Cuerpos sagrados: Este es mi cuerpo

"I Exist". Obra de la artista afrocubana Harmonia Rosales.

“I Exist”. Obra de la artista afrocubana Harmonia Rosales.

Silvia Regina de Lima Silva-

Presente y pasado se encuentran en mi cuerpo, en nuestros cuerpos. El dolor y las vidas arrebatadas también están en nosotras. Somos parte de una historia de abusos y violencias, en una tierra invadida, ocupada, colonizada, donde fuimos nombradas a partir de la mirada del “otro-colonizador-agresor”. ¡Humanas sin derechos!

La violencia que hiere, rompe y mata el cuerpo, despedaza el alma, borra la memoria, bloquea el pensamiento, transforma nuestros sueños en pesadillas. Violencia física, violencia simbólica, avalada por los fundamentalismos religiosos.

El Dios proclamado en los púlpitos, anunciado en las plazas, invocado en las sesiones de las Asambleas Legislativas de los Senados y Congresos es un dios violento, fuerte como los “hombres fuertes”, creado a la imagen y semejanza del patriarcado.

Es un Dios legislador que justifica las violencias contra las mujeres, amenaza nuestros derechos, se satisface con nuestro sacrificio cotidiano –dicen que para eso nos ha creado.

Ese Dios del patriarcado se alimenta con la sangre derramada por nuestros cuerpos cada día.

Los fundamentalismos religiosos justifican, fundamentan y reproducen la imagen del dios patriarcal. Es un fundamentalismo político-religioso, donde los derechos de las mujeres -el derecho a decidir, derecho a tener derechos, derecho a la felicidad, al goce, al placer, a la vida con dignidad-, se negocian.

¿Voces alternativas? ¿Teologías, iglesias, espacios religiosos comprometidos con los derechos y la no violencia hacia las mujeres? ¿Dónde están?

Profetismos sofocados, gritos acallados, pocas voces se escuchan.

¡Nosotras nos escuchamos!

Desde nuestro dolor e indignación, hacemos resonar nuestras voces y la de las que ya no están.

Transformamos la fe en un principio de resistencia, en un lugar de afirmación de los derechos, de recuperación de la dignidad, como hijas, hermanas y amigas de la Divinidad que nos habita.

Seguimos acompañadas de la ancestralidad que nos impulsa y fortalece, sanando las heridas, cuidando las cicatrices, defendiendo la vida, unas de las otras.

Divinidades que traen la brisa suave que refresca el cansancio de la lucha, pero también el viento fuerte que derrumba estructuras y provoca transformaciones.

Organizadas en redes, tejiendo nuevas relaciones, de pie en la defensa de nuestras vidas, de nuestros territorios, del territorio-cuerpo que somos.

Mujeres habitadas por nuestras memorias, por Divinidades rebeldes e insumisas, mujeres empoderadas. Nos descubrimos en la acción conjunta a partir de una fe liberadora, unidas a otras mujeres que, desde diferentes lugares, alimentamos el mismo compromiso, la inspiración y conspiración por una sociedad donde la vida de las mujeres ya no esté amenazada.

Queremos una sociedad donde seamos libres de la pandemia de la violencia cotidiana. Estamos por el derecho de vivir sin miedos, en libertad, con dignidad. Y así juntas estar, incomodar, para transformar.

Publicado por DEI, Costa Rica.

Violencia: mujeres indígenas en Abya Yala cuentan sus historias

Por Jocabed Solano-

Historia # 1

Estaba en el hospital, esperaba ser atendida porque me sentía muy mal. No sabía cómo pedir ayuda, pues no hablo bien el castellano. En la lengua originaria de mi pueblo dije ayúdenme, las personas pasaban al lado como si fuera un cero a la izquierda y pensé aunque sea el cero los reconocen en todo lados. Alguien me atendió y me dijo eso te pasó por ser tonta, las mujeres indígenas no piensan, toman decisiones sin pensar y por eso tienen muchos hijos. Me hospitalizaron porque no paraba de sangrar y las personas en el hospital me trataron mal, aún peor no entendía lo que decían, pero si el lenguaje de su cuerpo.

Historia # 2

Celebraron que en mi casa nació una niña. Las abuelas estaban felices y la comunidad realizó la ceremonia de mi primer árbol. Al crecer pensé que la sociedad valoraba a la mujer. Pero en distintas partes me di cuenta que no. Y aún más se acrecentaba si eres mujer indígena. Las oportunidades no eran las mismas. Quise estudiar y no pude ingresar. Quise predicar en la iglesia y no pude, quise jugar football y era solo cosa de hombres, quise tomar mis propias decisiones en la vida y no pude. Quise celebrar el ser mujer como lo hicieron cuando niña y lo que pasó fue que del deseo de celebración pasaron al funeral. Porque mi pareja me asesinó. Solo quise ser una mujer libre.

Y cuando escuché todas estas historias me pregunté ¿Cuánto me indigna toda esta violencia para no quedar en silencio?

Y una vez más en el viento escuche la voz de la Ruah que me dijo: “ Desde el sonido del caracol, les convocó, porque no son unas, son millones que junto el mover de la Ruah hacen sonido y gritan por un nuevo amanecer para las mujeres, mujeres indígenas en Abya Yala.”

Imagen: mulheres indígenas ocupam Brasília em defesa dos seus direitos. Foto: Tiago Miotto/Cimi

Organizaciones Basadas en la Fe se unen para decir “Tolerancia Cero a la violencia contra las mujeres”

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La Fundación Protestante Hora de Obrar, el Equipo de Coordinación Juvenil (ECOJ) de la Iglesia Evangélica del Rio de la Plata y SEDI Asociación Civil se unen en una Campaña para denunciar la violencia contra las mujeres.

Con el objetivo de aportar a la reflexión que dentro de los grupos y comunidades de Fe se viene desarrollando en nuestras iglesias, la Fundación Protestante Hora de Obrar, SEDi Asociación Civil y el ECOJ lanzan, desde Argentina, la Campaña “Tolerancia Cero a la violencia contra las mujeres”, que pretende visibilizar la integralidad y diversidad de violencias y motivar a un trabajo más articulado en su prevención.

En este sentido Pilar Cancelo, Directora Ejecutiva de SEDi señaló que: “Las víctimas de violencia son mujeres de nuestras familias, amigas, hermanas, vecinas, hijas, madres, primas” y destacó que “las iglesias cristianas no estamos diciendo aún con suficiente énfasis, fuerza y compromiso ´Tolerancia Cero a la Violencia Contra las Mujeres´”.

