Medios nativos digitales en América Latina se unen para investigar la desinformación de género
Imagen de Santiago Quintero, cortesía de Chequeado.
Por Florencia Pagola-
El medio argentino Chequeado lideró recientemente una investigación colaborativa y transfronteriza sobre desinformación de género para conocer cómo se articulan los grupos que difunden falsedades sobre el tema en América Latina. También fueron parte de esta investigación La Silla Vacía de Colombia, la Lupa de Brasil, Ocote de Guatemala, y Ojo Público de Perú.
Olivia Sohr, directora de Impacto y Nuevas Iniciativas de Chequeado, cuenta que identificaron a dos de las principales organizaciones internacionales que a través de aliados y actores claves difunden desinformación de género en la región: Alliance Defending Freedom (ADF) y Human Life Internacional (HLI). Si bien no son las únicas, en el reportaje explican que les sirvieron como casos de estudio para revelar la forma en la que se organizan estas redes.
Allí demuestran que para ambas organizaciones difundir información falsa sobre temas de género como son el aborto, educación sexual, sexualidad, entre otros, es una de sus prácticas centrales. “ADF se presenta explícitamente como una organización que defiende los valores cristianos frente a los centros de poder político en el mundo, y HLI como una organización que quiere construir un mundo provida [antiaborto]”, explica Sohr. “Son organizaciones que se definen a sí mismas de esta manera y como cualquier organización que tiene el fin de influir están en su derecho de generar estrategias para llevar adelante sus causas. El tema que nosotros vemos es que en esas estrategias incluyen la desinformación”.
Entre los objetivos de la investigación está el de mostrar que estas organizaciones funcionan a través de alianzas estratégicas, por ejemplo con “supuestas clínicas de aborto”, que en los hechos son centros de desinformación sobre esa práctica, cuenta Sohr. También el de demostrar que brindan becas de formación para jóvenes abogados cristianos. Estiman que este tipo de organizaciones han invertido más de US$40 millones desde 2007 en la región.
Las consecuencias de la desinformación de género que difunden estas organizaciones pueden ser muy variadas, según Sohr. En algunos casos, como en el de brindar información falsa sobre aborto, tiene consecuencias directas sobre las decisiones de las personas que deciden abortar. Pero en otros, genera “irritación sobre algunos temas. Por ejemplo, que en tal país están prohibiendo a los docentes hablar el lenguaje inclusivo”. Ese tipo de información “quizás no tiene una consecuencia tan grande puntualmente, pero sí pueden llegar a generar cierta irritación en la sociedad”, agrega la integrante de Chequeado.
Ella considera que para investigar a organizaciones que generan alianzas entre países y replican sus estrategias de difusión de información falsa en diferentes contextos, el periodismo transfronterizo es clave. “No se trata solo de cuestiones locales. Muchas veces vemos desinformaciones sobre temas de género que circulan en nuestro país y suponemos que es algo que está ocurriendo acá por la agenda. Pero cuando ampliamos la mirada vemos que esas mismas desinformaciones están circulando en otros países. Así podemos ver que se trata de cuestiones que están más articuladas de lo que pensamos originalmente”, dice Sohr.
A su vez, el periodismo colaborativo también fue una herramienta fundamental que les permitió compartir información entre colegas de los distintos países. Si entendían lo que estaba pasando en un país con respecto a la información falsa de género, investigaban qué podían encontrar en el país propio que fuera en la misma línea. Sohr cuenta que usaron “mucho búsquedas en redes sociales, perfiles, y posteos de las organizaciones y personas influyentes aliadas. También las declaraciones impositivas de las organizaciones en Estados Unidos y en algunos países en América Latina donde hay mayor registro de sus gastos e ingresos”.
En este contexto, una de las principales dificultades que tuvo que sortear el equipo de investigación es que organizaciones como ADF y HLI no publican demasiada información sobre las acciones que realizan, así como tampoco son transparentes con sus formas de financiamiento. “Nosotros queríamos saber si había vínculos económicos directos entre algunas organizaciones de distintos países y estas organizaciones basadas en los Estados Unidos”, dice Sohr.
[Read more: Cómo lidiar con la ola de desinformación ante elecciones clave en todo el mundo]
“Lo que nos decían los especialistas es que muchas veces las organizaciones se arman estructuras que hacen que sea difícil rastrear ese dinero directamente. No está en sus estados contables porque tienen otras estrategias como hacer que terceros hagan las donaciones en lugar de hacerlas ellos para que eso no quede registrado o que no quede tan claro el vínculo. Con eso es bastante complejo investigar en profundidad y entender bien cuáles son sus flujos de dinero y por qué esa información no es pública como se podría esperar”, alerta.
Finalmente, Sohr considera que esta investigación fue una aproximación para conocer cómo funcionan y qué articulaciones hacen las principales organizaciones que difunden información falsa sobre género en América Latina. Para ella, “hay muchísimo más por hacer, hay otros grupos y organizaciones que están desinformando sobre temas de género”, por lo que serviría muchísimo “saber mejor sobre cómo se articulan y cómo prueban sus estrategias”.
Otro aspecto que destaca Sohr es identificar las grandes tendencias en cuanto a los temas de género en los que desinforman, como por ejemplo, las informaciones sobre educación sexual, aborto, y leyes o regulaciones de las personas trans: “En los distintos temas que estamos viendo, circula esa información de manera repetida. Creemos que entender mejor las tendencias generales nos ayudaría muchísimo a estar mejor preparados para poder contrarrestar esa desinformación cuando la vemos circular”.
Imagen de Santiago Quintero, cortesía de Chequeado.
Fuente: https://ijnet.org/
Las inundaciones y el clima extremo están causando el aumento de matrimonios infantiles forzados en el mundo
Las emergencias climáticas están afectando especialmente a los niños en las sociedades más vulnerablesGetty Images
Según un informe de las Naciones Unidas, en América Latina una de cada cuatro niñas se casa o entra en unión temprana antes de los 18 años; “Las familias están sometidas a un estrés porque no pueden mantener a sus hijas y buscan casarlas”, explican los expertos. Compartimos esta nota tan preocupante de la BBC Mundo.
El cambio climático ha tenido toda clase de consecuencias en el planeta: tormentas devastadoras, sequías, temperaturas récord, deshielo, pérdida de hábitat.
Eso ha tenido un impacto en distintas comunidades que tienen que afrontar los estragos del calentamiento global, incluyendo muertos y heridos.
Sin embargo, a medida que avanza este fenómeno global, también comienzan a verse efectos colaterales al interior de la sociedad.
Por ejemplo, una investigación enciende la alama de que el cambio climático tiene una seria incidencia en el aumento de matrimonios infantiles en el mundo.
El trabajo de los investigadores logró establecer que las condiciones extremas del clima exacerban los problemas que causan la proliferación de matrimonios infantiles forzados en al menos 20 países.
Sin embargo, a medida que avanza este fenómeno global, también comienzan a verse efectos colaterales al interior de la sociedad.
Por ejemplo, una investigación enciende la alama de que el cambio climático tiene una seria incidencia en el aumento de matrimonios infantiles en el mundo.
El trabajo de los investigadores logró establecer que las condiciones extremas del clima exacerban los problemas que causan la proliferación de matrimonios infantiles forzados en al menos 20 países.
Rao, quien lideró la investigación a través del análisis de cerca de 20 investigaciones independientes sobre cambio climático y sus efectos sociales, señala que las principales razones de este aumento tiene que ver con el sustento familiar.
“El matrimonio infantil a menudo se considera una estrategia para reducir la vulnerabilidad económica y la inseguridad alimentaria que enfrenta una familia debido a un desastre”, señala la académica.
Ella resalta que el problema de los matrimonios forzados no es exclusivo de áreas vulnerables, sino que ocurre en todos los estamentos de la sociedad y en todas partes del mundo.
Por ejemplo, en América Latina, de acuerdo a un informe de las Naciones Unidas, una de cada cuatro niñas se casa o entra en unión temprana antes de los 18 años.
El informe
Rao estuvo acompañada por otros académicos expertos en temas ambientales, quienes comenzaron a detectar una relación entre los matrimonios forzados e infantiles y las condiciones extremas creadas por el cambio climático.
Una de las académicas que acompañó la investigación fue Fiona Doherty, socióloga de la Universidad de Ohio. Ella le dice a BBC Mundo que la investigación comenzó cuando quedó en evidencia desastres naturales tenían como consecuencias el aumento de casos de violencia de género.
“Existe un conjunto sustancial de evidencia que hace explícita la conexión entre los desastres y la violencia de género. A partir de ahí, vimos casos de matrimonios infantiles forzados que estaban conectados con casos de desplazamiento ambiental”, anota.
Doherty indica que la mayor parte de la literatura de este fenómeno, cerca de 20 estudios, está centrada en Asia y África, donde la práctica del matrimonio infantil es prevalente. “Según los investigadores, estos matrimonios son en gran medida una cuestión económica. Las familias están sometidas a un estrés porque no pueden mantener a sus hijas y buscan casarlas”, señala Doherty.
