El amor, ¿el opio de las mujeres?
Patricia Flores Palacios-
A propósito del Día del Amor les invito a una relectura del amor romántico. “El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión lo ha sido para las masas”, decía Kate Millet en 1970, parafraseando a Marx. Esta afirmación cuestiona la compleja relación entre el amor y el poder, un vínculo que ha mantenido a las mujeres en un estado de dependencia y sumisión. “Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban”.
Esta afirmación no implica afirmar que el amor en sí mismo sea negativo sino que a lo largo de milenios ha sido instrumentalizado para seducir y dominar a las mujeres y hacerla dependiente en todos los aspectos de su vida; y para expoliar su vida a través del trabajo doméstico, de los cuidados de la maternidad, de ese invisible que demanda 24 horas y que no para hasta que se muere.
El amor romántico se presenta como una condensación de imaginarios religiosos y coloniales, profundamente arraigados en la tradición judeocristiana, cimiente del patriarcado. Este legado cultural ha vinculado el amor a conceptos como la virginidad de María, la pureza, el pecado original y la maternidad. En esta construcción se cimenta el mandato religioso del matrimonio, perpetuado hasta que la muerte separa a las parejas.
Además, se entrelaza con la imaginería que incluye figuras como María Magdalena, la pecadora redimida por Jesús, y Eva, quien incita a Adán a desobedecer. Estas narrativas han contribuido a forjar una imagen de la mujer como culpable y seductora maligna.
La sumisión culpable, arraigada en el legado histórico que sostiene que las mujeres venimos de la costilla de Adán, ha cimentado una noción de dependencia asumida como un mandato divino. A lo largo de los siglos, las mujeres han sido educadas para aceptar su rol subordinado dentro del marco familiar y social, como remarca Millet.
En las celebraciones religiosas de casamiento, el compromiso de “casados hasta que la muerte los separe” ha resonado a lo largo de los siglos como un mantra de control y dominio patriarcal. Estos mandatos culturales, religiosos y sociales han creado un entorno donde las actitudes y roles tradicionales se perpetúan, contribuyendo a las desigualdades y subordinación de las mujeres.
A esta narrativa se suman otros imaginarios, como señala Kate Millet: “Los dos mitos principales de la cultura occidental son la caja de Pandora y el relato bíblico del pecado original”, que evocan el primitivo concepto de la malignidad femenina que se ha perpetuado a través de una robusta imaginaria desde mítica a literaria, en una justificación ética de los machos del mundo. Esta idea ha ejercido una poderosa influencia a lo largo de los siglos, perpetuando estereotipos negativos sobre la mujer.
Los mandatos culturales, de nuestra herencia colonial, occidental y capitalista, transitan a lo largo del tiempo con la figura materna sacrosanta, venerada como progenitora y creadora de vida; así como con cultos, más tenues, que se refleja en la adoración de diosas femeninas que han perdurado en la historia, como Afrodita, Venus o Isis, entre otras divinidades, que encarnaron no solo belleza e inteligencia, sino también fuerza y fertilidad, estableciendo conexiones profundas con el universo y simbolizando la capacidad materna de las mujeres.
En la antigua Grecia, las mujeres no solo eran vistas como madres y esposas, desempeñaban roles importantes en la religión y la sociedad. Las diosas griegas, como Atenea, diosa de la sabiduría y la guerra, y Artemisa, diosa de la caza y la naturaleza, representaban la fuerza y la independencia femenina. Atenea, venerada por su inteligencia estratégica y su papel como protectora de Atenas, simbolizaba la capacidad de liderazgo que las mujeres podían ejercer.
A ellas se superpusieron los mitos de la caballería medieval, donde valientes héroes encandilan a hermosas damas, que en los últimos siglos se entrelazan con las costumbres coloniales y, que posteriormente se filtran en las industrias culturales, principalmente en el cine, las telenovelas y la música, como la imaginería de la cenicienta que era princesa y el famoso príncipe azul que la redime.
Un largo proceso que ha configurado el escenario cultural intrínseco al patriarcado, donde el paterfamilias se erige como figura central, el padre protector y el marido proveedor, mientras la mujer es relegada a ser una propiedad del hombre: la madre-esposa perfecta.
