesús. “
Desde el principio de mi andadura, la lucha por los derechos y la justicia para las mujeres siempre ha formado parte de mi ministerio. “Mi fe dialoga con la equidad y la justicia, el amor y la inclusión porque desde mi perspectiva estos son los pilares del seguimiento de Jesús. “.
Como ella, hay muchas otras que han redescubierto la Biblia a través de una lente feminista. También hay personas heridas por la violencia que encuentran inspiración en las historias bíblicas de mujeres para romper el silencio y el miedo. La fe y la religiosidad son ámbitos para la escucha, el acercamiento y la formación. Y cada vez son más las mujeres cristianas que aprovechan estos espacios para reverberar sus luchas.
Por eso, el 8 de marzo, “en defensa de los cuerpos, los territorios y las identidades”, las mujeres cristianas y ecuménicas de diferentes confesiones ¡también salieron a la calle! Llevaron sus convicciones y sus reivindicaciones de derechos, de más poder y decisión en la sociedad y de un mundo mejor para todas las mujeres.
Fuente: ALC Noticias- Traducción: Con Efe
Bertha Barolin: Un trabajo de hormiga
Recordamos a Bertha Barolin, una mujer de fe de la Iglesia Evangélica Valdense del Río de la Plata.
El rol de Asistente de Iglesia (rol para mujeres) fue una figura reconocida como un ministerio auxiliar en 1954 durante el Sínodo de la Chiesa Valdese italiana llevado a cabo en agosto. Por la forma de funcionamiento conjunto con el Río de la Plata, también tuvo validez para este Distrito (VII). A pesar de que hacía ya una década que en Italia se trataba el tema sin llegar a una definición concreta, no fue sino a partir de la solicitud desde el Río de la Plata a la Tavola Valdese que resuelva a la brevedad la situación del Ministerio femenino.
En el Río de la Plata, esto estaba relacionado con el trabajo que estaba llevando a cabo Inés Rostán como “ayudante de pastor” sin un encuadre administrativo ni profesional claro. Las discusiones acerca de la definición y el reconocimiento pastoral pleno de las mujeres se sostuvo por unos cuantos años. Finalmente, en 1960, Inés comienza su trabajo como Asistente de Iglesia, reconocida como tal, asimilada a una consagración pastoral. Le sucedieron Violeta Geymonat en 1965 y un año después Bertha Barolín y Gladys Bertinat.
(Extraído del trabajo de tesis realizado por la Lic. Aymará Pais Negrín). Fuente: Espacio Cultural Valdense. 29.03.2023.
Del Boletin La Voz Valdense, La Paz-San Gustavo, Entre Ríos, Julio 2023
Bertha, una hija de la comunidad valdense de La Paz, Entre Rios, Argentina, fue una mujer que realizó un trabajo silencioso, grano a grano, buscando un objetivo grande.
Las fuerzas de su pequeño cuerpo se multiplicaban en acciones de entrega. Una de las tantas tareas que realizó Berta en nuestra comunidad fue comenzar el trabajo de la Escuela Bíblica en Colonia Oficial, en el año 1946. Los sábados por la tarde, con sus hermanos, recorrían en sulky el largo camino que conducía hasta la casa de doña Susana Catalin, en C.Oficial, donde el domingo se juntaban los niños y niñas de la zona para la Escuela Dominical. (Reseña histórica 50 años CO) .
Trabajó en las Escuelas de Vacaciones “Se ha podido realizar nuevamente las Escuelas de Vacaciones, han estado bajo la dirección de la señorita Bertha Barolin G; ha tenido un buen grupo de cooperadoras. …. se realizaba en la Villa S.G. pero en este año se ha podido hacer en dos nuevos lugares; en Centro y en La Paz. Se han tenido 94 alumnos inscriptos.” (Memoria Anual 1960).
Otra tarea fue la lectura y estudio de la Biblia que realizó con un grupo de mujeres que acudían con un interés genuino, en P. San Gustavo: “Trabajo en Villa San Gustavo: Se intentará, con la ayuda de Bertha Barolin, hacer conocer la Biblia y la manera mas provechosa de leerla”. (Acta Consistorio, abril 1982). Como Asistente de iglesia Bertha realizó innumerables tareas a nivel rioplatense.
En la década del 60, trabajando en el Centro Social El Pastoreo, de Rosario, Uruguay, estuvo en la creación de la biblioteca para quienes concurrían al Centro. En su memoria, la biblioteca de ese Centro lleva el nombre de Bertha Barolin.
Premio “Mujeres Construyendo Paz 2022” a la colombiana María Eugenia Mosquera Riascos
En 1991, María Eugenia Mosquera Riascos era hija de agricultores en una de las regiones más pobres y violentas de Colombia, y sobrina de un querido tío que trabajaba con un movimiento de justicia católica que protestaba contra la corrupción de los funcionarios locales. Cuando un escuadrón de policía mató a su tío en una redada nocturna, dice, la familia temía incluso enviar a alguien para identificar su cuerpo al día siguiente. Fue María Eugenia, de 17 años, quien acudió a la morgue a reclamar su cuerpo, deformado por disparos. “Cuando trajimos su cuerpo a casa, le prometí que seguiría su camino de lucha por la justicia para todas las personas”, dice ella. Ese voto ha definido su vida.
Veintidós años después, Maru, como la conocen sus amigos y vecinos, ayuda a liderar una red de 140 organizaciones cívicas y comunitarias que trabajan para construir la paz en medio del conflicto civil más largo y mortífero del hemisferio occidental. Estos grupos de base se oponen a la violencia de facciones armadas y organizaciones criminales y narcotraficantes en sus territorios rurales en 14 de los 32 departamentos de Colombia. La red, Comunidades que Construyen la Paz en Colombia (conocida localmente como CONPAZCOL ), es parte de la lucha de Colombia de seis años para implementar el acuerdo de paz de noviembre de 2016 entre el gobierno y el grupo rebelde más grande del país, las FARC-EP, y para establecer medidas de seguridad. y una gobernanza eficaz en amplias zonas del país.
El mayor impulsor de la continua violencia en Colombia es la corrupción de una economía y un sistema político alimentados por el comercio ilegal masivo de drogas, declaró la comisión de la verdad de Colombia en junio. Después de protestas públicas masivas el año pasado por la corrupción, la pobreza y otros agravios, el gobierno recién elegido del presidente Gustavo Petro promete fortalecer el esfuerzo nacional de consolidación de la paz. Sin embargo, investigadores independientes de la sociedad civil descubrieron este año que más de un tercio de los distritos del gobierno local de Colombia tienen alguna presencia de facciones armadas y corren el riesgo de sufrir violencia.
El departamento natal de Maru, Cauca, se extiende desde las exuberantes y escarpadas montañas del interior de Colombia hasta la costa del Pacífico, la región más violenta de Colombia . Cauca ha sido un vórtice de las décadas de guerra y es una importante ruta de tráfico para las bandas criminales de narcotraficantes. Hasta marzo de 2022, hombres armados habían asesinado a 1.327 activistas sociales o de derechos humanos y a 182 mujeres líderes desde la firma final del acuerdo de paz con las FARC, según Indepaz , un centro de investigación colombiano, y Cauca había sufrido la mayor cantidad de asesinatos de este tipo de todos los departamentos colombianos. Un enviado de derechos humanos de la ONU advirtió en agosto que el Cauca es especialmente peligroso para activistas como Maru, que denuncian la corrupción de las élites.
Ayudando a las víctimas de la guerra a construir poder
Durante años, el trabajo de Maru ha sido reunir, capacitar y energizar a las víctimas de la guerra de Colombia, en particular mujeres, comunidades marginadas de agricultores y trabajadores, afrocolombianos e indígenas, para lograr la restitución de las pérdidas, defender sus derechos humanos y resistir sin violencia. esfuerzos de grupos armados o criminales para tomar el control de sus territorios. Ganar tales batallas sin armas requiere una combinación de protestas públicas, presión contra las autoridades y las élites, juicios y negociaciones, y el coraje de persistir frente a amenazas y ataques.
