“Sussurros da Terra” – Uma Publicação sobre Ecojustiça e Compromisso Ecumênico

O Curso Latino-Americano de Ecumenismo e Diálogo Inter-Religioso de 2024 foi uma jornada profunda de trocas e aprendizados no tema: Ecojustiça: Compromisso ecumênico no enfrentamento da desigualdade social e da emergência climática. 

Durante as duas semanas, cada dia foi marcado por uma colheita coletiva de sentimentos e experiências, capturadas através de post-its, desenhos, fotos, emoções e frases marcantes. Esses momentos se tornaram uma memória viva, uma espécie de diário coletivo que guiou ao longo das vivências.

Com foco nos eixos centrais de Eco-Espiritualidade, Ecumenismo, Racismo Ambiental e Bem-Viver, houve um aprofundamento e amadurecimento da compreensão desses temas. O objetivo era claro: sair do curso com uma bagagem rica em ações e boas práticas para serem aplicadas nos territórios e comunidades.

A partir desse resgate coletivo, foi construída uma carta-compromisso e um livro de orações, poesias, artes e reflexões sobre ecojustiça dxs cursistas do presencial e virtual de 2024. Foram 36 pessoas formadas na temática da justiça socioambiental dos seguintes países: Brasil, Cuba, Costa Rica, Equador, Bolívia, Uruguai, Argentina e Peru. Este material, intitulado Sussurros da Terra: Espiritualidade e Ecojustiça em Oração, foi criado para apoiar movimentos e comunidades de fé a integrarem essas importantes temáticas em suas organizações e práticas cotidianas. Afinal, como é possível pensar em justiça social sem considerar a justiça climática?

Convidamos todes a mergulharem nessa leitura e a se inspirarem com as palavras e imagens que ecoam as vozes da Terra e dos que lutam por um futuro mais justo e sustentável.

Você pode acessar o material e baixá-lo clicando aqui: Sussurros da Terra: Espiritualidade e Ecojustiça em Oração

 

Serena Noceti: “El problema no es la participación, sino el liderazgo de las mujeres en la Iglesia”

A escasos días del Congreso de teología sinodal, convocado por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño (Celam), en Bogotá del 9 al 11 de agosto, ADN Celam conversó con la teóloga italiana Serena Noceti, quien nos habló sobre uno de los temas que se abordarán en este importante acontecimiento eclesial, la participación de la mujer en la Iglesia y la posibilidad de la ordenación diaconal para mujeres.

Serena Noceti es doctora en Teología Dogmática, profesora titular en el Instituto de Ciencias Religiosas de la Toscana en Florencia, de la Facultad Teológica de la Italia Central, miembro fundador de la Asociación de Mujeres Teólogas Italianas y vicepresidente de la Asociación Teológica Italiana.

La especialista inició su diálogo recordando que la única diferencia que marca a una mujer de un hombre es el género, es decir, una diferencia sexual, pero esta, advirtió, no debe ser una razón para una jerarquización o una marginalización o exclusión de las mujeres.

Ordenación diaconal para mujeres

Mencionó que el documento preparatorio del Sínodo en ninguna parte abordaba puntualmente el tema de la mujer en la Iglesia, sin embargo, se desarrolló porque la mayoría de los agentes pastorales que respondieron a preguntas del Sínodo, indicaban que eran mujeres laicas y religiosas.

A esto se sumó que, una de las propuestas enviadas por las Conferencias Episcopales a la secretaría del Sínodo en Roma, tuvo que ver con la petición de ordenación diaconal para las mujeres, tema que asegura ya había sido debatido en el Sínodo para la Amazonía, celebrado en el 2019.

“Yo creo que está en mi opinión personal, la tradición antigua, los rituales de ordenaciones y también en la perspectiva en el horizonte de la teología del diaconado del Concilio Vaticano II, nos podemos pensar a una ordenación ministerial diaconal de las mujeres en la iglesia”, puntualizó.

Liderazgo de las mujeres

Subrayó que la cuestión no es la participación de la mujer en la Iglesia, porque de hecho ella está presente en el quehacer de la liturgia, la catequesis, la predicación, entre otras acciones que son ministerio. Mencionó además que, el Papa Francisco en el 2021 abrió las puertas para que las mujeres fueran lectoras, acólitas y catequistas instituidas para la vida de la comunidad.

Al respecto, dijo, “es un cambio importante porque estos ministerios institutos son ministerio de laicas, pero para toda la vida, es decir, servir a la comunidad en su enraizamiento, en la vida de fe y también como coordinadoras de comunidades sin presbiterio”.

A continuación, indicó que esa experiencia en América Latina y también en muchos lugares del mundo de Europa, África y Asia, ahora es muy difundida, donde mujeres laicas y religiosas son animadoras de estas comunidades, pero aclaró que el problema no es la participación y el ser agentes pastorales, la cuestión es el liderazgo de las mujeres.

Es decir, “tenemos mayoría de mujeres que son agentes pastorales en el mundo, pero son pocas las mujeres que tienen papeles, roles de coordinación, dirección, elaboración de los planos pastorales”.

