Día de la Reforma: “me inspiran, no desde una historia cerrada, sino de algo que construimos también hoy”
Persecuciones contra cátaros/valdenses (Wikipedia)
Por Claudia Florentin-
503 años de la Reforma de Lutero. Me preguntan ¿Qué es para mí hoy?
Mi vida es cristiana y es ecuménica tanto como interreligiosa:
-Bautizada luterana al mes de vida, en una parroquia entrerriana. Concurrente a cultos en alemán en los primeros años con el calor de las siestas domingueras, señoras vestidas de negro, himnos interminables que no entendía
-Criada en escuela bíblica bautista y confesada fe en ella hasta empezar a pelearme con muchas prácticas doctrinales
-Estudiante libre-sin iglesia de apoyo- de teología por un par de años
-Ferviente discípula de la teología de la liberación
-Estudiante de religiones comparadas- Discípula de Jaime Barylko
-Meditada decisión de adherir a la iglesia Valdense hace más de 20 años, por historia, principios, compromisos y prácticas.
-Feminista militante de los derechos y la vida plena de las mujeres, desde la fe
-Trabajadora de agencia ecuménica hace más de 15 años
-Colaboradora en diversos espacios ecuménicos de la región
¿Qué puedo decir de la Reforma?
Lutero, y antes que él miles de hombres y mujeres de fe sincera, comenzaron a sentir esa picazón de la disconformidad… que esa religión institucionalizada no representaba su espiritualidad, sus preguntas, sus certezas…
Ellos y ellas por eso debieron enfrentar el escarnio, la persecución, el dolor de las separaciones. Porque duele ser voz discordante en la inmensa mayoría que parece seguir ciegamente lo instituido. Duele vivir el desgarro de lo cotidiano para generar algo nuevo. Duele perder seguridades para parir nuevas realidades inclusivas y amorosas.
Si algo rescato hoy de ese movimiento y de quienes le precedieron, es el coraje, la fuerza de desentonar, de ir contracorriente, con todos los errores y aciertos que conlleva construir desde la diversidad. No los idealizo, los comprendo y admiro. No es una historia idílica sino plagada de sufrimientos propios y ajenos.
Ellas y ellos me inspiran, no desde una historia cerrada, sino de una historia que construimos también hoy, día a día, siendo voz profética, pariendo con dolor conceptos y reflexiones que ni siquiera terminamos de entender pero en la convicción de que la divinidad en quien creemos es divinidad de revoluciones, de reformas, de inconformismos, de minorías disidentes dispuestas a renunciar a lo seguro, a soñar mundos nuevos y a parirlos en insumisión y esperanza. Ese es el mensaje que encuentro en la Biblia.
Soy cristiana, porque me inspira el Maestro de Galilea, muerto por sus convicciones y vida nueva para la esperanza
Adhiero a la reforma, aunque ya prácticamente sin comunidad de fe, porque no pongo mi seguridad en instituciones ni dogmas sino que estoy dispuesta a convertirme, a dudar, a disentir siempre que haga falta
Sigo apostando al andar juntes en nuestra casa común, porque nada somos sin la caminata diversa y rica de quienes miran también al Maestro y de quienes desde su fe o espiritualidad, construyen mundos nuevos.
Prohibición de uso del término “católica” lleva a mujeres a afirmar “Somos católicas y somos muchas”
Por determinación de la 2ª cámara de Derecho Privado del Tribunal de Justicia de San Pablo, se prohibió a la asociación Católicas pelo Direito de Decidir usar el término “católicas” en el nombre. Para la justicia, la finalidad de la asociación es incompatible con los valores adoptados por la Iglesia Católica de modo general y universal. Redes de mujeres se autoconvocaron para apoyar a Católicas con publicaciones afirmando #soucatólica–#soycatólica.
El pedido fue hecho por la Associação Centro Dom Bosco de Fé e Cultura, también católica. Según la entidad, el grupo cuestionado “tiene la pretensión de implementar agenda progresista y anticatólica, promoviendo la descriminalización y legalización del aborto”.
Afirma que el uso de la expresión “católicas” es ilícito y abusivo en el caso concreto, “constituyendo verdadero fraude, pues bajo el pretexto de defender los “derechos reproductivos de las mujeres”, practica una autentica promoción de conducta a descompás de la doctrina de la Iglesia”.
En tanto Las Católicas han emitido una nota de prensa que compartimos, donde expresan que ellas fueron informadas solo por las noticias pero que no fueron notificadas oficialmente de la sentencia.
“La organización tomará las medidas que correspondan después que reciba la determinación judicial”, dice, reiterando su compromiso con la democracia y los derechos humanos en especial los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y niñas, “amenazados en la actual coyuntura de Brasil”.
“La lucha por la vida y la dignidad de las niñas y mujeres, y de todas las personas excluidas y violadas por las desigualdades, siempre ha sido ardua. La unión es el motor de las transformaciones sociales, y fue ella quien siempre fortaleció a las católicas por el derecho a decidir en sus más de dos décadas de actividad en Brasil. En los últimos días, nuestra organización ha recibido espontáneamente la solidaridad de religiosas, organizaciones, colectivos, políticos y activistas autónomas. Son personas que defienden no solo nuestro trabajo, sino que creen en la Democracia y temen su colapso en la actual situación política. Que este mensaje nuestro sea leído y recibido como un abrazo simbólico a todas las personas que nos están dando fuerza hasta ahora y a todas las que nos fortalecerán en el futuro. Que la oscuridad del fundamentalismo religioso nunca sea mayor que la luz que emana de la vida y la justicia social. A todos ustedes, nuestro agradecimiento lleno de cariño y resistencia ”, dice la organización.