Durante años, en medio de la guerra de Colombia, élites poderosas han robado tierras de comunidades pobres o minoritarias para construir plantaciones o ranchos lucrativos. Maru y sus colegas son parte de una amplia campaña para revertir esas incautaciones. “He visto la alegría de las personas que habían sido desplazadas por la fuerza, cuando ganaron el derecho a regresar a casa”, dijo en una entrevista. Estos incluyen “comunidades cuyas tierras fueron robadas por una gran empresa para construir una plantación de aceite de palma”.
Una de sus misiones más apasionantes, dice Maru, es ayudar a los niños que se han visto obligados a unirse a las facciones armadas para que las abandonen y regresen a las escuelas y estudios universitarios que puedan ofrecer a los jóvenes la esperanza de una vida más productiva.
“No tenemos que seguir siendo víctimas”, dijo Maru. “Podemos construir nuestros métodos para resistir a los grupos armados y crear comunidades sin miedo”. Su organización ha sido una defensora tan efectiva de los derechos de las víctimas de la guerra que fue invitada a ayudar a representar los intereses de las víctimas en las negociaciones en La Habana, Cuba, que dieron como resultado el acuerdo de paz de 2016. Esa misma eficacia ha atraído amenazas de muerte de grupos armados, uno de los cuales mató en 2017 a una de sus amigas y compañeras más cercanas, una mujer que había sido madrina de la hija de Maru.
Un paso vital: reforzar los roles de las mujeres
Maru y la comunidad establecida de mujeres vigorosas constructoras de paz de Colombia son emblemáticas del papel crítico y creciente de las mujeres en la negociación, mediación, organización e implementación de procesos de paz en todo el mundo. En los años previos al acuerdo de paz de Colombia de 2016, redes de mujeres mediadoras en todo el país negociaron cese al fuego local y liberaciones de rehenes por parte
de grupos armados. Las mujeres formaron un tercio de los negociadores en las conversaciones de La Habana.
“Esas charlas fueron pioneras en la inclusión de mujeres”, señaló Tonis Montes, experto de USIP en Colombia. “130 de las 578 disposiciones del acuerdo abordan específicamente las cuestiones de género en el conflicto. El liderazgo de las mujeres sigue siendo vital en la labor de implementación del acuerdo, y María Eugenia lo está brindando en una de las regiones más violentas del país”.
A principios de este siglo, una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU ( RCSNU 1325 ) consagró lo que muchos gobiernos, investigadores y constructores de la paz de primera línea habían declarado durante años: que los conflictos violentos no pueden reducirse sin la plena participación y liderazgo de las mujeres en los gobiernos, las instituciones internacionales y la sociedad civil. sociedad. Sin embargo, más de 20 años después, nuestro mundo está rezagado en la implementación de ese principio, conocido como la “ Agenda de Mujeres, Paz y Seguridad ”. Con mucha frecuencia, las mujeres son confinadas a roles simbólicos o directamente amenazadas por insistir en ser escuchadas.
Las “represalias, la violencia, las amenazas y los ataques cada vez mayores contra las mujeres y las niñas, tanto fuera de línea como en línea” han tenido como objetivo a las defensoras de los derechos humanos, periodistas, constructoras de la paz y otras “mujeres y niñas en entornos afectados por conflictos y crisis, sobre todo en Afganistán , Colombia, Etiopía, Myanmar, Sudán, Siria y Yemen”, declaró este mes el consejo coordinador de políticas de la Unión Europea .
USIP estableció su Premio Mujeres Construyendo la Paz para acelerar el papel de las mujeres en la construcción de la paz en todo el mundo, y el consejo asesor de 18 miembros del Instituto eligió a Maru como la tercera ganadora del premio, después de Rita Lopidia de Sudán del Sur y Josephine Ekiru de Kenia . “Los logros extraordinarios, frente a la violencia, de mujeres como Maru y otras finalistas del premio —de Uganda, Siria y Yemen— ilustran los triunfos, pero también los obstáculos inaceptables y continuos para las mujeres como líderes en la construcción de la paz y la justicia a partir de guerras”, dijo Kathleen Kuehnast, quien dirige los programas de USIP en apoyo de las mujeres constructoras de paz.
Para Maru, 30 años de construir sobre los ejemplos de su tío y otros que la inspiran ha forjado un mensaje que ofrece a las niñas y mujeres jóvenes.
“Nunca debemos dejar de luchar por el respeto a los derechos de las mujeres”, dijo. “Nuestras hijas deben creer en sí mismas y saber que tenemos mucho poder para cambiar el mundo para que los hombres no manipulen a las mujeres. Todas deberíamos saber que las mujeres podemos unirnos, cuidándonos unas a otras, para controlar nuestras propias vidas, para sostener los legados de las mujeres que han luchado por nuestros derechos, y para avanzar más en ese mismo camino. De esta manera podremos lograr nuestro sueño de vivir en justicia y paz, libres de represiones y violencias y hegemonías patriarcales, no solo en Colombia sino en el mundo entero”.
Fuente: https://www.usip.org/
Traducción: Con Efe
Esta es mi historia: relatos sobre violencia obstétrica en la adolescencia
El maltrato hacia la persona gestante durante el embarazo, el parto y el post parto, es mucho más habitual de lo que se cree. Y cuando hablamos de adolescentes madres o padres, estas cifras crecen aún más. Desde Fundación Kaleidos crearon un podcast con el objetivo de visibilizar esta realidad y brindar un espacio de sensibilización para la prevención de la violencia obstétrica en adolescentes.
De la mano de muchos testimonios de adolescentes que sufrieron violencia obstétrica, y guiados por Félix, Isaak, Akemi y Mora, adolescentes promotores en ESI, los y las invitamos a escuchar el podcast “Esta es mi historia: relatos sobre violencia obstétrica en la adolescencia”.
En el primer episodio contamos qué es la violencia obstétrica para los y las que nunca escucharon hablar de esto, o escucharon poco, y hablamos acerca de porqué cuando la persona gestante es adolescente, estas situaciones son más frecuentes y graves y qué consecuencias tiene. Para evitar la violencia obstétrica, hablamos de la no discriminación y de la importancia de erradicar las burlas, humillaciones o palabras hirientes ¡y que se respeten las decisiones de las personas gestantes sobre su parto! Decisiones que tienen que ser informadas y acompañadas de una previa charla por parte de los y las médicas sobre qué métodos y opciones tienen las adolescentes. La libertad de elección y de acceso a la información, es parte de sus derechos.
En el segundo capítulo hablamos de violencia obstétrica psicológica. Un tipo de violencia más difícil de detectar porque es invisible y naturalizada, y está conformada por los comentarios hirientes, humillaciones y presiones ejercidas hacia las adolescentes mamás y también, hacia los adolescentes papás. En este capítulo te contamos acerca de las consecuencias de este tipo de violencia y por qué la exclusión de los adolescentes varones del proceso de pre parto, parto y pos parto es violencia. Si visibilizamos e informamos, damos lugar a que se pueda revisar el vínculo que tienen los y las profesionales de la salud con los y las adolescentes y brindamos las herramientas a estos/as últimos/as para que puedan decidir cómo transitar sus partos.
Cuando se expone a las personas gestantes a procesos médicos invasivos, o cuando se realizan prácticas sin control o innecesarias, hablamos de violencia obstétrica física. A veces, las personas reciben medicación que no necesitan o no reciben el tratamiento adecuado. Qué consecuencias tiene esto en las personas gestantes adolescentes y cómo prevenir estas situaciones, te lo contamos en el tercer episodio de “Esta es mi historia: relatos sobre violencia obstétrica en la adolescencia”.
Socialmente se piensa que el ser mamá está asociado al dolor, al sacrificio y al sufrimiento. Sobre todo, en el momento del parto y post parto. Esto, sumado a la falta de información, lleva a que muchos y muchas adolescentes no se den cuenta que están siendo víctimas de violencia, por ello la importancia de visibilizar esta problemática. Además, es necesario el consentimiento de los y las adolescentes para todas las prácticas médicas que vayan a realizarse sobre sus cuerpos, y para ello deben estar bien informados/as. Estar acompañados/as y contenidos/as por quienes ellos/as desean, es muy importante también.
La violencia obstétrica puede tomar muchas formas. Comunicar, escuchar y denunciar, son las claves para erradicarla.
¿Qué es la violencia obstétrica?
