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Mientras callé, se envejecieron mis huesos

Salmo 32:3

Mientras tuve mi boca cerrada, sin gritar el dolor, sin denunciar los abusos, mis huesos envejecieron.

Mientras callé, mientras me ausenté hasta de mi propio cuerpo para soportar los golpes, mis huesos envejecieron, mi piel se opacaba, mi sonrisa se apagaba.

Mientras escondí detrás del maquillaje mis dolores, y la jaula en la que estaba atrapada, mi cuerpo gritaba.

Mientras no dije, por miedo, que vivía un infierno dentro de mi propia casa y soportaba en mis espaldas el peso de mantener tranquilo al enemigo que dormía en mi cama, mis huesos envejecieron, mi carne se enfermaba.

Mi cuerpo gritó lo que no me atreví a decir, pidió con fuerzas que lo escuchara. Mientras callé, moría por dentro.

Ahora grito, por todas las que no pudieron hacerlo. Por las que no están. Por las que todavía callan.

#NIUNAMENOS

Claudia Florentin