La reiteración de actitudes y roles ha contribuido a generar desigualdades de género y discriminaciones que persisten en nuestra sociedad, creando un entramado cultural que limita la autenticidad de las mujeres. Por ello es que desde hace algo más de un siglo se viene cuestionando estos paradigmas para construir formas nuevas de entendimiento del amor y la feminidad que permita a las mujeres liberarse de esas cadenas del amor romántico.
Como sintetiza la antropóloga Margaret Mead, “el amor romántico tal y como se da en nuestra civilización está inextricablemente ligado a las ideas de monogamia, exclusividad, celos y fidelidad”. Este concepto ha sido precursor en la utilización del término “género”, ampliamente adoptado en los estudios feministas.
Como señala Alicia Pascual, “la idea occidental del ‘amor romántico’ ha servido a los distintos poderes para perpetuar el sistema social patriarcal. que promueve la desigualdad entre hombres y mujeres”.
El amor es un sentimiento asociado con el cariño y el afecto; sin embargo, las formas de comprender, expresar y vivir ese “sentir amor” son construcciones socioculturales íntimamente relacionadas con la asociación de la mujer y la feminidad como proveedoras de afectos y cuidados.
Gracias a las luchas por los derechos humanos y al pensamiento crítico de las luchas feministas desde Hipatia, como remarcaba Kate Millet, el mito de la mentalidad conservadora de que toda mujer es una madre en potencia, también está ampliamente desportillado, la maternidad y la paternidad son responsabilidades compartidas.
El amor real no es una cadena que limita, sino que deberíamos a aspirar a que sea ser un puente hacia la libertad auténtica.
Patricia Flores Palacios es magister en ciencias sociales y feminista queer en Bolivia
Fuente: https://brujuladigital.net/opinion/el-amor-el-opio-de-las-mujeres
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Compartimos un Informe que pueden bajar en PDF Aquí: https://drive.google.com/file/d/1QPx0bHMhK_xS4ZkoM15IyzdN-J0f-wCl/view?usp=sharing
Y pueden ver parcialmente en este carrete de fotos:
Primera obispa latina y luterana en los Estados Unidos
Leila Ortiz. Foto: LWF/Albin Hillert
(LWI) – La primera mujer y la primera persona de color en liderar el Sínodo Metropolitano de Washington DC de la Iglesia Evangélica Luterana en Estados Unidos (ELCA). La primera obispa latina elegida para servir en la iglesia local de Estados Unidos. La obispa Leila Ortiz ha estado rompiendo muchos techos de vidrios desde su ordenación como pastora en 2014.
Dos años después, se unió al personal del Sínodo de DC y en 2019 fue elegida e instalada como obispa, una de las líderes más jóvenes de la ELCA. Fue un viaje inusual e inesperado para Ortiz, quien menos de dos décadas antes había sido una estudiante con dificultades en la universidad en Puerto Rico, donde era una miembro comprometida de la iglesia pentecostal.
En la Asamblea de la Federación Luterana Mundial (FLM) en Cracovia el año pasado, Ortiz fue elegida para servir como miembro del Consejo, un puesto que dice ofrece “una perspectiva más amplia sobre las crisis” que afectan a las iglesias en los EE. UU. En la primera reunión del Consejo en Ginebra en junio, Ortiz se sentó a hablar sobre su camino de fe y su convicción de que, al igual que la reina judía Ester, ha sido llamada a servir “para un tiempo como este”.
Usted creció en una iglesia pentecostal, ¿no es así? Y se describe a sí mismo como un “luteranocostal”?
Sí, cuando era niña en Puerto Rico, y luego en Nueva York, mi tío era pastor de la iglesia pentecostal a la que íbamos a adorar todos los días. Siempre había un llamado al altar para que la gente hiciera un compromiso público con Jesús y hay fotos mías de niña, sosteniendo con fuerza la mano de mi tío sobre mi cabeza mientras me bendecía.
Yo era hija única y no tenía amigos imaginarios, pero en cambio tenía a Jesús con quien podía hablar y que siempre estaba disponible para mí. Esa formación en la iglesia fue donde conocí a Dios y me presentaron al Espíritu Santo, donde me enamoré de la idea del discipulado y de seguir el camino de Jesús.