La violencia obstétrica es aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo, los procesos reproductivos y la emocionalidad de las mujeres y personas gestantes. La Ley Nº 26.485 (de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollan sus Relaciones Interpersonales) la define como “aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de medicalización, y patologización de los procesos naturales”.
¿Existen distintos tipos de violencia obstétrica?
Sí. Se las cataloga formalmente en dos grupos: violencia física y violencia psicológica.
La violencia física son todas aquellas acciones innecesarias o inapropiadas y/o no informadas o no consentidas que pueden afectar a la persona gestante. Por ejemplo, tactos vaginales innecesarios o realizados sin respetar la intimidad, episiotomía por rutina y no por necesidad y maniobras que están prohibidas. También el uso de medicaciones y sueros para acelerar el parto son ejemplos de violencia obstétrica. Otros ejemplos, son no permitir a la persona gestante decidir en qué posición desea parir y la realización de cesáreas innecesarias.
Como violencia psicológica podemos considerar al trato irrespetuoso o insultante y la violación de la intimidad. Algunas frases ofensivas que denotan violencia son “te gustó tener relaciones y ahora te quejas” y “no hagas un escándalo”. Impedir que la persona sea acompañada por su pareja o persona de confianza y/o separarla de su hijo o hija sin necesidad, también es violencia.
¿Qué pasa cuando se ejerce violencia obstétrica en adolescentes?
En muchos casos, la edad de la persona gestante profundiza la violencia que ejerce el personal de salud sobre los y las adolescentes. Esta se agrava producto de los estigmas que recaen sobre adolescentes papás y mamás y por la asimetría que se genera entre el o la profesional y el o la adolescente. Quedan marcas psico emocionales y físicas muy profundas que impactan directamente en el vínculo con la o el hijo, la lactancia, la relación con el cuerpo, los procesos sexuales y reproductivos y en la calidad de vida en general (pérdida de autoestima, miedos, etcétera) de la mujer o persona gestante. Además, los y las adolescentes se alejan del sistema de salud reforzando la vulneración de derechos y las barreras de acceso.
¿La violencia obstétrica es violencia de género?
Sí. La ONU, la Corte Interamericana de Derechos Humanos y la Ley Nº 26.485 (de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los Ámbitos en que desarrollan sus Relaciones Interpersonales) reconocen a la violencia obstétrica como violencia de género contribuyendo con el avance en la lucha contra los distintos tipos de violencia que muchas mujeres experimentan y que son invisibilizadas.
¿Por qué la violencia obstétrica viola los derechos humanos?
Porque la violencia contra la persona gestante durante la atención de la salud reproductiva y el parto en hospitales amenaza los derechos a la vida, la salud, la integridad física, la privacidad, la autonomía y a la no discriminación.
¿Qué es el parto respetado?
Para que una persona gestante viva un parto respetado y sin violencia se la debe atender respetuosamente, garantizando su dignidad, confidencialidad y privacidad. Se debe establecer una buena comunicación con el personal de salud brindando apoyo continuo durante el trabajo de parto y el post parto. No se debe emitir ningún comentario que dañe la integridad física y emocional de las personas y para toda intervención médica o quirúrgica, se debe pedir consentimiento voluntario. Se debe permitir que la persona participe en la toma de decisiones sobre el manejo del dolor decidiendo si desea o no analgesia epidural y la postura en la que quiere dar a luz.
Los derechos de las madres y padres y los bebés en el momento del nacimiento son tan importantes que merecieron el respaldo de una Ley Nacional, la 25.929. Esto significa que rige en todos los lugares del país. La ley garantiza, entre otros, el derecho a: un parto normal, que respete los tiempos de la persona; la no discriminación y el respeto por la intimidad; elegir al acompañante durante el trabajo de parto, el parto y el posparto; que el bebé esté al lado de la madre durante toda la internación (a menos que necesite cuidados especiales); que la persona gestante y su familia reciban toda la información necesaria, en un lenguaje claro, sobre tu estado y la evolución del parto y del bebé.
¿Qué leyes amparan a las personas en situaciones de violencia obstétrica?
La Ley Nº 25.929 (de Parto Humanizado) que establece los derechos de las personas gestantes y la Ley Nº 26.485 (de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales) que contempla a la violencia obstétrica como violencia de género.
¿Qué le pedimos al Estado?
La violencia obstétrica no es invisible para las personas embarazadas que la experimentan por eso hay que reconocer a la violencia obstétrica como una violación de derechos humanos y hacer cumplir la obligación de los gobiernos de respetar y proteger los derechos de las personas embarazadas durante el embarazo, el parto y el posparto. Pedimos a los gobiernos que aborden la violencia obstétrica contra las mujeres en los centros de salud y adopten medidas prácticas y legislativas para prevenir, prohibir, sancionar y reparar estos actos.
¿Qué podemos hacer para cuidar a los y las adolescentes?
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Sensibilizarnos como adultos/as que trabajamos con adolescentes para fortalecer una mirada empática.
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Acompañar desde las instituciones de salud reconociendo las singularidades de cada adolescente.
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Compartir buenas prácticas con colegas, socializar información actualizada con los equipos y denunciar la violencia.
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Brindar información a los y las adolescentes acerca de sus derechos (sobre todo lo que respecta a la Ley de Parto Humanizado).
El modo en que los/as adultos/as acompañamos a los/as adolescentes repercute en su salud y la de sus hijos/as. Hagamos cumplir la Ley de Parto Humanizado que garantiza el respeto de los derechos de las personas gestantes, los/as niños/as y sus familias en el momento del nacimiento.
Algunos números
Según el primer Índice Nacional de la Violencia Machista, en Argentina el 77% de las mujeres aseguró haber sufrido violencia obstétrica. Al 10% de las mujeres o personas gestantes las discriminaron durante el parto, al 70% la llamaron con sobrenombres, el 41% recibió burlas, al 55% le hicieron sentir que ponía en peligro a su hijo/a y al 27% la amenazaron (OVO, Las Casildas, 2019). Según un informe del Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género (OVyDRG) del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación, el trato deshumanizado es la principal causa de denuncia, las denuncias por violencia obstétrica se refirieron principalmente a instituciones privadas (64% y 60%, respectivamente) y las jurisdicciones de las que provino la mayor cantidad de denuncias fueron Buenos Aires (42.3%), CABA (26.9%) y Córdoba (9.6%).
Información útil
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Si necesitas asesoramiento o queres hacer una denuncia podés comunicarte de manera gratuita las 24 hs., los 365 días, al 144.
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Estatuto a seguir para la atención a adolescentes en condición de embarazo, parto y puerperio.
Yusimil Carrazana, la médica dedicada a la salud de los hombres trans en Guatemala
La doctora Yusimil Carrazana es una de las pocas personas en Guatemala -y probablemente en América Central- dedicada a la atención médica de personas transmasculinas (hombres trans) y personas asignadas femenino al nacer.
Yusimil Carrazana llegó hace 14 años temporalmente a Guatemala con una brigada de médicos cubanos, pero terminó quedándose en este país centroamericano. Allí se enamoró de un hombre trans y de la medicina al servicio de las personas trans.
Consultorio médico: ese lugar impersonal, de paredes blancas, temperatura polar e iluminación de neón que nos hace sentir vulnerables. Sin embargo, la sensación la viven con más intensidad las personas trans para quienes visitar un doctor muchas veces implica estrellarse contra una pared de ignorancia, prejuicios y discriminación.
A menos que al entrar a ese consultorio brille desde el escritorio la sonrisa cálida de la doctora Yusimil Carrazana, médica cubana especializada en medicina familiar, quien atiende en Ciudad de Guatemala el consultorio del Colectivo Trans-Formación y la REDCAHT+ (red americana de hombres trans y personas disidentes del género femenino asignado al nacer, integrada por: El Salvador, Honduras, Costa Rica, Uruguay, Perú, República Dominicana, Nicaragua, Brasil, Panamá y Cuba).
Yusimil Carrazana es una médica cubana especializada en medicina familiar, quien atiende en Ciudad de Guatemala el consultorio del Colectivo Trans-Formación.
La doctora Yusimil Carrazana es una de las pocas personas en Guatemala -y probablemente en América Central- dedicada a la atención médica de personas transmasculinas (hombres trans) y personas asignadas femenino al nacer.
