Las Locas
"Cuando pasó el sábado, María Magdalena, María la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirlo. Muy de mañana, el primer día de la semana, vinieron al sepulcro, recién salido el sol. Pero decían entre sí: "¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?" (Marcos 16:1-3).
Marcos 16:9-11 da a María Magdalena una visita de regreso al sepulcro cuando todavía estaba en la madrugada. Jesús se apareció y se hizo visible a María (Juan 20:14-17). Ella fue la primera persona que vio a Jesús vivo después de Su resurrección.
“Las locas”, calificativo que resuena a lo largo de la historia de la humanidad. Desde la Antigua Grecia hemos estado consideradas histéricas, locas o como dice un eufemismo por aquí “intensas”. ¿Cuándo llega ese mote? Cuando nos salimos de lo establecido por la sociedad, por la religión, por nuestras propias familias. Y eso pasa para las mujeres en lo individual y en lo colectivo.
Boaventura de Sousa Santos dice que la reacción a las luchas contra los poderes hegemónicos se da con la descalificación de quienes luchan.
Así las llamaban los militares genocidas de Argentina a las Madres de Plaza de Mayo que, a lluvia y viento, sol y represiones, reclamaban por la aparición con vida de sus hijos e hijas (como lo hacen aún hoy). La acusación de “locura” quita derechos y pone ante exclusiones y violencias y ellas se apropiaron de ese mote y lo hicieron multiplicar visibilizando lo que “los locos y locas” sufren en el país.
Aquí están:
Las reclamantes
las tramadoras
las defensoras
las tejedoras
las madres del dolor
las madres contra la trata
las campesinas
las sin tierra
las sin techo
las indígenas
las afectadas por minerías, por represas,
las recicladoras
las que acallaron…
El viernes de la injusticia y la muerte violenta del inocente pone piedra sobre la vida, clausura la verdad impide el paso.
Pero no se amedrentan. Temen, sí, se inundan de terrores, pero no se detienen.
El sábado esperan, pero no pasivas, preparan con amor lo que ellas saben hacer
Y el domingo las encuentra esperando la aurora.
Desafían a autoridades, escapan a controles, preguntan, tiemblan de miedo, saben que las piedras son más grandes y más pesadas.
Se enfrentan seguramente a las críticas:
te apartas de lo enseñado por la iglesia
¿qué dice tu marido de esto?
Una mujer a esas horas, qué dirá la gente
Una mujer que se sale de lo normado no nos representa
te pueden detener, ¿vale la pena tanto riesgo?
No vas a conseguir mover esa piedra...
Los apóstoles no creen lo que les dicen las mujeres porque ellos no estaban, claro. Encerrados en cuatro paredes la verdad y la novedad de vida suelen escaparse.
Ellas estaban donde había que estar. Se enfrentaban a quien temían, pero el Amor y la verdad dan coraje para enfrentarse a la muerte, a los poderosos, a los violentos y a los propios de la fe, que no se atreven a buscar la justicia, las respuestas.
El apocalipsis de los poderosos y las instituciones. El génesis de nuevas formas de ser, de relacionarse y de creer, en manos de mujeres.
Por Claudia Florentin
Comunicadora y teóloga argentina