La organización Evangélicos por la Igualdad de Género también emitió una nota de apoyo: “Las mujeres del EIG se solidarizan con las católicas por el derecho a decidir y no nos callaremos”
Vengo a llamar a general para publicar una foto con # SouCatólica. Católicas por el Derecho a Decidir es un movimiento histórico por la defensa de los derechos de las mujeres y, en apoyo al grupo y a todas las mujeres que representa, ¡no podemos quedarnos callados! La palabra ‘católico’ viene del griego kata (juntos) y holos (todos), es decir, ‘universal’, ‘que cubre todo y une a todos’, así que si es para todo y para todos, también puedo decir que “ Soy católica ” convocaba @anaesterbh vía Instagram; llamada que se multiplicó por centenares de voces en Brasil y la región.
“Cuerpos y Libertades. Voces de Mujeres Indígenas”, un material presentado por CDD
El jueves 29 de octubre a las 18 horas se presentará la cartilla “Cuerpos y Libertades. Voces de Mujeres Indígenas”, un material de difusión y sensibilización social en formatos gráfico y sonoro realizado por y para mujeres indígenas, que relatan cuáles son las dificultades para el acceso a los derechos sexuales y reproductivos en los idiomas guaraní y wichí.
La presentación se realizará a través de una actividad online de la que participarán Edith Martearena, lideresa, comunicadora, locutora y activista guaraní; Mariana Ortega, docente, investigadora e integrante del equipo de acompañamiento de radio comunitaria La Voz Indígena y la organización de mujeres indígenas ARETEDE; Nancy López, lideresa wichí, comunicadora y cacica de la comunidad Oke Pukhe de la ruta 86; y Mónica Menini, abogada feminista e integrante de Católicas por el Derecho a Decidir (CDD).
Estarán también Dora Barrancos, socióloga feminista; Elizabeth Gómez Alcorta, Ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación; Victoria Donda, titular del INADI; Valeria Isla, Directora Nacional de Salud Sexual y Reproductiva del Ministerio de Salud de la Nación; y Luz Aquilante, Directora Ejecutiva del Fondo de Mujeres del Sur (FMS).
“Cuerpos y Libertades. Voces de Mujeres Indígenas” es un puente que transforma las experiencias en demandas para el acceso a la salud y la necesidad de que las instituciones adopten enfoques interculturales. Está realizada por mujeres wichí, guaraníes, chorotes y mapuches que ponen en agenda problemáticas como la violencia institucional en hospitales que dificulta el acceso a la salud, la violencia obstétrica, la violencia sexual sobre mujeres y niñas y el acceso a la interrupción legal del embarazo.
La cartilla, y su difusión sonora fue impulsada por Católicas por el Derecho a Decidir, Radio La Voz Indígena y la Organización de Mujeres Indígenas (ARETEDE), con el apoyo del programa “Liderando desde el sur- Fondo de Mujeres del Sur”, en el marco del trabajo realizado por la Red Latinoamericana y del Caribe de Católicas por el Derecho a Decidir.
Seguí la presentación en vivo a través de Facebook y YouTube:
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Encontrá materiales de difusión de “Cuerpos y Libertades” en:
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La Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil lanza el sitio: Empodere a su hermana- Empodere Sua Irmã
La Secretaría General de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil (IEAB) y el Servicio Anglicano de Diaconia y Desarrollo (SADD) crearon otro canal de comunicación para dar visibilidad a las acciones de las mujeres del IEAB.
El sitio web “Empodere Sua Irmã” es un espacio dedicado a acoger, informar y visibilizar las acciones de las mujeres de fe, dentro y fuera de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil, con el objetivo de empoderarlas para la equidad de género, así como para prevenir y abordar la violencia de género, especialmente la violencia religiosa y la violencia doméstica contra mujeres y niñas.
“Entendemos que nuestras acciones son una parte importante de este proceso. Por eso, los invitamos a venir, visitar esta casa y contribuir a este empoderamiento colectivo ”, refuerza el IEAB.
El sitio será alimentado por mujeres, clérigas y laicas de la Iglesia Episcopal Anglicana de Brasil en diálogo permanente con mujeres de la Comunión Anglicana, con organizaciones feministas y con otras mujeres de fe, o no, sobre temas relacionados con las relaciones de género y religión. en la búsqueda diaria de la promoción de la equidad de género.
La web es: https://www.empoderesuairma.com/
A Secretaria Geral da Igreja Episcopal Anglicana do Brasil (IEAB) e o Serviço Anglicano de Diaconia e Desenvolvimento (SADD) criaram mais um canal de comunicação para dar visibilidade às ações das mulheres da IEAB.
O site “Empodere Sua Irmã” é um espaço dedicado a acolher, informar e visibilizar ações das mulheres de fé, dentro e fora da Igreja Episcopal Anglicana do Brasil, com o objetivo de empoderá-las para a equidade de gênero, bem como, para a prevenção e enfrentamento à violência de gênero, principalmente, a violência religiosa e a violência doméstica praticada contra mulheres e meninas.
“Entendemos que nossas partilhas são partes significativas deste processo. Portanto, te convidamos a se achegar, conhecer esta casa e contribuir para esse empoderamento coletivo”, reforça a IEAB.
Você também vai encontrar uma sessão de cartilhas sobre violência doméstica contra mulheres que poderá ser baixada e utilizada na formação de outras mulheres e da sua comunidade.
O site será alimentado por mulheres, clérigas e leigas da Igreja Episcopal Anglicana do Brasil em diálogo permanente com mulheres da Comunhão Anglicana, com organizações feministas e com outras mulheres de fé, ou não, acerca das questões que dizem respeito às relações de Gênero e Religião na busca cotidiana pela promoção da equidade de gênero.
https://www.empoderesuairma.com/
Fundamentalismos, crisis de la democracia y amenaza a los derechos humanos en América del Sur
Magali Cunha, Carta Capital–
En mi último artículo para Diálogos de fe, escribí sobre “fundamentalismo de adentro hacia afuera”. Ahora vuelvo al tema para abordar su rostro: el fundamentalismo y su expresión plural, tal como se manifiesta y avanza, no solo en Brasil, sino en el continente sudamericano. Con esto presento a los lectores los resultados de una investigación coordinada por mí, y ahora disponible, de manera gratuita, en el libro electrónico “Fundamentalismos, crisis de la democracia y amenaza a los derechos humanos en América del Sur: tendencias y desafíos para la acción ”, publicado por la organización Koinonia: Presencia y Servicio Ecuménico.