Esta iniciativa pretende mostrar la diversidad de las violencias a partir de textos conocidos, como fragmentos de novelas, poemas, relatos y canciones populares. Comienza el próximo 25 de noviembre, Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y finalizará el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos: “Hay cierto silencio que en algún punto nos hace cómplices de las violencias que ocurren. Por otro lado, las personas de Fe creemos que mayormente estas violencias ocurren fuera de nuestro entorno. Necesitamos tomar conciencia de que las violencias ocurren dentro y fuera de la Iglesia; en todos lados.”, agregó Cancelo.

Por su parte, el Director Ejecutivo de Fundación Hora de Obrar, Nicolas Rosenthal, indicó que “nuestra Fundación está firmemente anclada en valores cristianos que nos llevan a trabajar activamente a favor de los Derechos Humanos y la dignidad de las personas” y manifestó: “No hay manera alguna de justificar algún tipo de violencia hacia las mujeres. Una sociedad que tolera la violencia hacia las mujeres es una sociedad enferma. El único camino es el amor y el respeto, y a eso nos insta Jesús (Mt 22:39)”.

En la misma sintonía la referente del ECOJ, Daniela Schenhals, agregó que es importante “tomar conciencia de los pequeños actos que también son violencia, construyamos puentes de sororidad, de fe, de empatía, comprensión y equidad. No es cristiano ningún tipo de violencia” y cerró: “Por aquellas que no están, por las que estamos y por las que vendrán, luchemos por un mundo lleno de unidad y, sobre todo, de amor”.

La Campaña se compartirá durante los 16 días de activismo en las redes sociales de las Organizaciones. También podrá ser visto en los canales de youtube.

Acerca de SEDi
Es una asociación civil sin fines de lucro creada por la Iglesia Evangélica del Río de la Plata y la Iglesia Evangélica Luterana Unida , para contribuir a la transformación social a través de oportunidades de capacitación, apoyo económico y acompañamiento a iniciativas comunitarias participativas en Argentina, Paraguay y Uruguay.

Acerca de Fundación Protestante Hora de Obrar
La Fundación Protestante Hora de Obrar trabaja en la promoción y defensa de los derechos humanos desde una perspectiva de fe protestante y diacónica en Argentina, Uruguay y Paraguay. Es una iniciativa de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata.

Acerca del Equipo de Coordinación Juvenil (ECOJ) de la IERP
El Equipo de Coordinación Juvenil de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata (ECOJ), está integrado por los coordinadores de cada uno de los siete distritos de la Iglesia, siendo de ese modo el foro que reúne a los principales líderes juveniles de la IERP, quienes a su vez están en contacto y trabajan estrechamente con los delegados de cada uno de los grupos juveniles de la Iglesia.

Te invitamos a ingresar a YouTube durante los próximos 16 días para ver los videos de la Campaña

No violencia hacia la mujer: “Yo, como ella…” Campaña del Centro Oscar Arnulfo Romero

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En este mes de la No Violencia, las Mujeres de Fe, inspiradas por las historias de resistencia y liberación de las mujeres de la Biblia, levantan mensajes, exhortaciones y ruegos.

Bajo el lema: ” Yo, como ella…” nos traen mensajes inspiradores y desafiantes desde el Centro “Oscar Arnulfo Romero”, que es Institución de inspiración cristiana de Cuba, orientada hacia la construcción del Reino de Dios; sin ánimo de lucro, ni proselitismo religioso, siguiendo las enseñanzas de Monseñor Oscar Arnulfo Romero.

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“Fue necesario ennegrecer a Dios”, dice la pastora metodista Eliad Santos sobre la Teología Negra.

Reprodução

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El 20 de noviembre es el día de la Conciencia Negra. Fecha en honor a Zumbi dos Palmares, una de las grandes figuras de la lucha contra la esclavitud en Brasil.

La lucha de Zumbi dos Palmares sigue viva, ya que uno de los legados que dejó el colonialismo en Brasil fue el racismo estructural. La agenda antirracista es fundamental en la lucha de clases y, como diría Silvio de Almeida, “no hay democracia sin lucha antirracista”. Este elemento también impregna la religiosidad y sus relaciones.

En enero de 2020, Datafolha publicó los resultados de una encuesta realizada entre el 5 y el 6 de diciembre de 2019, con 2.948 personas entrevistadas de 176 ciudades de todo el país sobre la fe evangélica.

Si bien el rostro mediático del movimiento evangélico es el de hombres blancos enojados, el rostro evangélico, señalado por la investigación, es el rostro de una mujer negra, ya que el 58% del mundo evangélico son mujeres, entre las cuales el 43% se identifican como morenas y el 16%. como negra.

Son ellas quienes encuentran en la religión la reorganización de la vida cotidiana, tan a menudo desordenada; es el lugar donde encuentran refugio para reinventar su propia vida.

La teología negra ha sido un estandarte de movimientos religiosos que reclaman la negritud en las narrativas bíblicas, entendiendo a las personas negras periféricas, como personas de fe que, sin embargo, nunca se vieron a sí mismas en estas narrativas. Colorearon los personajes bíblicos y los negros y negras se hicieron invisibles.

El teólogo Ronilso Pacheco, en entrevista con el Instituto Humanitas Unisinos (IHU), dijo que “mientras los intelectuales y la academia hacían observación antropológica del lugar de la religión en la vida de los oprimidos, el pueblo solo vivió y sobrevivió, creando su propia experiencia y formas para eludir la opresión ”.

En este sentido, el Instituto Tricontinental de Investigaciones Sociales entrevistó a la pastora metodista Eliad Santos, quien nos cuenta, a partir de sus experiencias, aspectos de la teología negra, el racismo y los movimientos sociales.

Eliad Dias dos Santos es teóloga y tiene una maestría en Ciencias Religiosas. Actúa como pastora de la Iglesia Metodista de Luz en São Paulo. Coordina el Proyecto Casa na Luz, que atiende a mujeres y niñas/os en situaciones de refugio y migración.

Este año, compuso la Bancada Evangélica Popular, un importante movimiento de izquierda que nació en oposición a los religiosos conservadores, aumentando la visibilidad del evangelismo progresista y, por lo tanto, ha sido atacado por grupos conservadores en sus redes sociales.

