¿Cómo son los hombres en el mundo?
Por Stefano Ciccone-
La violencia de género nunca cesa, parece que no existen herramientas adecuadas para combatirla. El problema es cultural: quien realiza un acto de dominación debe comprender que sufre una pérdida en su humanidad
El 25 de noviembre, Día Internacional de Lucha contra la Violencia de Género, corre el riesgo de ser, como todos los aniversarios, una ocasión formal y retórica. ¿Quién no está en contra de la violencia? Sin embargo, la lucha contra la violencia no es indolora ni neutral. Todos estamos dispuestos a condenar la violencia, pero menos dispuestos a cuestionar clichés, representaciones y expectativas compartidas. Si la violencia machista es el resultado de una cultura consolidada, contrarrestarla significa crear un conflicto.
La fecha del 25 de noviembre nos pide también hacer un balance, cada año, de lo que ha cambiado, de lo que se ha hecho y de lo que es posible. La sensación frustrante es que nada cambia a pesar de que las campañas de concientización, los servicios y las innovaciones regulatorias se han multiplicado en los últimos diez años. El número de mujeres asesinadas por sus compañeros en una especie de guerra diaria y molecular aparentemente continúa sin cambios.
Debemos reconocer que la respuesta de la sociedad a la violencia de género sigue siendo inadecuada y contradictoria. Los medios de comunicación siguen retratándolo como una fuerza extraña y oscura: la explosión inexplicable de hombres hasta ese día tranquilos y respetables, fruto de una patología individual. La alarma social por la violencia de género se aprovecha para alimentar políticas xenófobas y represivas. Paradójicamente, este camino acaba eliminando el problema delegándolo a la policía y liberando a la sociedad de la responsabilidad de cuestionarse a sí misma: encarcelemos a los culpables y tranquilicemos nuestro corazón. Incluso los caminos seguidos por los autores de la violencia, si se ven obligados a eliminar la complejidad para corresponder a la lógica del derecho penal y, por tanto, a medir, certificar y “disciplinar”, terminan traicionando su objetivo de promover un cambio profundo.
“No aceptó la separación”: detrás de esta frase se esconden interpretaciones encontradas. El más inmediato subraya lo absurdo de la desproporción de la reacción. Uno, insidioso y ambiguo, interpreta la violencia como un “déficit de virilidad”, resultado de un desorden. Esto alimenta la nostalgia por esa norma masculina perdida que dominaba a las mujeres, pero regulaba el comportamiento masculino. Sin embargo, es precisamente ese orden jerárquico el que genera violencia.
¿Por qué la dolorosa experiencia de la separación es tan intolerable para los hombres y desencadena esta reacción destructiva y autodestructiva? Después de matar, muchos hombres recurren a la violencia contra sí mismos o se entregan a prisión. No es simplemente el dolor del abandono: es la experiencia de impotencia incompatible con el mito de la autosuficiencia con el que fuimos criados. La reacción estalla ante la libertad de una mujer que dice no, que se va, y la violencia se legitima como castigo por una falta femenina: una elección ilegítima e inaceptable.
Hoy la cultura de control y dominación asume el papel de victimismo. Hombres amenazados por el cambio, discriminados por la igualdad de oportunidades, atacados por el oportunismo femenino, castrados por la dictadura de lo políticamente correcto. El resentimiento masculino frustrado no sólo se expresa en la dimensión individual: es uno de los pilares de la paranoia de la conspiración hostil que alimenta el populismo nacionalista. La frustración individual encuentra una orilla en el sentido común. No basta con responder al contraataque misógino y chauvinista con un “sermón de buenas maneras”. No se trata de pedir a los hombres que ejerzan la virtud varonil del autocontrol o que “renuncien” a la dominación.