Por su parte tanto Rao como Doherty indican que los fenómenos también dependen de las costumbres de cada país. “Por ejemplo, en Vietnam vimos un una relación con los matrimonios infantiles tras las inundaciones, que cada vez son más graves. Allí es costumbre que la familia del novio pague el dote a la familia de la novia. En la India, donde la costumbre es totalmente al contrario, no vimos esa tendencia. No hay un afán por casar a las mujeres, porque es su familia la que tiene que pagar”, anotó Rao.
Por su parte Doherty señala que este es un efecto indirecto del cambio climático. “Lo que hacen estos desastres es exacerbar los problemas existentes de desigualdad de género y pobreza que llevan a las familias al matrimonio infantil como mecanismo de supervivencia”, señala la investigadora.
Problemas por mitigar
Pero el informe también es claro en señalar que no solo se trata de cuestiones económicas. Para Rao, otros de los fenómenos que se encontraron en los documentos estudiados, que van desde 1999 hasta 2021, muestran que el desplazamiento causado por desastres naturales conduce a las familias a campos de refugiados donde las menores son acosadas sexualmente.
“En estas situaciones, las familias a veces optan por casar a sus hijas pequeñas para protegerlas del acoso y la violencia sexual”, dice Rao.
Para las académicas la mejor manera de reducir esta condición es mejorar las condiciones que generan la desigualdad en todas las sociedades.
“En nuestro artículo, destacamos la importancia de abordar las causas profundas de la pobreza y la desigualdad de género. Esto incluye invertir en la educación de los niños e incluir las voces de las mujeres y las niñas en la toma de decisiones”, anota Doherty.
Pero específicamente sobre los efectos colaterales del cambio climático, en este tema, las académicas recomiendan que se lleve a cabo un proceso directo con las comunidades. “Hay que establecer una serie de prácticas comunitarias basadas en investigaciones antes y después de los desastres para priorizar las necesidades de las mujeres y los niños cuando se atiende una emergencia ambiental”, concluye.
Las mujeres de las Ligas Agrarias y del Movimiento Rural de Acción Católica
Por Claudia Calvo-
Foto: Registro histórico de las Ligas Agrarias en la década del ’70
El rol fundamental de las mujeres en las organizaciones rurales del noreste argentino durante las décadas del sesenta y setenta. Es el eje de un archivo audiovisual que recupera las voces e historias silenciadas en la defensa de los derechos campesinos, la lucha por la tierra y la construcción de un modelo de campo para los sectores populares.
“Archivo Audiovisual de Testimonios de Mujeres de las Ligas Agrarias y del Movimiento Rural de Acción Católica”. Es el nombre formal de una serie de entrevistas que documentan, en formato audiovisual, la historia y las memorias de las campesinas que participaron de las Ligas y del Movimiento Rural en las décadas del sesenta y setenta. Las entrevistas hacen hincapié en su formación política y el rol en la organización agraria, la represión estatal y realidad agraria de postdictadura en el noreste argentino.
Las mujeres de las Ligas y del Movimiento Rural
Hacia fines de los años sesenta las familias campesinas nucleadas en los complejos agroindustriales del noreste del país asistieron a un proceso de movilización política. Las Ligas Agrarias constituyeron un movimiento social masivo, cuya originalidad consistió tanto en la formación permanente, en la participación de jóvenes y mujeres y en la capacidad de presión, como en la promoción de un proyecto alternativo de sociedad con plena participación de las familias rurales.
Creadas inicialmente en Chaco en 1970, epicentro de sus acciones de protesta y de concentración de su militancia, se expandieron luego en las provincias de Misiones, Corrientes, Formosa, el norte de Santa Fe y Entre Ríos. Impulsaron la distribución y titulación de la tierra, la regulación de la comercialización y la producción por parte del Estado. Enfrentaron a los monopolios de la comercialización y al poder terrateniente.
En el surgimiento de las Ligas Agrarias influyeron de manera decisiva las transformaciones en la institución eclesial de fines de los años cincuenta con la Doctrina Social de la Iglesia Católica en el marco del Concilio Vaticano II en 1962.
Estas mutaciones favorecieron la formación de una nueva conciencia política y social dentro del cristianismo, de opción por los pobres, en el marco de lo que se conoció como el diálogo entre el marxismo y el cristianismo. Así surgió un activismo católico de grupos de laicos, en general jóvenes, que desbordaron las organizaciones tradicionales de la Iglesia en búsqueda del “pueblo” en las fábricas, en las villas de emergencia y en las zonas rurales.
La Segunda Conferencia General del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) y el documento del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo “Sobre la Violencia en América Latina” tuvieron especial resonancia entre los sectores de la Iglesia que ya desarrollaban un trabajo de base en las zonas rurales del norte argentino, en particular entre los miembros del Movimiento Rural de Acción Católica.
Su integración en el Movimiento Internacional de Juventudes Agrarias Católicas le aportó la impronta de Paulo Freire y la metodología del “ver, juzgar, actuar”. Las Ligas Agrarias del noreste tuvieron un significativo apoyo de los obispos.
Partícipes del proceso de radicalización popular, las Ligas sufrieron la persecución política desde inicios de 1975 y con el golpe de Estado de 1976 fueron desmanteladas.
Recobrada la democracia, la organización campesina fue estigmatizadas y silenciada en el plano institucional, en la prensa y entre la población rural. Este proceso abarcó, también, al ámbito académico y artístico. Recién para el año 2000, a partir de las conmemoraciones oficiales en torno al aniversario de la dictadura cívico-militar, los testimonios de liguistas comenzaron a ser solicitados desde el ámbito estatal.
Sin embargo, estas iniciativas omitieron el registro de las narrativas de las mujeres partícipes de ese pasado, a pesar del protagonismo que habían tenido. Así, las memorias de las campesinas liguistas padecieron una doble invisibilización: por su condición de subalternidad de clase y de género.
El registro de sus relatos
Este archivo audiovisual —que estará en pocos días online— es impulsado por el Instituto de Investigaciones Gino Germani y la organización Memoria Abierta, se presentó el 15 de septiembre en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, donde estuvieron tres mujeres liguistas: Beatriz “Tudy” Noceti, Adelina de León, Norma Coca Morello.
Relataron sus historias de vida, el proceso de registro de otros testimonios de mujeres, la participación en las asambleas de base, las concentraciones, marchas y paros que la organización realizó entre 1970 y 1975. Hasta el momento, se cuenta con nueve entrevistas de mujeres que tuvieron responsabilidad política en la lucha rural.
Beatriz “Tudy” Noceti fue colaboradora en la organización y formación del Movimiento Rural y las Ligas Agrarias desde su juventud a principios de los años sesenta. Participó de la Coordinación Nacional del Movimiento, fue perseguida durante la dictadura y, tras el retorno constitucional, trabajó con mujeres en la reorganización del campesinado.
“En el año 73 las mujeres de las Ligas Agrarias piden tener un encuentro de mujeres solas, porque dentro del Movimiento ya habíamos empezado a tener algunas preocupaciones de que la problemática de la mujer había que introducirla. Ese pedido de las mujeres no fue muy bien recibido por los compañeros, no les causó ninguna gracia ¡Estamos hablando del año 73! Pero lo logramos”, recordó.
Al repasar el proceso de reorganización rural en la postdictadura, destacó que fueron las mujeres del campo quienes protagonizaron esa experiencia ya que los hombres habían quedado muy golpeados por los muertos y desaparecidos de las Ligas Agrarias.
Para Noceti, fue recién durante los encuentros que comenzaron a tener con las mujeres de las Ligas y el Movimiento rural (hace un año, a propósito de la creación del Archivo), que tomaron conciencia que ellas nunca habían hablado en profundidad sobre lo que les había pasado durante el terrorismo de Estado.
“¡Tanto nos cuesta hablar de eso que vivimos! Coca (Morello) estuvo presa, nos dejamos de ver, luego se tuvo que exiliar. Adelina (De León) estuvo dos veces presa, la perdí totalmente de vista en esa época. Tuvieron que pasar todos estos años para volvernos a encontrar, pero nos encontramos que todas habíamos seguido haciendo, trabajando”, resaltó.
Ya fueron registrados nueve testimonios, disponibles para su consulta en el Archivo Audiovisual del Instituto Gino Germani. En simultáneo, forman parte del proyecto Insumisas de la Tierra (de Memoria Abierta), el cual busca construir una historia sobre la producción política de las mujeres vinculadas a la producción agraria, al activismo campesino y a las resistencias rurales en Argentina.