Una entrevista para el Instituto Tricontinental, de Angélica Tostes e Delana Corazza

Lee la entrevista:

Tricontinental: Pastora, ¿Cuál es su trayectoria dentro del cristianismo desde su ascendencia? ¿Cómo fue el proceso de reclamar esa identidad de mujer cristiana negra en su comunidad de fe?

Eliad Santos: Mi abuela, con 12 hijos, adventista, que se casó con un bautista, de la antigua Fuerza Pública, vivía cerca del cuartel [Ronda Ostensivas Tobias Aguiar – Rota) Bom Retiro y descubrió una iglesia metodista en construcción. Ayudaron a construir la iglesia, la familia creció, se casaron y se bautizaron en la iglesia metodista en Luz.

A los 9, decidí que quería ser miembro de la iglesia e hice la profesión de fe. Quería ser una auténtica hija de Dios. Luego con las lecturas de las revistas Nova de mi prima, descubrí a Carmen Silva, Rose Marie Muraro y otras feministas de la época, luego le pregunté cómo era ser mujer en la iglesia.

Todavía no era consciente de la negrura, sabía que era diferente, pero no sabía cuánto influyó la negrura en mi vida, es decir, cuánto perdí o gané siendo negra. Pensé que era un castigo o la ausencia de Dios. Posteriormente, el Reverendo Santana, vinculado al Consejo Mundial de Iglesias, inició un proceso de trabajo sobre la Biblia y la negritud, el racismo en las iglesias y uno de los lugares elegidos fue la iglesia de Luz.

Mi madre tenía una gran conciencia sobre la negritud, el racismo y también me ayudó mucho en mi educación. Fue bueno estar consciente y doloroso saber que muchas cosas no podría tener o ser en la vida, debido a mi origen étnico. No era pobre en absoluto, tuve una infancia de clase media hasta que mi madre se separó de mi padre. Entonces decidí que solo había una forma, luchar, militar en el PT, seguir el movimiento feminista, luego los de las mujeres negras y sobrevivir.

¿Qué es la teología negra? ¿Cuáles son los supuestos, la hermenéutica y las afirmaciones?

La teología negra es la forma que la comunidad negra ha encontrado para sobrevivir en la iglesia cristiana [risas]; esto es para mí hoy. Era necesario ennegrecer a Dios, creer que el libertador se parece a nosotros para que sigamos siendo cristianos, con la esperanza de días mejores, de otra vida sin dolor, sin indiferencia, de un Dios que nos ama y nos cuida.

La teología negra para mí, como cualquier otra, debe partir de la experiencia concreta. Recuerdo la Navidad aquí en la iglesia para los desamparados. Cenamos e invitamos a la gente a comer aquí en el salón. No creían que fuera a ser una cena de Navidad, miraron con sospecha; al fin y al cabo, reciben comida en la calle, lista, sin preguntar si les gusta el pollo, la carne, la mayonesa, etc.

El problema es que la blancura no quiere ver las diferencias, pues tendrá que repasar sus privilegios, las diferencias y salir de la zona de confort sin enfrentamiento es difícil

María, la mujer negra que usa crack, pidió rezar varias veces. Agradeció el espacio, la cena y la oportunidad de ser vista y tratada como personas, no como animales, porque podía sentarse con su compañera a comer, como otras personas.

Lloramos de mucha emoción y todavía lloro hoy. Vi el otro día, un hombre negro, sin hogar, cantando himnos en las calles, cantando en voz alta, como lo hice muchas veces, para calmar el dolor, tener esperanza, llorar y pedir misericordia.

El problema es que la blancura no quiere ver las diferencias, pues tendrá que repasar sus privilegios, las diferencias y salir de la zona de confort sin que el enfrentamiento sea difícil. Cuando miramos con otros ojos a otros cuerpos no blancos, todo será más fácil, es decir, tendrá otro sentido.

Los discursos más conservadores refutan la idea del racismo, justificando que todos somos de la misma raza, la “raza humana”, a menudo usando la Biblia para esta justificación. ¿Puede la Biblia ayudarnos a profundizar este debate?

Tengo cierta resistencia a usar solo la Biblia; necesitamos rescatar otras historias. Por ejemplo, mostrar a las mujeres negras la fuerza de [la escritora] Carolina de Jesús, que vivía en la favela, escribió, no es adicta.

Genial hablar de Agar, de un nuevo lugar para mujeres negras, pero tenemos que hablar de Agar como la otra, la amante que fue despedida, que tuvo que hacerse cargo de su hijo sola, y en el desierto apareció un ángel que la encendió, caminó con ella.

Lo sobrenatural muchas veces nos impide actuar, esperamos el milagro que no vendrá, a menos que nos matemos para trabajar y afrontarlo. Hay que dar color, fuerza a las figuras bíblicas y pocas personas logran dar este paso, terminan quedándose igual … La periferia sabe que el Dios del milagro, del que provee, es el Dios de los blancos. Por eso, cuando se convierte, quiere olvidar el pasado pobre, miserable y quiere ser blanco, tener un coche, una casa en la playa, etc. La periferia no necesita biblia, necesita educación, Eduardo Galeano, filosofía africana, cuentos indígenas …

Este año la creación de la Bancada Popular Evangélica supuso un avance en la construcción de contranarrativas al fundamentalismo religioso que ha ocupado los espacios de poder. ¿Cómo ha mirado la bancada popular el tema racial, especialmente considerando que el rostro evangélico es el de una mujer negra que vive en la periferia?

La Bancada Evangélica intentó ser diferente, miró a la izquierda, está a la izquierda, pero los vicios siguen siendo los mismos. Si el blanco no coordina, el hombre no manda, no rueda, se queda en el aire … No se unió, cada uno a un lado, buscando su “supervivencia electoral”.

Diálogo con mujeres negras solo en las elecciones, para distribuir panfleto, llevar bandera y llenar cupo

Pongo fe cuando un grupo evangélico, sin miedo, se enfrenta a temas como la reforma agraria, los movimientos de los sin techo, el aborto, la cracolândia, cuando estas son sus agendas. Por supuesto, hemos progresado, pero realmente tenemos que marcar la diferencia, de manera concreta.

Diálogo con mujeres negras solo en la elección, para repartir un panfleto, llevar una bandera y llenar el cupo. Elegimos mujeres negras, pero si pensamos en el número de hombres y mujeres negros en Brasil, fue poco …

Hemos visto el avance de la visibilidad de los evangélicos progresistas en las redes sociales, en varios debates que buscan la no generalización de los evangélicos. ¿Cómo se ha estado poniendo el movimiento negro en este debate? ¿Cómo ir más allá de las redes sociales?

