La mujer de Lot. Una historia desobediente y solidaria
Elizabeth Gareca, Bolivia-
Génesis 19: 1-29
“La mujer de Lot miró atrás, y se convirtió en un bloque de sal”-Génesis 19: 26
A lo largo de la historia, la mujer del patriarca Lot ha sido conocida como el paradigma a la desobediencia a Dios ante la destrucción de Sodoma y Gomorra.
Este relato se encuentra dentro de la gesta de Abraham. En Génesis 13 aparece Lot, sobrino de Abraham con quien antes de tener disputas en el interior de la familia, hacen un pacto para repartirse los territorios disponibles. En Gen 19 es el relato de la destrucción de Sodoma. Para Tomás Römer (2004) en esta sección hay varias “viñetas narrativas” que se remontan a leyendas, relatos autónomos y/o anécdotas.
Hasta 19,1-3 se relata la acogida y hospitalidad demostrada por Lot a los mensajeros de Dios. El relato se complica a partir de 19,4-11 cuando llegan los hombres de la ciudad a reclaman por los visitantes en la casa de Lot y que él se niega a entregarles.
Por lo tanto, es una “huida apresurada”. Es ahí donde Lot recibe la recomendación de uno de ellos: “ponte a salvo, no mires hacia atrás ni te detengas en ninguna parte; huye a la montaña para que no perezcas” (19,17).
La atención de los mensajeros es para Lot, es él quien interesa que se salve. No sabemos si Lot logró pasar la voz a Irit y sus hijas de no mirar atrás, el texto no lo dice y podríamos sospechar que no lo hizo. Cuando Lot llegaba a Soar, ocurre la destrucción de Sodoma y Gomorra (19,23-25). Al parecer Lot iba por delante. De pronto se corta el relato y narra que la mujer de Lot miró hacia atrás y se convirtió en una estatua de sal.
No hay detalle de las reacciones. El relato va nuevamente al protagonismo de Abrahán y la salvación de los justos por parte de Yahvé. En este pequeño relato hay personajes “obedientes” como Lot y sus dos hijas, y personas “desobedientes” los yernos de Lot y su mujer. Los yernos al parecer se unieron al pueblo que reclamaban por los huéspedes, el aviso que hace Lot a sus futuros yernos es claro en el texto.
Desde una clave feminista se puede sospechar, ella seguro participó activamente de la acogida a estos mensajeros, fue ella quien amasó y coció los panes. Fue ella la primera indignada ante la decisión de Lot de ofrecer a sus hijas para que los hombres hagan lo que quieran con ellas. Y seguro, fue la más angustiada por tener que huir en esas condiciones.
Este relato estaba muy presente en la memoria del pueblo, pues el mismo Jesús la va a citar en Lc 17,32 para enfatizar de no volver la vista atrás y mantenerse atentas al Reino: ¡Acuérdense de la esposa de Lot! Sin embargo, leer el versículo posterior a éste (17,33), cambia la perspectiva: “El que busque guardar su vida, la perderá, y el que la perdiere, la conservará”.
La mujer de Lot la conserva porque no busca salvarse (como Lot y sus dos hijas), no quiere seguir la lógica del “sálvese quien pueda”, prefiere mirar atrás y quedarse con los suyos. Ella no quiso conservar su vida lejos de su historia (¡ese pueblo que se estaba destruyendo, la había acogido!), su vida sólo cobra sentido, en su propia historia que –en gran parte- se quedaba atrás.
Usando el arte en la hermenéutica feminista de la liberación , este poema imagina los motivos de la mujer de Lot para mirar atrás y este poema la redime de toda culpa. También las mujeres de hoy tejemos vínculos fuertes con nuestros contextos y quisiéramos no tener que migrar de esa manera.
La mujer de sal
(Gabriel Miranda)
La sal no corroe la memoria.
Seca la lengua, las pupilas,
atrofia las articulaciones
pero deja intacta la memoria.
“Salimos apresuradamente,
con el lloro y los gritos a nuestras espaldas,
el camino lodoso pegado a nuestras plantas.
Grita Lot:
‘¡No vuelvan la mirada!’
‘¡No vuelvan la cabeza o serán malditos!’
“Pero mi corazón se dolía con los gritos,
con el llanto de los niños y el chillido de los animales
con el crujido de las paredes derrumbadas
¡No podía soportarlo!
“Me volví,
no por estúpida o desobediente,
no por curiosidad malsana,
me volví por piedad, por misericordia.
“Yo vi lo que nadie se atrevió,
mis pupilas blanqueadas guardan la historia,
nunca diré lo que había
(esa es mi recompensa).
“¿Es qué Dios condena la misericordia?
Mi dios alabó la mía,
sentí sus manos conmovidas labrando y tallando mi cuerpo,
lo que Él labró en piedra de sal fue mi compasión
no el castigo que se divulga.”
Rescatamos la memoria de esta ancestra bíblica, afirmando que Dios no castiga la mirada solidaria, la redime de un éxodo que no quería, dejándola allá de cuerpo entero, tallada de sal, junto a las huellas de aquella destrucción de su pueblo, el espacio donde ella vivía y quería continuar. Ella es premiada por Dios también de mirada misericordiosa, pero una vez más, la cultura patriarcal, que subyace en este texto cambia el sentido de lo que hizo esta mujer.
Desobedece sí, porque no sigue la lógica injusta en la cual sólo sobreviven los “más fuertes”, de ahí que cuando pienso en una mirada de Dios hacia las víctimas, la imagino mirando a su vecindario yaciendo en la muerte sin remedio, su mirada le provoca el dolor en las entrañas y la angustia le gana al afán de sólo salvarse.
Bibliografía:
Biblia de América (2011). PPC, Editorial y Distribuidora SA.
Madrid
Römer, T. Macchi, J. y Nihan C. 2002. Introducción al antiguo
testamento. Desclée de Brouwer. Bilbao.
La autora es Teóloga biblista y feminista boliviana, trabajando por el discipulado de iguales. Correo: garecaelizabeth@gmail.com
Publicado en Caminando en Sororidad-Devocional 2023 de Con Efe