Quizás sea más útil tratar de revelar cómo cada acto de dominación y violencia conlleva una pérdida para la propia humanidad. Mirad cuánto cada uno, al imponerse, se traiciona. Así, la ironía hacia las “mariquitas”, o el estigma hacia los homosexuales imponen la disciplina de la virilidad a todos los varones. La dominación e inferiorización del otro, la incapacidad de leer las diferencias fuera de una lógica jerárquica nos imponen una experiencia alienada y forzada.
La deshumanización de los demás, la representación paranoica de un Occidente rodeado por un mundo amenazador, que hoy legitima la guerra como única solución, nos deshumaniza. El camino hacia el poder resulta ser un callejón sin salida que empobrece nuestras relaciones. Hemos vivido en el mito, como hombres y como ciudadanos, de la libertad en las relaciones y nos encontramos incapaces de pensar en la libertad en las relaciones. El imaginario patriarcal no ofrece a los hombres un significado sobre su ser en el mundo. No puede darnos los recursos para vivir en un mundo privado de la creencia tranquilizadora en nuestra superioridad y autosuficiencia.
Ese mundo ya pasó y necesitamos otras palabras, otros deseos que nos liberen de la destructividad de las tristes pasiones.
Fuente: RIforma it
Traducción: Claudia Florentin. Con Efe
La FUMEC-ALC lanza su Política de Justicia de Géneros e Inclusión para el Buen Vivir
La Federación Universal de Movimientos Estudiantiles Cristianos de América Latina y El Caribe, FUMEC- ALC por sus siglas, ha iniciado la etapa de comunicación de la Política de Justicia de Géneros e Inclusión para el Buen Vivir. Esta etapa dará comienzo el lunes 25 de noviembre del 2024 como manera de conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres y terminará el 8 de marzo del 2025 Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
¿Por qué crear una Política de Justicia de Géneros?
Esta importante iniciativa surge de la necesidad de celebrar la pluralidad de personas, maneras de hacer teología y contextos. Así, contar con una política institucional de justicia de géneros e inclusión es fundamental para valorizar la diversidad y los retos que esta plantea.
Contar con una política de este tipo también es una apuesta de crear espacios seguros para el crecimiento de todas las personas que nos permitirá evaluar constantemente el respeto a los derechos humanos y a la dignidad de las mujeres y disidencias sexo-genéricas dentro y fuera de los movimientos estudiantiles de América Latina y El Caribe.
No menos importante, está política constituye una voz profética no sólo para los movimientos estudiantiles cristianos de la región, sino para todo el mundo ecuménico. Regionalmente hablando, es una manera de contrarrestar a los fundamentalismos religiosos y de brindar esperanza a quienes construimos iglesias de respeto, amor y ternura con la diversidad de la creación humana.
¿Cuáles son los ejes principales de la política?
El Buen Vivir y la Justicia Medioambiental
La política retoma el feminismo del Buen Vivirse como mecanismo orientador y transformativo de las prioridades de la sociedad. También nos invita a generar políticas que pongan en el centro de los esfuerzos a la comunidad. Así, el Buen Vivir es un acuerdo social fruto de diálogos permanentes, que coloca en el centro los esfuerzos de sostenibilidad de la vida, en armonía, desde el respeto entre los seres humanos y la creación.
Feminismo y Disidencias sexo-genéricas
La política asume los principios feministas que implican interconectar con nuestros fundamentos bíblico teológicos que beben de las teologías ecofeministas e inclusivos. Interconectándose con un feminismo cuyos contenidos están en correspondencia con los mandatos éticos de los evangelios: el cuidado de la naturaleza, el respeto a todo ser humano, el cuerpo como territorio sagrado, las mujeres como sujetas de derechos, el amor de Dios hacia toda su creación. Tomando en cuenta los derechos de todas las personas a expresar su sexualidad y visibiliza las subjetividades de las disidencias sexuales.
Estamos convencides que esta política será un gran avance en materia de Justicia de Géneros a nivel global y nos ayudará a seguir construyendo espacios de respeto y celebración de las diversidades.
¡Continuemos siendo profetas! Denunciemos y generemos estrategias para un mundo seguro para mujeres, niñas y disidencias.