“La esperanza de vivir mejor, de poder tener dignidad”
Adelina de León estudió sociología en Buenos Aires. A fines de los años sesenta se integró en un grupo de estudiantes universitarios ligados al tercermundismo, con quienes comenzó a viajar a zonas rurales de distintas provincias. Así fue como, tras una breve estadía en las zonas algodoneras de Chaco, se quedó a vivir en el campo, participó de las Ligas Agrarias e integró su comisión central, hasta que fue detenida-desaparecida junto a su marido, el entonces dirigente Quique Lovey (abril de 1975) y fue nuevamente secuestrada durante la dictadura militar.
Adelina, que no era oriunda del lugar pero vivió en el campo durante la primera mitad de los setenta, recordó el proceso de organización política del campesinado suscitado al calor de la construcción de la democracia de base y de la pedagogía de Paulo Freire en las colonias rurales. Precisó que los dirigentes campesinos le decían “vos tenés que plantear algo y esperar, porque la gente en el campo piensa detenidamente, acá la gente espera, y cuando alguien dice algo: trabaja a partir de lo que ese dice”.
Sobre la persecución al campesinado destacó que las Ligas Agrarias se habían vuelto una amenaza para los factores de poder económico en la región: “En 1975 logramos que el 80 por ciento del a producción algodonera se entregara en las cooperativas. Tocamos el poder de Bunge y Born. La hilandería era de ellos, las desmotadoras eran de ellos pero el algodón era de las cooperativas y con ellas tenían que negociar”.
Sobre el trabajo de registro de testimonios de las mujeres que participaron de las Ligas, destacó que —cuando estas mujeres cuentan qué significaron las Ligas Agrarias para el campesinado— emerge la esperanza como idea fuerza de ese pasado de lucha: “Cuando les hablábamos de los años setenta, hablan de la esperanza de vivir mejor, de poder tener dignidad, de juntarnos. Y concluyó: “Me conmovió mucho volver a Chaco y entrevistarme con mujeres que no veía hace cuarenta y pico de años”.
Docente rural detenida, liguista y detenida ilegalmente
Norma “Coca” Morello participó del Movimiento Rural de Acción Católica y de la organización de las Ligas Agrarias. Se dedicó a la alfabetización de campesinos y hacheros rurales del noreste. A fines de los años sesenta participó de campañas de alfabetización en el Centro América, en el marco del trabajo realizado en el Mijarc (Movimiento Internacional de la Juventud Agraria Rural Católica). Estuvo secuestrada cinco meses durante la dictadura encabezada por Alejandro Agustín Lanusse. Y nuevamente secuestrada durante la dictadura iniciada en 1976. Padeció el exilio hasta el retorno constitucional.
En 1993 publicó un libro testimonial donde relató su experiencia militante, desaparición y cautiverio temprano. Vive en Buenos Aires, donde se desempeñó como alfabetizadora en el barrio Padre Mujica (Retiro).
Durante la presentación del Archivo enfocó en su experiencia de alfabetización y formación política con el campesinado. Sobre las primeras asambleas de las Ligas Agrarias en Corrientes recordó que la democracia de base formaba parte de la cultura y las formas de socialización del campesinado. “Me impresionaba que eran muy democráticos. Hay que tener en cuenta su origen guaraní. No hizo falta con ellos hablar que todos tenemos los mismos derechos. En esas reuniones todo era muy democratizante. Cuando empezamos a hablar de los problemas ellos mismos entraron en ese tren de ver que sus problemas era problemas provinciales, nacionales”, afirmó.
Respecto de su propia persecución, destacó los lazos entre la represión ilegal y el empresariado y los terratenientes locales: “Fui como maestra rural a la escuela de la estancia de los Ballestra, la más grande, el principal terrateniente de la provincia. Ballestra estaba en campaña anti comunista. Yo le conté a una de las maestras de la escuela que había estado en América Central. Y el señor Ballestra empezó a decir que yo había estado en Cuba. Al mes de estar en la estancia, donde vivíamos, me detuvieron a la medianoche”.
Estuvo desaparecida entre noviembre de 1971 y mayo del 72. Padeció la tortura física y psicológica. Fue liberada tras una intensa presión popular sobre el entonces presidente de facto Lanusse, que se encontraba en campaña proselitista en el Chaco.
Pasado y presente
Las intervenciones de la presentación del Archivo se enfocaron en la experiencia de organización del sector rural del noreste en aquellos años, en la influencia de la pedagogía de Paulo Freire en la construcción de la democracia de base de las colonias, en la formación política de cuadros medios, todos aspectos mediados por la perspectiva cristiana del Movimiento Rural y la presencia de los obispos, que garantizaba una masiva adhesión de las familias campesinas.
Destacaron la trayectoria de vida de las mujeres de la organización, quienes en algunos casos fueron planteando internamente la necesidad de discutir su lugar en la familia y en el proyecto de las Ligas. Destacaron la experiencia de reencontrarse y registrar historias de compañeras que son sus propias historias, experiencias cargadas de emotividad que por su presencia permitieron la emergencia de sentidos compartidos sobre el pasado, que de otro modo quizás no hubieran aparecido: relatos que retoman anécdotas de acontecimientos y/o sentimientos compartidos, aun a pesar de no haberse visto por 45 años, de aun no haber elaborado ese pasado de manera colectiva.
El Archivo se propone registrar el relato de las mujeres que participaron de la coordinación regional y nacional del Movimiento Rural de Acción Católica, algunas de las cuales —tempranamente en la década del setenta— motorizaron encuentros de mujeres campesinas para conversar sobre sus problemas específicos en el campo, en la familia y en la organización.
También se recuperan los testimonios de las hijas de las y los liguistas que vivieron aquella experiencia organizativa o la conocen por transmisión intrafamiliar.
La cuestión biológica limita las posibilidades de concretar la tarea de documentar estos relatos: se trata de mujeres muy mayores con escasa movilidad a las que hay que buscar en los parajes y colonias más alejados de las zonas urbanas, lo cual exige una aceleración de los tiempos del trabajo de registro.
Tal fue el caso, por ejemplo, de Elena Yanda —miembro de las Ligas Agrarias en Chaco— quien protagonizó junto a su familia en 1972 uno de los más significativos conflictos en torno a la lucha por la tierra, conocido como “la marcha de las vacas”. Elena falleció pocas semanas luego de entrevistarla (en junio de 2023).
En otros casos, la dificultad para tomar contacto con las mujeres liguistas se debe al desconocimiento de su propia identidad, dado que comúnmente se las conoce como “la mujer de”, por la referencia con el vínculo matrimonial que tuvieron con dirigentes o militantes campesinos, situación que obtura la posibilidad de comprender la especificidad de sus roles y su participación cotidiana en la organización.
Existen también situaciones en las que las mujeres que participaron de las Ligas Agrarias, con tareas de responsabilidad y formación, se niegan a contar esa experiencia por miedo y por el estigma que fue sembrado y aun convive en torno al activismo campesino durante los años setenta, muchas veces asociado al “extremismo” y/o la “subversión”.
Aun hoy, 50 años después del nacimiento de las Ligas Agrarias, algunas mujeres del campo que integraron aquel movimiento social y hasta tuvieron tareas como la vocería de la organización en sus acciones colectivas y responsabilidades en la comisión directiva, no quieren hablar. “Mi marido no quiere que hable”, son algunas frases con las que justifican su posición.
El tabú, el estigma y el miedo sembrado en el campo durante el terrorismo de Estado se entreveran y operan junto al machismo que persiste en los mundos rurales. Estos fenómenos también explica la doble invisibilización de las mujeres campesinas como protagonistas de ese pasado.
La autora es Investigadora del Instituto Gino Germani de la UBA.
Victoria Cortez: Despedimos a la primera Obispa Luterana en América Latina y Caribe
Por Claudia Florentin-
Este 26 de setiembre se conoció la partida de la querida Obispa Luterana Dra. Victoria Cortez en Nicaragua. Era Obispa de la Iglesia Luterana Fe y Esperanza desde 2004. Ella fue la primera mujer en el obispado luterano en la región y su ejemplo ha inspirado a muchisimas personas. Agradecemos a Dios por su vida plena y amorosa.
La iglesia Luterana de Costa Rica, la recuerda diciendo:
La Obispa Victoria fue, como Teresa de Ávila, una “fémina inquieta y andariega” que nunca cesó de caminar, dentro y fuera de Nicaragua, compartiendo su palabra poderosa, impulsando proyectos, removiendo conciencias, abriendo senderos y espacios para que nuestras iglesias siguieran caminando por rutas de inclusión y solidaridad arraigadas en el Evangelio de Jesucristo.
La Obispa Victoria sabía leer el alma de la gente y a partir de ahí surgía un sabio consejo, una amonestación -a veces tierna, a veces dura-, o una chispa de picardía que nos hacía reir y reflexionar.
La Obispa tenía muy claro su compromiso con quienes la rodeaban, con la sociedad y la política de su Centroamérica amada.
Recuerdo haber escuchado a la Obispa decir en un video alojado en Youtube:
“La pastoral integral significa seguir el ejemplo de Jesús. Es decir, Jesús vino al mundo a anunciar la buena nueva del reino de Dios, pero a la par de esto, Jesús hacia milagros. Jesús resucitaba, daba de comer, perdonaba pecados, rompía esquemas”.
