Dos historias de fe

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Por Ofelia Miriam Ortega-

La teóloga luterana de Finlandia Ulla Siirto, nos invita a analizar el arte de vivir juntas y juntos. Todas las personas están creadas en la completa diversidad de la propia imagen de Dios y al conocerse y actuar sin establecer barreras por las diferencias, se unen en la obra creativa de Dios.

Hemos seleccionado para nuestra reflexión, dos historias de fe, una del primer Testamento y otra del Segundo Testamento, que iluminan este concepto de la convivencia en las relaciones humanas, donde generalmente imperan las diferencias y la diversidad. Estas dos historias tienen el mismo mensaje de Dios incluido en el famoso texto de Hechos de los Apóstoles 10: 34: "Dios no hace acepción de personas". En estas narraciones tenemos dos casas: la de Rahab, prostituta de Jericó y la de Cornelio, centurión romano.

Rahab: Sujeto de la liberación de su pueblo

La casa de Rahab estaba sobre la muralla (Josué 2: 15). Rahab, es una mujer de fe, que ha sido incluida en la genealogía de Jesús junto a otras tres mujeres: Tamar, Ruth, y Betsabé (Mateo 1:5).Hoy nos preguntamos: ¿Es posible que una prostituta forme parte de la genealogía de Jesús? ¿Por qué?

La casa de Rahab estaba situada sobre el muro (Josué 2:15). Una muralla muy alta. Rahab es la primera que desde la muralla advierte lo que ha de llegar: la desolación y la muerte. Ella da entrada en el espacio cerrado, a los dos espías de Josué para analizar la situación.

Hoy, cuando se construyen muros para separar a las naciones y a los pueblos, esta mujer usa su posición en ese muro infranqueable para luchar por la vida.

En ese espacio, entre las paredes de Jericó, esta mujer se convierte en sujeto de la liberación de su pueblo y en su propia liberación como ser humano. Rahab representa el ejemplo de la prostitución en aquella sociedad cananea, clasista y discriminatoria.

Sin embargo, su nombre es mencionado en el Primer y Segundo Testamento. No debe extrañarnos esto cuando el mismo Jesús al hablarle a los pulcros moralistas religiosos fariseos les dijo: "les aseguro que los cobradores de impuestos y las prostitutas entrarán antes que ustedes en el reino de los cielos” (Mateo 21: 31).

En el libro de hebreos se mencionan a Rahab y a Sara como dos mujeres fieles (Hebreos 11:31) y también en Santiago 2:25: "lo mismo pasó con Rahab, la prostituta, Dios la aceptó como justa por sus hechos, porque dio alojamiento a los mensajeros y los ayudó a salir por otro camino".

Rahab usó la "hospitalidad radical” cuando recibió a los tres espías de Josué y cuidó su entrada y su salida del peligro. El término "hospitalidad radical" se menciona en el Documento sobre la Misión de la Iglesia aprobada en la Décima Asamblea del Consejo Mundial de Iglesias celebrada en Busán, Korea del Sur, en el 2013.

Esta mujer que vivió en una casa en la muralla de la ciudad hizo posible la victoria de Josué. Las paredes de Jericó cayeron y Josué menciona a Rahab y la casa que los protegió y los salvó (Josué 6:7).

 

Cornelio y Pedro: un encuentro transformador.

La segunda historia de fe la encontramos en Hechos de los Apóstoles (Hechos 11:1-18) donde se presenta el encuentro de Cornelio y Pedro. Pedro señala en el texto que Dios mismo le dice que no ha de llamar IMPURO A NADIE, y así interpreta la  visión que tuvo de Dios sobre los alimentos puros e impuros; Pedro responde que ahora comprende que Dios no hace acepción de personas ( Hechos 10 :34-35).

En este encuentro con Cornelio el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso de Pedro (10:34) y Pedro exclamó, ¿Es posible que se pueda impedir el bautizo de agua para estos que han sido bautizados por el Espíritu Santo? Y todos fueron bautizados. Nos asombramos de lo sucedido, porque Pedro poco antes, les había recordado que no era lícito para un judío juntarse con gentiles.

Aquí tenemos que añadir que no solamente se habla en el texto bíblico de la conversión de Cornelio, sino también de la conversión de Pedro. Cornelio se convierte de temeroso de Dios en cristiano y Pedro se convierte de un cristianismo estrecho, limitado a los judíos y sujeto a todas las leyes de Israel, a un cristianismo amplio, acogedor, abierto a recibir a los que son diferentes.

Una vez más los protagonistas principales no son los apóstoles, ni es Pedro, ni tampoco Pablo, el protagonista principal es el Espíritu Santo, quien puede usar hasta un centurión pagano, para la conversión de quien parece ser el líder de los apóstoles. Una vez más el Espíritu abre caminos hacia el futuro, mucho más allá de donde la visión de los apóstoles puede alcanzar.

Nosotros hoy, en múltiples ocasiones, rechazamos y excluimos, a personas vulnerables, situadas al margen de la sociedad. Las historias de Rahab y Cornelio vuelven a resonar en nuestros oídos y corazones, con la afirmación divina, del Dios del Calvario y la Resurrección, que no hace acepción de personas. Recordemos su palabra al ladrón junto a él en la cruz: " Hoy estarás conmigo en el Paraíso".

Y con el mártir latino-americano Ignacio Ellacuría, hoy tenemos que exclamar: nuestra tarea es bajar a todos los crucificados de la cruz, para que la resurrección les alcance y puedan participar en la vida abundante y plena que Jesús prometió (Juan 10:10).

 

Material del INSTITUTO CRISTIANO DE ESTUDIOS SOBRE GÉNERO de CUBA

Claudia Florentin