¿Cómo se produjo el traslado a la iglesia luterana?
Yo era una estudiante de honores estudiando psicología en Puerto Rico, pero luego mi madre enfermó y mis prioridades cambiaron. El hospital y la iglesia eran mi vida y me atrasé mucho en mis estudios.
Finalmente, se lo conté a mi madre y ella llamó por teléfono a su hermana, que vivía en el Bronx. Dos semanas después, en julio de 2000, ya estaba en un avión rumbo a Nueva York, y mis padres me siguieron en noviembre de ese año. Como me mudé a vivir con mi tía y ella estaba casada con un pastor luterano, se esperaba que asistiera al culto con ellos.
¿Qué tan fácil fue hacer ese cambio?
Al principio me sentí muy ofendido por la iglesia luterana. Pensé que las imágenes eran heréticas y no podía entender por qué la pila bautismal era tan pequeña, ya que me habían bautizado en una gran piscina. Pero lo que más me ofendió a mis 21 años fue que el órgano era algo ajeno a mi experiencia de adoración. Anhelaba los tambores y las guitarras.
Pero en ese lugar, me encontré de nuevo con el evangelio y comencé a trabajar con niños en la iglesia. Comenzaron a aparecer muchas familias nuevas y mi tío sugirió que yo tenía un llamado al ministerio, así que me inscribí en el seminario. Un día en clase, mi profesor estaba hablando sobre la justificación y dijo: “Cuando entiendas que Dios eligió que fueras salvo y no que tú elegiste tu propia salvación, entonces entenderás la asombrosa gracia de Dios”.
Siempre había estado buscando la gracia, pero él habló de cómo Dios viene a nosotros. Fue como un momento de conversión para mí, como una bocanada de aire fresco. Miré a mi alrededor y vi a todos los demás estudiantes que simplemente tomaban notas, pero nunca antes había escuchado una palabra tan liberadora. Me di cuenta de que esa es la palabra que estoy llamado a predicar, enseñar y compartir con otros que tienen sed de la gracia de Dios.
¿Podrías explicarnos qué quieres decir cuando afirmas que eres un “luteranocostal” en tu ministerio hoy?
Para mí, significa unir dos experiencias religiosas aparentemente opuestas: la formación pentecostal y la teología luterana. Me inclino por lo mejor de ambos mundos: mi formación espiritual como pentecostal, que invita al mover del Espíritu Santo en la vida diaria, y la teología luterana, que articula una palabra de gracia, amor y responsabilidad en materia de justicia.
También me interesa mucho la forma en que las mujeres latinas tienen un impacto particular en la eclesiología luterana, cómo siguen la invitación de Lutero de extraer el espíritu de la letra y comprometerse con la palabra de Dios diariamente, no sólo un domingo por la mañana.
Usted es la primera mujer y la primera persona de color en ocupar el cargo de obispo en el Sínodo Metropolitano de Washington DC, ¿no es así?
Sí, y soy la primera latina en ser elegida miembro de la ELCA en los Estados Unidos. A veces eso tiene un costo porque la ELCA es una denominación mayoritariamente blanca. No tenía idea de que el solo hecho de mostrarme en mi piel pudiera ser tan exigente para mi espíritu y mi corazón.
Ha habido momentos desgarradores y también muchas veces en las que he estado agradecida por las oportunidades que me han dado. Al igual que Ester, creo que, de todas las estaciones y de todos los momentos de la historia, nacimos en este momento, y por eso es mejor que nos presentemos y sirvamos, con la ayuda de Dios y en el nombre de Jesús.
¿Qué prioridades se ha fijado usted como obispa?
Fui nombrado en septiembre de 2019, justo antes de la pandemia de COVID. Ha sido un tiempo muy difícil, pero también un tiempo sagrado, porque es en tiempos de cambio y crisis que el Espíritu puede activar la novedad y la posibilidad.
Mi prioridad es caminar con el liderazgo y las congregaciones y darles permiso para ser imperfectos/as y amables consigo mismos. En los Estados Unidos tenemos el don de extender la gracia, pero no tanto para recibirla. Tendemos a ser perfeccionistas, de alto rendimiento y relacionamos el rendimiento con nuestro valor. Pero la teología luterana nos da permiso para mostrarnos como somos, rotos, desordenados, fracturados, sanando y sin tener que fingir. Ruego que busquemos la fidelidad, no la perfección.
