Tejiendo desde los saberes de las mujeres indígenas en el Abya Yala
Por: Jocabed Solano Miselis-
En Abya Yala( América Latina y el Caribe) existe una población de más de 23 millones de mujeres indígenas que pertenecen a más de 670 pueblos. La desigualdad y la falta de equidad en los distintos espacios educativos, políticos, comunitarios es abismal y las comunidades de fe cristianas no están exentas de esta realidad.
Sabemos por ejemplo por datos estadísticos del CEPAL que más del 90% de los niños y las niñas indígenas de entre 6 y 11 años van a la escuela, pero menos de un 15% de las niñas entre 20 y 29% terminaron la educación secundaria. Además, en ocasiones no se respeta el idioma original, que se pierde durante la etapa escolar. O por otro lado, cómo afecta el tema de migración desde los territorios indígenas hacia las ciudades y otros países.
Los factores socio-económicos son un tema importante abordar, pero desde un análisis mayor al reconocer cómo la economía sustentada por el capitalismo y neoliberal, las crisis políticas de los gobiernos violentan los territorios indígenas y a las mujeres indígenas. El cambio climático, los monocultivos, las empresas trasnacionales, el consumismo. Las Tierras se degradan y no se puede cultivar en ellas o son desplazadas y se les quita las Tierras. Estás y muchas otras causas más afectan las realidades de las mujeres indígenas quienes son las que menos daños le hacen a la Madre Tierra, más bien cuidan, se relacionan y viven en armonía con ella. Ellas siguen su relación de armonía con los bosques, el agua, los animales, con los territorios sagrados. En el cuerpo de la Madre Tierra están plasmadas nuestras memorias.
¿Cómo podemos tejer con las mujeres indígenas en el Abya Yala?
La cosmovivencia de las mujeres indígenas nos permite reconocer que ellas tejen desde su relación ancestral con la Madre Tierra y sus ancestras.
Esto nos plantea algunos desafíos de aprendizaje. El abordaje de relación con la Madre Tierra es el ethos de la vida de las mujeres indígenas. Reconocen que de ella , emergen, son alimentadas y al morir cultivadas en ella. Esta forma de comprensión vivida de la vida les da un sentido de pertenencia y de identidad. Las mujeres indígenas son parte de la Madre Tierra y por lo tanto la relación es de otra dimensión y sus acciones de vida están en una propuesta de armonía con ella. Y esto ha sido alimentado desde los tejidos que las abuelas indígenas han compartido con generosidad en la comunidad.
Por ejemplo: Las capas de sabiduría de la mola( Arte y forma de comunicación de la mujer gunadule expresa esta sabiduría milenaria no solo en lo que portan en sus cuerpos sino en la espiritualidad de vida. O como menciona Juana Condori del pueblo Aymara. Las abuelas y nuestras madres nos dejan estos textos aguayos, que son las historias que se transmiten de generación en generación.
En los tejidos podemos reconocer espacios para diálogos, de encuentros. Hay diversos colores, contrastes, podemos recibir de nuestras, abuelas de nuestras abuelas que nos habla de la resistencia de la memoria de nuestras comunidades indígenas. Y debemos estar pendiente de cómo los colores y contrastes, en ella hay transiciones que nos permiten dialogar. En la herencia de nuestras abuelas podemos conciliar a través de los opuestos, a través de la sabiduría de nuestros pueblos.
“En palabras de mi amiga Enit Inseca del pueblo Nasa en Colombia, nos dice que, algo significativo de su pueblo es el chumbe, se va tejiendo desde su relación con la naturaleza y se implementa de acuerdo a la diversidad de los animales, o cuando se carga a los niños, son cosas que se van nutriendo a través del arte, y luego a veces después del parto se coloca en el vientre.”
Desde allí nos preguntamos cómo entendemos los tejidos en la vida diaria y como mostramos en los tejidos la celebración o lamento, la vida o la muerte, la luz o la oscuridad. Desde el tejido podemos resignificar nuestras propias memorias y aún seguir luchando por nuevos caminos. El sufrimiento que vivimos las comunidades indígenas, las mujeres por las distintas pandemias como el COVID-19 que pone una vez de manifiesto la vulnerabilidad de nuestro pueblo. Los tejdos plasman la fuerza de la narrativa de cómo afrontamos el dolor, sufrimiento y como también somos liberadas por esta espiritualidad vivenciada en comunidad.
“Benita Simón del pueblo Maya Katchiquel, nos manifiesta como el ponerse la ropa de su pueblo o hablar el idioma les era negado muchas veces porque esto era motivo de discriminación, para intentar pasar desaparcebido de que éran indígenas, dejamos los huipiles.”
