Aborto en Ecuador: "Es una oportunidad para que desde las iglesias se empiecen a respetar nuestros derechos"

La Corte Constitucional de Ecuador despenalizó en la última semana de abril, el aborto en caso de violación. El dictamen llegó como respuesta a varias demandas de inconstitucionalidad interpuestas por agrupaciones defensoras de los derechos de las mujeres.

La decisión -con 7 votos a favor y 2 en contra- es un hito en Ecuador, ya que hasta ahora el aborto sólo está permitido si la vida de la mujer está en peligro o si el embarazo es producto de una violación a una mujer con discapacidad mental.

Según informa el diario El Comercio, fuentes de la Defensoría del Pueblo aseguraron que la Corte resolvió quitar la frase "persona con discapacidad mental" del numeral 2 del art. 150 del Código Penal, con lo que el aborto por violación queda despenalizado.

El presidente electo de Ecuador, Guillermo Lasso, publicó un comunicado en el que aseguró que, pese a ser católico, él y su gobierno respetarán la decisión de la Corte, afirmando que cree "especialmente en principios como la laicidad del Estado y la separación de poderes".

Silvia Arcos, comunicadora católica en el país, parte de la Asociación Mundial de Comunicación Cristiana-WACC nos dice:

En el Ecuador, en el país de "Manuelito", en el que hemos crecido normalizando la violencia, tal como sucede en otros países latinos, se marca una diferencia y decisión que es un derecho que estaba pendiente sin justificación alguna.

 El pasado 28 de abril con 7 votos a favor y dos votos en contra, la Corte Constitucional aprobó la despenalización del aborto en casos de violación. Inconstitucionalidad que estaba contenida desde 1837 y se mantenía en los artículos 149 y 150 del Código Orgánico Integral Penal. 

"Las mujeres ya no seremos criminalizadas, ni pondremos en riesgo nuestra vida al decidir interrumpir un embarazo fruto de una violación". "Las niñas ya no serán obligadas a ser madres", es escuchaba en las calles de Quito. 

En mi jornada laboral he encontrado testimonios varios, con un doliente común, el violador la mayor parte de veces es un familiar cercano y fruto de esa violación niñas de menos de 14 años luchan entre lo que pasa en sus cuerpos y la nueva realidad de ser mamás. Normalmente como el agresor es un cercano hay silencio, no hay denuncia, ni cárcel. Cuerpos sangrando, urgencias y temor en la atención hasta que no se compruebe que es un aborto espontáneo, porque si no cárcel y juicio al médico que atendió el caso. 

La despenalización del aborto por violación no obliga a nadie a abortar, pero les permite a las víctimas que quedaron embarazadas a decidir si quieren o no continuar el embarazo que es lo mínimo que un Estado debería garantizar.

Ahora que ya existe el dictamen de la Corte Constitucional, deberá pasar a la Asamblea Nacional, para votación y redacción de la nueva causal que se incluirá con la modificación a los artículos 149 y 150.

Inicié mencionando el país de Manuelito, porque en este país el embarazo en niñas y adolescentes está acompañado de distintas formas de violencia, entre ellas la violencia sexual, lo cual constituye al embarazo infantil y adolescente como una problemática de salud pública que genera desigualdad social y costos económicos a nivel nacional y regional, datos del informe de UNFPA: Consecuencias socioeconómicas del embarazo en la adolescencia en América Latina y el Caribe.

La Red Ecuatoriana de Fe dice que el aborto es un proceso médico y como tal negárselo a las niñas y mujeres es un acto de discriminación que viola sus derechos humanos.
Compartimos la Declaración que hicieran pública:

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Cris Almeida, feminista evangélica de ese país, nos dice que, para ella en ese contexto de ser mujer de fe, “es muy importante esta decisión ya que sabemos que las autoridades se someten y respetan la legalidad; dado que desde la corte es ley el aborto por violación, ante nosotras se abre una oportunidad enorme para que se empiecen a respetar los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, desde nuestras instituciones eclesiásticas”.

Claudia Florentin