Ir más allá de las redes sociales es mi sueño, ver a todas estas personas que gritan en internet caminando conmigo por las calles, enfrentándose a la policía, jefe de policía, visitando la cárcel, etc.

El movimiento negro realmente necesita salir de lo común, trabajar en la base, en la iglesia y en la calle, en la puerta de la fábrica, en Brás, que está lleno de africanos, vendedores ambulantes haitianos, mujeres negras en las calles con sus hijos vendiendo, prostituyéndose.

Hacer un círculo en el pasillo, con todos del mismo lugar, que piensan lo mismo, que huelen bien, no llega muy lejos. ¿Cuál es la propuesta liberadora, las educadoras están trabajando en las penitenciarías, en los albergues, con niños y niñas en la Fundación Casa?

Es allí que se atrapa el animal, es allí donde debe comenzar el diálogo, ante el comerciante, la cafetina. Tienes que hablar con el distribuidor comunitario y decirle que quieres hacer un trabajo con los niños para que puedan ir a la escuela, estudiar, soñar con ser médico, abogada.

Si el narcotraficante tiene un hijo, será el primero en liberarlo, también quiere tener un médico, una hija médica, una enfermera, un ingeniero, quiere que su hijo tenga lo que él no tuvo.

Fuente: https://www.brasildefato.com.br

Edición: Leandro Melito

Traducción Claudia Florentin, Con Efe

Angela Natel: “Hoy estoy satisfecha con mi incomprensión de Dios, ya no intento definirlo”

Meu nome é Angela e tenho 41 anos. Sou teóloga, linguista, professora e pesquisadora, autista e assexual.

Durante muitos anos, boa parte de minha vida, vivi sob o estigma do estranhamento. Por gostar de estudar, desde pequena desviei a atenção das pessoas para meu desempenho escolar, tirando a atenção das questões que envolviam sexualidade e interação social.

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Hoje entendo que a maior parte de meu comportamento se resumia a repetir padrões considerados ‘normais’, tanto no que diz respeito à socialização quanto à sexualidade. Assim, entrei na brincadeira e aos 12 anos dei um beijo só de lábios pela primeira vez, conquistando a aceitação na escola. Ao mesmo tempo, no ambiente religioso fui sendo cada vez mais aclamada como exemplo, uma vez que não me envolvia de forma romântica ou sexual com ninguém. Isso não significa que eu não me considerasse apaixonada, ou romântica, e sempre busquei companheirismo e amizades profundas com as pessoas, independentemente de sua identidade sexual.

Dessa maneira, aos 16 anos eu já era líder de grupo de jovens e aproveitada para discursar sobre o compromisso dos jovens se guardarem sexualmente até o casamento. Assim, fui instrumento de regras fundamentalistas dentro da instituição religiosa, repetindo padrões de comportamento considerados aceitáveis dentro desses ambientes a fim de me encaixar socialmente pois, de fato, eu não sabia como fazê-lo.

No que diz respeito ao meu relacionamento com Deus, sempre foi muito marcado por crises existenciais, orações mecanicistas e novamente por repetições de padrão. O autismo – cujo diagnóstico só recebi recentemente – se mostrava no fato de eu ter extrema dificuldade em orar falando, e quando o fazia em público seguia fórmulas que eu já havia estudado e percebido que funcionavam. Eu orava por escrito, repetindo e atualizando textos bíblicos às minhas vivências. Quanto à sexualidade, era um assunto inexistente em meu relacionamento com Deus, e isso afetava a forma como eu enxergava Deus – um homem assexual. Assim, a sexualidade dificilmente aparecia em minha hermenêutica e quando surgia, para fins de estudo em comunidade, era repetição de falas de quem era considerado padrão sexual para o ambiente da Igreja.

Fiz seminário teológico, o curso de magistério (formação de professores) e cursei a faculdade de Letras Português-Inglês. Aos 24 anos fui para Moçambique como missionária. Ao todo, entre idas e vindas, morei 4 anos em Moçambique, onde me encontrei em situação de extrema vulnerabilidade. O foco de meu ensino, que hoje considero como colonizador e opressor, era contra ‘heresias’ (falsos ensinos) e sincretismo religioso. Nesse contexto, em meio à carência emocional, aos 28 anos de idade, conheci um nigeriano que morava no país. Confundindo amor romântico com sexualidade, casei-me, sem ter noção alguma do que envolvia um casamento. Todas as orientações que recebi a esse respeito foram por parte de pastores da Igreja, que em momento algum me esclareceram de fato como tudo devia funcionar.

Em minha lua-de-mel lembro de ter me assustado e dito vários ‘nãos’, mas não fui ouvida e em menos de 3 minutos eu estava deitada com muita dor ao lado de alguém dormindo como se nada tivesse acontecido. Chorei muito, mas na época eu entendia – por causa do ensino da igreja – que era minha obrigação satisfazer meu marido, e a cada relação, ainda que ele mais tarde começasse a demonstrar interesse em me satisfazer, eu me sentia culpada, como se estivesse apenas encenando um teatro para cumprir uma função social. Além de tudo isso, eu sentia que não podia ser verdade que o sexo, algo tão enfatizado na sociedade, se resumisse a algo que me causava dor, constrangimento, culpa, nojo e desprezo por mim mesma e pelo outro.

Durante o ano em que estive casada, sofri todo tipo de violência: física, psicológica, patrimonial, emocional. Ao comunicar isso ao meu pastor na época, ele questionou meu marido, que negou tudo, e o pastor me teve por mentirosa, situação que se manteve. Doente física e emocional, somente consegui voltar ao Brasil pela misericórdia de outro pastor que usou de seus próprios recursos para financiar minha passagem. Retornei sozinha ao Brasil, com três malárias, anemia profunda e em crises depressivas. Num período de um ano, tentei suicídio três vezes, a última vez em meu primeiro semestre de volta ao Brasil.

Me divorciei e, depois disso, foi um longo processo entre psicólogos, psiquiatras e outras inúmeras especialidades médicas. Fiz faculdade de Teologia, Mestrado e hoje sou doutoranda em Teologia. Decidi me desligar das instituições religiosas, tanto eclesiásticas quanto missionárias, exatamente porque nelas só encontrei abuso, manipulação e busca por poder. Nesse tempo é que conheci a comunidade LGBTQIA+ e que entendi que havia pessoas assexuais. Aos poucos fui me identificando como assexual e depois disso ainda recebi o diagnóstico tardio de autismo.