YO NO ESCOGI SER PASTORA, SOLAMENTE SENTI EL LLAMADO, decía Cortez en una entrevista concedida a Tortilla con Sal (no le gustaban las entrevistas).
” No lo busqué, porque tampoco creo que algunos cargos se buscan. En el camino del Señor uno sirve y en el servicio a los demás uno va abriéndose brechas. Ya lo he dicho en muchas ocasiones, que difícil es para nosotras las mujeres abrirnos caminos. La iglesia, como todos los elementos de la sociedad, es patriarcal. Entonces uno tiene que ir abriendo caminos”.
Sobre el ser mujer en comunidades de fe habitualmente dirigidas por varones decía:
“Hay veces que a mí me molesta, que alguien diga llamemos a la Obispa, porque necesitamos que haya una mujer. Ay, ese momento, sí, que me enfurece. Porque yo pienso que nosotras las mujeres necesitamos aprender a tener nuestra autoestima elevada para no conformarnos que nos llamen por ser mujer, sino porque nosotras somos capaces, y hay veces mucho más que los hombres. El ser Obispa, en nuestra Iglesia Luterana, no tiene un sentido de jerarquía, yo me siento que soy la Obispa solamente por tener más responsabilidad de servir.
Yo soy Pastora de Pastores(as) y mi función principal en la Iglesia es, velar por el fiel apego al Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Y continuaba:
Cuando estamos en una sociedad dominada por hombres, también las mujeres jugamos los roles que la sociedad nos impone. Somos hombres y mujeres con un pensamiento patriarcal. Y por eso es que no es fácil ocupar cargos de dirección, a veces nuestras mismas hermanas, nuestras mismas compañeras son piedras de tropiezo para que uno vaya avanzando. Sin embargo, cuando servimos a Dios y por ende el prójimo la unica estrategia que existe es la de servir. Cuando uno está en el camino del Señor, es El quien va iluminando y nos guía. Entonces, la estrategia es dejarse llevar por el Señor, es saber leer los Signos de los Tiempos.
Sin embargo, un aspecto bien importante para abrirse espacios, en cualquier campo, incluyendo el religioso, es la capacitación y formación, en mi caso, estudiar la doctrina Luterana es fundamental. Porque nadie me va a venir a decir a mí – ¡estás mal! Yo siento siempre como que me examinan en doctirna Luterana cuando algún teólogo luterano conversa conmigo.Yo creo que es importante decir: Estudio para servir a los demás. Porque, amarás al prójimo como a ti mismo, dijo el Señor, es igual que decir, amar a Dios sobre todas las cosas.
Sobre la iglesia Luterana en Nicaragua “Fe y Esperanza”- ILFE
La ILFE, con 33 años de vida, tiene una historia de anuncio, acompañamiento y esperanza. Surge como respuesta al sufrimiento de los/as refugiados/as sSalvadoreños/as quienes afectados/as por la guerra civil en los años 1980 en El salvador, llegaron como refugiados/as a Nicaragua. Entre ellos y ellas llegó la Victoria Cortez, que junto con otros líderes, formó la Iglesia Luterana Salvadoreña en el Exilio, siendo hasta 1990 que se funda oficialmente la Iglesia Luterana “Fe y Esperanza” de Nicaragua.
El año 1990 los/as refugiados Salvadoreños deciden regresar a su país. La presencia de luteranos nicaragüenses hizo que la comisión formada por Gladys Castillo, Ana María Panameño y Enoe Urbina solicite, a la coordinación de la iglesia conformada el Rev. Ilo Utech de Brasil; el Rev. Kennet Mahler de EE.UU. y la entonces Licda. Cortez de El Salvador y Nicaragua, continuar con el trabajo ministerial en el país. “Decidimos quedarnos en Nicaragua inaugurando el 24 de julio de 1990 la primera Iglesia Luterana Nicaragüense en la Comunidad de Dos Cerros en Masaya. En la inauguración fui ordenada como pastora de la iglesia y a los dos años ya teníamos 15 comunidades” agrega la Obispa Cortez. Una proyección hacia el futuro les permitió definir el modelo de iglesia contextual inmersa entre campesinos/as y barrios pobres.
Fuente de la historia de ILFE- https://americalatinacaribe.lutheranworld.org/ y ALC Noticias
De amor y sororidad en tiempos de incertidumbre
Foto: iStock
Por Pepa Torres | Cristianisme i Justicia-
¿Se pueden deconstruir los elementos patriarcales (o por lo menos algunos) de la espiritualidad ignaciana desde las aportaciones de la espiritualidad y la teología feminista y la categoría “género”? Este es el “propósito” de la Red Miriam de espiritualidad ignaciana femenina[1], que en el próximo octubre cumplirá 10 años de existencia y 40 años del origen de nuestra matriz originaria, que fueron las congregaciones femeninas de espiritualidad ignaciana.
Uno de nuestros proyectos más consolidados es el Círculo de espiritualidad «Yada»: “Conocer por experiencia”. Este verano hemos celebrado nuestro X Encuentro, con el tema «De amor y sororidad en tiempos de incertidumbre».
En el maravilloso entorno natural de Berriz (Vizcaya), acogidas por el Centro de Espiritualidad Barnezabal (interioridad abierta) de las Mercedarias de Berriz, 24 mujeres de diversos lugares del estado, desde Las Palmas a Galicia, pasando por Albacete, Madrid, Zaragoza, Bilbao o Pamplona, hemos participado en esta experiencia de “cuidado” entre mujeres desde las claves de la espiritualidad ignaciana vivida en femenino y desde la perspectiva de género. Una semana de oración para:
· Hacer silencio y releer la vida a la luz de la Palabra y de la consciencia corporal (acuerpar la experiencia).
· Buscar y hallar el Amor en todas las cosas (EE 1).
· “Aplicar sentidos” y “gustar internamente”.
· Reconocer al Amor “nuevamente encarnado” (EE 109).
· En actitud de discernimiento.
· Desde la perspectiva de género y en sororidad.
· Reorientar estilos de vida y compromisos por otro mundo y otras relaciones posibles, convencidas que la experiencia de fe no se puede separar del compromiso con la eco-justicia.
· Contrastar experiencias en grupo y de forma personalizada.
Un espacio circular, no jerárquico, en el que un equipo de facilitadoras-acompañantes ofrecen orientaciones desde claves bíblicas, espirituales y de consciencia corporal, como “ayudas” para vivir unos días de oración, hacer procesos personalizados y a la vez acompañados, desde la comunidad de mujeres que se va creando a lo largo de la semana. Un espacio que propicia también compartir saberes que brotan del conocimiento vital de las propias participantes. Un espacio circular, construido desde la sororidad, porque como señala Juliana de Norwich, una de las genealogías femeninas que recuperamos en este itinerario espiritual:
«Dios es el punto central del círculo. No hay nadie que lo sea sino Él. Todo esto me lo mostró con gran gozo diciendo: “Mira, yo soy Dios. Mira, que yo estoy en todas las cosas. Mira, yo hago nuevas todas las cosas. Mira, nunca retiro las manos de mi trabajo no lo haré nunca por toda la eternidad. Mira, yo llevo todas las cosas al fin que he preparado para ellas. Hago esto con la misma sabiduría amor y poder con que la creé. ¿Cómo puede haber algo hecho que no esté bien hecho? Dios quiere que sepamos que Él-Ella nos mantiene a salvo en lo bueno y en lo malo. (…) Él-Ella es nuestra vestidura. Nos arropa y nos envuelve en su amor. Nos abraza en su amor y no nos soltará jamás» (Libro de las visiones y las Revelaciones).
La experiencia que se va trenzando a lo largo del encuentro se hace a partir de seis mimbres fundamentales:
· La Palabra de Dios como partera de transformaciones profundas. De ahí la centralidad de las orientaciones bíblicas y los pasajes del Evangelio propuestos para las meditaciones y contemplaciones e interpretados desde una exégesis feminista.
· La historia y, en concreto, la historia de las mujeres. Las genealogías femeninas que vamos recuperando. Mujeres que nos han precedido, maestras de vida y espiritualidad desde la profundidad y la libertad de sus textos.
· Nuestras propias historias, momentos vitales y coyuntura histórica, donde sigue aconteciendo la encarnación, porque como señala Dorothy Day: «la encarnación es ahora, la encarnación es hoy».
· La Palabra de nuestros propios cuerpos y del cuerpo de la tierra, como cuerpo de Dios (Sally Mcfague), así como los ejercicios de consciencia corporal, que nos ayudan a escucharlo.
· La necesidad de celebrar creativamente la vida, la reconciliación, la fraternidad y sororidad humana, la comunión con la naturaleza la utopía en la que la Ruah nos empuja a seguir embarrándonos los pies, el corazón, los sentidos, la inteligencia y los afectos en ella desde la sabiduría del discernimiento.