Cuba será sede de la Minga Ecuménica Latinoamericana y Caribeña
Cuba será sede de la Minga Ecuménica Latinoamericana y Caribeña a celebrarse del 25 al 29 de noviembre del presente año. Este espacio se realizará por primera vez en la región y busca propiciar la reflexión bíblica, socioteológica y pastoral con la participación de más de cien personas pertenecientes a organizaciones eclesiales, instituciones, centros ecuménicos y personas que apuestan por el bien común y la construcción del Reino de Dios aquí y ahora.
El Centro Memorial “Martin Luther King” y organizaciones regionales coordinarán el encuentro que unirá sentires y pensares con el objetivo de tejer esperanzas, reconectarnos, construir confianza y dialogar desde un espacio común en un tiempo de grandes desafíos para toda nuestra Abya Yala.
La apuesta estará en aunar fuerzas para la justicia socioeclesial e inclusiva desde las organizaciones basadas en la fe y el trabajo territorial.
Además, pondrá énfasis en la promoción de la plenitud y dignidad de la vida desde el Evangelio liberador de Jesús, especialmente en tiempos donde los fundamentalismos avanzan en toda la región.
¡Tomamos los remos y nos lanzamos en la barca del Nazareno!
Síganos en nuestras redes sociales como @minga_ecumenica
El problema no es solo Donald Trump
Rafael Norbona-
Donald Trump roza la presidencia de EEUU. A sus votantes no les importa que sea racista, xenófobo, misógino, autoritario, machista y un delincuente convicto. De hecho, le han votado por ese motivo. La América blanca y protestante no soporta la diversidad que circula por “la tierra de los hombres libres y el hogar de los valientes”. Los inmigrantes latinos con papeles tampoco sienten simpatía por los sus compatriotas. El bote salvavidas está demasiado lleno y podría hundirse si recoge a más gente. Los hombres contemplan con resentimiento la creciente influencia de las mujeres y los amantes de las armas no soportan la idea de que se impongan restricciones, a pesar de los 6O0 tiroteos anuales. Un sector mayoritario de la sociedad estadounidense empieza a desconfiar de la democracia. Prefiere un gobierno autoritario que proteja su seguridad, aunque sea a costa de recortar libertades. Con la Cámara, el Senado y el Tribunal Supremo en manos de los republicanos, EEUU inicia un viaje hacia el pasado. Vuelven los tiempos del macartismo. Las medidas contra el cambio climático se congelarán y el nacionalismo más agresivo podrá ondear sus banderas sin mala conciencia. Las feministas, los inmigrantes, las personas LGTBI y las personas de ideas progresistas serán tratadas como el “enemigo interno”. En política internacional, se abrirá la veda para aplastar a los más débiles. Los palestinos serán definitivamente expulsados de Gaza y Cisjordania. Netanyahu podrá finalizar su campaña de limpieza étnica. La Rusia de Putin incrementará su poder y la ultraderecha continuará su ascenso en la UE y América Latina.
Este giro no es solo es obra de Trump y de los medios de comunicación controlados por las elites financieras. Este nuevo fascismo es fruto de un desencanto colectivo. La socialdemocracia ya no transmite credibilidad. Los Obama y los Clinton asimilaron enseguida los hábitos de las elites. Gracias a su paso por el poder, se hicieron millonarios y pudieron acceder a ese mundo de privilegios que antes criticaban. En España, la socialdemocracia ha arrojado un balance parecido. La especulación inmobiliaria ha proseguido su curva ascendente, convirtiendo la vivienda en un bien casi inaccesible. Los bancos han incrementado sus ganancias y los servicios públicos se ha deteriorado. No está de más recordar que Felipe González lideró la guerra sucia contra el terrorismo, toleró la corrupción y envió al paro a miles de trabajadores con la reconversión industrial. Sus sucesores no actuaron de forma tan despiadada, pero sus políticas sociales fueron tibias e insuficientes. O abiertamente regresivas, como la reforma de las pensiones aprobada por Zapatero, que endureció las condiciones para acceder a una jubilación decente.