La brigada médica con la que la doctora Yusimil llegó a Guatemala, la llevaría a abstenerse de ir a Cuba, su país natal, por una década. Pero también la llevaría a enamorarse de un hombre trans y a dedicar su profesión al cuidado de las personas trans.
Ella llegó como integrante de una brigada de médicos cubanos que ese gobierno envió a Guatemala en 2009. En ese entonces fue designada para atender pacientes en el municipio de Yupiltepeque, en el departamento de Jutiapa, al suroriente del país.
“Recuerdo que el consultorio quedaba al frente de un cementerio y una de las primeras memorias que tengo de mi llegada a Guatemala es la de una celebración de Día de los Muertos. Yo pensaba: ‘¡Pero cómo! ¿Una fiesta en un cementerio? ¿Por qué no respetan?’. Con el tiempo aprendí que era todo lo contrario: una ceremonia respetuosa y muy bella, para honrar a los seres queridos. Hoy en día en mi casa celebramos el Día de los Muertos, así como en la película Coco, ¡me fascina!”, dice la doctora Yusi, como es más conocida.
Pero ese sería sólo el comienzo de muchos cambios que trajo Guatemala a su vida: también dejaría la brigada médica, tendría que abstenerse de ir a Cuba (su país natal) por una década, se enamoraría de un hombre trans y dedicaría su profesión al cuidado de las personas trans.
Desde su consultorio -también blanco, también ascético pero inundado por la calidez de su personalidad- la doctora Yusi habló con Sentiido entre lágrimas de nostalgia y satisfacción acerca de su historia personal y profesional.
Puede leerse completa aquí: https://sentiido.com/yusimil-carrazana-la-medica-dedicada-a-la-salud-de-los-hombres-trans-en-guatemala/?ct=t(RSS_EMAIL_CAMPAIGN)
Berta Cáceres, compañera y madre
Escrito por Cirenia Celestino Ortega, CIMAC-
Asistí al foro La Comunicación: Piedra Angular de la Justicia Social, convocado por la Asociación Mundial por la Comunicación Cristiana (WACC por sus siglas en inglés), realizado en esta ciudad y que convocó a comunicadoras y comunicadores de América Latina (WACC AL) para dialogar sobre el papel de la comunicación para reducir las brechas sociales. Al encuentro asistió Berta Zúñiga Cáceres, la segunda hija de cuatro (tres mujeres y un hombre) de la defensora Berta Isabel Cáceres Flores, asesinada el 3 de marzo de 2016.
Berta Cáceres fue una defensora hondureña de los Derechos Humanos y recursos naturales del pueblo Lenca y fundó el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh). Su resistencia frente a la imposición del proyecto “Agua Zarca” de la empresa hidroeléctrica Desarrollo Energéticos S.A. (DESA), propiedad de la familia Atala Zablah, con el objetivo de detener su construcción, fue la causa de su asesinato.
El 5 de julio de 2021, la Sala 1 del Tribunal de Sentencia con Competencia Nacional en Materia Penal de Honduras declaró culpable al exoficial militar y ex directivo de la Empresa Desarrollos Energéticos S.A. (DESA), Roberto David Castillo Mejía como coautor del delito de asesinato en perjuicio de la defensora hondureña, y el 20 de junio de 2022, un tribunal hondureño condenó a 22 años y medio de prisión.
Berta, hija, vivió en México mientras cursaba la maestría en estudios latinoamericanos y debió regresar a Honduras tras el asesinato de su madre cuando asumió la coordinación general del Copinh.
En esta ciudad pude conversar con ella. Berta se refiere a su madre como compañera “creo que ella fue una maestra de muchos y muchas de nosotras parte del Copinh. Así que sabemos que mi compañera –toma un fuerte respiro- sí somos compañeras porque somos y estamos en el mismo proceso de lucha”.
Cirenia (CCO)- No hace falta presentar a la resistencia de Berta, pero, para ti, como tu madre ¿quién fue Berta Cáceres?
Bertha (BZC)- Yo creo que definirla siempre es un poco complejo por todas las luchas que desarrolló durante su vida, pero bueno ella siempre se definió como parte de coordinadora de Cophin. Durante los últimos años de su vida porque pues las coordinaciones han ido rotándose a lo largo de la historia de nuestra lucha. Ella era parte del pueblo lenca, un pueblo que estamos en el sur occidente de Honduras. Fue una luchadora social en muchos ámbitos que trabajó por el proyecto refundacional en Honduras. También es una mujer que creía en la justicia para las mujeres y los cuerpos diversos que de alguna otra manera hemos sido sometidos a lo largo de la historia.
CCO: Cuando una voz es silenciada, ¿Qué pasa con el movimiento que encabeza? ¿Qué ha pasado tras el asesinato de Berta Cáceres?
BZC: Bueno, nosotras siempre decimos que fue un error de los de los asesinos de la compañera Berta, pensaron que sin estar ella se iba acabar el proceso y la resistencia, eso muestra que realmente no conocen cómo operan y trabajan nuestros pueblos. La lucha del Copinh continúa y reúne a diferentes expresiones de resistencia de las comunidades del pueblo lenca que son muchas, no es una comunidad, son muchas comunidades que han tenido un proceso organizativo de análisis de reflexión que continúa en defensa de los ríos, de los territorios y de la justicia social.
CCO: ¿Cuáles son las demandas centrales del pueblo lenca en la actualidad?
BZC: Primero es el reconocimiento por parte del Estado de la posesión sobre la tierra a las comunidades lencas y a las comunidades indígenas en general en Honduras. Ya que sabemos que gran parte de la vulneración de nuestros derechos nace porque se han expulsado a las comunidades o gran parte de los territorios y, aunque las comunidades siguen viviendo ahí, sus territorios se están vendiendo ilegalmente, ilegítimamente.
Reivindicar este derecho territorial es muy importante y, lógicamente, el derecho integral a nuestros derechos, sobre todo el derecho a ser consultados de manera libre, previa e informada.
También, se revierte el modelo de concesionamiento e ilegítimo que se dio bajo el Golpe de Estado que produjo que por lo menos durante el 2010 y 2014 se metieran 51 concesiones para la generación de energía solo en la comunidad del pueblo lenca.
CCO: ¿Cuál es el papel de las mujeres y el tuyo específicamente en esta exigencia?
BZC: El papel de las mujeres siempre ha sido el promover la organización en defensa de la vida, siempre pensando en las futuras generaciones, sabemos qué es lo que está en juego, son los territorios y sin la Tierra sin esos territorios pues la vida del pueblo lenca prácticamente desaparecería. Es una ardua tarea actualmente para las mujeres la preservación de los territorios y otra más es la preservación de la cultura.
Sabemos que el centro de la resistencia del pueblo lenca siempre ha sido su relación con la tierra y los seres humanos, relación de respeto, de armonía, de convencimiento, de que sin la tierra y sin todo lo que significa pues no seríamos un pueblo.
También, el articular con otras organizaciones y espacios para llevar la voz del pueblo lenca y aprender de las diversas experiencias de lucha.
COO: ¿En qué momento está la lucha del pueblo lenca?
BZC: Hace cerca de 10 meses tuvimos un cambio de gobierno después de 12 años de Golpe de Estado, entonces hay un nuevo escenario político sin duda para Honduras. Sin embargo, la lucha es de los pueblos y nos va a cambiar con un gobierno. Es contra un modelo de despojo de concesionamiento que es extractivista.
Sabemos que esos oligarcas, como los que asesinaron a nuestra compañera Berta Cáceres, son los que están interesados en el despojo de nuestros territorios pues tienen sus fichas dentro del gobierno y son un poder real, un poder fáctico que sigue operando y que no ha sido desmantelado y eso es parte digamos de la lucha por justicia para nuestra compañera Berta Cáceres.
El pueblo lenca, somos escépticas de que se pueda revertir el modelo de concesionamiento ilegal. Nuestra demanda ha sido la cancelación de la concesión sobre el río Gualcarque, el proyecto hidroeléctrico que estuvo vinculada toda la violencia en la comunidad de Río Blanco. No hemos tenido respuesta.
De la experiencia latinoamericana hemos aprendido la importancia de la beligerancia de las luchas en cualquier escenario y nosotras no vamos a retroceder en esas demandas de justicia integral para nuestras comunidades.