El proyecto de investigación nació de la preocupación de iglesias y organizaciones religiosas (OBF), articuladas a través del Foro Ecuménico ACT Suramericano (FESUR), que han observado transformaciones en la arena pública en términos sociopolíticos, económicos, culturales y ambientales, en el contexto de diferentes países. Estos cambios se han producido en forma de reacciones a los avances y logros en el campo de los derechos de los trabajadores, las mujeres y las comunidades tradicionales (indígenas y afrodescendientes), seguidos de retrocesos y obstáculos políticos de diversa índole.
Las organizaciones vinculadas a FESUR señalan, como parte de este proceso observado, crisis políticas evidentes, profundización de las desigualdades, reducción de espacios de participación de la sociedad civil, aumento de asesinatos de defensores de derechos humanos. Investigaciones realizadas en el primer semestre de 2020 apuntan a una agenda fundamentalista que es efectiva en la región, con gran capital económico y político, fruto de su capital religioso, que ha logrado obstaculizar derechos sociales duramente ganados, por las poblaciones que enfrentan los sistemas judiciales nacionales, incidiendo y, en algunos casos, desestabilizar las democracias
El origen del término se remonta a la tendencia conservadora de un segmento protestante de los Estados Unidos, entre el siglo XIX y el XX, arraigada en la interpretación literal de la Biblia, clasificada como infalible, en reacción a la modernidad (encarnada en la teología liberal y el estudio de la Biblia mediación contextual de las ciencias humanas y sociales), en defensa de los fundamentos inmutables de la fe cristiana. Desde entonces, la perspectiva fundamentalista ha ido cambiando, dentro del propio evangelismo, y ha traspasado las fronteras de la religión. Se convierte en una matriz de pensamiento, una postura, anclada en la defensa de una verdad y en imponerla a la sociedad.
Es un hecho que, en las últimas décadas, grupos religiosos y no religiosos han surgido en el espacio público, en diferentes contextos del mundo, con acciones que pueden calificarse de “fundamentalistas”, caracterizadas como reactivas y reaccionarias a los cambios sociales. En este sentido, se observa que el fundamentalismo se convierte en un fenómeno social que va más allá de la dimensión religiosa, gana un perfil más diversificado y adquiere un carácter político, económico, ambiental y cultural.
En estas acciones se eligen ciertos “cimientos” para persuadir a la sociedad, con el fin de establecer fronteras y luchar contra los “enemigos”, lo que a menudo resulta en un movimiento polarizador y separatista, que niega el diálogo, la democracia y establece un pensamiento único que tiene como objetivo dirigir acciones en el espacio público.
El caso más emblemático de la época contemporánea en América del Sur es Brasil, debido a la elección del militar de extrema derecha Jair Bolsonaro a la Presidencia de la República, producto de un intenso proceso reaccionario a los avances en el campo social, ambiental, sexual y reproductivo.
Sin embargo, se observa que en Colombia, Perú y Argentina, países también priorizados en la iniciativa FESUR, existen procesos que denotan situaciones similares, en períodos muy cercanos, indicando una especie de patrón fundamentalista de intervención en las democracias y acciones de los derechos del continente. En 2020, con la pandemia de Covid-19, esta situación se agravó y toda esta situación se puso de manifiesto.
La investigación ofrece varios descubrimientos, entre ellos, la concepción de la configuración de los fundamentalismos político-religiosos en América del Sur, conceptualizándolos, en plural, a partir de una reconstitución histórica de sus diferentes expresiones. En este sentido, escapando del uso del término que denota acusación y la etiqueta de contrarios, el resultado muestra que los fundamentalismos pueden entenderse como una cosmovisión, una interpretación de la realidad, con una matriz religiosa. Esto se combina con acciones políticas derivadas de ello, para debilitar los procesos democráticos y los derechos de las comunidades sexuales, reproductivas y tradicionales, en un condicionamiento mutuo.
También se identificó, como un descubrimiento, que la matriz religiosa de los fundamentalismos avanzados no es desarrollada solo por los evangélicos (de las ramas histórica y pentecostal) sino también por los católicos romanos, quienes se articulan en una unidad oportunista en torno a agendas y enemigos. común.
Las agendas fundamentalistas que unen a líderes y segmentos evangélicos y católicos se basan en la moral sexual religiosa y la demonización e inferiorización de los indígenas y afrodescendientes. Sirven al sistema económico neoliberal al proclamar la reducción de las políticas públicas (acción del Estado, por tanto), relegando a la “familia” el cuidado con educación, salud, trabajo, jubilación, y facilitando la conquista de tierras de poblaciones tradicionales por la agroindustria y por las empresas mineras. De ahí la clasificación de “fundamentalismos político-religiosos”. Se les identifica como enemigos, movimientos sociales, sindicatos, partidos que buscan defender estos derechos y estas poblaciones.
El informe de investigación, después de escuchar a decenas de activistas de derechos humanos y académicos de los cuatro países, detalla cómo las tendencias fundamentalistas: reacción a los derechos sexuales y reproductivos; el discurso “pro-familia”, como proyecto económico-político; el pánico moral y permanente choca con los enemigos electos, como alimento para el reaccionario; amenaza a las comunidades tradicionales; acciones coordinadas por los diferentes grupos; la defensa del Estado laico y la libertad religiosa como “secularización estratégica”; avance de nuevos movimientos fundamentalistas en Estados Unidos en la región (formación de políticos, “guerra cultural” y misiones entre indígenas). Al final, se presentan diez posibles estrategias para responder, por parte de iglesias y OBF, a esta realidad expuesta de fundamentalismos político-religiosos.
En medio de todo esto, el texto destaca que es necesario considerar seriamente que hay una población a la que las religiones dan sentido y estructuran la vida. Tener esto en cuenta es fundamental para pensar en el futuro que está llamando a la puerta, en medio de una pandemia de coronavirus.