· La iconografía y diversidad de imágenes femeninas que nos han acompañado en el itinerario de cada día y que nos recuerdan que la belleza y la creatividad son manifestaciones de la Sophia de Jesús y “ayudas” para adentrarnos en la fuente del ser.
Los temas que hemos ido gustando internamente en este Yada 2023 han sido:
· Cuidar el corazón: espiritualidad, cuidado e incertidumbre.
· Enraizadas en el amor (el amor como principio y fundamento).
· Acuerpar el amor. Cuerpo de mujer, cuerpo de la tierra. El amor se hace vínculo y sororidad. Jesús, una masculinidad alternativa.
· Heridas de vida. Sororidad y vínculos entre mujeres.
· El amor se hace justicia y cuidado. Amistad social y amor político. Hasta que la vida sea un banquete: pan lucha, fiesta: La Misa de las mujeres.
· Amar hasta el extremo.
· Renacer desde dentro.
· Memoria del corazón y envío: Recoger nuestros pasos.
Las genealogías femeninas que nos han acompañado en este camino han sido: Madeleine Delbrêl, Hadewijch de Amberes y las beguinas, Margarita Maturana, Rut y Noemi, la mujer del perfume, Etty Hillesum, la samaritana, Exeria, Dorothy Day, las mujeres al pie de la cruz, Maria Skobtosova. María de Magdala y las mujeres portadoras de perfumes del Evangelio…
También desde el compartir saberes vitales de las mujeres participantes surgió una noche un rico conversatorio sobre dos realidades fronterizas que nos desafían como mujeres en la iglesia y en la sociedad civil: feminismo y antimilitarismo ante la realidad de la guerra de Ucrania y tantas guerras invisibles en el mundo y los avances y desafíos de la pastoral de la diversidad sexual desde Euskadi.
En definitiva, una rica y sanadora experiencia que nos remite nuevamente a la pregunta inicial con que comenzaba este texto: ¿se pueden deconstruir los elementos patriarcales de la espiritualidad ignaciana desde las aportaciones de la espiritualidad y la teología feminista y la categoría “género”? Desde la Red Miriam de espiritualidad femenina estamos convencidas que merece la pena no cejar en el intento de hacerlo. Necesitamos recuperar la libertad y la osadía de ser contemplativas en la acción, contemplativas en la relación, más allá del patriarcado.
Seguimos…
[1] https://redmiriam.blogspot.com/
[Imagen de Freepik]
La autora es Religiosa, teóloga y educadora social. Activista en diversos movimientos sociales vinculados especialmente al feminismo y al trabajo por los derechos de las personas migrantes. Es miembro de la Red de Apoyo Interlavapiés y de la Red Myriam de espiritualidad ignaciana femenina, entre otras asociaciones.
https://blog.cristianismeijusticia.net/2023/09/04/de-amor-y-sororidad-en-tiempos-de-incertidumbre
Hacia nuevas masculinidades
Ilustración: Xiomara Parra
Por SOFÍA LEILA PEÑA
Establecido en 1992 y popularizado en 1999, el Día Internacional del Hombre busca concientizar sobre la salud de los varones y mejorar las relaciones de género promoviendo expresiones positivas de masculinidad más allá de la hegemonía. Esta fecha nos invita también a repensar y celebrar a aquellas masculinidades que son vulneradas, como los homosexuales, bisexuales, transgénero o las personas masculinas no binarias.
El feminismo ha mostrado a lo largo de los años que los varones poseen un claro privilegio ante las mujeres. Basta con ver las estadísticas de cuántos hombres son asesinados por su género en manos de mujeres, o cuántos de ellos son cuestionados por su elección a la hora de tener o no hijxs. Los ejemplos pueden ser miles y se entiende que para las mujeres la realidad es muy distinta. Y es por esto que quizá uno podría cuestionarse, ¿por qué un Día del Hombre? ¿Acaso no son todos los días un recordatorio de este privilegio?
Pero como ha dicho la influyente antropóloga feminista Rita Segato, “nuestros enemigos no son los hombres, sino el orden político patriarcal”. Con respecto a este punto, Benjamín Pereira de Hombres contra el Patriarcado sostiene que “para que haya igualdad, los privilegios deben desaparecer, y claro, cuando estás acostumbrado al privilegio, la igualdad se siente como opresión”.
Para Pereira, es necesario distinguir entre privilegio (opinar sobre el cuerpo de una mujer o no implicarte en los cuidados familiares sin ningún tipo de consecuencia) y derecho negado (caminar por la calle sin miedo a que te violen y te maten). “Cuando hablamos de acabar con nuestros privilegios no pedimos tener las mismas opresiones que las mujeres, sino el cese de las ventajas que disponemos por el mero hecho de ser percibidos como hombres. Es por eso que debemos responsabilizarnos de manera activa en la igualdad, y para ello, aparte de compartir intelectualmente que vivimos en una sociedad machista, debemos llevar a cabo acciones antipatriarcales. Empezar a señalar, dejar que nos señalen, y cuestionar la imposición de los mandatos como proveedores, protectores, procreadores y autosuficientes que la sociedad espera de nosotros, por otras maneras de relacionarnos basadas en los cuidados y los autocuidados”, puntualiza.
La verdad es que las masculinidades son tan diversas como las feminidades. Sin embargo, al día de hoy sigue pesando un modelo determinado de hombre visto desde la hegemonía. Pero la fluidez de género ha venido a desafiar esta noción de las divisiones binarias y lo que supone que es ser “hombre”. Pereira afirma que la masculinidad nunca ha existido en singular. “Siempre han sido diversas, múltiples. Nunca se ha podido entender con la misma masculinidad la forma de ser hombre globalmente. Como tampoco ha sido la misma la masculinidad obrera de la Inglaterra de los ochenta que la masculinidad gay de la misma época y el mismo país, por ejemplo. Lo que pasa es que hasta hace relativamente poco, el discurso sobre lo que debía ser un hombre, era más férreo y unívoco. Pero ¡ojo! Que hubiese un solo discurso no quiere decir que solo hubiese un tipo de hombre. Las otras masculinidades seguían existiendo pero en las sombras”, dice.
La importancia de visibilizar esas otras masculinidades es doble: por un lado, fractura y debilita la idea de la masculinidad hegemónica demostrando que existen otras formas (algunas mucho más sanas e incluyentes) de ser hombre. Y por otro lado, permite a aquellos varones que no se adaptan a los modelos hegemónicos poder desarrollar otras formas legítimas de ser.
Algunos varones sienten la presión de cumplir con el estereotipo. Este último suele ser catalogado como “masculinidad tóxica”. Sin embargo, este término perpetúa la asociación entre la toxicidad y los rasgos masculinos, como si la identidad de los varones tuviera rasgos que son “naturalmente” violentos. Y si bien el concepto tradicional de lo masculino ha cambiado a lo largo de los años, una constante en este modelo es rechazar la idea de que los hombres puedan ser femeninos. Este miedo y negación enfática de lo femenino (por lo general asociado a la homosexualidad, y por lo tanto, ser “menos hombre”), en realidad lo que oculta es un rechazo hacia esa otredad “inferior”; ya que lo relativo a esos dos mundos sigue siendo objeto de burla y humillación. Para los hombres cis heterosexuales es mucho más difícil mostrarse vulnerables porque eso significaría actuar fuera del rol de género prescrito.
Esta falta de demostración de vulnerabilidad puede resultar muy dañina para los varones, más cuando atraviesan problemáticas de salud mental. Según un estudio del 2018 realizado por la BBC, los hombres tienen cuatro veces más posibilidades de morir por suicidio en nuestro país. Uno de los factores es la falta de comunicación, y esto es porque, mientras a las mujeres se nos enseña a ser expresivas y sentimentales, los varones todavía tienen el mandato de ser fuertes y no mostrar debilidades. Esto hace que sea menos probable que estén conscientes de sus problemas, y aún menos, puedan manifestarlo a tiempo para conseguir ayuda.
Vivimos en una sociedad patriarcal y capitalista que nos atraviesa queramos o no. Y que esto sea de esta manera hace que tengamos interiorizados una serie de mensajes y prácticas que normalizamos, pero que tienen todo un trasfondo machista y generador de desigualdades. “En el caso de los hombres, vivimos y crecemos rodeados de publicidad sexualizada, series y películas heteronormativas cuyo éxito de los protagonistas se basa en el dinero y las mujeres que poseen, expresiones y dinámicas familiares e incluso nuestra educación sexual se basa en el porno. Todo ello al final acaba reflejándose en situaciones en las que sentimos que la autorrealización personal se produce a través de trabajo remunerado, con altas dosis de agresividad, competitividad y dominación, disponibilidad perpetua para mantener relaciones sexuales, ahora bien, sin depender ni confiar en nadie y sin mostrar ningún tipo de vulnerabildad”, comenta Pereira.