Esto nos plantea la pregunta ¿ Cómo el epistemicidio ha sido y sigue siendo un destructor de las sabidurías milenarias?
El epistemicidio, cuando se intenta matar los espíritus de las mujeres indígenas es una violencia al ser indígena y en este caso mujer indígena. Se intenta matar cuando no se reconoce, ni valora el trabajo de las mujeres indígenas. Por ejemplo: La apropiación de los tejidos indígenas, la apropiación cultural, por parte de la cultura dominante.
Pero es preciso decir que aún en medio de estás amenazas, las mujeres indígenas han mantenido su resistencia y no han podido acabar con los tejidos de las mujeres indígenas, ya que muchas mujeres indígenas en el Abya Yala siguen tejiendo, siguen contando sus memorias, siguen compartiendo el corazón de quienes son como mujeres. Las abuelas sabias en su espiritualidad escondieron, compartieron, fueron inspiradas por la Ruah por una espiritualidad integral, desde la complementariedad, desde la reciprocidad y mucho más para reconocer la vida- diversa para los pueblos indígenas.
¿ Cómo entienden la pobreza, la violencia, la exclusión en tu pueblo?
“Benita Simon menciona, que la supremacía que se impone sobre otra población. La condición de ser opresor o ser oprimido es razón para denigrar y menospreciar. Todos estos elementos parten de una raíz egoísta por género, hacia la niñez y a la naturaleza. Hay una opresión y explotación.”
“Juana Condori, señala que el término de violencia, exclusión y discriminación, fueron acuñados desde otras perspectivas, lo usaremos como definición que nos sirve para analizar el tema. Estos términos tienen distintos matices. Tiene una gama de diferenciaciones. La violencia se siente como ruptura en el sentido de comunidad.”
“Enith Inseca Mulcue, nos menciona que hay varios factores internos y externos. Recuerdo una anécdota en el pueblo Nasa un marido le pega y los vecinos van a defenderla. Y ella le defiende, porque ella dice que el marido pega. Para ella que le pegen no era violencia.”
El entendimiento de la violencia en muchas comunidades puede estar normalizada, en otras las mujeres son parte importante de la vida del pueblo indígena, en otras comunidades la participación de la mujer indígena es necesaria sin ella no es nación. Las pluralidades del tema sobre la violencia, exclusión, pobreza deben ser miradas no como un tema homogéneo dentro de la vida de las mujeres indígenas, sino debemos reconocer que la brecha primero del desconocimiento de los pueblos indígenas y en este caso de las mujeres indígenas debe ser abordado desde la pluralidad del ser y serse mujeres indígenas en el Abya Yala.
Algunos aprendizajes
Los sistemas patriarcales deben ser desmantelados en nuestras comunidades indígenas desde el sistema de vida de complementariedad.
Es importante conocer las memorias de los pueblos indígenas, conocer y recordar el marco histórico-social como trauma histórico que es amenaza para las mujeres indígenas.
Las memorias de las abuelas desde los tejidos como invitación a una espiritualidad desde lo cotidiano.
La oralidad y los tejidos que transmiten la sabiduría milenaria presentes en la cosmovivencia de las mujeres indígenas y de las cuáles estamos invitades a aprender.
Revalorar la identidad de la cual estamos constituidas como mujeres indígenas
Reconocimiento de que somos parte de la Madre Tierra y por lo tanto no seres alienados de ella.
Las luchas de las mujeres indígenas como semilla de esperanza que siguen plantándose en el Abya Yala. Estás semillas de vida, pero también las semillas de maíz, de cacaco, de tomate, café entre otros que nos permiten seguir reconociéndonos unidas a la comunidad cósmica y a la cual estamos llamadas a cuidar de ellas y ser cuidadas por ellas(semillas).
El reconocimiento de una vida integral, donde todos somos afectados. La interconectividad, donde reconocemos que cuando una parte es tocada, todos somos tocados; pero también reconocemos la resistencia a través del lamento colectivo. Cuando muere una persona gunadule, cuando muere un abuelo gunadule, se hace una ceremonia que se llama el Masar Igar, donde los hermanos y las hermanas pasan por los ríos sagrados antes de llegar a la morada de papá y mamá. Allí el pueblo lamenta, hace un acto público donde un especialista canta la vida de esta persona por tres días. Este acto espiritual también nos recuerda que todos somos parte de todo. Por lo tanto, el lamento es también una forma de esperanza. Aunque hay llanto también recordamos las buenas nuevas que trajo esta persona en la comunidad y aunque pareciera que el lamento es causado por el dolor, que lo es, este lamento nos lleva a reconocer la esperanza que tenemos en una espiritualidad más grande, para reconocernos también de que la vida no tiene fin solamente en esta tierra, sino que somos también viajeros quienes pasan por el río sagrado.