CCO: ¿Hay avances en el caso del asesinato de Berta?
BZC: Podríamos decir que parcialmente en el sentido de que pues hemos logrado la condena de ocho personas, cinco de ellas vinculadas con ser m
ilitares o ex militares y eso muestra el patrón de operaciones del asesinato de los liderazgos sociales en Honduras. Sin embargo, no se trata de un número, es claro, en esta causa se ha tenido la oportunidad, como muchos otros pocos procesos en América Latina, de tener las evidencias de quiénes son los asesinos, en este caso se sabe quiénes son los autores intelectuales.
Sabemos que hay cambios estructurales que hacer a partir del asesinato de nuestra compañera Bertha Cáceres. Ninguna de las sentencias que se han logrado hasta ahora estas 8 personas están firmes aún están expuestas a casaciones y que esos resultados que han sido una fuerza colectiva de personas y organizaciones que se han sumado. Que pudiera revertirse no sería algo extraño en Honduras.
Han pasado seis años desde su asesinato, varios años desde la culminación del primer juicio, parte eso de la violación a los derechos de la víctima: al retraso, al proceso de Justicia, esa justicia tardía que vulnera los derechos de quienes hemos sido afectadas con ese vil crimen.
Estamos en espera tratando de siempre impulsar acciones de también compartir estas grandes causas por las que ella murió: en defensa del río Gualcarque y en defensa de los derechos del pueblo lenca pues todavía no se ve una real voluntad política de poder resolverlas.
Berta Zúñiga Cáceres, ha declarado que el Banco de Desarrollo Holandés (FMO) pagó más de un millón de dólares a la empresa DESA dos días antes del asesinato de su madre por lo que se ha sumado una denuncia contra FMO.
En América Latina, ser mujer, ser indígena y ser defensora ambiental significa una triple amenaza que deben enfrentar para sobrevivir. Global Witness documentó el asesinato de 145 defensores ambientales en la región tan solo en 2020, 60 por ciento de todos los registrados a nivel mundial, de los cuales quince eran mujeres y, de ellas, siete eran indígenas. Esta última cifra es preocupante si se toma en cuenta que los pueblos indígenas representan un 5 por ciento de la población mundial.
Cuando su madre fue asesinada, tenía medidas cautelares que las protegían. Berta hija sabe del riesgo en que vive “nadie se salva en Honduras”, pero confía.
Iglesia latinoamericana: “No es voluntad de Dios el papel de sumisión de la mujer”
Entrevista de Maricel Drazer para DW-
“Las iglesias estamos haciendo autocrítica para deconstruir esa adecuación que tuvimos a un modelo totalmente machista y patriarcal”, sostiene la pastora evangélica luterana Mariela Pereyra.
Mariela Pereyra es pastora de la Iglesia Evangélica Luterana Unida —que nuclea a las iglesias de Argentina y Uruguay—, de la que también es su vicepresidenta.
Es, además, la única representante latinoamericana en el Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias, que reúne a más de 350 iglesias cristianas, de más de 120 países.
DW dialogó con esta mujer de mirada clara, carácter fuerte, y agenda más que nutrida, nacida hace 50 años junto a las costas de Mar del Plata, y que hoy vive en Buenos Aires, junto a su marido, también pastor, y a sus tres hijos. Y que, por cierto, no recurre a eufemismos para sentar postura.
DW: Usted es la única integrante latinoamericana del Comité Ejecutivo del Consejo Mundial de Iglesias: ¿cuáles son las características propias de las iglesias del continente?
Mariela Pereyra: Las iglesias latinoamericanas tienen un enraizamiento cercano al tema de la defensa de los derechos humanos, a la lucha por la tierra, por el medioambiente y contra el extractivismo. Hacemos una lectura crítica de lo que es la situación ambiental, porque no se trata solamente de decir “la tierra está sufriendo”, sino de ir detrás de por qué está sufriendo, de qué ha hecho el ser humano con esta creación que Dios nos ha dado, del mal uso y el abuso de los recursos para llegar a esta situación actual. Porque esto no es voluntad de Dios: es acción humana, y es la sobreexplotación por parte de las grandes potencias de los recursos naturales, sin una visión de cuidado y de renovación.
Las tensiones sociales están muy presentes en toda Latinoamérica y las iglesias tienen una voz profética y de denuncia sobre muchos atropellos que nuestra gente sufre, sea o no miembro de la iglesia.
¿Cuál es el rol actual de la mujer en las iglesias de Latinoamérica, si bien no se puede generalizar?
Muchas iglesias tienen liderazgo de mujeres. Hace entre 40 y 60 años que empezaron a ser ordenadas las primeras mujeres ministras. El liderazgo femenino va llegando. Y no es una cuestión fortuita, sino el resultado de muchas mujeres que han luchado, que han tomado la Biblia y han asumido que noes voluntad de Dios el papel de sumisión de la mujer, sino que es una construcción humana. Nosotros decimos que es el “pecado estructural del sexismo”, donde la mujer es inferior al varón.
¿De manera que el machismo y el sexismo no están “prescritos” desde los inicios mismos del cristianismo, desde las Escrituras?
Yo diría, y lo puedo afirmar teológicamente, que estos están presentes solo desde la hermenéutica (N.d.l.R.: interpretación de los textos sagrados) que algunos aplican sobre las Escrituras, porque si uno lee los Evangelios con herramientas críticas, se da cuenta de que Jesús siempre tuvo en su movimiento a mujeres, tuvo una “apóstola”, que fue María Magdalena, a la que la Historia ha borrado, la ha dejado de nombrar, pero que fue una de los apóstoles de Jesús. Y, además, el hecho más simbólico, es que el anuncio de la Resurrección, que es la cuna de la fe cristiana, fue hecho en boca de mujeres, y esto incluso cuando, en el tiempo de Jesús, las mujeres no tenían el mismo estatus jerárquico y social que los varones.
¿Cómo evalúa, sin embargo, el accionar de las iglesias en relación con los derechos de las mujeres?
Bueno, también tenemos que hacer autocrítica todas las iglesias, y reconocer que hemos sustentado, y seguimos muchas veces sustentando, un discurso de desvalorización de las mujeres. Y que eso implica, en consecuencia, que la persona es desvalorizada, es violentada y es privada de derechos. También que se decide sobre la vida de las mujeres sin consultarlas, se habla de ellas como si fueran terceras personas, y no se las incluye en las mesas y demás. Pero yo creo que las iglesias estamos haciendo autocrítica, para deconstruir esa adecuación que tuvimos a un modelo totalmente machista y patriarcal.
¿Cómo ve el futuro del continente?
Yo tengo esperanza, porque soy una mujer de fe, pero la esperanza exige que el ser humano haga una autocrítica sobre lo que está destruyendo, porque la esperanza surge a partir de la búsqueda de restauración de lo que hicimos mal. Así que mi esperanza va siempre unida por supuesto a la fe en Dios, y a los diálogos necesarios para construir la paz, a revisar esas posiciones intransigentes que tenemos en Latinoamérica, donde nos están costando mucho los lugares de encuentro.
Delia Ramírez Hernández: La primera latina metodista unida en llegar al congreso
Delia Ramirez Hernández muestra su nueva credencial como congresista, una de las mas jóvenes del parlamento y la primera latina en representar a Illinois. Foto cortesía de Delia Ramírez.
Por Rev. Gustavo Vasquez –
21 de noviembre de 2022 | Noticias MU
Delia Ramírez Hernández se convirtió, en las pasadas elecciones de medio término, en la primera metodista unida de origen latino en llegar al congreso de los Estados Unidos. El 8 de noviembre de 2022, Delia ganó las elecciones del Distrito Electoral No. 3 del estado de Illinois, con más del 67% de los votos.
Los medios de comunicación reflejaron la noticia destacando que es la primera latina en llegar al congreso por el estado de Illinois y es la primera guatemalteco-estadounidense en lograr alcanzar un puesto de este nivel en la historia política de los Estados Unidos. Además, es una de las representantes más jóvenes en el parlamento. Sin embargo, lo más significativo es que Delia Ramírez Hernández es una persona que goza del amor y el aprecio entre sus hermanos y hermanas de La Iglesia Metodista Unida a nivel nacional, por su liderazgo y su testimonio de fe y servicio.