El patriarcado oprime a las mujeres, y por otro, reprime a los hombres. Esta represión viene dada por el cumplimiento de una serie de mandatos, por ejemplo, el rol de proveedor material, que los aleja completamente de los cuidados y autocuidados. El rol de protector presiona a un paternalismo y una expectativa de dependencia y necesidad por parte de las personas a las que deben proteger (básicamente mujeres y niñxs). Esto los empuja a asumir peligros para demostrar “valentía” o al uso de la fuerza física. En cuanto el rol de procreador dicta que “un hombre de verdad” siempre tiene que estar dispuesto a tener relaciones sexuales, en las que éstas tienen que girar en torno al pene, y que cuantas más experiencias, más hombre es.
Por último, el rol de la autosuficiencia en el que todo se debe conseguir sin necesidad de ayuda, en el que además, se debe mostrar fuerza, independencia y poder. En general, el patriarcado fomenta y premia el seguimiento de dichos roles, y si cumplen, serán hombres exitosos (o por lo menos eso les hace creer). La represión del patriarcado a los hombres es el precio a pagar por tener el poder en la sociedad.
Por todo esto, el Día del Hombre sirve para celebrar las diversas masculinidades y recordar que ser hombre no significa tener que cumplir con la norma patriarcal. “En la actual cultura occidental, acostumbramos a que si hay un Día Internacional es para la visibilización de una opresión o un colectivo oprimido (a excepción de los días señalados por la iglesia). Ser hombre en nuestra sociedad patriarcal te coloca en situación de privilegio por el mero hecho de serlo, por lo que es difícil pensar en qué transmitir”, analiza Pereira.
“No obstante —agrega— si tenemos que visibilizar algo es que no pasa nada por no seguir los mandatos de género. No somos menos hombres por implicarnos en los cuidados no remunerados o cuidar tu salud. No ‘tenemos que ser’ protectores de nadie, héroes o valientes. Somos vulnerables, no tenemos que querer siempre tener relaciones sexuales, y si las tenemos, van mucho más allá del ‘metesaca’ de porno mainstream”.
Entonces, ¿es posible empezar a relacionarnos desde la cooperación y no desde la competición violenta y agresiva? Pereira enfatiza en que habría que cambiar la fecha. “Noviembre es un mes de visibilización de una de las puntas del iceberg del patriarcado, la violencia machista. Y que esté fijado el 19N el día del hombre, cuando falta menos de una semana para el Día internacional contra la Violencia hacia las Mujeres, nos pone en una situación muy complicada, ya que hacer cualquier acción puede ser interpretada (y con razón) como un intento de invisibilización/atenuante de la violencia de género, un not all men o incluso la búsqueda de un aplauso fácil por ser un adulto funcional”, concluye Pereira.
Es necesario en este día visibilizar formas de ser hombre más reales, más humanas, y no tanto ese “deber ser”. Las diversidades masculinas muestran que no hay una única manera de ser varón, que los hombres trans, no binarios, gays y bisexuales existen. Y ellos también muestran alternativas para lxs más chicxs, en donde en lugar de demonizarlos, se celebren las diferencias. Ya lo decía Kelley Temple, activista feminista del Reino Unido: “Los hombres que quieren ser feministas no necesitan que se les dé un espacio en el feminismo. Necesitan tomar el espacio que tienen en la sociedad y hacerlo feminista”.
Fuente: https://feminacida.com.ar/hacia-nuevas-masculinidades/
“Argentina no es racista”: destruyen el homenaje a Remedios del Valle, la madre de la Patria
En San Telmo, Buenos Aires, la obra en homenaje a Remedios del Valle, la mujer afrodescendiente que formó parte del Ejército de Norte, fue quemado en su totalidad. Hubo repudio del Ministerio de Cultura. Representantes de la comunidad afroargentina consideraron que esta acción “forma parte de la multiplicación y naturalización de los discursos de odio en nuestro país”.
La Agrupación “EntreAfros – Afrodescendientes de Entre Ríos- repudia lo sucedido, diciendo “el VANDALISMO es VIOLENCIA, provenga de donde provenga, y el racismo también.
En momentos tan complejos, estos actos sólo dejan ver que ARGENTINA ES UNA PAÍS RACISTA y que existen muchos ciudadan@s que prefieren “ignorar” la responsabilidad que implica tener un ESTADO DEMOCRÁTICO y respetar la diversidad étnico racial de su pueblo.
“La comunidad está conmocionada con este acto de vandalismo inaceptable. Es terrible encontrarnos con esta noticia. Ayer, 31 de agosto, fue una conmemoración sensible para la comunidad como lo es el día internacional de los Afrodescendientes, que conmemora el legado de la africanidad en todo el mundo, que refleja la importancia de reivindicar y reconocer con políticas afirmativas a nuestra comunidad históricamente vulnerada en sus derechos humanos. Por eso esta violencia racista no es casualidad, forma parte de la multiplicación y naturalización de los discursos de odio en nuestro país”, manifestó Maga Pérez, directora de la Comisión para el Reconocimiento Histórico de la Comunidad Afroargentina, del programa Afrodescendientes del Inadi.
“La negación del racismo es grave en nuestra sociedad. Hay acciones concretas, vulneración de derechos, expresiones discriminatorias y racistas en nuestra vida cotidiana que es urgente que toda la sociedad reflexione y se sume contra toda violencia. Las trayectorias de vida de las personas afrodescendientes son difíciles de transitar producto de los prejuicios y estigmas que violentan nuestra existencia”, advirtió la dirigente.
El monumento había sido inaugurado el 8 de noviembre de 2022 -cuando se celebra el Día Nacional de las y los afroargentinos y de la cultura afro- en la plazoleta ubicada en Bernardo de Irigoyen y Estados Unidos, “fue quemado en su totalidad de forma cobarde y anónima”, señaló el Ministerio.
La obra medía 3,70 metros con el pedestal, pesaba 80 kilos y fue realizado en impresión 3D con resina y laca poliuretánica.
La historia de Remedios del Valle
María Remedios del Valle había nacido en Buenos Aires en 1766, en el seno de una familia de origen afrodescendiente, y formaba parte de los sectores populares y subalternos de la colonia. Junto a su marido e hijos formó parte del Ejército del Norte en la primera expedición al Alto Perú, al mando de Manuel Belgrano.
Por su coraje y valentía, Belgrano le confirió el grado de capitana del Ejército, y con ese cargo participó del frente de batalla en el cuidado y atención de soldados en las victorias de Tucumán y Salta (1812 y 1813), y en las derrotas de Vilcapugio y Ayohuma (1813).
Perdió a su familia en combate y, una vez terminada la guerra, regresó a la ciudad de Buenos Aires, donde padeció la indigencia. Su figura fue sometida durante largo tiempo al silenciamiento en el relato histórico de las y los héroes de la Patria. La vejez de María Remedios transcurrió en la pobreza material y privada de reconocimientos oficiales, hasta que la Sala de Representantes de la Provincia de Buenos Aires le concedió el cargo de sargento mayor de caballería en 1829.
Más tarde, el gobernador de Buenos Aires, Juan Manuel de Rosas, decretó su jerarquía de mayor de caballería y le aumentó su pensión de 30 pesos a 216 pesos. Ella, por gratitud hacia quien la sacó de la miseria, cambió su nombre por el de Remedios Rosas.
Murió el 8 de noviembre de 1847, sin haber recibido en vida el reconocimiento merecido, y en esa fecha, a partir de la sanción de la Ley 26.852 y en homenaje a su figura, se conmemora en Argentina el Día Nacional de las y los Afroargentinos/as y de la Cultura Afro.
Fuentes: P/12 y propias
¿Qué estamos haciendo para criar masculinidades no violentas?
Escribe Stephanie Demirdjian en Violencias
El femicidio de Valentina Cancela vuelve a exponer las fallas que tiene el sistema a la hora de proteger a las víctimas de violencia de género, pero también plantea la necesidad urgente de trabajar el tema con las adolescencias.
La noticia de un femicidio siempre impacta, indigna y duele. Es la ratificación de que falló todo. Un recordatorio de que el sistema que tiene que proteger a las mujeres que atraviesan situaciones de violencia de género sigue llegando tarde, incluso cuando denuncian. De que hay algo que, como sociedad, no pudimos ver. De que ninguna está completamente a salvo.
Esa fue también la sensación que provocó la noticia del femicidio de Valentina Cancela, la adolescente de 17 años que fue asesinada en Punta del Este, Uruguay, por su exnovio, que tiene la misma edad. A medida que se dieron a conocer los detalles del caso, trascendió que ella ya lo había denunciado y que a fines de junio su mamá llegó a pedir una orden de prohibición de acercamiento, según informó El País. Esa orden se llegó a expedir, aunque al agresor no se le colocó tobillera ni se tomaron otras medidas preventivas. De hecho, este viernes se supo que la jueza que abordó el caso se limitó a dictar una resolución judicial en la que dispuso “intimar a los menores a un buen relacionamiento”, así como “intimar a todos los progenitores al estricto cumplimiento de los deberes inherentes a la patria potestad”.