¿ Qué podemos hacer las comunidades de fe?
Debemos enfocarnos y crear escenarios para una relectura como mujeres indígenas desde nuestras comunidades que se ha negado muchas veces como cristianos. Pero es urgente lecturas bíblicas desde nuestra identidad indígena.
No debemos hacer silencio y ser cómplices al callar las realidades de violencia que viven las mujeres indígenas.
Debemos recordar el amor hacia a la prójima, al prójimo. Y también es prójima la Madre Tierra.
La intención real de conocer las realidades de las comunidades indígenas, escuchamos, conocemos, reconocemos, reconocemos, y entonces dialogamos para caminar juntes.
Podemos arrepentirnos y tomar acciones de respeto y aprender de las espiritualidades indígenas. ¿De qué manera podemos ver y cambiar la perspectiva de solo pensar y ser evangelizadores al ser evangelizados por las comunidades indígenas.
Crear espacios de participación de las mujeres indígenas, porque estamos seguros que aprender de las mujeres indígenas es un regalo y una contribución para las comunidades de fe cristianas, pero más allá para la sociedad.
Debemos seguir el camino de siglos de nuestras abuelas y seguir esta obra de arte. Esta obra de arte que es profundamente espiritual, por tanto político. Desde este marco y dialogo reconocemos reconocer la urgencia y la participación de la mujeres indígenas es el sopló y el sueño de la Ruah para que puedan vivir desde sus identidades como ha sido el sueño de la Divinidad. Oramos para que podamos tener ojos para ver, discernir el mover de la Ruah en los pueblos indígenas, en las mujeres indígenas.
Rostro de Mujer
La Divinidad se comunicó con el lenguaje del ser mujer
An ome
An ome
Soy Mujer
Soy mujer
Ella danzó, cuerpas unidas
Para hacer el bien
Danzas que afirman con sus pies en la Madre Tierra
Manos hacedoras
Que amasan el pan, los tamales, las tortillas
Te siento en todo lo que soy siendo
Rostro de mujer
En cada rincón del Abya Yala
Rostros de mujeres negras, indígenas, mestizas, abyayalenses
Que levantan sus voces en contra de la injusticia
La Ruah plasmó en sus cuerpos su rostro como de mujer
Al son del tambor
De la maraca
Del caracol
La danza de las mujeres
En contra del feminicidio
Rimas a favor de la liberación
Donde ninguna sea silenciada por su etnia, edad, sexo, espiritualidad
Dónde las abuelas puedan ver crecer a sus hijas
Y las madres ver a sus nietas.
Las jóvenes disfrutar la vida a plenitud
Y las niñas puedan jugar con alegría.
Rostro de mujer la Divinidad dibujó su propio rostro en ella
La liberación está en ser mujer plena en ella.
La Divinidad plasmó su silueta en el rostro de cada mujer
En los rostros de cada mujer en el Abyayala.
Expresión de danza que afirma sus pies con la Tierra
Te siento en todo lo que soy siendo
La Divinidad se comunicó con el lenguaje del ser mujer
An ome
An ome
Soy mujer
Soy Mujer
An omegua
An omegua
Mujeres en el Abya Yala
Caminamos desde los tejidos de las sabias ancestras
Ellas nos dejaron un legado
Capas de sabiduría envueltas
En los colores de nuestra piel
Mujeres en el Abya Yala interconectadas
Por la cosmovivencia del ser parte de la Madre Tierra
La Ruah puso su aliento en nosotras
Escuchamos su voz desde quienes somos como mujeres
Levantamos la voz por una vida digna
Por justicia para todas
Alto al feminicidio
Tomamos fuerza de nuestra ancestra más antigua
La Madre Tierra
Nos unimos a la resistencia de nuestras abuelas
Juntas elevamos esta oración
La propuesta de la Divinidad
Vida plena para todas
Que cada puntada, cada tejido, cada canto
Mientras caminamos en las montañas, navegamos en los ríos, lagos y mares, en las ciudades.
La espiritualidad de las mujeres indígenas atrevesadas por el cuerpo de ser mujer y de ser mujer en la Madre Tierra
De ser mujer como la Ruah soñó.
Nos conectamos en la cotidianidad
En la vida, en el relato vivo
Desde nuestra esencia de ser mujer.
Soy Mujer
Soy Mujer
An Omegua
An Omegua
Relato de la Ruah en nosotras
Soy Mujer, An Omegua
La autora es Mujer Gunadule (Panamá), directora de Memoria Indígena