Desde 2018, ha representado al Distrito No. 4 en el congreso estatal de Illinois hasta las pasadas elecciones de medio término. Al momento de ser electa en 2018, Delia concedió una entrevista a Noticias MU, de la cual compartiremos algunos extractos.
Nacida en la ciudad de Chicago, Delia es hija de María Elvira Ramírez Guerra y Luis Antonio Ramírez, ambos de origen guatemalteco, quienes han dedicado su vida a servir a su comunidad y a su iglesia, como lo expresa la propia Delia. En 2021 se casó con Boris Hernández, quien acompaña y apoya a Delia en su carrera política y en el servicio que presta a las comunidades que representa.
“Mi papá vino a finales de los 70 y mi mamá vino dos veces, en el 81 y el 82 cuando se estableció. Nací en el Hospital del Condado Cook, (actualmente denominado hospital John H. Stroger) donde nacían todos los/as niños/as que no tenían seguro de salud. Soy la hija mayor de 4 hermanos/as: Luis Cristina e Iris”.
“Desde los tres meses de nacida conocí la Iglesia Metodista Unida en Humboldt Park – una zona donde tradicionalmente ha vivido una extensa comunidad puertorriqueña- y allí crecí junto a mi familia. En esta iglesia mis padres me han mostrado a mí y a mis hermanos/as que ser cristianos/a es mucho más que palabras y, ciertamente, mucho más que participar los domingos. Ser cristiano/a es una manera de vivir, una manera de tratar a la gente y la manera en que mostramos la luz de Dios por medio de nuestras acciones”.
La iglesia como escuela de vocación e inspiración
Delia reconoce en su iglesia, el espacio donde encontró su llamado y pudo desarrollar las capacidades y talentos que ha recibido de Dios para servir a los demás. Actualmente como una líder de la política estadounidense a nivel parlamentario, reconoce que la semilla que las enseñanzas de la iglesia plantaron en ella, han dado frutos próspero en beneficio de mucha gente pobre y familias necesitadas en la ciudad de Chicago.
En su gestión como representante del Distrito No. 4 en el congreso estatal, Delia se ha destacado en su labor parlamentaria y en la propuesta de leyes que han beneficiado a los sectores más empobrecidos de la ciudad de Chicago.
“En la iglesia me formé en la fe, allí encontré el llamado de servir a mi comunidad, allí me desarrollé como líder y aprendí como llevar mi vida como cristiana. Esa iglesia -Humboldt Park- ha sido para mí un faro, una fortaleza. Esa iglesia fundó un hogar para gente desamparada en la década de los 80. Allí escuche más de una vez que tal vez seamos dos o tres, pero Dios siempre llama a esos dos o tres a hacer el trabajo de Dios. Tal vez por su humildad, tal vez por la pobreza, pero Dios llamó a esa pequeña congregación, a servir a miles de personas”.
Recordando el texto de la “Gran Comisión”, Delia destaca que esa iglesia ha dado de comer al pobre, ha provisto techo para los/as desamparados/as, ha visitado a la gente en prisión y ha formado conciencia entre la gente del porqué muchos/as viven en la pobreza.
De acuerdo con Delia su iglesia ha mostrado que es mucho más que cuatro paredes y que su alabanza a Dios va mucho más allá que hacerlo desde un micrófono en un santuario: “El santuario para nosotros/ as es la comunidad, sin paredes y con muchas necesidades”.
Con apenas 11 años, Delia tuvo la oportunidad de predicar por primera vez, de la mano del pastor Francisco Arroyo: “Desde ese momento comencé a entender que el llamado que he recibido de Dios es a servirle, llevando al prójimo una voz profética”.
“Aquel primer sermón estuvo basado en el Capítulo 13 de la 1era Carta a los Corintios, cuyo tema central es el amor. Recuerdo que prediqué sobre la importancia de amar a Dios, amar al prójimo, amarse una misma y como ese amor fluye a través de nuestras acciones, en nuestra relación con Dios y en cómo conducimos nuestras propias vidas”.
Recuerda que tuvo que usar un cajón para poder alcanzar al micrófono y con eso pudo sentir y escuchar su voz con una fuerza que nunca ante había sentido.
“Cuando mi iglesia comenzó el albergue y a darle de comer a los/as más necesitados/as en la comunidad, mi papa tenía dos trabajos para sostenernos y aun así, sacaba tiempo para poder ayudar a mantener el edificio de la iglesia accesible para que la gente pudiera llegar a recibir la ayuda. Mientras mi mama estaba detrás de la ventanilla, preparando la comida para los/as desamparados/as y yo recuerdo que siempre me gustaba sentarme conversar y comer con ellos/as. Me sentaba a escucharlos/as a conocerles y a descubrir al Dios que predicábamos en la iglesia, a través de sus experiencias, sus testimonios y sus necesidades”.
“Eran unas conversaciones poco usuales para una niña de ocho años. Recuerdo haber escuchado a un hombre que podría ser mi abuelo, hablándome de su historia y diciéndome que yo le recordaba a la nieta que tenía mucho tiempo sin ver. Fue a través de estas experiencias que sentía la necesidad de hacer más en favor de tanta gente que está desampara, abandonada. Fue creciendo en mi la conciencia y la inquietud del porqué en este país de abundancias, hay tanta gente en necesidad. Siendo una niña Dios me llevo a escuchar a quienes ya el mundo no escuchaba. Eso y ver a mi iglesia en las cortes, luchando contra concejales/as y políticos/as, para poder mantener el albergue abierto, porque querían sacarnos de esa comunidad, ya que no querían gente pobre en un vecindario que estaba cambiando y recibiendo familias de clase media alta y condominios de lujo. Eso hizo que desde mi infancia mi sentido de la justicia social creciera constantemente”.
Como sus padres fungían como trabajadores/as sociales para el albergue entrevistando a las familias para determinar sus necesidades, buena parte de la infancia de Delia se desarrolló visitando y conociendo casa por casa a los/as integrantes de la comunidad de Humboldt Park: “Yo veía a mi papá, por ejemplo, buscando a las personas que no tenían recursos, para llevarles a sus citas médicas; o a mi mamá preparando y llevando cajas de comida para familias necesitadas; yo pensaba que teníamos que hacer más de lo que estábamos haciendo”.&n
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“En el santuario, desde el micrófono del pulpito, en una mesa o en las casas de la gente, es donde me he sentido más satisfecha, porque allí he visto la gracia de Dios, manifestada en el poder estar en comunión con otros/as, especialmente aquellos que son invisibles para mucha gente”.
Una carrera al servicio de Dios y al servicio del prójimo
“Cuando cumplí 15 años y estaba en la escuela secundaria, recuerdo que una concejala, a quien las corporaciones de la construcción que operaban en la ciudad, le habían dado mucho dinero para su campaña, con el fin de que les facilitara la compra de propiedades a bajo precio, especialmente las casas de las familias pobres mayormente latinas, para construir nuevos condominios de lujo y poder multiplicar sus ganancias. Nuestra iglesia les estorbaba y querían esa propiedad para hacer un estacionamiento. Esa concejala no dudó en tomar acciones contra la iglesia y el albergue que mantenía. Mandaba inspectores constantemente para agobiar a la iglesia con multas y requerimientos de manera que tuviéramos que cerrar”.
“Un día decidí no ir a la escuela y pedirle a mi mamá que me llevara a la corte con ella, para estar con la gente de mi iglesia y tener la oportunidad de decirle a esa concejala en su cara, que lo que ella está haciendo era inmoral, que está vendiendo a la comunidad que la eligió. Llegue allí y tuve la oportunidad de tener una entrevista y pude sentir que se había hecho realidad lo que mi pastor siempre decía, que los niños no solo son el futuro sino también el presente de la humanidad”.
Después de esa experiencia en la corte decidió dedicar su vida a lo que la iglesia hace, cuando cumple con la encomienda que ha recibido de Dios. A los 17 años fue contratada por la iglesia para trabajar como organizadora de un centro comunitario que se estaba estableciendo: “Yo me encargaba de organizar la correspondencia para las personas que no tenían domicilio, para que pudieran recibir su correo. Cuando iban a buscar su correspondencia, tenía la oportunidad de hablar con ellos (porque eran mayormente hombres) y conocer parte de sus historias, sus anhelos y sus necesidades”.