En cuanto a la nueva izquierda, se ha desinflado enseguida. Por sus querellas cainitas, por la incongruencia entre las declaraciones públicas y las conductas privadas, por su retórica demagógica y sus extravagancias ideológicas. No aceptar que esa estrategia ha conducido al fracaso solo debilita la posibilidad de que reaparezca con propuestas más convincentes. La sociedad se está transformando en una masa amorfa. El auge de las pantallas y el declive de la cultura ha contribuido al éxito de los mensajes esquemáticos y simplistas. La democracia se está muriendo ante nuestros ojos. Y no es por culpa de Trump, Orban, Meloni, Milei, Netanyahu o Abascal, sino un desencanto generalizado que está avivando conductas irracionales, como el odio y el resentimiento. Estamos en el umbral de una verdadera crisis de civilización y no sabemos cómo acabará, pero con la victoria de Trump, todo sugiere que se nos viene una riada de fango dispuesta a no dejar títere con cabeza.
El autor ha sido profesor de filosofía y hoy es uno de los críticos literarios y periodistas culturales más reconocidos de España.
Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo: “Eso que llamas amor, es trabajo no pago”
La histórica carga del cuidado no remunerado, consecuencia de la división sexual del trabajo, no puede seguir recayendo sobre las mujeres, pues limita su participación en el ámbito laboral, en la vida pública y política, así como en las ciencias y las tecnologías.
La feminización del cuidado afecta desproporcionadamente a mujeres y niñas de la región, sobreexponiéndolas a la pobreza monetaria y de tiempo, lo que constituye una violación de sus derechos fundamentales.
Únete a la campaña de la Red de Salud de las Mujeres- Rsmlac por el Día Internacional de los Cuidados y el Apoyo para demandar a los Estados de la región cumplir con los compromisos internacionales respecto al tema de cuidados.
Se presentará el libro “Teologías feministas: espiritualidades en resistencia”
Las teologías críticas, como las feministas, tienen rostro y tienen voz, historia compartida en cada espacio de fe que transitamos. En un contexto donde los debates teológicos seguirán siendo relevantes en la medida en que ofrezcan alternativas a los fundamentalismos religiosos, a los discursos de odio, discriminaciones, violencias y abusos en las iglesias y demás instituciones cristianas, te invitamos a la presentación del libro _*“Teologías feministas: espiritualidades en resistencia”*_ publicado por Católicas por el Derecho a Decidir.
El libro puede bajarse libremente aquí: https://drive.google.com/file/d/1KmHEwZN3-cb-2PQuz_8PTaY9ux6IjmwC/view
Fecha: *Viernes 1 de noviembre*
Hora: 17 a 19 hs
Lugar: _Centro Cultural Universitario Paco Urondo_, 25 de Mayo 201 – Aula 201 (CABA)
Conversan: María de los Ángeles Roberto, Lucía Riba y Mónica Tarducci
Coordinan: Natalia Rodríguez y Luján Farfán Ramos
Organiza: CDD Argentina | Apoyan esta actividad: Instituto de Investigaciones de Estudios de Género – Facultad de Filosofía y Letras, UBA • Sororidad & Fe • Con EFE • Las Magdalenas • Mujeres Estrella
Basta de violencia política
Por María de los Ángeles Roberto.
_“Una manera de enterarse cómo es nuestro sistema conceptual es mirar al lenguaje”._
La frase es George Lakoff y Mark Johnson, lingüista y filósofo respectivamente, que explican a través de la teoría cómo una metáfora es tanto embellecimiento retórico como parte del lenguaje cotidiano que afecta el modo en que percibimos, pensamos y actuamos.