Traducción: Con Efe
Whipala
Por Jocabed Solano Miselis-
Se escuchaban miles de voces que decían “Jallalla”. Venían de las sierras, montañas, lagos, calles y callejones. Sus manos traían las papas y los chuños. Sus manos traían las habas, la cebolla, el ají. Sus gritos estremecían el espacio. Cuando pude escucharles, comprendí que decían “¡Wiphai!”. Eran gritos de gozo porque Dios les había dado una cosecha plena. Cuando se hizo silencio escuché lapx-lapx, que es la voz del viento. Esa voz se transformó en el canto de los Aymaras laphaq y, junto a la Tierra, oí esta nueva voz “Whipa- Laphaqa”. Era la señal del triunfo de la vida.
El día se hizo noche, y el verano invierno: las plantas quedaron sin flores y los ríos sin agua. El grito se hizo silencio. El silencio se transformó en lamento, y el lamento en oración. Y, cuando estaba todo en ceniza…
Vi otra visión, una multitud que venía de todos lados: del sur, del norte, del este y oeste. Los pies estremecían la Tierra con danzas únicas y singulares; danzas de muchos movimientos y formas, un coro de lenguas diversas, cuerpos pintados que se mezclaban con el de la Tierra. Eran mis hermanas y hermanos en Abya Yala. Traían en sus manos maíz, tomate, coco, pescado, cuy, plantas medicinales, sahumerios con olor a cacao, cambombias que sonaban fuerte, maracas y, junto a la Tierra y sus voces, se estremeció todo Abya Yala.
Sus voces se unían con el viento lapx-lapx y escuchaba Laphaq.Era hora de un nuevo amanecer. Era la señal de la esperanza para nuestros pueblos del Abya Yala. Cuando se unieron todas las voces de los pueblos se escuchó lo que había permanecido en el misterio, pero que de pronto era revelado en el sol, en el día, en la luna y en la noche.
“Whipai” ( Grito de guerra), “Laphaq” que se ondee el corazón de la Madre Tierra. Todos las naciones del Abya Yala miraron cómo emergió; sus ojos expectantes ante lo que iba surgiendo del corazón de “Nabgwana” ( el corazón de la Tierra). Y, de pronto, la vimos en todo su esplendor, ¡era la Whipala!
Todos los pueblos del Abya Yala gritaron: “¡Que se ondee la Whipala, que suba alto, alto! ¡Que al verlo recordemos que somos hijos e hijas de la Madre Tierra!” Y nuestras voces se unieron con el viento lapx-lapx. Se unieron con la Tierra Laphaq. Se unieron con el agua, el fuego, y se escuchó el canto de la Whipala: “¡Que suba, que suba alto el símbolo de la resistencia de los pueblos del Abya Yala! ¡Whipala!”
La autora es de la comunidad Gunadule, Co-Directora de Memoria Indígena
Nota de la Editora:
La wiphala se convirtió en el símbolo del Estado Plurinacional de Bolivia, cuando Evo Morales llegó al poder en 2006. La bandera, un cuadrado con siete colores, representa a toda la sociedad: campesinos, indígenas, pobres, empresarios, blancos y ricos, según dice la Constitución.
Rebeldía lésbica: “ninguna institución o persona, puede negar mi derecho a creer desde lo que soy”
Por Mónica Álvarez-
En el día de las Rebeldías Lésbicas de Abya Yala (celebrado el 13 de octubre), he reflexionado y celebrado mi ser rebelde dentro de una sociedad que cuestiona la validez de nombrarte creyente y en una iglesia que te niega pertenencia si te nombras lesbiana.
Soy creyente porque conozco los espacios religiosos y el secuestro de nuestra espiritualidad que esta presente en estos. Me seguiré nombrando católica, porque ahí están mis orígenes y de ahí proviene mi espiritualidad. También porque incomoda y es rebelde ante las autoridades religiosas. Porque nadie, ninguna institución o persona, me puede negar mi derecho a creer desde lo que soy. Porque creo cuando rezo en la iglesia, cuando marcho para exigir que no nos maten por el simple hecho de ser mujeres, cuando salgo de antro con mis amigas y cuando tengo sexo con otra mujer. Y en todas estas actividades me acompaña la Diosa.
Me nombro desde este y muchos otros no lugares para poder generar redes de apoyo y encontrar a otras, que como yo no pasan por un momento agradable mientras intentan conciliar su orientación sexual con su espiritualidad. Porque me gusta celebrara y sentir la ternura de una Diosa que no tiene problemas en meterse a la cama con una tortillera.
Estoy convencida que esta alegre rebeldía también se vive dentro de los espacios religiosos, pues celebramos nuestra espiritualidad desde la opción radical de amar a otras mujeres. Amar a otras mujeres de manera sexual y afectiva, pero también amarlas y optar por nosotras en otros contextos. Es decidir amarnos tiernamente, afectivamente y eróticamente. Es amarnos en comunidad y optar por darnos la mano entre nosotras. Y esta se vive desde el festejo, la digna rabia y las más diversas celebraciones. Lo vivo acompañando a mujeres que se cuestionan interrumpir legalmente un embarazo y sostener sus manos mientras rezamos un Ave María. Se vive amando a una Diosa y dejándose amar por una Diosa que algo de tortillera tendrá.
Me gusta entenderme como Eva que decide tomar el fruto prohibido, experimentar su sexualidad, el feminismo y la vida secular y después opta por regresar y nombrarse feminista, creyente y lesbiana. Así, la importancia de nombrarme lesbiana y celebrar el orgullo contribuye en la generación de redes de apoyo dentro de las iglesias. Se vuelve una manera de subvertir la moral sexual del cristianismo. Esto requiere la creación de espacios de sororidad y amor entre nosotras. Es la cercanía con una Diosa que tiene mucho de tortilla y que nos acompaña tiernamente. Celebrarme como mujer lesbiana en la iglesia significa acompañar en el amor. Escuchar procesos de aborto, tomar de la mano a mujeres sobrevivientes de violencias, decirle a las que se cuestionan sobre su sexualidad que hay una Diosa que aprecia y aplaude su erotismo. ¡Eso es rebeldía lésbica cuando te nombras creyente!