Tudo isso me ajudou a compreender as maneiras pelas quais entendia Deus, a pessoa do próprio Jesus como assexual, e minha necessidade de vivenciar a sexualidade a fim de ser aceita socialmente e, principalmente, ser aceita na comunhão da igreja. Assexualidade não é um assunto abordado, em nenhum local que frequentei até hoje, e autismo também não. Por isso, minha caminhada tem sido solitária e, na maior parte das vezes, incompreendida.

Optei por uma pesquisa desafiadora em meu doutorado, em torno da Deusa Asherah e seu culto, tanto na Bíblia quanto na arqueologia, sob uma perspectiva diferenciada metodologicamente. Nesse sentido, tenho me inclinado a constantemente desafiar os padrões nos quais me conformei a vida toda, e tenho dedicado meus dias a um ‘ministério de reparação’, a fim de desfazer os falsos ensinos que espalhei por anos por onde passei.

Hoje me satisfaço em minha incompreensão de Deus, não mais tentando definí-lo, da mesma forma que não tento mais me definir, nem permitindo que as estruturas de pensamento e convenções sociais delimitem minha fé. Sou grata por viver plena sozinha, sem necessidades sexuais, ainda que tenha amigos a quem amo muito.

 

Angela Natel – Curitiba/Brasil.

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EN ESPAÑOL

Mi nombre es Ángela y tengo 41 años. Soy teóloga, lingüista, docente e investigadora, autista y asexual.

Durante muchos años, gran parte de mi vida, viví bajo el estigma del distanciamiento. Como me gustaba estudiar, desde niña, desvié la atención de la gente hacia mi desempeño escolar, desviando la atención de temas relacionados con la sexualidad y la interacción social.

Hoy, entiendo que la mayor parte de mi comportamiento consistió en repetir patrones considerados “normales”, tanto en términos de socialización como de sexualidad. Entonces, comencé a jugar y a los 12 años besé solo en los labios por primera vez, ganando aceptación en la escuela. Al mismo tiempo, en el ámbito religioso fui cada vez más aclamado como ejemplo, ya que no me involucraba de forma romántica ni sexual con nadie. Esto no significa que no me considerara apasionada, ni romántica, y siempre he buscado el compañerismo y la amistad profunda con las personas, independientemente de su identidad sexual.

Así, a los 16 años ya era líder de un grupo de jóvenes y aproveché la oportunidad para hablar sobre el compromiso de los jóvenes de mantenerse sexualmente hasta el matrimonio. Entonces, fui un instrumento de reglas fundamentalistas dentro de la institución religiosa, repitiendo patrones de comportamiento considerados aceptables dentro de estos entornos para encajar socialmente porque, de hecho, no sabía cómo hacerlo.

Con respecto a mi relación con Dios, siempre ha estado marcada por crisis existenciales, oraciones mecanicistas y nuevamente por repeticiones de patrones. El autismo -cuyo diagnóstico recibí recientemente- se demostró por el hecho de que tenía una dificultad extrema para orar mientras hablaba, y cuando lo hacía en público seguía fórmulas que ya había estudiado y encontré que funcionaban. Oré por escrito, repitiendo y actualizando los textos bíblicos a mis experiencias. En cuanto a la sexualidad, no era un problema en mi relación con Dios y afectó la forma en que veía a Dios: un hombre asexual. Así, la sexualidad apenas apareció en mi hermenéutica y cuando apareció, a los efectos del estudio comunitario, fue una repetición de los discursos de quienes eran considerados estándares sexuales para el entorno de la Iglesia.

Hice un seminario teológico, el curso de docencia (formación de profesores) y asistí a la Facultad de Letras Portugués-Inglés. A los 24 años fui a Mozambique como misionera. En total, entre idas y venidas, viví 4 años en Mozambique, donde me encontré en una situación de extrema vulnerabilidad. El enfoque de mi enseñanza, que ahora considero colonizador y opresor, estaba en contra de las “herejías” (falsas enseñanzas) y el sincretismo religioso. En este contexto, en medio de la privación emocional, a los 28 años, conocí a un nigeriano que vivía en el país. Confundiendo el amor romántico con la sexualidad, me casé sin tener idea de lo que implicaba un matrimonio. Todas las instrucciones que recibí al respecto fueron de pastores de la Iglesia, quienes nunca me explicaron realmente cómo debía funcionar todo.

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En mi luna de miel recuerdo haber estado asustada y haber dicho varios ‘no’, pero no me escucharon y en menos de 3 minutos estaba acostado con un gran dolor al lado de alguien durmiendo como si nada hubiera pasado. Lloré mucho, pero en ese momento entendí – por la enseñanza de la iglesia – que era mi deber satisfacer a mi esposo, y con cada relación, aunque luego comenzó a mostrar interés en satisfacerme, me sentí culpable, como si estuviera simplemente montar un teatro para cumplir una función social. Además de todo esto, sentí que no podía ser cierto que el sexo, algo tan enfatizado en la sociedad, se redujera a algo que me causaba dolor, vergüenza, culpa, asco y desprecio por mí y por el otro.

Durante el año que estuve casado, sufrí todo tipo de violencia: física, psicológica, patrimonial, emocional. Al comunicar esto a mi pastor en ese momento, cuestionó a mi esposo, quien negó todo, y el pastor me consideró una mentirosa, situación que se mantuvo. Física y emocionalmente enferma, solo pude regresar a Brasil gracias a la misericordia de otro pastor que usó sus propios recursos para financiar mi pasaje. Regresé a Brasil sola, con malaria, anemia profunda y crisis depresivas. En un año, intenté suicidarme tres veces, la última vez en mi primer semestre en Brasil.

Me divorcié, y después de eso, fue un largo proceso entre psicólogos, psiquiatras e innumerables otras especialidades médicas. Asistí a la universidad de teología, a una maestría y hoy soy una estudiante de doctorado en teología. Decidí desconectarme de las instituciones religiosas, tanto eclesiásticas como misioneras, precisamente porque en ellas solo encontraba el abuso, la manipulación y la búsqueda del poder. Durante ese tiempo, conocí a la comunidad LGBTQIA + y entendí que había personas asexuales. Poco a poco me fui identificando como asexual y después de eso todavía recibí el diagnóstico tardío de autismo.