Por eso, si observamos el lenguaje del primer mandatario de nuestro país, la comprobación de que mujeres y disidencias somos sus enemigas se hace evidente. La elaboración de conceptos vinculados con la violencia, la falta de consentimiento y el deseo de muerte de la otra, se vuelven cotidianos y se difunden sin temor ni vergüenza en discursos y canales oficiales y en entrevistas de medios hegemónicos.
La aspiración máxima del presidente de la Argentina es matar a la enemiga. Quedó demostrado con su frase: “Me encantaría meterle el último clavo al cajón del kirchnerismo con Cristina adentro”. Dos de los conceptos que usó para exteriorizar su morbo, el clavo y el cajón, están relacionados con la muerte de manera directa y exponen un pensamiento y una idea fija sobre la necesidad de la desaparición del otro, de la otra, a través del asesinato y del entierro.
Su deseo -manifestado al ponerle nombre y apellido a la enemiga-, muestra que el discurso del odio y la violencia política están habilitadas y pretenden disciplinar al movimiento popular y al activismo feminista. Cristina, víctima de un intento de femimagnicidio, es ahora la protagonista de esa ambición de muerte con la que goza el presidente.
Pero ella no es la única a la que él pretende matar de manera simbólica; su odio no está dirigido solamente a la mujer política más importante y destacada. Las rebeldes, les que amamos y nos organizamos sin fin para soñar en mil colores con que a nadie le falte nada y señalamos los privilegios desde siempre, somos sus enemigas. Ante esto, el repudio a la violencia política de Estado. ¡Seguimos organizadas! ¡Nuestra libertad es irreversible!
#NoEsNuestroPresidente
*IG:* https://www.instagram.com/p/DBeg3VQxK2v/?utm_source=ig_web_copy_link&igsh=MzRlODBiNWFlZA==
Curso L.A. de Pastoral e Relações de Gênero 2025
O Curso Latinoamericano de Pastoral y Relaciones de Género 2025, que tendrá lugar del 10 al 25 de marzo en São Paulo, Brasil
El tema de este año es: “Nosotrxs por nosotrxs: Solidaridad Popular en la construcción de la Justicia de Género”, donde exploraremos las intersecciones entre teología, género y economía, con actividades prácticas y discusiones profundas sobre justicia social y solidaridad.
¡No te pierdas la oportunidad de ser parte de este encuentro transformador! Para más información e inscripciones, contácta en:
+55 11 91162-5544 (WhatsApp)
https://ceseep.org.br/inscricoes-abertas-curso-l-a-de-pastoral-e-relacoes-de-genero-2025-presencial/
Congreso del Movimiento de Lausana: “Enviadas como fue enviado Jesús: ¡a buscar justicia!”
Como catalizadora de Freedom and Justice (Justicia y Libertad de Lausana). uno de los temas que nos movió en el congreso #l4congress fue el tema de la justicia. Trabajamos para crear espacios para escuchar, dialogar, compartir testimonios, colaborar con otros y otras quienes en el mundo están trabajando, caminando, acompañando, viviendo con lo más vulnerables en el mundo. Es por eso que la ponencia de nuestra amiga Ruth Padilla Deborst fue una de las que más resonó para nosotras y nosotros. Pues la invitación de Ruth de que somos:
¨ Enviados como fue enviado Jesús: ¡a buscar justicia! ¨ Aquí comparto algunas de las frases:
El racismo también influye en la injusticia medioambiental: aunque el cambio climático y la pérdida de especies afectan a todo el planeta, son las comunidades de color las que más sufren la contaminación del aire, el suelo y el agua, sin medios para aislarse de ella. Los residuos se descartan en el Sur global. El cambio climático está desplazando a millones de personas que huyen de incendios, inundaciones, huracanes que se intensifican y tierras desertificadas, solo para encontrar poca o ninguna acogida en el Norte rico, que es el responsable de su trágica condición.¨
Está realidad que describe Ruth es apremiante, añado que las comunidades indígenas en todo el mundo son una de las más vulnerables. A pesar de que el 80% de la biodiversidad es salvaguardada por los Pueblos Indígenas. Y el desplazamiento forzado de los y las hermanas indígenas hoy podemos verlos en muchas partes del mundo. Además de todo el colonialismo verde disfrazado de falsas soluciones y que siguen siendo sustentadas por el sistema económico hegemónico, nos falta como iglesia trabajar en economías solidarias, en una teología de la tierra y del territorio, de recordar la importancia de que todas las relaciones son importantes. De un cambio de ethos desde el Shalom de Dios, como plantean los Pueblos indígenas el buen vivir alejado del vivir bien que es alimentado por el consumismo y extractivismo e individualismo hacia la tierra.