Abren escuela territorial e itinerante: “Incidencia política para mujeres de iglesia«
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La Asociación Cristiana Menonita para la Justicia, Paz y Acción Noviolenta- JUSTAPAZ, en Colombia, abre esta propuesta para mujeres de fe en la región.
En el marco del Plan estratégico de Justapaz, el área estratégica de Mujer y Paz ha desarrollado acciones para potencializar el accionar y los liderazgos de las mujeres pertenecientes a Iglesias, comunidades y organizaciones socio-eclesiales en escenarios de reconstrucción del tejido social, así como espacios de promoción y exigibilidad de sus derechos en el marco de la Resolución 1325 y en la implementación del enfoque de género en el Acuerdo de Paz.
¿Qué es la Escuela Territorial?
Está Escuela es una propuesta del área de Mujer y Paz de Justapaz que profundiza los conceptos y herramientas claves de incidencia política para las Mujeres de iglesia, promoviendo una participación activa y propositiva en sus dinámicas organizativas y comunitarias.
¿A quién va dirigida?
La Escuela Territorial va dirigida a Mujeres pertenecientes a Iglesias del proceso de Mujeres Constructoras de Paz o de los procesos que acompaña Justapaz, que quieran apostarle a su formación autónoma y compartiendo experiencias entre Mujeres.
¿Cuántas horas requiero para la Escuela Territorial?
La Escuela Territorial es Virtual, y cuenta con 3 Unidades que requieren un mínimo de 15 horas para desarrollarlas, para un total de 45 horas de dedicación. De estas 45 horas, compartiremos 7 horas de manera simultánea (Sincrónica) con Mujeres de todo el País.
Las 38 horas restantes podrás desarrollar las actividades según tus tiempos (asincrónica); incluidos foros sociales, test de conocimientos, vídeos de especialistas en cada tema y guías de trabajo.
Además, debes realizar una acción colectiva con las Mujeres de tu iglesia, la cual irás registrando en un diario en la plataforma de formación y una nota de prensa al finalizar la Escuela con la experiencia vivida.
Iniciamos con Escuela el 19 de Octubre y concluimos actividades el 1 de Diciembre de 2020. Para el desarrollo de la Escuela estarás acompañada de un Equipo de Impulso Territorial para la Incidencia (Promotoras) (EIMTI).
¿Qué necesito para participar en La Escuela territorial?
Para arrancar necesitaremos compromiso para desarrollar las actividades programadas durante la Escuela y multiplicar los saberes y habilidades adquiridas. En términos técnicos, se requerirá acceso a computador/celular e internet para realizar las actividades (sincrónicas y asincrónicas).
Y mucha disposición.
¿Qué buscamos con esta Escuela?
– Contribuir en las iniciativas de construcción de paz de las Mujeres, en los análisis de la implementación del enfoque de género del Acuerdo de paz y la Resolución 1325.
– Fortalecer capacidades para la participación activa desde las realidades de las Mujeres y los ejercicios de veeduría, interlocución y movilización social para la exigibilidad de los derechos de mujeres y niñas desde una perspectiva interseccional y del género.
– Profundizar en el análisis y proyección de las acciones de incidencia de las mujeres de iglesias y/o organizaciones socio eclesial frente a las realidades sociales, políticas, económicas y culturales.
¿Hasta cuándo puedo pre inscribirme?
Pre inscripciones abiertas: Del 9 al 14 de Octubre de 2020
Link de pre inscripción: https://forms.gle/hZpM8ps28T8cPiGT9
Recuerda que este proceso es de pre inscripción, debes esperar la comunicación de confirmación. En caso de cualquier inquietud comunicarse al correo: mujerypaz@justapaz.org
El resonar de mis ancestras-ancestres pentecostales en la dispersión
Jael de la Luz
Jael de la Luz nos propone revisar la historia de la Iglesia de Dios en la República Mexicana (IDRM) que cumple cien años; dentro de la historia institucional se va entretejiendo su propia historia, como mujer, como creyente, como feminista. Lo haremos en cuatro entregas semanales.
Autobiografía dentro de la celebración
Este noviembre de 2020, la Iglesia de Dios en la República Mexicana (IDRM) cumple cien años de presencia en México. La IDRM es una de las iglesias más importantes del movimiento pentecostal mexicano y con muchas características transfronterizas en sus primeros años de historia. Sin proponérmelo, en tono celebrativo hace 10 años la publicación de mi libro El movimiento pentecostal en México. La Iglesia de Dios 1926-1948, permitió que al interior de esta iglesia y en la academia se reflexionara sobre el aporte de las expresiones pentecostales que, hasta ese momento, al menos en México, no habían salido de las historias locales o denominacionales (tenemos la historiografía de Jean Pierre Bastian y trabajos posteriores, pero centrados más en los protestantismos históricos).
Haciendo una recapitulación de aquel momento donde yo estaba envuelta en la investigación histórica y abriendo una línea de trabajo poco explorada desde la historia, en ese entonces, algunas inquietudes se quedaron en el tintero. Inquietudes vinculadas al plano personal y a mi propia experiencia de haber sido parte de una iglesia pentecostal por casi 30 años ininterrumpidos. Inquietudes que no pude explorar desde la academia porque en el ambiente intelectual en el que fui entrenada cómo investigadora de lo social, debía tener un acercamiento objetivo a mi objeto de estudio… y así, una parte de mis preguntas fueron escondidas, mientras que mi apuesta de ser creyente poco a poco se diluyo cuando desde mi condición de mujer cuestioné no sólo la historia que estaba escribiendo y reconstruyendo, sino los silencios con los que me topé en muchos casos al preguntar sobre prácticas y comportamientos que en ese momento no sabía cómo nombrarlos.