Todo esto me ayudó a comprender las formas en que entendía a Dios, la persona del mismo Jesús como asexual, y mi necesidad de experimentar la sexualidad para ser aceptada socialmente y, sobre todo, ser aceptada en la comunión de la Iglesia. La asexualidad no es un tema abordado, en ningún lugar al que haya asistido hasta el día de hoy, y tampoco lo es el autismo. Por lo tanto, mi caminar ha sido solitaria y, en su mayor parte, incomprendido.

Opté por una investigación desafiante en mi doctorado, en torno a la Diosa Asera y su culto, tanto en la Biblia como en la arqueología, desde una perspectiva metodológicamente diferente. En ese sentido, me he inclinado a desafiar constantemente los estándares a los que me he conformado toda mi vida, y he dedicado mis días a un ‘ministerio de reparación’, con el fin de deshacer las falsas enseñanzas que me he difundido a lo largo de los años.

Hoy estoy satisfecha con mi incomprensión de Dios, ya no intento definirlo, de la misma manera que ya no intento definirme a mí misma, ni permitir que estructuras de pensamiento y convenciones sociales delimiten mi fe. Estoy agradecida de vivir completamente sola, sin necesidades sexuales, aunque tengo amigos y amigas a los que quiero mucho.

 

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“Que la Ruah nos acompañe a pedir justicia”. Testimonio desde Lima

Foto de Facebook-Piera

Foto de Facebook-Piera

Por Piera Gutierrez Huanca desde Lima-

Cuando ingrese a la universidad pública aprendí a marchar, un(a) estudiante (en la mayoría de casos) sólo va con sus pasajes (en ese tiempo recuerdo, que aún se podía pagar 1 sol y habían días en que solo íbamos con el pasaje de ida) por lo que aprende a valorar y proteger con devoción ciudadana el comedor, la matrícula y el acceso gratuito a los laboratorios, la biblioteca y ese ejercicio de ciudadanía amplia tu ser ciudadano y profesional, por eso aun cuando egresas sigues creyendo en las marchas para denunciar la corrupción y la violencia del Estado o de cualquier institución que se cree todo poderosa….

La diferencia entre mi testimonio y la de muchas personas que critican y piden calma es que participe en las marchas junto a varios compañeros(as):

 – El día martes 10 de noviembre fui a la plaza San Martín, las y los jóvenes estábamos cantando y danzando huayno (si a pesar de que hace unos meses por hacerlo un político nos dijo terrucos y otro nos dijo hace algunos años en el contexto del baguazo, que para que van a consultarle a llamas y vicuñas un acuerdo de libre comercio). Frente a todo esto, continuamos firmes a pesar de que percibíamos un ánimo exacerbado de la policía por sacarnos, seguimos ahí firmes. De pronto, la policía disfrazada de ternas (porque nosotros las y los jóvenes, deslindamos esos hechos de violencia), ese sector de la policía infiltrada en las marchas (sería una sirvengüenceria negarlo ahora) que más parece un grupo de paramilitares de los 90s, generó una pelea y empezó a tirar bombas y perdigones, se tomaron un par de horas en sacarnos y dispersarnos por la av. Wilson…. y como diría Vallejo: “Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo”. Porque que les quede claro que para nosotros(as) los jóvenes y adolescentes que en su mayoría hemos ido a las marchas lo hemos hecho por amor a nuestro país…

– El día jueves 12 volví a participar, esta vez fui con mi familia, la marcha era inmensa, desafiante, llena de esperanza… el panorama era utópico: ni un táper naranja con 20 soles había logrado tal hecho histórico, caminamos mucho y otra vez, al llegar a Abancay con Colmena, esta vez sin aviso alguno y sin percibir actos de violencia de parte del pueblo marchando, los policías empezaron a tirar bombas y perdigones, era como si la orden hubiese sido: “tienen 10 min para dispersarlos”, no les importo que habían familias, mujeres con niños caminando y en brazo, igual siguieron tirando…

 – Lo de ayer, aún seguimos sin conocerlo del todo, pero nos imaginamos el peor escenario debido a los dos asesinatos que el Gobierno y el Congreso tienen como responsabilidad política; solo puedo decir lo importante de leer este hecho con enfoque de género, marco teórico que fue valioso para entender la violencia ejercida en los tiempos del terrorismo de Estado: a los varones los torturan y los matas como el caso de Inti y Jack, mientras que a las mujeres nos violan sexualmente y nos detienen sin justificación alguna; además, de que a varones y mujeres nos desaparecen, hasta ahora hay según la CNDDHH 41 desparecidos(as) y 112 heridos(as).

Porque como diría un periodista: No son “enfrentamientos” cuando hay policía armada y manifestantes pacíficos. Eso es represión…

Que la Ruah, espíritu de Dios, nos ayude a poder sentir junto a las víctimas y personas más vulnerables todo lo que está pasando como dice el texto: hay tiempos de llorar y tiempos de reír, tiempos de amar y tiempos de odiar, tiempo de destruir y tiempo de construir, ¡así que por favor las y los jóvenes les pedimos que dejen de pedirnos “calma” … no es tiempo para eso… reconozcamos hoy que son las y los profetas de nuestro tiempo!

También, que la Ruah nos acompañe a pedir justicia (como gritamos tantas veces, ni perdón ni olvido!) y estar vigilantes a todas las decisiones del gobierno, a seguir marchando por una nueva constitución que nos libere de este contexto de terrorismo de estado que una vez más se ha repetido, nos permita ser consuelo para las familias de las víctimas y encuentren justicia, solo los que alguna vez hemos estado en la morgue esperando el cuerpo de un familiar sabemos la profunda impotencia que se siente que te digan que la/el fiscal no llega porque no se encuentran en su horario laboral, por lo que sólo te queda esperar con desconcierto, acrecentando el dolor de las familias.

En el nombre de Jesús, Amén

“𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨 𝐀𝐦𝐚 𝐌𝐢𝐬 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬”, Campaña del Proyecto Abriendo Brechas de Colores – LGTBI

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Este lunes 9 se estrenó en Cuba la campaña “𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨 𝐀𝐦𝐚 𝐌𝐢𝐬 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬”, del Proyecto Abriendo Brechas de Colores – LGTBI. El Proyecto busca Derechos & bienestar para las personas LGBTIQ+ en Cuba. Contra el fundamentalismo cristiano y la violencia espiritual, dicen en su Facebook.