Una primera pregunta que surge es por qué, ante reiteradas denuncias, la Justicia no tomó otras medidas para proteger la vida de Valentina. Lo mismo le pasó unos días antes a Natalia Lagos y a tantas otras. ¿Por qué siguen siendo asesinadas mujeres que habían denunciado a su agresor? ¿En qué falla el sistema? ¿Quién se hace responsable?
Pero el caso de Valentina nos pone frente a frente con otra cuestión: ¿en qué estamos fallando para llegar al punto en el que un adolescente se convierte en femicida? ¿Qué estamos haciendo para criar masculinidades no violentas?
la diaria conversó al respecto con dos especialistas en temas de género, masculinidades y adolescencias, que apuntaron a la importancia de promover más y mejor educación sexual integral (ESI), que explore el universo de los vínculos, de las emociones y la afectividad, y eduque en igualdad. En esa línea, reflexionaron en torno a qué rol tiene que ocupar el Estado y qué podemos hacer, en el día a día, como sociedad.
Educar para transformar: el papel de la ESI
Construir nuevas masculinidades y promover adolescencias libres de violencia es un compromiso de “todas y todos”, pero “quien tiene mayor responsabilidad es el Estado”, dijo a la diaria Andrea Tuana, trabajadora social, directora de la asociación civil El Paso e integrante de la Intersocial Feminista. Sin embargo, consideró que “desde las políticas de Estado no estamos haciendo nada para que mañana no haya otro femicida”.
La experta reconoció que en los últimos 20 años Uruguay “avanzó en institucionalidad, en respuestas, en recursos, en leyes”, pero no en términos de reconocer que “la violencia tiene que ver con las desigualdades de género y generacionales”, lo que tiene como consecuencia que “no se ha avanzado en incorporar una política para transformar las desigualdades de género que hoy tenemos”. Ese es el problema de raíz. En este punto, dijo que hay una “responsabilidad muy grande de las autoridades educativas”, que “no están pensando este problema como un problema de desigualdad, que tiene que ser abordado desde las aulas, y, por lo tanto, no les están dando herramientas a los chiquilines y a las chiquilinas para poder tener vínculos libres de violencia”.
En este marco es que aparece la ESI, como una herramienta que aporta a la prevención de la violencia de género en tanto “le da visibilidad a cómo se establecen las relaciones y los roles de género en esta sociedad”, explicó Tuana. Porque no hay que olvidar que la mayoría de las situaciones de violencia de género en Uruguay ocurre en el contexto de la pareja o expareja, según los resultados de la última encuesta nacional sobre el tema, y es también el ámbito en el que se registra la mayor parte de los femicidios.
“Lo que muestra la ESI es que hay un modelo de socialización en el que nos van enseñando cómo ser y crecer como niñas y niños, y a vincularnos, y que ese modelo es ‘violentogénico’, como dice Rita Segato; es un modelo que está basado en relaciones de jerarquía, de abuso de poder y de dominación en general de los varones hacia las mujeres”, ahondó la trabajadora social. Así, promueve a la vez “modelos hacia la igualdad, que busquen romper esos estereotipos que abonan a una sociedad machista y violenta”, sentenció.
Nicolás Sosa, profesor de Filosofía y educador sexual especializado en estudios sobre masculinidades y disidencias, afirmó que la ESI es fundamental para trabajar la violencia porque, además de proponer “una revisión sobre sí”, aborda dimensiones de la vida como la “vincularidad, el cuerpo, el relacionamiento con pares y con el mundo adulto”. “La idea es que pueda orientar y contactar con lo que sentimos, con lo que nos pasa. Es un laburo que tiene que ver con el encuentro de esa vincularidad y la gestión de las emociones”, enfatizó en diálogo con la diaria. El docente puntualizó que “no hay ninguna otra asignatura ni en la escuela ni en el liceo cuya temática sean las emociones” y que “en eso estamos fallando”. “Los varones no hablan de lo que sienten, hablan de lo que tienen que hacer y cumplir, y ahí hay un problema muy grave”, agregó.
Sosa valoró que, pese a esto, la situación de la ESI en Uruguay hoy “es endeble y muy precaria, por lo menos en el contexto de educación secundaria pública”. Uno de los problemas que acarrea es que “hay una o un referente de educación sexual por liceo, que tiene una carga de diez horas de 45 minutos, o sea que son siete horas y media reloj por semana para el abordaje de toda la institución”. El resultado es que, “en cuanto al abordaje pedagógico y didáctico, no alcanzan los equipos multidisciplinarios que hay para el desborde emocional que existe en las instituciones”. A esto se suma que el cargo no cuenta con la posibilidad de efectivización, por lo que la continuidad se va viendo “año a año”.
“Algo tan central en la vida de los seres humanos, como son los vínculos en igualdad, no puede depender de la buena voluntad del docente, de una organización que va y hace un taller, o de una campaña que una vez por año se replica”, apuntó por su parte Tuana, esto último en referencia a la campaña “Noviazgos libres de violencia”, que lidera el Instituto Nacional de las Mujeres desde 2016. “Es una preciosa campaña que hace el gobierno, pero que rasca donde no pica”, porque este tema no se resuelve con una acción puntual, sino que “tiene que transversalizar todo”, opinó la activista. Sin embargo, dijo, “no hay ni voluntad política ni una jerarquización de esta temática”.
La igualdad se aprende en casa
A las mujeres nos educan desde niñas para cuidarnos, pero a los varones no les enseñan a no violentar. Este mensaje aparece de forma recurrente en pancartas feministas y también lo replicó este viernes Isabel, amiga de Valentina, en una de las movilizaciones que se hicieron en Maldonado para exigir justicia y recordar a la adolescente.
Más allá de las responsabilidades que tiene que asumir el Estado, ¿qué podemos hacer en el día a día para contribuir a masculinidades no violentas? Tuana dijo que la familia puede aportar “en una educación en igualdad, en la que se fortalezca a las personas como sujetos de derechos, se hable con los hijos e hijas sobre las desigualdades, sobre el machismo, en la que se enseñe a un hijo que ser varón no implica seguir este modelo hegemónico que es machista y violento”.
Por su parte, Sosa planteó la importancia de hablar, pero no necesariamente sobre la violencia de género –eso es algo que “lo ven, lo perciben”, dijo–, sino para empezar a resignificar “una pregunta tan sencilla que es qué nos pasa, y poder contactar con esas sensaciones más primarias”. Pero, para eso, tiene que haber una relación comunicativa que lo habilite. “Si yo como adulto estoy constantemente peleando con el mundo adolescente y estoy en puja, es muy difícil que se generen esas aperturas”, señaló en esa línea, y sugirió que si percibimos que no tenemos las herramientas para habilitar esa instancia se puede “delegar” a otra figura que sea referente para ese o esa adolescente.
El educador sexual también cuestionó la idea misma de construir nuevas masculinidades. “¿Por qué no construimos otra cosa? Porque las masculinidades tienen una simiente y una historia de violencia muy arraigada a los distintos contextos y a los distintos devenires históricos, entonces vamos a pensar, antes de construir nuevas masculinidades, para no reincidir en las formas educativas, proyectivas de composición psíquica, del mismo modo que lo que ya se venía dando antes. ¿Qué tendrían de distinto estas nuevas masculinidades y qué guardarían de igual –porque se seguirían llamando ‘masculinidades’–?”, invitó a preguntarse. “Es cierto que en modo automático exigimos nuevas masculinidades, y yo no sé si quiero nuevas masculinidades”, planteó; “yo lo que no quiero es más violencia de género”.
Un abusador en la iglesia. ¿Se denuncia? ¿Se perdona?
Claudia Florentin-
Fue noticia en Chile que una joven presentó denuncia por violaciones llevadas a cabo hace varios años por su padrastro. La denunciante en ese momento era una niña, “quien puso en conocimiento de los hechos a su madre y a su abuela materna, las que solo acudieron a los pastores de la iglesia evangélica en la que participaban, quienes instaron porque el agresor fuera perdonado sin realizar denuncia alguna”, detalló el fiscal Bustos.
Estos casos de ocultamiento, silenciamiento y claramente complicidad, suelen ser comunes en comunidades de fe, por interpretaciones erroneas de textos sobre el perdón, por no creer a las víctimas, para “no provocar divisiones” y varios argumentos más. Todas excusas para legitimar los abusos y seguir libremente con el machismo incrustado en las iglesias.
«En diciembre, año 2019, una joven de 19 años se acercó la Brigada de delitos sexuales de la Policía de Investigaciones de Arica, denunciando que entre los 6 y los 13 años había sido agredida sexualmente por la pareja de su madre, eventos que se iniciaron en la comuna de Los Andes y que luego continuaron distintas ubicaciones de la comuna de San Felipe», señaló el fiscal Bustos.