¨Otra injusticia flagrante tiene que ver con la desigualdad de género. En general, las mujeres ganan menos que los hombres por el mismo trabajo; estamos sobrerrepresentadas en los empleos no calificados y de «escaso valor»; y tenemos muchas más probabilidades de ser víctimas de acoso y abuso sexual descarado. En las comunidades cristianas, aunque las mujeres componen el mayor número de miembros activos, los hombres ocupan abrumadoramente los puestos de liderazgo, mientras que a las mujeres se les restringe el uso de los dones que el Espíritu les ha concedido, por el mero hecho de ser mujeres.
La discriminación también afecta a las personas con discapacidades físicas y mentales, limitando su salario y sus oportunidades en muchos ámbitos de la vida.¨
A pesar de que se hizo el esfuerzo en este congreso de que hubiera una representación equitativa entre mujeres y hombres. Reconociendo que la iglesia está conformada por su mayoría por mujeres y la niñez. El 29% de la representación en el congreso fue de mujeres. Sigue siendo una brecha enorme la participación de las mujeres en espacios como estos. Pero como Ruth menciona, la presencia en puestos de liderazgo de las mujeres. El profeta Joel menciona que derramaré su Espíritu sobre toda carne. Esto también nos incluya a nosotras, incluso a toda la tierra. Dialogar sobre estos temas en las mesas cuando escuchamos que todavía en muchas congregaciones la mujer es relegada al puesto de liderazgo por ser mujer. Señalar esto como pecado es necesario y urgente.
¨Una brecha general en la justicia que deshonra a Dios es la desigualdad en la riqueza. Dios creó un mundo de abundancia, capaz de sustentar el florecimiento de la vida de todo el orden creado. Sin embargo, hoy en día, el 1% más rico de nuestro planeta posee la mitad de las riquezas de todo el mundo.1 Y mientras que la riqueza de los cinco hombres más ricos del mundo se ha más que duplicado desde el año 2020, casi cinco mil millones de personas se han empobrecido. La pobreza es la cara más visible de la injusticia. ¨
Cuando pienso en esto hago replica de lo que Ruth señala. Pero como parte de la Iglesia. También pienso en algunas formas de hacer misiones que perpetuán este sistema de violencia. Dónde ciertos sectores tienen mucha riqueza y poder y eso se manifiesta a la hora de ¨colaborar. La colaboración no se puede dar de manera recíproca y desde la mutualidad, si no hay las condiciones explícitas e implícitas del sistema de poder. Se hace necesario reconocer que todo el poderío del dinero donde algunos pueden imponer sus enfoques y estrategias, donde unos ganan más que otros. Y dónde mucha parte de la Iglesia debe aceptar las migajas de la mesa. A esto no podemos llamar colaboración, cuando las condiciones no son iguales.