Crecí en una comunidad pentecostal pobre, en los márgenes de la modernidad de México. Originaria del municipio de Nicolás Romero, un lugar que en el pasado fue bastión de liberales que apoyaron a Benito Juárez en su huida al norte de México, el territorio nicolaíta fue escenario de grandes bosques, parajes y ojos de agua que vieron sus suelos transformados por las fabricas textileras, carboneras y papeleras durante el Porfiriato, lo mismo que por grandes haciendas. Cuando mi madre llegó del estado de Veracruz a principios de 1970 a este municipio y comenzó junto a mi padre una vida en pareja nada fácil, uno de los espacios de “contención” fue una iglesia pentecostal que la ha abrigado por casi ya cuatro décadas. Ella cuenta que al embarazarse de mi, decidió entregar su vida a Cristo, después de una exhaustiva labor de evangelización que una familia de hermanos hizo durante casi cuatro años
Mi madre tuvo tres hijos, y los tres fuimos educados en la fe pentecostal. En mi mente de niña, no cabía la idea de por qué mi madre no nos dejaba escuchar música del “mundo” como lo hacían los vecinos; o por qué no teníamos tele en casa; más aún por qué no decíamos groserías o simplemente, no se nos permitía salir a vagabundear en lugar de hacer deberes domésticos, escolares, y todavía ir a la Iglesia a pasar los fines de semana. Para mí fue más cercana la disciplina porque mi madre pertenecía al grupo de evangelismo que dos veces por semana, iba de casa en casa predicando; yo era la única niña en un grupo de adultos apasionados por Di*s. Lo que para mi madre fue novedad de vida, para mí (no sé muy bien si para mis hermanos, también) significó prohibición, miedo, nostalgia y un gran sentido de trascendencia.
Prohibición porque todo lo que me gustaba de niña en relación a la corporeidad (baile, ejercicios físicos) y el descubrimiento del mundo (fiestas y convivencias “paganas”), me eran ajenas y terrenos en los cuales no debía involucrarme a no ser que deseará perder mi salvación. Miedo porque siempre tenía que actuar muy conscientemente de lo que me inculcaron; no debía hacer, escuchar, caminar, tocar, probar y sentir nada fuera de lo que Di*s, la Biblia y la tradición religiosa dictaban. Di*s estaba en el cielo como un gran juez castigador al que nada se le escapaba. Nostalgia por lo no vivido, por lo escuchado de adultos en la fe que contaban cómo Di*s se había manifestado y sanado a cojos, ciegos y personas con enfermedades terminales; parte de esa nostalgia me llegaba al leer la vida de hombres y mujeres que creyeron a Di*s y emprendieron viajes sin saber cuál sería el destino final. La escasez económica, afectiva y material abrigaron en mí el deseo de soñar y andar por fe pese a todo lo que me negaba la vida.
En cierto sentido, ese deseo de trascendencia y fe en mi misma fue herencia de mi madre y mi abuela, quienes, ante las adversidades, no abandonaron la esperanza de ver en su descendencia “la obra de Di*s”. Ese gran deseo de trascender me llevó a no renunciar a estudiar Historia cuando se me aconsejaba en la iglesia que dejara la carrera porque perdería mi fe y me volvería atea al leer a Karl Marx, o cuando presenté el proyecto de tesis y mis profesores dijeron que hacer historia “eclesiástica” no era lo más conveniente.
Escribir El movimiento pentecostal en México fue un ejercicio de deconstruirme y construirme a mí misma. En el tiempo que comencé a escribir, la historiografía de los protestantismos mexicanos no tenía más de 30 años y los trabajos de Jean-Pierre Bastian y Rubén Ruiz Guerra eran los más leídos entre quienes se interesaban por el fenómeno desde una perspectiva histórica. Después conocí los textos de Leopoldo Cervantes-Ortiz, Carlos Martínez, Carlos Mondragón, Carlos Monsiváis, Felipe Vázquez, Rodolfo Casillas, Carlos Garma, Elio Masferrer, Roberto Blancarte, Renée de la Torre y Patricia Fortuny Loret de Mola. Ya había una considerable producción sobre el pentecostalismo mexicano y algunas interesantes propuestas, pero todavía nada histórico, salvó el libro de Manuel Gaxiola, La serpiente y la paloma. Historia, teología y análisis de la Iglesia Apostólica de la fe en Cristo Jesús (1914-1994). Pase horas leyendo y dialogando con estos autores que respondían a preguntas académicas, pero no existenciales.
Yo quería, en cierto sentido, que mi gente, los pentecostales, supiera que el proyecto por iniciar no sería sólo para licenciarme, sino que era la expresión de una búsqueda personal llena de encuentros y desencuentros con la fe que aprendí de niña, no exenta de reclamos, pero también de amor y esperanzas futuras. Deseaba que supieran lo valioso de su bagaje histórico: la presencia de una colectividad que, movida por su fe, logró transformar el escenario de la diversidad religiosa mexicana. ¿Cómo una mujer intentaría escribir, y sobre todo “interpretar” hechos y acciones que habían sido escritos por la mano de Dios? ¿Cómo podría escribir una Historia científica, objetiva y con todo el rigo
r que mi profesión me exigía? Me aferré a este proyecto porque creí y sigo creyendo que no hay un sólo relato y un solo guión de la Historia como se nos dijo después de la caída del socialismo real. Creo en la diversidad de relatos y de actores que conforman la Historia, por lo tanto lo que hacía, para mí valía la pena ser escrito, contado y recuperado. No quería hacer historia eclesiástica, ni una historia de bronce, positivista y halagadora con quienes se cuentan por santos y mártires del pentecostalismo mexicano. Por ser mujer, humanista y joven en ese entonces, tanto pastores como académicos dudaron que fuera posible. Por ello en parte, el proceso de escritura fue muy doloroso, pero nada solitario.