Subrayó que, se habla de “techo de cristal”, es decir, algo que va a bloquear la posibilidad para las mujeres de permanecer o estar en lugares de corresponsabilidad para el “nosotros eclesial”. Denotó que, el liderazgo de las mujeres, es un tema fuerte e importante para el futuro de la Iglesia y está conectado también con el ministerio ordenado o el ministerio de las diaconas.

Espero que se tome una decisión para la ordenación diaconal ministerial y para definir unos procedimientos que permitan a las mujeres superar el techo de cristal que impide un verdadero liderazgo femenino y que se supere el actual régimen de concesión de poderes”.

La mujer es reconocida en la Iglesia

Al interrogarse sobre cuál es la deuda que la Iglesia tiene con las mujeres, afirmó que el Concilio Vaticano II a penas tiene 16 documentos y 12 pequeñas frases sobre las mujeres, sin embargo, dijo que este documento abrió una puerta para entender la eclesiología del pueblo de Dios, bautizados y bautizadas, hombres y mujeres. “A partir de allí, las mujeres empezaron a ser reconocidas así mismas como sujetos en la Iglesia, a profundizar la perspectiva bíblica de su papel, que va a reconocer una subjetualidad de las mujeres insustituible para la vida de la Iglesia”.

Reconoció como después del Vaticano II las mujeres empezaron a estudiar teología, Biblia en las universidades Pontificias, algo que asegura antes le era prohibido hacer. “Y creo que esto vino a cambiar el rostro de toda la Iglesia. La diaconía de las mujeres, es reconocerse a sí misma como parte esencial de la vida constitutiva de la vida del pueblo de Dios y tener palabra pública, competente, con autoridad, como mujeres en la Iglesia, esto va a cambiar todo”.

Mecanismos de bloqueo

A toda esta realidad, que si bien reconoce ha ido cambiando frente al papel de la mujer, advirtió que aún se sigue viendo resistencias marcadas por la cultura patriarcal, con una visión estereotipada de las mujeres y de los hombres, donde se marca lo específico de cada uno, algo que señaló no puede ser visto desde una perspectiva bíblica.

Esto, indicó, llegó sobre los siglos IV o V con San Agustín y Santo Tomás de Aquino, quienes señalaban que las mujeres eran sujetos que no podían tener autoridad, ni desarrollar papeles de autoridad en la Iglesia o en la sociedad. Mencionó que con san Juan XXIII, la presencia de la mujer tomó otro rumbo, pues empezó a tener una participación más activa en la vida pública, política, económica y cultural.

La docente dijo que, si bien muchas cosas han cambiado, aún cuesta aceptar esta igualdad, en dignidad de hombres y mujeres. Ministros ordenados y laicos permanecen en la perspectiva patriarcal y androcéntrica, esperando solo que “las mujeres sean acogedoras, sencillas, siempre en un espíritu de abnegación y que no va a tener papeles de liderazgo o roles de autoridad”.

El Sínodo abre una puerta para la mujer

Frente a esta realidad, se siente esperanzadora de que las cosas van a ir cambiando o mejor que ya se ve una pequeña transformación y esto gracias al Sínodo de la sinodalidad. “Muchas cosas están cambiando, el sínodo va a decir esto, porque tenemos muchas mujeres que son parte de este grupo, de los que no son obispos, que pertenecen al Sínodo. Aquí las mujeres tienen derecho de voto, tiene derecho de palabra y yo creo que esto va a cambiar nuestra perspectiva. Pero debemos tener coraje para debatir sobre el tema difícil, más necesario, de la ordenación ministerial de las mujeres, porque este es un pasaje importante”.

Planteó además que, en todos los ámbitos de la Iglesia a la mujer se le debe asignar roles de autoridad, en espacios como las jurisdicciones eclesiásticas, oficinas diocesanas, pero para ello, advirtió la mujer debe prepararse y ser competitiva y ser escogida por sus capacidades como “el sujeto que va a co-edificar Iglesia con los hombres”.

Advirtió que no es una reivindicación del poder. “La cuestión es, somos una Iglesia de varones y mujeres, eso debe ser una experiencia cotidiana para nosotros y nosotras y debemos intentar desarrollar nuevas experiencias en esta perspectiva, en teología, oficinas pastorales, a nivel de la diócesis y a nivel nacional”, aludió. Hizo referencia igualmente al trabajo que ha adelantado el Papa Francisco, en la asignación de cargos a mujeres dentro de la Curia Romana y organismos e instituciones de la Santa Sede.

Deconstruir la pirámide jerárquica

Ahora, dijo la especialista, cuando se habla de una Iglesia sinodal, se habla de un deconstruir esa pirámide jerárquica que por muchos siglos fue la referencia para pensar las relaciones eclesiales, el clero y los laicos, todo de arriba abajo.