Delia estaba convencida de que tenía que hacer más y que podían hacer más por ellos como iglesia, ayudándoles a conseguir trabajo y a reconectarse con sus familias. A los 18 ya era trabajadora social manejando casos. A los 19, llegó a ser directora de programas de ese centro y a los 21 ya era la Directora Ejecutiva.
“Esas experiencias desde la misión de la iglesia en medio de las realidades sociales, promovidas por gente que me dieron la oportunidad de desarrollarme como líder, es lo que me ha traído a este punto. La iglesia confió en mí, me apoyó y me dio la oportunidad de desarrollarme como líder, cuando parecía que estaba en una lucha entre David y Goliat”.
Líder nacional de la iglesia
Delia Ramírez, no ha sido solo miembro de una iglesia local, participante en actividades u ocasional predicadora, sino que tiene un amplio reconocimiento de la comunidad hispano-latina metodista unida y de otros sectores de la iglesia, por su destacada labor como líder a nivel nacional.
“Desde hace tiempo mi iglesia decidió ser una congregación que desarrolla su ministerio, más allá de los muros de un templo y de las convencionalidades de los cultos dominicales. La iglesia se ha enfocado en desarrollar un ministerio profético, profundamente enraizado en la comunidad y con un gran espectro de relaciones con diversas organizaciones religiosas y sociales”.
“Yo he participado en diversos comités parroquiales de mi iglesia: en evangelismo, relaciones pastorales; a lo 15 años presidenta del comité de adoración, directora del centro comunitario, en fin, en varios espacios de servicio, lo que me ha llevado a entender la importancia de la relaciones y la interconexión en el ministerio. Soy de las que cree que el cuerpo de Cristo se mueve y tiene un impacto real en la vida de la gente cuando los ojos, las manos, la boca y los pies trabajan juntos/as”.
Esas experiencias locales le permitieron ir conociendo gente, organizaciones e iglesias y preparándola para ir más allá de su ámbito local.
“Fue cuando asistí por primera vez a una reunión de MARCHA, cuando aprendí cómo la comunidad latina se organiza dentro de La Iglesia Metodista Unida a nivel nacional. Allí pude ver las elecciones y como gente llegaba a ser líder y presidir la organización. Allí pude ver cómo los/as jóvenes se organizaban y demandaban tener voz dentro de la iglesia, no solo para ocupar responsabilidades menores, sino también para ser lideres integrales de la iglesia. Así pude ver cómo Dios se movía dentro y fuera de la iglesia.
MARCHA es el caucus hispano-latino de La Iglesia Metodista Unida. Es una organización dentro de la iglesia que se encarga por abogar por los derechos de la comunidad hispano-latina dentro de la iglesia y ha sido históricamente un espacio de encuentro en favor del principio doctrinal metodista de “santidad social”.
Con apenas 27 años Delia llegó a ser miembro del Comité Ejecutivo del Plan Nacional para el Desarrollo del Ministerio Hispano-Latino (NPHLM por sus siglas en inglés), gracias a las gestiones y el trabajo organizado de las juventudes de MARCHA: “cuando los/as jóvenes en la iglesia se organizan y trabajan juntos/as, consiguen reivindicaciones importantes. Estas experiencias para mi fueron una escuela de como relacionarnos, como encontrar puntos en común, como construir coaliciones, que permitan que la iglesia sea una fuerza que abogue por todos los que están en necesidad, basados en el amor al prójimo, sin diferencias”.
“Estas raíces han hecho que en mi accionar en las comunidades la gente me reconozca como alguien confiables. Cuando me siento en una mesa con otros lideres políticos que me conocen, saben y lo comentan, que yo soy diferente por no me mueven otros intereses sino mis principios de fe”.
Delia ha sido parte de la Junta Directiva de MARCHA por varios años y fue líder de los jóvenes en esta organización. Su carrera política es otra etapa de lo que ha venido haciendo toda su vida que es servir a la gente. Movida por sus convicciones de fe, la formación que ha recibido de su familia y de su iglesia, su vocación de servir la ha llevado a aceptar entrar en la arena política, convencida de que es una forma real de hacer más por la gente y de generar cambios que ayuden a la transformación del mundo como reza los principios de misión de la iglesia.
Un mensaje al pueblo metodista unido
“Yo nací en La Iglesia Metodista Unida, la amo y he hecho críticas a la iglesia, porque hablamos mucho de ser cristianos/as, de ser metodista unido/a; cómo ser iglesia sirviendo a la gente; cómo ser iglesia amándonos los/as unos/as a los/as otros/as y no atacándonos mutuamente. Un mensaje que quiero darle a mi iglesia es que seamos iglesia ayudando a la unión y la confraternidad de las personas y no a la exclusión y marginación de nadie”.
“He tocado miles de puertas y con
versado con miles de personas y una de las preguntas más frecuentes que recibo es ‘cómo sabemos que usted no es una política más’; la misma pregunta surge cuando nos damos a conocer como iglesia, cómo saber que no somos unos/as predicadores/as más, que hablan desde los púlpitos y hacen cosas diferentes en sus vidas. Tenemos que hacer en la vida lo que predicamos”.
“Cuando me pongo a pensar en todo lo que la gente me ha dicho en mi carrera política y las campañas electorales, recuerdo las expresiones, especialmente aquellas que se refieren a mi como una persona amable, cálida, accesible, carismática, pero no recuerdo que nadie me haya dicho que va a votar por mí, por mi religión. Yo creo que no debemos asumirnos como predicadores/as para llevar el mensaje de Cristo a la gente. Debemos hacerlo con nuestra vida, nuestras acciones, nuestro testimonio. En vez de enfocarnos de hablar del amor de Dios, debemos enfocarnos en vivir ese amor y compartirlo con nuestras acciones”.
“Un mensaje que quiero dejarle a mi amada iglesia es que paremos de estar hablando de la iglesia, vamos enfocarnos más bien en ser iglesia. Mucha gente se ha alejado, porque se han sentido defraudada, hemos reflejado muchas cosas distintas al amor. Por eso quiero invitar al pueblo metodista unido, a salir de las cuatro paredes de los santuarios, a no alejarse de la gente o apartarla. Tenemos que tener cuidado en no hacer de la iglesia un espacio desagradable, lleno de desprecio, de señalamientos, que llene a la gente de pena y de culpas. Seamos iglesia apoyando a la gente cuando es víctima de injusticias, exijamos de los/as representantes políticos/as que cumplan con sus responsabilidades, participemos en nuestra comunidades ayudándolas a organizarse, hagamos que la gente reconozca nuestra presencia por el testimonio y no solo por invitarlas a un culto dominical o un estudio bíblico”.
“Les invito a que no desmayemos en la misión de transformar al mundo no solo a través de las palabras, sino con nuestras acciones”.
Jovita Idár, una reformadora metodista de origen hispano
La Casa de la Moneda de los Estados Unidos ha incluido a Jovita Idár, una periodista y activista mexico-estadounidense de principios del siglo XX, y metodista, en la serie American Women Quarters (Monedas de Mujeres Estadounidenses). En 2023, tendrá su imagen en una moneda de edición especial, uniéndose a Eleanor Roosevelt, Maya Angelou, Sally Ride y otras. Imagen cortesía de la Casa de la Moneda de los Estados Unidos.
Por Sam Hodges
Traducción y adaptación: Leonor Yanez- Noticias MU-
Jovita Idár fue una periodista y activista mejicoamericana y metodista fiel, que trabajó en el sur de Tejas a principios del siglo XX.
• En los últimos años sus heroicos esfuerzos para promover los derechos de los mejicoamericanos y las mujeres, así como su atención al bienestar infantil, han ganado cada vez más atención.
• La Casa de la Moneda de los Estados Unidos la ha incluido como parte de la serie Mujeres Americanas en Monedas de 25 centavos, junto a Eleanor Roosevelt, Maya Angelou y Sally Ride.
Idár una periodista, activista y metodista mejicoamericana que trabajó en el sur de Tejas a principios del siglo XX, continúa ganando el reconocimiento de historiadores/as y otros/as profesionales. La Casa de la Moneda de los Estados Unidos la incluyó en su serie Mujeres Americanas en Monedas de 25 centavos.