Doloroso porque de todas las fuentes escritas encontradas en archivos públicos y privados, sólo un documento escrito por una mujer me encontré. Todas las cartas, memorias, actas y documentación recabada fueron escrita por hombres y desde su experiencia. Eran narraciones que masculinizaron la experiencia y la trayectoria pentecostales. Las mujeres aparecían en los relatos de forma accidental o para explicar las causas de crecimiento, división y cierre de ciclos, pero pocas veces se les dio un lugar protagonista. Las fuentes y archivos con los que me topé entonces, en su mayoría eran “huellas” de la presencia y obras de hombres; sólo en fotografías había mujeres y lo que había de ellas era lo escrito por hombres y sus percepciones sobre ellas, e incluso las reglas impuestas por ellos a los cuerpos y andares de las primeras generaciones de mujeres conversas.
Por haber crecido en un espacio religioso en donde no podía pensar la Iglesia sin la presencia y reconocimiento de las mujeres era muy obvio para mí pensar lo que las mujeres hacen, pero no para quienes escriben Historias. Y a base de ir rastreando nombres en diversas fuentes, puede conocer de la vida y trayectoria de Anna Sanders, Romana Carvajal de Valenzuela, Raquel Águila de Ruesga y María Atkinson, fundadoras de los movimientos pentecostales en México. En lo que iba escribiendo, las incorporé en los procesos y acciones colectivas.
En ese tiempo no destaqué del todo su liderazgo y cualidades que hicieron del movimiento pentecostal mexicano una oferta religiosa en constante crecimiento porque sentía que aún me faltaba “algo”. Fue en foros internacionales y de forma más acabada en Ecuador, donde la Red Latinoamericana de Estudios Pentecostales (Relep), me permitió compartir un trabajo de recuperación histórica de todas estas mujeres, a las cuales también me debo. Las mujeres en el pentecostalismo mexicano. Apuntes para la historia (Las pioneras, 1910-1948) se encuentra hoy en la red para ser consultado. Y si algo se quedó en el tintero de aquellos primeros acercamientos, fue decir que sí hay algo que atraviesa las Historias de las iglesias protestantes, evangélicas y pentecostales, al menos en el caso mexicano, es la violencia simbólica, erótica, libidinal, educativa y de ejercicio de poder que las mujeres han experimentado y de la cual todavía se guarda mucho silencio.
Pasados ya diez años de El movimiento pentecostal en México, he ido encontrando respuestas tanto fuera como dentro de las iglesias, ya no como miembro, pero sí como depositaría de una tradición sobre la cual todavía hay mucho que decir, que analizar; muchos mitos que derribar y espacios que construir. Hoy me queda claro que El movimiento pentecostal en México fue en primera instancia una necesidad personal de pensarme y de pensar a mi madre, a mi abuela y a muchas mujeres que no pudieron acceder a grados académicos, a trabajos bien pagados, al disfrute y cuidado de la maternidad, o a una vida en pareja movida por el amor y el respeto, y que en el pentecostalismo pudieron encontrar un nuevo sentido a su vida, el cual trasmitieron generacionalmente. Ellas creyeron que la generación a la cual sus hijas e hijos pertenecerían podría cambiar la historia de su linaje, de su familia, de su comunidad, y por lo tanto trascender en la memoria colectiva.
Sabiendo que la tradición pentecostal está fuertemente marcada por una visión dualista de la realidad que tiende a enfatizar lo que considera bueno y/o malo, también creo en la libertad de elección entre las y los creyentes. Al menos es un gusto saber que hoy día muchas mujeres disfrutan de su corporeidad; se arriesgan a amar, incluso fuera de las rígidas normas morales; cuestionan y anhelan que sus iglesias sean transformadas no tanto por el Espíritu Santo, sino por la presencia y conducción de pastoras. Me sorprende encontrar esas formas tan fuertes de solidaridad y cooperación sin condiciones donde la amistad se puede tejer, lo mismo que la complicidad. Por esas y otras razones, la mirada debe afinarse para ver esas formas orgánicas donde las mujeres tienen agencia.
La búsqueda
Transitar de la casa materna a la iglesia, de la iglesia a la academia, de la academia a los movimientos sociales y de los movimientos sociales a migrar, me llevó a tomar más conciencia de no ser sólo testiga del momento histórico que me tocaba vivir, sino de reflexionar sobre la diferencia, la otredad, y en cierto sentido sobre la disidencia.
En ese proceso en el cual aún me encuentro, quiero encontrarme con otras mujeres contemporáneas o personas que cuestionaron el binarismo de género, pero no se autoidentificaron como gays, lesbianas, bisexuales, transgénero o intersexuales, por el temor a perder su salvación y a la codenacion moral de toda la comunidad. Quisiera encontrar voces que cuestionaron los efectos de la heteronormalidad viviendo matrimonios forzados, violencia sexual o doméstica eb sobre del amor o de Di*s. Quisiera encontrar voces disidentes que hablen de cómo sobrevivieron a la cultura del silencio, a la exclusión, al sexismo dentro de las iglesias, o a la apropiación de su trabajo.
También quiero escuchar a mujeres que tienen memoria de sus resistencias, que gocen de ver los logros de sus luchas y que me relaten como transformaron su institucionalidad religiosa en una fe liberadora. Quiero encontrarme con mis ancestras, ancestros, ancestres donde el vínculo que nos une no es eso vínculo de la sangre biológica, o el vínculo de la nacionalidad o la denominación, sino sabernos parte de una historia común.
La historia con H mayúscula tiene momentos luminosos, únicos, y es oportuno captar, documentar o recordar qué eso pasó, o que hubo alguien o algunas personas que cambiaron su destino y a través de lo que hicieron, se tomaron muy en serio hacer el cambio. No importando si serían o no recordados a la posteridad. Pero es mejor traerlos a la memoria porque la historia no se repite. Ojalá ese hubiera sido su mandato. Pero como toda ancestral y ancestro, el legado que nos dejan es tomado por generaciones venideras para sanar y suturar lo que está herido o dañado. A veces pienso que el oficio de ser historiadora ayuda.