«Al día siguiente, además, la afectada denunció estos hechos ante carabineros a fin de activar algún mecanismo de protección en favor de sus hermanos menores», agregó el persecutor.
De esta manera, por instrucción de la Fiscalía, la unidad especializada de la Policía de Investigaciones de Arica, la Brigada de delitos sexuales de Valparaíso y la Brigada de investigación criminal de San Felipe, realizaron distintas diligencias tendientes a recabar los medios de pruebas que, en definitiva, fueron expuestos en el juicio oral.
Además, durante el juicio se señaló que la víctima había develado estos hechos, pero que su familia nunca presentó la denuncia respectiva.
«Entre los antecedentes relevantes, se expuso que la afectada siendo niña, puso en conocimiento de los hechos a su madre y a su abuela materna, las que solo acudieron a los pastores de la Iglesia Evangélica en la que participaban, quienes instaron porque el agresor fuera perdonado sin realizar denuncia alguna», detalló el fiscal Bustos.
Finalmente, el tribunal de juicio oral en lo penal de San Felipe dio por establecido que el acusado cometió abusos sexuales reiterados con contacto corporal, un abuso sexual calificado y un delito de violación en contra de la hija de su conviviente, todos perpetrados entre los 6 y los 13 años de la niña, condenándolo en definitiva a la pena única de 15 años de presidio efectivo.
¿Se vale perdonar a los abusadores?
¿Qué hacemos con esas personas si están en nuestras comunidades? Aunque alguien quisiera ser optimista, con demasiada frecuencia encontramos que quienes se “arrepintieron” públicamente vuelven a abusar una y otra vez. Jesús no se anduvo con rodeos: Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar (Mateo 18: 6).
Quien ha sido abusada lleva secuelas, heridas, cicatrices y en cada persona es diferente el tiempo que lleva empezar a curar. Lamentablemente sabemos que las repercusiones son continuas en la vida de la sobreviviente. Es posible que sea necesario perdonar de nuevo cada día… y aceptar que la sobreviviente aún no esté preparado o sea capaz de perdonar. Estar presionado para perdonar puede ser otra forma de abuso, y si usamos para eso textos bíblicos, se convierte en abuso espiritual.
También hay que tener en cuenta que si se perdona, ese perdón no significa libertad para volver a hacer daño. Alguien que ha abusado de personas vulnerables tiene más probabilidades de volver a hacerlo. Eso significa que hay que tomar precauciones para proteger a las demás personas y que se sepa! Hacerlos responsables. Y estas medidas deben ser de por vida, ya que tantos casos de abuso que hemos visto se extienden a lo largo de muchas décadas y hasta entrada la vejez del abusador.
‘Atención con esto! Si un abusador se ha “arrepentido” pero pretende que se le deje en paz para tener pleno acceso a todas las personas, incluidas las de los grupos de los que ha abusado en el pasado, para volver a integrarse plenamente en la sociedad y en la comunidad con todos los derechos de los demás miembros, esa persona merece que se examine de cerca la autenticidad de su arrepentimiento.
La razón es que parece lógico que no hayan llegado a entender plenamente las consecuencias de sus actos para los demás. Más bien, es posible que se “arrepientan” porque los descubrieron y quieren amortiguar las consecuencias para ellos mismos. Si realmente se preocuparan por comprender los daños causados, se sentirían horrorizados por sus propias acciones y por el hecho de que esas acciones, sus consecuencias para los supervivientes no pueden ser eliminadas nunca más. Buscarían restaurar y devolver en algo aquello que destruyeron con su violencia.
Como comunidades de fe, la obligación es cuidar a quienes han sido vulneradas, abusadas. No proteger al violento, aunque eso nos cueste una parte de la comunidad. Quien violentó debe sufrir las consecuencias. Hay que vigilar siempre con cuidado a esas personas, incluso con un arrepentimiento aparentemente sincero.
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En CHILE, Si eres víctima o testigo de violencia contra la mujer, denuncia al 149 de Carabineros, recibe orientación llamando al número corto 1455 del Sernameg o pulsa para usar el chat de denuncia Sernameg
En COLOMBIA: Línea #155 para orientación a mujeres víctimas de violencia basada en género
En ARGENTINA: Comunicate vía WhatsApp a la Línea 144. Oficina de Violencia Doméstica de la Corte Suprema de Justicia. Lavalle 1250, las 24 horas todos los días. 4370-4600 – internos 4510 al 4514. Centro de recepción de denuncias de violencia del Poder Judicial de la Nación. Lavalle 1220, 1º. Lunes a viernes de 7:30 a 13:30. Unidades de fiscalía del ministerio público fiscal. 0800-3334-7225 (FISCAL).
En URUGUAY: La Línea Azul recepciona, a través del número 0800 5050 y del sitio web de INAU, denuncias de la comunidad relacionadas a situaciones de violencia y vulneración de derechos vividas por niños, niñas y adolescentes a fin de dar respuesta a las mismas. Servicio de orientación telefónica a mujeres en situación de Violencia Doméstica 0800 4141 y *4141
En MEXICO: Atención a Mujeres en Situación de Violencia mediante la Línea Sin Violencia 800 10 84 05
En ECUADOR: Uno de los primeros canales que tienen las víctimas para denunciar los abusos es llamar al 911, en caso de que trate de un hecho flagrante, es decir, ocurre en ese instante. También se puede reportar a la línea 1-800 DELITO, opción 4.
En PERÚ: Puedes llamar a la línea 105 de la Policía Nacional o a la Línea 100 o Chat 100 del Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, o acercarte a uno de los Centro Emergencia Mujer (CEM)
En BOLIVIA: pueden llamar a la línea gratuita 800140348, de la Fuerza Especial de la Lucha Contra la Violencia (FELCV), que está disponible las 24 horas y tiene alcance a nivel nacional.
En PARAGUAY: El teléfono es el (021) 45 20 60 y el correo electrónico atencion@mujer.gov.py
En VENEZUELA: 0800 (MUJERES) 0800-685- 37-37 todos los días de 7:00 AM a 7:00 PM y *122 para los usuarios de teléfonos Movilnet. Instituto Nacional de la Mujer (InaMujer): Teléfono (0058.212) 860-82-10 al 19.
En BRASIL: Las denuncias de violencia doméstica y familiar deben realizarse a través de la Central telefónica LIGUE 180 servicio gratuito y disponible 24 horas, todos los días del año.
Los talibanes no han dejado intacto ningún aspecto de la vida de las mujeres, dice ONU Mujeres
“Han pasado dos años desde que los talibanes tomaron el control de Afganistán, tiempo durante el cual han impuesto el ataque más completo, sistemático e inigualable contra los derechos de las mujeres y las niñas. A través de más de 50 edictos, órdenes y restricciones, los talibanes no han dejado intacto ningún aspecto de la vida de las mujeres, ni han escatimado ninguna libertad. Han creado un sistema basado en la opresión masiva de las mujeres que se considera acertada y ampliamente apartheid de género”, dice la Declaración sobre Afganistán, de la Sra. Sima Bahous, Directora Ejecutiva de ONU Mujeres.
El trabajo de ONU Mujeres en Afganistán está anclado en nuestra relación con las mujeres afganas. He tenido noticias directas de ellos en repetidas ocasiones, incluso durante mi misión en Afganistán a principios de este año. Me han dicho a mí y al mundo sobre las formas en que estas acciones son equivocadas, crueles y, en última instancia, contraproducentes. Disminuyen a las mujeres y niñas de Afganistán y al pueblo de Afganistán a quienes se les roba su contribución.
Esta violación más flagrante de los derechos básicos con los que la comunidad internacional ha proclamado inequívocamente su compromiso es un daño para todos nosotros en la familia humana. Estas son nuestras hermanas. ellos están sufriendo No podemos ni debemos aceptar esto. Debe terminar ahora.
A pesar de estos desafíos, las mujeres afganas también me dicen que no se darán por vencidas ni se rendirán. Seguirán liderando la lucha contra su opresión. Frente a las circunstancias más hostiles, se pronuncian en contra de las violaciones, brindan servicios que salvan vidas, poseen y operan negocios y dirigen organizaciones de mujeres. Su valentía debe inspirarnos a una acción mayor, su ejemplo a una determinación renovada.
Hago un llamado a todos los actores para que se unan a nosotros para apoyar a las mujeres afganas en todos los sentidos, elevando sus voces, prioridades y recomendaciones, financiando los servicios que necesitan desesperadamente, apoyando sus empresas y organizaciones. Insto a la comunidad internacional a que siga ejerciendo toda la presión y empleando todos los medios a su alcance para exigir cambios, incluso respondiendo al llamamiento de la comunidad humanitaria y financiando plenamente el llamamiento humanitario para el Afganistán.
Insto a los talibanes a que reconsideren y sopesen el costo de estos actos para el presente y el futuro de Afganistán. Y reitero el compromiso inquebrantable e inquebrantable de ONU Mujeres con las mujeres y niñas de Afganistán.