Después de 76 años de su muerte, podemos decir que Jovita Idár está teniendo un momento de fama. Su vida como periodista y activista mejicoamericana en el sur de Tejas comenzó a redescubrirse a fines de la década de 1970 y principios de la de 1980, a medida que crecía el interés por la historia étnica y de las mujeres.
Aunque todavía no es un nombre familiar, la heroica defensa de Idár por los mexicoamericanos, así como por las mujeres y los/as niños/as, la ha convertido en el tema de artículos académicos, un documental y un hito histórico, y la ciudad de Laredo, Tejas la honró dándole su nombre a un parque en 2020. Ese mismo año, The New York Times la presentó en su proyecto No Ignorar Más reconociendo a figuras históricas que debieron haber tenido un obituario del Times por su muerte, lo que no sucedió.
Jovita Idár, alrededor de 1905. Foto cortesía de las Colecciones Especiales de la Universidad de Tejas en San Antonio.
Este año se ha logrado un gran avance cuando la Casa de la Moneda de los Estados Unidos incluyó a Idár en la serie Mujeres Americanas en Monedas de 25 centavos, y en 2023 tendrá su imagen en una moneda de edición especial, uniéndose a Eleanor Roosevelt, Maya Angelou, Sally Ride y otras.
Gabriela González es historiadora de la Universidad de Tejas en San Antonio y está trabajando en una biografía de Idár, para lo cual tiene que realizar un gran trabajo: “Tengo que darme prisa pues se está volviendo cada vez más popular, lo cual es asombroso.”
González consideró que el metodismo fue junto con el modernismo y el liberalismo, una fuerza moldeadora en la vida de Idár, quien fue una metodista fiel de toda la vida, aunque no siempre se enfatizó esa característica.
Y cuando el obispo metodista unido jubilado Joel Martínez piensa en Idár, recuerda a Susanna Wesley, madre de los fundadores del metodismo John y Charles Wesley, y quien fuera una líder cristiana multifacética: “Solo tengo ese eco en mente”.
Idár nació el 7 de septiembre de 1885 en Laredo, Tejas en el seno de una familia mejicoamericana numerosa, educada y relativamente acomodada. Su abuelo materno fue el Rev. Clemente Abraham Vivero, ministro metodista y su padre Nicasio Idár fue asesorado por Vivero, pero siguió carreras seculares y finalmente publicó en Laredo La Crónica, un periódico en español.
En su juventud, Jovita Idár asistió al Seminario de Laredo, una escuela metodista que se conocería como Holding Institute, en honor a la líder misionera metodista de la escuela, Nannie Emory Holding, y al graduarse en 1903 enseñó a niños/as mejicoamericanos/as pobres en el pequeño pueblo Los Ojuelos, Tejas por poco tiempo, pues se unió al periódico de su padre.
“Consternada por las malas condiciones y el equipo inadecuado, así como por la falta de esperanza en esta comunidad, renunció y se volcó al periodismo político, trabajando junto a sus hermanos y su padre utilizando los medios para fomentar el cambio social” escribió González en un capítulo sobre Idár para el libro “Mujeres de Tejas: Sus Historias, Sus Vidas”.
Trabajando en La Crónica, Idár informó y editorializó contra la pobreza y la discriminación que enfrentaban los/as mejicoamericanos/as, incluida la segregación escolar e incluso los linchamientos. También denunció la denigración de la lengua española y la cultura mejicana, y usando seudónimos como Ave Negra y Astrea, diosa griega de la justicia, defendió la igualdad de derechos para las mujeres, incluido el derecho al voto.
Más sobre Jovita Idár
Un documental de 11 minutos sobre Jovita Idár es parte de la serie Unladylike2020. Allí se entrevista a Gabriela González, quien está escribiendo una biografía de Idár y anteriormente había escrito extensamente sobre la familia Idár en el libro “Redimiendo La Raza: Modernidad tras las fronteras, Raza, Respetabilidad y Derechos”.
Idár fue más allá del papel de periodista ayudando a organizar El Primer Congreso Mejicano, una reunión en 1911 de activistas mejicanoamericanos de ambos lados de la frontera. De ahí surgió la Liga Mejicana de Mujeres, de la cual Idár fue su presidenta fundadora. Durante ese tiempo, también desarrolló un lema: “Educa a una mujer y educarás a una familia”.
Seguramente el momento más cinematográfico de la carrera de Idár llegó en 1914 cuando El Progreso, el periódico de Laredo para el que entonces trabajaba, publicó un editorial en el que criticaba al presidente Woodrow Wilson por ordenar una ocupación militar estadounidense en Veracruz, Méjico.
Un equipo de
Guardabosques de Tejas llegó al periódico con la intención de cerrarlo como represalia, pero se consiguieron con una sorpresa. “Una de las escritoras de El Progreso, una mujer delgada, de veintinueve años llamada Jovita Idár, se paró en la puerta para bloquearles la entrada y cuando se formó una multitud, los Guardabosques retrocedieron” escribió Doug J. Swanson en su libro de 2020 “Culto a la Gloria: La Audaz y Brutal Historia de los Guardabosques de Tejas”.
Pero los Guardabosques regresaron pronto, cuando Idár y otros miembros del personal no estaban allí, y destruyeron la imprenta. Sin embargo, su posición contra los Guardabosques de Tejas se convertiría en una anécdota definitoria cuando los/as historiadores/as y otros/as comenzaron a compartir sobre su vida.
La prolongada y sangrienta Revolución Mejicana también fue un gran acontecimiento para Idár quien escribió contra el gobierno atrincherado y antidemocrático. Durante estos hechos, también fue una mujer de acción al formar parte de La Cruz Blanca, un grupo de ayuda médica que ayudó a organizar, sino que se puso un uniforme blanco y se unió al cuidado de los/as heridos/as en Nuevo Laredo, al otro lado de la frontera con Méjico.
Jovita Idár (derecha) y Leonor Villegas de Magnon atienden a una persona herida en la Batalla de Nuevo Laredo durante la Revolución Mejicana en 1913. Foto de E. Montoya, cortesía de las Colecciones Especiales de la Universidad de Tejas en San Antonio.
Idár se casó con Bartolo Juarez en 1917, y a los pocos años se mudaron a San Antonio donde trabajó como traductora; también participó activamente en la Iglesia Metodista La Trinidad y coeditó el Heraldo Cristiano, el periódico de la Conferencia de la Iglesia Metodista de Río Grande.
Aunque no tuvo hijos, ayudó a criar a las dos hijas de su difunta hermana, Elvira Idár Fuentes. Entre las sobrinas nietas de Jovita Idár se encuentra la Revda. Liz López, una pastora metodista unida jubilada y superintendente de distrito que nació después de la muerte de Idár en 1946, pero sintió que la conocía al escuchar historias familiares. “Hablamos de nuestra tía Jovita como si estuviera en la habitación de al lado” dijo López.
Otra sobrina nieta, Dalinda R. Gonzales, también sintió la influencia de Idár: “A través de historias de su ingenio, educación y valentía, mi tía abuela influyó en mis ideas y decisiones, ¡y me dejó con la mente lista para intentar cualquier cosa!”.
Idár encontró en el metodismo un énfasis en la santidad social, consistente con el movimiento del evangelio social de su época. “Diría que para Jovita, parte de vivir su metodismo fue ayudar a los demás. Para ella la oración era muy importante, por supuesto, pero también trataba de hacer lo que Jesús hubiera hecho” dijo la profesora e historiadora González.
Si bien es difícil ser definitivo sobre lo que despertó el creciente interés en Jovita Idár, a fines de la década de 1970 y principios de la de 1980 se preparó una importante exposición sobre la historia de las mujeres de Tejas, e Idár fue parte de ella.
Mary Beth Rogers, una reconocida autora y organizadora política de Tejas, dirigió el esfuerzo pues tanto ella como su equipo tenían un fuerte compromiso con la inclusión de mujeres de color. Rogers le da crédito a sus colegas Martha Cotera y Ruthe Weingarten por presentar a Idár después de encontrarla en los viejos periódicos en español del sur de Tejas. “La historia de Jovita estaba allí esperando ser descubierta” dijo Rogers.
Y el descubrimiento continúa.
Hodges es reportero de Noticias MU y está radicado en Dallas.
Leonor Yanez es traductora independiente.