Puerto Rico y la otra cara del abandono: una perspectiva feminista
Por Sarah González-López-
El pasado 8 de abril según informado por la prensa en Puerto Rico, a una joven madre de 21 años, de nombre Elianni Gelabert Bello, se le impuso una fianza de $50,000 por delito de negligencia por abandono. Al no poder prestar la fianza, fue encarcelada, bajo el modelo convencional de justicia punitiva. Gelabert Bello, fue acusada abandonar a su bebé (una niña de 3 meses) colocada en un asiento protector, frente a la residencia del padre, cuyo nombre no fue revelado en ese momento.
Estos son los hechos que se fueron develando tras su arresto e imposición de fianza:
(1) es una joven dominicana de raza negra cuya situación migratoria todavía no está clara;
(2) no ha podido laborar desde las últimas etapas del embarazo y tampoco tras parir, debido a la falta de acceso a facilidades de cuido para la bebé;
(3) tenía en sus manos una orden de desahucio mediante la cual, en un plazo de 20 días debía abandonar su casa al no poder satisfacer $590.00 correspondientes a 3 meses de renta;
(4 ) al momento del arresto, la joven solo disponía de $3.15;
(5) contaba con una orden de protección contra el padre que estaba vigente desde el año pasado, cuyo nombre ahora se revela como el de Yon Arias Lugo (42 años y casado) que vivía con su mamá;
(6) dejó la bebé no frente a la residencia del padre, sino en el patio de la casa, cruzó la calle y se ocultó a la espera de que éste se hiciera cargo y llamó a la policía;
(7) la joven estaba presente y se identificó al momento que llegó la policía;
(8) los medios ni las agencias han informado detalles de su núcleo familiar íntimo, por lo que aparentemente está sola en la Isla.
Este caso es un ejemplo claro de los resultados funestos de desventaja social y jurídica en los que la ideología patriarcal y sus intersecciones por clase, raza y estatus migratorio, han sumido a las mujeres; propiciando un sistema de perversión del derecho que da como resultado la experiencia de revictimización, en este caso mediante la aplicación de sanciones punitivas y rechazo social. Claramente esta joven actuó movida por la esperanza de poder obtener un mínimo de apoyo para el cuidado de su niña, que al no conseguirlo, en su desesperación, se la entregó al Estado.
La negligencia por abandono por parte de una madre, igual que los asuntos relacionados con el aborto, necesitan del análisis que aporta la perspectiva de género para poder contar con un panorama completo de la situación antes de emitir juicios valorativos. De otro modo se corre el peligro de tronchar vidas y relaciones materno-filiares que responden a la falta de sensibilidad en cuanto a la situación de precariedad que viven las mujeres, particularmente aquellas que están en una situación de pobreza extrema. Los distintos sectores feministas así lo reconocieron, incluso desde la fe, el caso se comparó con el de la madre y la hermana de Moisés en las narrativas del Éxodo.
Como resultado del análisis, se generó una ola de presión social denunciando el sesgo de sexismo y machismo amén de los asuntos interseccionales ya mencionados (raza, clase y estatus migratorio), presentes tanto desde el marco social como institucional. Al padre no se le ha exigido responsabilidad. No se le ha acusado de negligencia por abandono. Tampoco le han impuesto una pensión alimenticia. La madre ha cargado con todo el peso de la ley y para colmo, las opiniones de sectores fundamentalistas y conservadores la acusan de irresponsable abonando a su deterioro emocional y sicológico. También hay versiones contradictorias en cuanto al cumplimiento de las obligaciones por parte de las distintas agencias que tenían conocimiento del caso antes del suceso.
Ante los reclamos feministas, la joven fue excarcelada y al día de hoy, está bajo la custodia del Centro para la Mujer Dominicana, una organización sin fines de lucro, que defiende los derechos a una vida integral para mujeres inmigrantes que sufren situaciones de violencia doméstica. La fianza fue rebajada a la cifra nominal de $1.00. Para poder continuar con su vida, la joven está esperando que se aclaren todos los detalles del caso, con miras a que se le retiren los cargos criminales tal como opina la defensa y un amplio sector de la sociedad. De esta manera, podrá recuperar a su niña, quien está bajo el cuidado del Departamento de la Familia, que es la agencia gubernamental responsable por casos como este.
Los varios niveles de violencia de género presentes en este caso dan cuenta que tanto la madre como la bebé son víctimas de un sistema que definitivamente no responde al ideal de cuidado integral y de justicia restaurativa que las mujeres reclamamos. Las responsabilidades materno-filiales responden a modelos patriarcales donde es a la madre, quien por estar biológicamente capacitada para albergar y nutrir la criatura, también se le asigna una mayor responsabilidad en el rol de la crianza de la criatura, al punto de contar con una clase social compuesta por hombres irresponsables en el ejercicio de su paternidad.
Al momento de esta publicación los cargos han sido retirados, lo que supone un futuro promisorio para esta joven, que sería el objetivo más importante y una victoria para el feminismo en Puerto Rico.
De todos modos queda meridianamente claro la necesidad de no claudicar en las luchas feministas. Los protocolos jurídicos deben ser sensibles a las situaciones particulares de las mujeres y para ello deben incluir de forma transversal la perspectiva de género.