Seguramente toda tu vida te han dicho que “la homosexualidad es un pecado” y que es imposible que Dios te ame tal y como eres. Puede que lo hayas escuchado de un pastor, de alguien de tu congregación o de tu familia, hasta que al final quien te lo dice es tu propia cabeza.

Muchas personas han sufrido violencia espiritual en espacios cristianos por su orientación sexual o su identidad de género. Hay muchísimas que como tú, han sentido soledad, desamparo y rechazo que le alejan de su comunidad.

Quizás no logras reconciliarte con tu fe a causa de teologías medievales, pero presta atención: eso que te han contado no es verdad. Al contrario, Dios es radicalmente inclusivo y su Gracia es también para nosotres, tal cual somos.

Te han dicho que la Biblia te condena, pero en realidad te condenan quienes eligen usarla para justificar sus prejuicios y proteger sus privilegios a pesar de que el mensaje del amor incondicional es y será el centro de las enseñanzas de Cristo.

Puede que nos leas con incredulidad, por eso hemos creado esta iniciativa entre la Iglesia de la Comunidad Metropolitana en Cuba y Abriendo Brechas de Colores (ABC), para recordarte que tu sexualidad es divina, que tu cuerpo es sagrado y que esas dimensiones se integran armónicamente con tu fe.

𝐂𝐫𝐢𝐬𝐭𝐨 𝐀𝐦𝐚 𝐌𝐢𝐬 𝐂𝐨𝐥𝐨𝐫𝐞𝐬 nos parece una campaña necesaria, sobre todo en una Cuba donde cada vez es más fácil encontrarse en cualquier esquina un cartel del “diseño original”, distribuido por iglesias conservadoras que se oponen a los derechos más elementales de las personas con identidades sexo género diversas, como el de amar y el de fundar nuestras familias.

Durante las próximas semanas estaremos cerca de ti, compartiendo carteles, videos de lideresas del ámbito de la teología, mensajes positivos de la Biblia, una canción hermosa que te va a encantar y hasta un podcast con el testimonio de personas de diferentes partes de Cuba, que quisieron compartirnos sus experiencias de fe como crisitianes LGBTIQ+.

¡Esperamos que nos acompañen y nos ayuden a multiplicar este mensaje sobre el amor radical de Cristo!

Podés acompañarles en Facebook

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NUEVO EPISODIO

¡¡Ya está aquí el primer episodio del Podcast Cristo Ama Mis Colores!!

Para este estreno Jorgito nos presenta a Fanny Pérez Díaz, del municipio Cabezas, en Matanzas.

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Desde pequeña Fanny asistió a la iglesia pentecostal, donde se sintió bien hasta que los pastores comenzaron a sospechar de su orientación sexual y condenaron su relación con otra muchacha de la congregación. En este episodio ella misma nos cuenta sobre esa dura experiencia, su proceso personal y el lugar en que se encuentra hoy.

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#CristoAmaMisColores #CristianesLGBTIQ #Cuba

Ser periodista en Twitter: una investigación sobre violencia de género digital

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Sentiido y Comunicación para la Igualdad coordinaron una investigación sobre violencia de género digital contra periodistas en Twitter en América Latina, de la cual participó Claudia Florentin, desde Con Efe. Estos son los resultados.

Entre octubre de 2019 y octubre de 2020, Sentiido y Comunicación para la Igualdad (Argentina), coordinaron una investigación sobre violencia de género digital contra periodistas en Twitter en siete países de América latina: Argentina, Colombia, Nicaragua, México, Paraguay, Uruguay y Venezuela.

La investigación contó con el apoyo del programa IPDC de UNESCO y se enfocó en entender por qué razones los y las periodistas reciben ataques en Twitter, si es mayor la violencia contra mujeres que contra hombres y cuáles son las principales formas de violencia que reciben.

Las periodistas mujeres son atacadas, al igual que sus colegas varones, por los temas políticos o de coyuntura que publican; pero se utilizan contra ellas muchas más expresiones discriminatorias vinculadas al género y agresiones con connotaciones sexuales.

La cobertura de manifestaciones vinculadas a la agenda de género y la expresión de posiciones favorables a la misma, particularmente hacia la legalización del aborto, son una razón extra por las que son atacadas las periodistas mujeres. Las mujeres manifestaron más afectación a su subjetividad a partir de los ataques y mayor vulneración de su derecho a la libertad de expresión; a la vez fueron más proactivas en la modificación de prácticas digitales.

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Para tal fin, la investigación desarrolló una sección de minería y análisis de datos con el apoyo de la organización colombiana Linterna Verde, con la que se analizaron 66 cuentas públicas de periodistas en Twitter, obteniendo alrededor de 11.5 millones de datos.

Además, la investigación cuenta con una sección de análisis cualitativo, que se desarrolló por medio de entrevistas anónimas y semiestructuradas a periodistas de los siente países, con el apoyo de investigadoras locales en la región.

Los resultados muestran prácticas claras y sistemáticas de intentar silenciar a los y las periodistas en Twitter por medio del troleo y de acciones coordinadas. Además, las mujeres enfrentan muchos más ataques con lenguaje discriminatorio asociado al cuerpo, a las capacidades intelectuales y en general a expresiones sexistas.

Descarga acá el informe completo.
Descarga acá el resumen ejecutivo.

Agnese Boaretto: “Parte de los proyectos con los que me vinculo están relacionados con una cosmovisión espiritual y política de los evangelios”

“El pez si no abre la boca muere” es un proyecto cinematográfico que incluye dos piezas audiovisuales, un cortometraje de ficción y un microdocumental. Ambas piezas abordan la problemática del abuso sexual contra las infancias.

Una historia protagonizada por Mateo Gómez Rochero y Laura Azcurra, escrita y dirigida por Agnese Boaretto, producido por Frater Audiovisual y Federico Bolan, música de Lisandro Aristimuño. Este relato de ficción continua con un microdocumental dirigido por Juan Sabio, donde parte del equipo de realización y personalidades de autoridad como el ex juez federal Dr. Carlos Rozanski y la Licenciada en Psicología Susana Toporosi abordan el ASI en profundidad complementando la ficción.

Este material es de libre visión y utilización desde el sitio web, como así también las entrevistas completas en www.elpezsinoabrelabocamuere.com

@elpezsinoabrelabocamuere

info@elpezsinoabrelabocamuere.com

 CONOCEMOS A LA DIRECTORA

Agnese

Agnese

¿Quién es Agnese hoy? ¿Te definirías como una mujer creyente?

