Soñé
Un texto de María Gabriela Merayo -
Soñé que mi gente tejía
una nueva imagen de María
que ya no miraba el cielo
despreocupada y fugitiva,
sino que miraba al pueblo
a sus ojos negros y a su piel cobriza,
quemada por tantos soles
y también tantas injusticias.
Soñé que los artesanos
ya no juntaban sus manos,
ni le ponían velos largos,
ni la cubrían con un manto,
sino que con tela simple
vestían su cuerpo delgado
para permitirle moverse y
seguir visitando
a sus hermanas y hermanos,
con los brazos extendidos
siempre dispuestos al trabajo y
a abrazar a las desprotegidas y
a consolar a las cansadas.y cansados.
Soñé que mi gente linda
ya no besaba su mano,
ni acariciaba su pie,
ni admiraba su encanto,
sino que la descubría:
preguntando y aceptando,
caminando y visitando,
recordando y alabando,
dando a luz y entregando,
siendo atenta y trabajando,
sufriendo y acompañando,
sosteniendo la comunidad,
animando y orando…
Fue tan bonito mi sueño
que hasta vi a Doña María
cocinando en la familia,
enseñando catequesis y
aprendiendo teología.
La vi en cada mujer
que se desdobla cada día
en ser hija, hermana, madre,
suegra, nuera, esposa, abuela o tía,
estudiante, religiosa, profesora,
empresaria o artista…
Si mi pueblo la viera como yo
a su lado cada día,
cambiaría las velas y las coronillas,
por servicio, entrega, compromiso y alegría.
Fue tan bonito mi sueño
que hasta me huele a utopía.