Finalmente una reacción más de la propuesta de Ruth:
¨No hay lugar para la indiferencia hacia todos los que sufren el azote de la guerra y la violencia en el mundo entero, el pueblo desarraigado y asediado de Gaza, los rehenes retenidos tanto por Israel como por Hamás y sus familias, los palestinos amenazados en sus propios territorios, todos los que lloran la pérdida de seres queridos. Su dolor es nuestro dolor si somos el pueblo de Dios. Ser enviado al mundo como lo fue Jesús no es una receta para el ascenso social o la impermeabilidad frente a la crítica situación de nuestro prójimo o a los gritos de la tierra. Hoy estamos llamados a recordar, a escuchar, a arrepentirnos y a actuar con amor compasivo, según el carácter mismo de Dios.¨
El grito de nuestras hermanas y hermanos de Palestina. Es un grito de dolor y de alto que debe salir de toda la humanidad. El grito de los hermanos y hermanas indígenas cuando son amenazados de muerte y los matan por defender sus tierras, el grito de quienes sufren la violencia sistémica, estructural, simbólica, física, social, psicológica, epistémica. Debe ser el grito de toda la humanidad. Sin parcialidad. Los profetas denunciaron en la Biblia las injusticias atroces. Ser parcial frente a la injusticia no es una posición de Jesús, quién fue radical frente al dolor, el sufrimiento de los más vulnerables. Y estamos llamados a seguir a Jesús, al profeta de la compasión, misericordia y de la justicia. Quién vivió y proclamo las buenas nuevas para la humanidad.
La autora trabaja como Directora en Memoria Indígena y es misionera en Unidos en Misión( United World Mission).
Foto del Facebook de Solano
Qué es el Movimiento de Lausana?
Su web: https://lausanne.org/es/sobre-lausana
En julio de 1974, más de 2400 participantes de 150 países se reunieron en Lausana, Suiza, para el Primer Congreso Internacional de Evangelización Mundial. Lausana Movement es una organización que se enfoca en la misión integral, que se define como la tarea de vivir toda la vida bajo el señorío de Jesucristo. La misión integral de la Iglesia se manifiesta en la oración del Padre Nuestro, y se basa en: La comunión con el Padre, La esperanza en el Reino de los cielos, La confianza en Dios, La reconciliación con Dios, La liberación total.
El amor, ¿el opio de las mujeres?
Patricia Flores Palacios-
A propósito del Día del Amor les invito a una relectura del amor romántico. “El amor ha sido el opio de las mujeres, como la religión lo ha sido para las masas”, decía Kate Millet en 1970, parafraseando a Marx. Esta afirmación cuestiona la compleja relación entre el amor y el poder, un vínculo que ha mantenido a las mujeres en un estado de dependencia y sumisión. “Mientras nosotras amábamos, los hombres gobernaban”.
Esta afirmación no implica afirmar que el amor en sí mismo sea negativo sino que a lo largo de milenios ha sido instrumentalizado para seducir y dominar a las mujeres y hacerla dependiente en todos los aspectos de su vida; y para expoliar su vida a través del trabajo doméstico, de los cuidados de la maternidad, de ese invisible que demanda 24 horas y que no para hasta que se muere.
El amor romántico se presenta como una condensación de imaginarios religiosos y coloniales, profundamente arraigados en la tradición judeocristiana, cimiente del patriarcado. Este legado cultural ha vinculado el amor a conceptos como la virginidad de María, la pureza, el pecado original y la maternidad. En esta construcción se cimenta el mandato religioso del matrimonio, perpetuado hasta que la muerte separa a las parejas.
Además, se entrelaza con la imaginería que incluye figuras como María Magdalena, la pecadora redimida por Jesús, y Eva, quien incita a Adán a desobedecer. Estas narrativas han contribuido a forjar una imagen de la mujer como culpable y seductora maligna.
La sumisión culpable, arraigada en el legado histórico que sostiene que las mujeres venimos de la costilla de Adán, ha cimentado una noción de dependencia asumida como un mandato divino. A lo largo de los siglos, las mujeres han sido educadas para aceptar su rol subordinado dentro del marco familiar y social, como remarca Millet.
En las celebraciones religiosas de casamiento, el compromiso de “casados hasta que la muerte los separe” ha resonado a lo largo de los siglos como un mantra de control y dominio patriarcal. Estos mandatos culturales, religiosos y sociales han creado un entorno donde las actitudes y roles tradicionales se perpetúan, contribuyendo a las desigualdades y subordinación de las mujeres.