Así que a manera de celebración sobre los cien años de historia de la IDRM, estaré compartiendo algunas reflexiones que visibilicen elementos marginales en la vida de esas mujeres que fueron pobres, migrantes, chicanas, extranjeras, mexicanas perseguidas por sus creencias; mujeres y hombres que sin saberlo a bien enfrentaron el racismo estructural de manera creativa con ello se adelantaron a la tan anhelada justicia social y racial. En esta perspectiva, mi próximo texto será sobre William Seymour y el avivamiento en Los Ángeles, California de Azuza Street.
JAEL DE LA LUZ
Historiadora, escritora y editora mexicana radicada en Londres, Reino Unido. Autora de El movimiento pentecostal en México. La Iglesia de Dios, 1926-1948, con estudios en teología feminista por Teólogas e Investigadoras Feministas en México, ha publicado textos académicos y de opinión en revistas académicas de México, Brasil, Chile, Estados Unidos, España y Reino Unido. Es fundadora de la colectiva Feminopraxis, revista electrónica donde tiene su columna Militancias.
Red Oblata lanza revista sobre salud mental y prostitución
Red Oblata Brasil lanza la 5ª edición del cómic “As Garotas do Hotel”, con el tema Salud Mental. Concebidas por el Proyecto Diálogos por la Libertad, unidad Oblata en Belo Horizonte, las primeras ediciones acercan la realidad de las mujeres que se prostituyen en los hoteles de la denominada “Zona Guaicurus”. En 2020, la revista amplía horizontes trayendo el tema Salud Mental desde las realidades de las mujeres en contextos de prostitución atendidos por Oblatas en Brasil, incluyendo Salvador (Unidad Força Feminia), São Paulo (Unidad Proyecto Antonia), Juazeiro da Bahia (Unidad Pastoral de la mujer).
Este material socioeducativo y de sensibilización tiene como objetivo abordar el estigma que sufren las mujeres prostitutas y destaca la situación de vulnerabilidad social. También busca concienciar sobre la realidad de las mujeres, presentando una mirada de adentro hacia afuera, con empatía y respeto. La intención también es empoderarlas con información para que puedan luchar por sus derechos humanos, que muchas veces son violados.
La propuesta de manga (palabra utilizada para describir los cómics hechos al estilo japonés) surgió en un círculo de conversación, en un diálogo que buscaba entender las demandas y recoger ideas de la audiencia que sirvió para optimizar la comunicación. Entre las sugerencias, el estilo manga fue mencionado por una de las mujeres y acogido por el grupo como una forma de brindar información y entretenimiento al mismo tiempo. Se hizo una adaptación del estilo de ilustración, trayendo colores y personajes que nacieron con sus personalidades, descritos con sus subjetividades y representando diferentes perfiles de mujeres. Debido a que tiene una narrativa diferente a la del manga, optamos por usar el nombre HQ (historia en viñetas) o cómic, sin perder de vista esta importante referencia.
Todas las historias traen vivencias, discursos de mujeres, percepciones cotidianas y vivencias compartidas con una mirada empática. También fue muy importante la sensibilidad del ilustrador Hilton Rocha, siempre en sintonía con la guionista Nanda Soares, fundadora de Conectidea, quien trabajó en la institución durante dos años y luego experimentó procesos de inmersión y seguimiento para alimentar la creación de contenido para las cinco ediciones de “Las Garotas del Hotel”.
El objetivo era simplificar temas complejos y poner en marcha una herramienta de comunicación para aglutinar el enfoque social, que se lleva a cabo por equipos de Oblatas en forma de visitas a sitios de prostitución. El material también se comparte en la recepción (cuando las mujeres acuden a la sede de la unidad) y se utiliza en acciones de sensibilización social.
“La revista nació de escuchar atentamente los problemas y sueños de las mujeres a las que seguimos y desde su propio idioma. Queríamos que fueran realmente los protagonistas. Tenía que ser a través de una publicación que retratara su realidad con fidelidad y, al mismo tiempo, con ligereza. Había creatividad, atrevimiento y ganas de servir a la causa de los derechos humanos de estas mujeres”, comenta José Manuel Uriol, ex coordinador del Proyecto Diálogo pela Liberdade, quien ayudó a articular formas de producir este material.
Prelanzamiento con mujeres asistidas
En el pre-lanzamiento de HQ “As Garotas do Hotel ”- Salud Mental Especial, las mujeres que son atendidas por Red Oblata tuvieron acceso exclusivo al contenido y expresaron sus sentimientos y valoraciones sobre el tema y las historias. Fueron los encuentros online y las conversaciones de chat los que brindaron momentos importantes para consolidar esta inmersión que se realiza con las mujeres, continuando y legitimando el proceso de escucha activa, que nos permite crear nuevas formas de comunicarnos con ellas.
Luego del éxito de las ediciones, que llegó a la comunidad de la Rua Guaicurus, provocando que la gente preguntara sobre la próxima revista, comentando las historias e incluso dando opiniones sobre los temas, surgió la idea de traer un tema central a la 5ª edición.
Según la coordinadora del Proyecto Diálogos por la Libertad, Carolina Paixão, “la idea de traer salud mental fue un tema latente entre las mujeres para poder hablar sobre el tema de la atención y desmitificar esta idea de que quienes buscan atención psicológica son las que están locas, solo aquellas que no pueden obtener otra ayuda. Entonces, también trabajamos en este miedo de asumir que se necesita ayuda y compartir su dolor con alguien “.
La revista está disponible para descargar y también se puede leer en línea: revista (online).
Los ejemplares impresos se pondrán a disposición de las mujeres asistidas por la Red Oblata, socios y personas / organizaciones / colectivos que quieran trabajar en el tema y contar con la revista como soporte (dentro de la circulación disponible).
Esta iniciativa confirma y refuerza el Carisma oblata, que “sensibiliza, empodera y busca superar las apariencias y los estigmas sociales, para acoger y expresar el respeto a las mujeres más vulnerables en su dignidad, donde se descubre un reflejo de Dios. En medio de la adversidad y el conflicto, prevalece el poder transformador de la comprensión, del amor y de la esperanza.”
Fuente: CONIC
Traducción: Claudia Florentin, Con Efe