Soy una construcción en proceso, con un camino recorrido que me ayuda a valorar el presente teniendo en cuenta todo lo vivido hasta acá, re-elaborando la existencia a cada paso y teniendo como norte la premisa de que estoy aprendiendo en todas las áreas de la vida. Quizás ese es el motor que me tracciona, ser consciente de que no tengo todas las respuestas, pero si miles de preguntas con las que hoy puedo convivir sin que sea un problema portarlas. Me gusta estar en contacto con las personas, el arte y la naturaleza. Soy realizadora audiovisual y en este momento estoy estudiando psicología social.

Si bien pase por diferentes momentos respecto a mi fe, esta me sigue atravesando de lado a lado, gran parte de los proyectos con los que me vinculo están relacionados con una cosmovisión espiritual y política de los evangelios. Tengo una relación estrecha con mi fe, es lo que ha permanecido constante a través de los años, sin importar que relación vincular fui teniendo con las instituciones eclesiásticas, creo que he podido cuidarla a pesar del tiempo y los cambios de la vida. Me lleva a repensar la realidad, la vida y a reelaborar acciones concretas para los escenarios que elijo habitar.

Hoy por hoy comparto de forma colectiva con la comunidad con quienes tengo muchos puntos en común respecto a esta forma de vivir y transitar, con amigues. Esa comunidad es una red de personas distribuidas en diferentes lugares geográficos, con quienes tenemos algunos proyectos en común.

En tu corto-documental abordas la temática de abuso sexual, ¿qué te llevó a esa temática?

Desde que recuerdo que las injusticias me produjeron muchas preguntas y dolor, particularmente el abuso sexual contra las infancias siempre me provoco impotencia, una especial impotencia basada en conocer a muchas víctimas dentro de mis entornos personales y ver como todos los hechos quedaban impunes. Vi el dolor que genera este flagelo en la vida de les sobrevivientes y el silenciamiento social es el que me llevo a involucrarme cada vez más con la problemática, transformando la indignación en motor. En una primera instancia mientras estudiaba cine produje una campaña de bien público en torno a la problemática, luego de eso seguí pensando que era necesario y urgente utilizar un género de interpelación como lo es la ficción para hablar de este delito tan silenciado, entonces sí, fue eso, romper el silencio desde el arte. Buscar la incomodidad del espectador para poder producir un quiebre

¿Crees que es también un tema oculto en comunidades de fe? ¿En tu investigación pudiste dialogar con gente de fe?

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En la investigación que hicimos para producir las piezas que componen al proyecto no tuvimos contacto estrecho con comunidades de fe, pero si a lo largo de algunos años de investigación personal de la problemática y por haber pasado tiempo participando en instituciones eclesiásticas, se que esto también sucede en estos ámbitos Si bien el más alto índice de abusos se da en el contexto intrafamiliar de niñxs y adolescentes, también se ha dado en instituciones como en las iglesias o ámbitos educativos. Las denuncias más conocidas provienen de la iglesia católica, pero lo cierto es que este delito es cometido en diferentes espacios de confianza donde los niñxs deberían ser cuidados y no violentados, también sucede en iglesias evangélicas. Es importante destacar esto, ya que al tratarse de contextos y personas que lxs niñxs y adolescentes conocen, es para ellos muchísimo más difícil romper el silencio y poder apalabrarlo, denunciarlo.

¿Qué te parecería ideal hacer en iglesias donde se educa a niñez en cuanto a tratamiento del tema como para que se generen espacios y las víctimas puedan hablar?

Considero que es fundamental hablar sobre el abuso sexual contra las infancias y adolescencias en todos los ámbitos, en la casa, en la escuela, en las iglesias, en los clubs, en las organizaciones sociales, merenderos etc., Una herramienta fundamental es la ESI, es una de las acciones prácticas para poder no solamente informar y concientizar sobre esta problemática, sino que brinda el espacio para que aquelles que fueron o están siendo violentades puedan hablar. Por eso me parece muy importante que la ley se cumpla, existe desde el 2006 y es un derecho que tiene que llevarse adelante por lo menos en los ámbitos educativos.

En el marco de las iglesias o comunidades de fe lo que considero central es entender el abuso sexual contra las infancias y adolescencias como lo que es, un delito, el cual es urgente denunciar. En primer lugar para que ese niño, niña o adolescente deje de ser violentadx, esté resguardadx y se lleve adelante justicia sobre el caso, en segundo porque por más de que el delito se haya cometido hace años, el victimario puede estar repitiendo el abuso con una nueva víctima en el presente. Considero que muchas veces ha habido una mala praxis en este tipo de ámbitos confundiendo el perdón de Dios, con la complicidad y eso es repudiable. Debemos acompañar a las víctimas en su proceso personal de restauración, pero tenemos la obligación ética, moral, espiritual y judicial de denunciar. Si no lo hacemos, estamos siendo cómplices del abuso y estamos dejando expuesta la vida de ese menor, los adultos y adultas tenemos responsabilidades muy claras en cuanto a esto. Creo que debemos seguir concientizando a los miembros de las comunidades de fe para que denuncien y en forma paralela puedan habilitar la palabra con sus jóvenes y niñxs. En muchos casos las víctimas solo hablaran en aquellos lugares donde tengan contención y un espacio de confianza, con lo cual resulta muy importante y pertinente tener una escucha activa con elles.

Me gustaría dejar muy en claro que los niñxs no mienten y que es VITAL creerles, no podemos poner en duda su palabra, debemos activar todos los mecanismos de cuidado y acompañamiento necesarios. Por otro lado, la concientización sobre esta problemática resulta muy apropiada, dar talleres es una herramienta sumamente pertinente. En estos espacios construir diálogo, habilitar la palabra para que se pueda indagar es elemental, sabemos que los victimarios hacen todo para que la víctima no pueda hablar, es esa la estructura que debemos romper, la del silencio. Desde nuestros discursos y acciones comunitarias e individuales tenemos que estar atentxs de que comunicamos y que subjetividades construimos. No poner en tela de juicio a la víctima ni culpabilizarla, bajo ningún punto de vista. La concientización de este flagelo debe llevarnos a repensar los modelos patriarcales que se reproducen muchas veces en los ámbitos vinculados a la religión, es necesario desmantelarlos y pensar en mecanismos de cuidado, libertad real y justicia real, no solamente formal.

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