Quiero recordarles a nuestros/as líderes que somos humanos, que está bien lamentar porque todos hemos perdido algo o a alguien, personas, recursos, membresías, control. Quiero brindarles recursos, alentarlos a asociarse con otros para que no tengamos que reinventar la rueda. Sobre todo, quiero invitar a las personas a una relación con Jesús que se convierta en una relación con los demás, por lo que mi prioridad es crear espacio para esas relaciones.
¿Qué significa para usted y su iglesia ser parte de la comunión global de iglesias?
Para mí es una oportunidad de aprender, de experimentar otras iglesias y de tener una perspectiva más amplia de nuestras propias crisis y realidades. Para la ELCA es esencial ser parte de esta comunión más amplia. Cuando todo lo que vemos son nuestras propias circunstancias personales o sistémicas, llegamos a creer que somos el centro de todo, pero este espacio nos recuerda que somos parte de una comunión con el evangelio de Jesús en el centro.
Estoy muy agradecida por esta oportunidad de servir en el Consejo de la FLM, por la visión y la insistencia en ser iglesia juntos, a pesar de todo y debido a todo.
Fuente: Lutheran World Federation
Traducción: Con Efe Comunicaciones
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El Consejo Mundial de Iglesias y la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana lanzaron un recurso para abordar la violencia de género facilitada por la tecnología
El Consejo Mundial de Iglesias (CMI) y la Asociación Mundial para la Comunicación Cristiana (WACC, por sus siglas en inglés) lanzaron un recurso para hacer frente a la violencia de género facilitada por la tecnología. «Tomar medidas contra la violencia de género facilitada por la tecnología», un nuevo conjunto de herramientas para capacitadores y defensores, ofrece formas prácticas de crear conciencia y avanzar hacia la superación de la violencia de género facilitada por la tecnología, dijo la Rev. Nicole Ashwood, ejecutiva del programa del CMI para una Comunidad Justa de Mujeres y Hombres, en un evento en línea el 12 de septiembre para dar a conocer el recurso.
«Todos estamos en peligro. La violencia de género facilitada por la tecnología no respeta raza, clase o nacionalidad, y tiene consecuencias», observó.
La violencia de género contra mujeres y niñas facilitada por la tecnología es la «forma más generalizada de violación de los derechos humanos en Internet», afirmó Sarah Macharia, responsable del programa de Género y Comunicación de la WACC.
Señaló que este tipo de violencia en línea tiene amplias repercusiones políticas, sociales, psicológicas y económicas, incluido el repliegue y el silenciamiento de las mujeres.
También se refirió al Pacto Mundial Digital que se está desarrollando para la próxima Cumbre del Futuro de la ONU, cuyo objetivo es fomentar un espacio digital inclusivo y abierto que proteja los derechos humanos.
«Los compromisos y aspiraciones sobre participación digital, inclusión digital, sobre el cierre de la brecha digital: están muertos en el agua cuando la violación de los derechos de las mujeres y las niñas sigue siendo una característica definitoria de las herramientas tecnológicas y los espacios tecnológicos».
Lo que se necesita, subrayó, son «datos consistentes, buenos datos» para impulsar el cambio político y crear «planes de acción basados en pruebas». El nuevo conjunto de herramientas, basado en la metodología del Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP) de la WACC, en uso desde hace más de 25 años, permite recopilar buenos datos en la esfera de los medios sociales.
Monitoreo de la misoginia
Joan Sanyu Nankya, de la Asociación de Mujeres de los Medios de Uganda, presentó a los participantes cómo funciona la recopilación de datos fiables y cómo el monitoreo de los medios sociales puede contribuir a la alfabetización digital desde una perspectiva de género.
Este socio de la WACC llevó a cabo recientemente un proyecto para promover la cobertura responsable de mujeres y niñas en los medios de comunicación de Uganda en la plataforma social X, antes Twitter.
La asociación supervisó las cuentas X de 40 mujeres periodistas, políticas y activistas de la sociedad civil, así como las de las empresas de medios de comunicación, en busca de comentarios misóginos y publicaciones sobre las mujeres. Los resultados fueron aleccionadores, según Nankya.
