Adviento de Mujeres: María (Entrega 2 de 3)
Material inédito de Claudia Florentin Mayer-
Texto: Lucas 1: 46-56 y Lucas 2: 1-19
Protagonista: María
Símbolo: el cuerpo
Reflexiones: Tanto se ha escrito sobre María que pareciera que ya nada podemos encontrar de nuevo en su historia. Una niña parte de un pueblo que encarna en un instante la esperanza de un salvador. Solo quien espera puede reconocer las señales de llegada de lo esperado. Sabemos que en el pueblo judío la esperanza de salvación de los imperios dominantes iba desde la idea del profeta Ezequiel con un pueblo entero encarnando el nuevo tiempo, revivido y lleno del espíritu de Dios y la profecía de Isaías de un vástago de David. ¿María no cuenta lo que se le ha anunciado? ¿Solo ella y José asumen esa palabra del ángel? Los evangelios dejan muchas lagunas en el relato.
Sí encontramos en el Magnificat un manifiesto político y social revolucionario, de fuerza insurgente y contenido que no pasaría filtros de seguridad de ningún estado. María se vuelve, podríamos decir, una militante de la causa mesiánica poniendo el cuerpo y la vida toda al servicio.
Etapas:
Sorpresa: ¿Podía imaginar una niña, pero ya en edad de casarse, que tendría semejante anuncio? La vida, como la muerte, nos sorprenden, y nos dejan paradas ante decisiones vitales, claves, que asumiremos cada una desde el lugar donde se encuentra, desde sus circunstancias, su fe, sus posibilidades. Nadie puede juzgar lo que una sorpresa trae y desata en cada corazón y en este caso, en el cuerpo de María.
Decisión: Hay una frase de Católicas por el Derecho a Decidir que dice “hasta la madre del Salvador fue consultada para serlo” y sí, el texto dice que el ángel anuncia lo que sucederá, pero el hecho que María diga “acepto…” nos demuestra que la respuesta podría haber sido No…y de otra cosa estaríamos hablando.
Una decisión de maternar no es sencilla y más cuando la maternidad es sorpresiva, es problemática. María sabía que sería rechazada, tal vez repudiada por su prometido, que merecía la lapidación si José no la validaba, que el pueblo sería un corrillo de chismes y con todo eso presente, acepta. Nos han puesto a María como la imagen abnegada, obediente y sumisa. En realidad su decisión es profundamente contestaría del orden reinante y abofetea al status qou social y religioso, violento, saqueador y opresor, en su propia cuerpo.
Preparación/Manifiesto: Como dijimos la primera semana, el tiempo de preparación conllevó para María el viaje al encuentro de Isabel. Nada más sabemos que ese texto breve pero tan vibrante en sororidad.
El Magníficat, como ya dijimos, puesto en la boca de la joven por quien relata el evangelio, es muy significativo. Un texto profundamente político y profético, una militancia puesta en palabras, acompañando el cuerpo que se pone al servicio de un bien común.
Las mujeres tantas veces ponemos en cuerpo. Somos con él y en él victimizadas, oprimidas, cosificadas, estereotipadas tantas veces pero también podemos construir libertad y derecho a decidir como María lo hizo. Un aprendizaje que parece vedado por estructuras eclesiales y sociales, patriarcales, pero que podemos transitar no sin dolor, pero con la alegría de nuevos nacimientos en el alma y el cuerpo.
Parto: María llega inexperta y sola a ese parto que fue corolario de tantos partos espirituales y psicológicos seguramente. Ese parto físico que traerá al Mesías es inicio de procesos profundos en su vida, del que nos va dejando rastros el relato evangélico. Llega a parir en un lugar extraño, sin familiares, sin otras mujeres apoyando, lejos de todo lo conocido; migrante temporal, empujada luego a un desplazamiento forzado, producto de un poderosos de turno que odia y teme.
Reflexión/ corazón/dolor: Va guardando en su corazón; va guardando en el cuerpo seguramente también soledades, olvidos, alegrías, encuentros y desencuentros. Seguramente las incomprensiones de lo vivido y lo por vivir dejaron heridas en ella. Hubo dudas? Seguro! La decisión tomada trajo certezas pero también, el relato lo cuenta, dudas y preguntas sobre ese niño-hombre que era promesa cumplida y también soledades.
¡Cuánto guarda el cuerpo de una mujer! ¿Cuánto guarda el tuyo? ¿Son cargas propias o impuestas? ¿Te sentís libre de decidir sobre él? ¿Qué te falta para eso?
Oramos:
Dios Padre y Madre nuestra, como María estamos ante tu presencia, en tiempos difíciles donde poner el cuerpo ante los proyectos de muerte y dolor nos trae violencia y peligros. Como mujeres de fe tenemos opciones de silencio y temor o de acción, palabra y valentía. María y Elizabet nos traen propuestas que rompen con los roles establecidos, que son capaces de salir de los moldes y mostrar caminos de liberación, para ellas mismas, para quienes nos rodean, para otras mujeres.
Poner el cuerpo es arriesgarse al castigo disciplinador pero es también profundamente sanador si podemos acuerparnos, abrazarnos, comprendernos, no juzgarnos y acompañar en las decisiones.
Intencionamos: ¿Qué aspectos de mi cuerpo no me agradan, por qué? ¿Qué me han dicho de mi cuerpo o mi apariencia? ¿Cómo puedo amarme para amar? ¿A qué otros cuerpos de mujeres podemos acompañar en esta semana? ¿Cómo lo haremos?
Pensemos una persona que pueda necesitar un plato de comida, una escucha, un abrazo, un sostén…
Música: sugiero Manos de mujeres de Marta Gómez
¿Qué sentimos al re escuchar estas historias?
¿Nos sentimos identificadas con alguna de ellas?
¿De qué manera la educación con roles para varones y mujeres afecta nuestro proceso de formación?
¿Creen que la formación en su comunidad de fe siguió este proceso? Por qué?
¿De qué manera queremos seguir planteando la educación y la vida en comunidad de fe para las próximas generaciones?