“Debemos deconstruir esta perspectiva, porque la Iglesia sinodal, es una Iglesia donde tenemos diferencias. Hay una diferencia entre mujeres y hombres, hay una diferencia entre ministros ordenados y laicos y laicas, hay una diferencia entre la vida religiosa y la vida de personas casadas, son diferentes carismas, diferentes ministerios, son diferentes formas de ser cristianos y cristianas, esto no es la jerarquía, esto es diferencia en unidad”, explicó

Concluyó señalando que todos tenemos diferencias entre el uno y el otro, pero se trata es de recordar que todos somos pueblo de Dios, fundamentados en el Bautismo y la iniciación cristiana y, que el Espíritu Santo es quien otorga los diferentes carismas, ministerios y esperanzas de vida, todo ello con el fin de que cada persona sea reconocida, evaluada y valorada como necesaria para edificar la Iglesia.

 

 Fuente: https://adn.celam.org/serena-noceti-el-problema-no-es-la-participacion-sino-el-liderazgo-de-las-mujeres-en-la-iglesia

Elegida nueva secretaria regional de la Federación Luterana para Asia

La pastora Rospita Siahaan

La pastora Rospita Siahaan, originaria de la provincia indonesia de Sumatra del Norte, fortalecerá las relaciones entre las iglesias en la gran región que se extiende desde Jordania hasta Nueva Zelanda.

 

La bulliciosa ciudad de Pematangsiantar, no lejos del ecuador en la provincia indonesia de Sumatra del Norte, está a un mundo de distancia de Ginebra, donde se encuentra la sede de la Federación Luterana Mundial (LFM). Pero es en Pematangsiantar donde nació y vivió la pastora Rospita Siahaan la mayor parte de su vida, y es el lugar donde ahora desempeñará su papel como nueva Secretaria Regional de la FLM para Asia.

Como la menor de 12 hermanos y hermanas cuyo padre, un policía, murió cuando ella tenía ocho años, Siahaan observó a su madre recién enviudada trabajar todas las horas para llegar a fin de mes y poner comida en la mesa para sus hijos/as. Esa ética de trabajo duro se contagió a Siahaan y fue una estudiante modelo tanto en la escuela como en las lecciones de catecismo. También fue de su madre que aprendió a orar todos los días y se convirtió en una miembro activa de la Iglesia Protestante Cristiana Batak (HKBP).

 

A los 15 años, Rospita Siahaan sintió por primera vez el llamado al ministerio ordenado, pero su madre no estaba entusiasmada, dados los importantes costos de cinco años de formación en el seminario. Su vocación, dice Siahaan, «no fue una especie de visión profética, un rayo inesperado o un momento dramático como el de Pablo en el camino a Damasco, sino la convicción de que Dios me llamaba y, por lo tanto, también me proveería a mí» .

 

Al comienzo de su segundo año en el Seminario Teológico HKBP, Siahaan conoce a un pastor invitado de la Iglesia Evangélica Luterana en Estados Unidos, quien le consiguió una beca completa para cubrir todos los costos de sus estudios. Esta experiencia la afectó profundamente: “en mi predicación, a menudo hablo de cómo Dios obra a través de vidas ordinarias, no sólo moviendo montañas o separando aguas, sino también haciendo cosas ordinarias a través de personas comunes y corrientes”.

 

Después de graduarse, Rospita Siahaan trabajó como pastora en prácticas durante dos años y fue ordenada en la capital, Yakarta, en diciembre de 2003, junto con docenas de otros jóvenes candidatos en la HKBP, una de las 13 iglesias miembros de la FLM en Indonesia y la comunidad luterana más grande. en el sudeste asiático. Al año siguiente se casó con uno de sus compañeros de seminario y nació la primera hija de la pareja. Después de completar una maestría en estudios del Nuevo Testamento, recibió una oferta para hacer un doctorado en el Seminario Teológico Luterano de Hong Kong. Con dos hijas pequeñas, estuvo a punto de rechazar la oferta, pero su marido la convenció de “poner su confianza en Dios” y permitirle cuidar de sus dos hijas. “Mi marido no predica sobre la justicia de género, pero es un verdadero defensor de la justicia de género”, sonríe. En esos años tuvo la oportunidad de viajar a Tierra Santa, Estados Unidos y Dinamarca, donde fue invitada a hablar en conferencias de la FLM sobre hermenéutica bíblica.

 

Después de más de dos décadas de trabajar como pastora ordenada y ocho años de enseñar en el Seminario Teológico HKBP, Siahaan está entusiasmada con los desafíos de su nuevo trabajo. Sus responsabilidades incluyen la supervisión de más de 50 iglesias miembros en 17 países, desde Australia y Nueva Zelanda hasta iglesias en Jordania y Tierra Santa.

«Me gusta conocer y hablar con gente nueva y sobre todo me gusta aprender de ellos, descubrir información o conocer sus culturas. Tengo tantas historias hermosas de conocer gente maravillosa en diferentes países que siempre han superado todas mis expectativas”, dice. «Por supuesto, también hay dificultades y no quiero subestimar los desafíos de la diversidad religiosa y cultural en nuestra región, pero sé que las bendiciones serán mayores para mí. Si Dios nos elige, entonces creo que Dios siempre nos ayudará a enfrentar los desafíos”, concluye Rospita Siahaan.