Los tuits contenían estereotipos sexistas, cosificación, vergüenza corporal, acoso, amenazas de violencia y comentarios que pretendían dominar, desacreditar y menospreciar a las mujeres. Las mujeres profesionales de los medios de comunicación fueron las más atacadas.
Conviértete en un observador de las redes sociales
Según Sara Speicher, Secretaria General Adjunta de la WACC, el objetivo de la guía es cambiar actitudes y prácticas.
Los usuarios de las herramientas toman conciencia de la realidad de la violencia de género facilitada por la tecnología y son formados en la acción práctica de monitorizar los medios sociales, reunir pruebas, trabajar en red e implicar a otros en la defensa a nivel local y global.
Speicher señaló que el nuevo recurso sobre justicia de género retoma el marco de un taller celebrado en diciembre de 2023 que equipó a una primera cohorte de formadores, diez jóvenes líderes eclesiásticos que están introduciendo la monitorización de los medios sociales en sus propias comunidades.
«Tomar medidas contra la violencia de género facilitada por la tecnología» forma parte de una iniciativa conjunta de la WACC y el CMI para crear un observatorio mundial de los medios sociales centrado en el género, y todos son bienvenidos a participar, dijo Speicher.
«Descarga el kit de herramientas. Reúne a un grupo», instó e invitó a inscribirse en una sesión de formación virtual que la WACC celebrará el 2 de octubre para dar a los lectores de la caja de herramientas una mayor confianza en el uso de la metodología de seguimiento de los medios sociales presentada en el recurso.
El kit de herramientas puede bajarse en español s aquí:
https://waccglobal.org/wp-content/uploads/2024/09/Taking-Action-Against-TFGBV-Toolkit_ES.pdf
Día de Oración por la Mujer Latinoamericana: Pueden bajarse los materiales litúrgicos
El Día de Oración por la Mujer Latinoamericana se celebra cada segundo viernes de septiembre. En esta fecha, las iglesias de la Alianza de Iglesias Presbiterianas y Reformadas de América Latina (AIPRAL), junto con sus grupos de mujeres, ligas femeninas y pastorales feminiles, se unen para expresar sus clamores, ruegos, acciones de gracias, alabanzas y cantos.
Con este fin, cada año se convoca a una iglesia miembro (o varias presentes en un mismo país o región) para reflexionar y proyectar una propuesta litúrgica con el fin de reconocer el rol de las mujeres en las comunidades de fe y en la edificación de la Iglesia.
El programa del DOMLA 2024 fue preparado por un grupo de hermanas de Argentina integrado en representación de las Iglesias Reformadas en Argentina – IRAs por: Tamara Mesa, de la Iglesia Reformada de Sarmiento, Chubut, liturgista y miembro de la Mesa de las IRAs. Leticia Martinez, Anciana de la Iglesia Reformada Mar del Plata, liturgista y predicadora. Soledad González, anciana de la Iglesia Reformada de Comodoro Rivadavia, Chubut, liturgista. En representación de la Iglesia Evangélica del Río de la Plata, IERP por: Luana Graziano, de la Congregación Evangélica Alemana de Rosario, Santa Fe, integrante del grupo de jóvenes universitarios. Cristina La Motte, pastora de la congregación de Temperley, Buenos Aires y Coordinadora del Centro Protestante El Sembrador. Y en representación de la Iglesia Evangélica Valdense de Río de la Plata, IEVRP por: Silvina Genre Bert, de la Iglesia Valdense de Colonia Belgrano, Santa Fe, maestra de escuela bíblica y animadora de grupos de mujeres. María Rosa Vigna, de la Iglesia Valdense de Bahía Blanca, Buenos Aires, animadora de grupos de mujeres.
Aquí pueden bajar el recurso: encontrarán links para acceder a insumos que fueron preparados por mujeres de varias comunidades argentinas:
https://aipral.net/wp-content/uploads/2024/08/DOMLA-2024-Programa.pdf
El Cancionero preparado para ese día se puede bajar aqui:
https://aipral.net/wp-content/uploads/2024/08/DOMLA-2024-Cancionero.pdf