De nuevo la carga más pesada recae sobre la vida de las mujeres y las niñas afganas

Obra de la artista afgana Shamsia Hassani

Obra de la artista afgana Shamsia Hassani

Fragmento del newsletter del NYT, 20 de agosto:

En Kandahar, al sur, los talibanes entraron hace poco a una oficina bancaria y ordenaron que las nueve empleadas del lugar abandonaran sus puestos de trabajo, según informó Reuters. También se ha reportado que las clínicas de atención médica para mujeres cerraron.

En Kunduz, al norte, las funcionarias del gobierno recibieron este mes la instrucción de no volver a presentarse al trabajo. En Herat, al oeste, profesoras y estudiantes universitarias fueron recibidas por hombres armados que les cerraron el paso en la puerta del campus este martes.

En la televisión, Khadija Amin, conocida presentadora de noticias, ha sido suspendida y su puesto lo ocupa ahora un funcionario talibán. “¿Qué haré ahora?”, dijo Amin, de 28 años.

La periodista feminista musulmana, Mariana Camejo desde Cuba reacciona:

Desde que empezaron las noticias del avance imparable de los talibanes no me quedó duda de que la peor parte la tendrían las mujeres y niñas. Ahora los talibanes dicen que no habrá violencia contra las mujeres pero su marco de referencia es el islam. Pues el islam no instituye la falta de derechos para mujeres, todo lo contrario, les dio derechos cuando no tenían.

El islam no dice que no puedas trabajar o estudiar. Unas cuantas lecturas y encuentras todo lo contrario. Los talibanes tienen una lectura propia, tergiversada de lo que establece el islam para las mujeres y en eso se basarán para crear sus leyes, y me apoyo en lo que ya está sucediendo.

Por supuesto que EEUU nunca debió empezar una guerra ahí, pero salir dejando un gobierno títere y corrupto, con inestabilidad en el país, sin infraestructura para el desarrollo, sin seguridad, demuestra, una vez más, que EEUU es un poder imperial con política exterior de imperio y que no le interesa en lo absoluto las libertades, las paz, la estabilidad y el bienestar económico allende sus fronteras.

La guerra contra el terrorismo de EEUU, que ya sabemos que sólo es justificación para hacer lo que les conviene, sería irrisoria si no fuera por la vida de tantos inocentes que se pierden en el camino. Tan poco le importan "los daños colaterales" a los poderes que realmente gobiernan, que ni siquiera les importa las familias norteamericanas que perdieron a sus jóvenes en una guerra. Cuánto son? Pará qué murieron? Sirvió para algo?

De nuevo la carga más pesada recae sobre la vida de las mujeres y las niñas afganas.

Claudia Florentin