A esta narrativa se suman otros imaginarios, como señala Kate Millet: “Los dos mitos principales de la cultura occidental son la caja de Pandora y el relato bíblico del pecado original”, que evocan el primitivo concepto de la malignidad femenina que se ha perpetuado a través de una robusta imaginaria desde mítica a literaria, en una justificación ética de los machos del mundo. Esta idea ha ejercido una poderosa influencia a lo largo de los siglos, perpetuando estereotipos negativos sobre la mujer.
Los mandatos culturales, de nuestra herencia colonial, occidental y capitalista, transitan a lo largo del tiempo con la figura materna sacrosanta, venerada como progenitora y creadora de vida; así como con cultos, más tenues, que se refleja en la adoración de diosas femeninas que han perdurado en la historia, como Afrodita, Venus o Isis, entre otras divinidades, que encarnaron no solo belleza e inteligencia, sino también fuerza y fertilidad, estableciendo conexiones profundas con el universo y simbolizando la capacidad materna de las mujeres.
En la antigua Grecia, las mujeres no solo eran vistas como madres y esposas, desempeñaban roles importantes en la religión y la sociedad. Las diosas griegas, como Atenea, diosa de la sabiduría y la guerra, y Artemisa, diosa de la caza y la naturaleza, representaban la fuerza y la independencia femenina. Atenea, venerada por su inteligencia estratégica y su papel como protectora de Atenas, simbolizaba la capacidad de liderazgo que las mujeres podían ejercer.
A ellas se superpusieron los mitos de la caballería medieval, donde valientes héroes encandilan a hermosas damas, que en los últimos siglos se entrelazan con las costumbres coloniales y, que posteriormente se filtran en las industrias culturales, principalmente en el cine, las telenovelas y la música, como la imaginería de la cenicienta que era princesa y el famoso príncipe azul que la redime.
Un largo proceso que ha configurado el escenario cultural intrínseco al patriarcado, donde el paterfamilias se erige como figura central, el padre protector y el marido proveedor, mientras la mujer es relegada a ser una propiedad del hombre: la madre-esposa perfecta.
La reiteración de actitudes y roles ha contribuido a generar desigualdades de género y discriminaciones que persisten en nuestra sociedad, creando un entramado cultural que limita la autenticidad de las mujeres. Por ello es que desde hace algo más de un siglo se viene cuestionando estos paradigmas para construir formas nuevas de entendimiento del amor y la feminidad que permita a las mujeres liberarse de esas cadenas del amor romántico.
Como sintetiza la antropóloga Margaret Mead, “el amor romántico tal y como se da en nuestra civilización está inextricablemente ligado a las ideas de monogamia, exclusividad, celos y fidelidad”. Este concepto ha sido precursor en la utilización del término “género”, ampliamente adoptado en los estudios feministas.
Como señala Alicia Pascual, “la idea occidental del ‘amor romántico’ ha servido a los distintos poderes para perpetuar el sistema social patriarcal. que promueve la desigualdad entre hombres y mujeres”.
El amor es un sentimiento asociado con el cariño y el afecto; sin embargo, las formas de comprender, expresar y vivir ese “sentir amor” son construcciones socioculturales íntimamente relacionadas con la asociación de la mujer y la feminidad como proveedoras de afectos y cuidados.
Gracias a las luchas por los derechos humanos y al pensamiento crítico de las luchas feministas desde Hipatia, como remarcaba Kate Millet, el mito de la mentalidad conservadora de que toda mujer es una madre en potencia, también está ampliamente desportillado, la maternidad y la paternidad son responsabilidades compartidas.
El amor real no es una cadena que limita, sino que deberíamos a aspirar a que sea ser un puente hacia la libertad auténtica.
Patricia Flores Palacios es magister en ciencias sociales y feminista queer en Bolivia
Fuente: https://brujuladigital.net/opinion/el-amor-el-opio-de-las-mujeres