Violencia Contra la Mujer. Una mirada desde la fe
Coromoto Jimenez de Salazar, de la Diócesis Episcopal de Venezuela quien fuera representante en Episcopal Church Woman (ECW) para la IX Provincia entre 2006-2012 y participante de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas (United Nations Commission on the Status of Women) en tres ocasiones, escribe este articulo sobre violencia contra la mujer en América Latina y el Caribe.
Las Naciones Unidas definen la como violencia contra la mujer “todo acto de violencia de género que resulte o pueda tener como resultado un daño físico, sexual o psicológico para la mujer, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada."
En 1993, en la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, 4ta. Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció oficialmente el derecho de las mujeres a vivir libres de violencia, derecho que también se reconoció en la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Convención de Belém do Pará), de 1994.
La Violencia de Pareja, se refiere al comportamiento de la pareja o ex pareja que causa daño físico, sexual o psicológico, incluidas la agresión física, la coacción sexual, el maltrato psicológico y las conductas de control.
La Violencia Sexual es cualquier acto Sexual, la tentativa de consumar u otro acto dirigido contra la sexualidad de una persona mediante coacción por otra persona, independientemente de su relación con la víctima en cualquier ámbito. Comprende la violación que se define como la penetración mediante coerción física o de otra índole de la vagina o el ano con el pene u otra parte del cuerpo u objeto.
Cabe destacar entre otros actos de violencia encontramos: violaciones de derechos humanos contra la mujer y niñas en situaciones de conflicto armado, esclavitud sexual, embarazos forzado, esterilización forzada, aborto forzado, la utilización coercitiva o forzada de anticonceptivos, infanticidio de niñas y la determinación prenatal del sexo, la trata de mujeres y niñas con intenciones de comercio sexual, entre otras.
Según la OMS, las estimaciones mundiales publicadas indican que alrededor de una de cada tres mujeres en el mundo han sufrido violencia física y/o sexual de parte de su pareja o violencia sexual por terceros en algún momento de su vida. La mayoría de estos casos son violencia infringida por su pareja. En todo el mundo, casi un tercio de las mujeres que han tenido una relación de pareja refieren haber sufrido alguna forma de violencia por parte de su pareja en algún momento de su vida.
Un 38% de los asesinatos de las mujeres que se producen en el mundo son cometidos por su pareja, la violencia puede afectar negativamente la salud física, mental, sexual y reproductiva de las mujeres y en algunos entornos puede contraer el VIH/SIDA. El bajo nivel de instrucción e historias previas a nivel familiar puede conllevar a muchas parejas ser víctimas de este flagelo.
La violencia contra las mujeres constituye un problema de salud pública y una barrera de desarrollo económico.
Es una causa principal de lesiones y discapacidad de mujeres de muchas partes del mundo, así como un factor de riesgo de otros problemas de salud física, mental sexual y reproductiva.
Tiene consecuencias a largo plazo e intergeneracionales, para la salud, el desarrollo y el bienestar de los hijos de las mujeres maltratadas y tiene consecuencias sociales y económicas negativas en toda la sociedad.
Dentro de los Objetivos estratégicos de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing (BDPfA) adoptada la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 encontramos la Violencia contra la mujer, donde dice que esta impide el disfrute de los derechos humanos y libertades fundamentales.
Desde la Conferencia de Nairobi (1985) se ha ampliado considerablemente el conocimiento de las causas, las consecuencias y el alcance de esa violencia, así como las medidas encaminadas a ponerle fin.
Los países de la Región de América Latina y el Caribe no escapan a esta realidad, los gobiernos y ONG´s han asumido diferentes compromisos en lo que se refiere a los derechos de la mujer.
Hay una necesidad de mejorar las respuestas de las instituciones claves de todos los sectores frente a la violencia contra las mujeres y niñas. Las mujeres que viven en situación de violencia en América Latina y el Caribe, no siempre buscan ayuda, a menudo porque no saben a dónde ir o no confían en que recibirán una ayuda eficaz, compasiva y confidencial.
Los tomadores de decisiones y los programadores deben afrontar las normas y actitudes que generen estrategias eficaces que contribuyan a la prevención y den respuestas certeras a la violencia contra las mujeres y conlleven a la promoción amplia de la igualdad de género.
Dentro de las estrategias de prevención y respuestas a la violencia contra las mujeres en la Región de América Latina y el Caribe debemos considerar:
Reformar la legislación tanto penal como civil en los países miembros de la región
Realizar campañas mediáticas y de promoción para crear conciencia
Aumentar la posibilidad de que las mujeres ejerzan sus derechos civiles
Establecimiento de coaliciones y redes de instituciones gubernamentales y de la sociedad civil que puedan colaborar a fin de establecer y aplicar enfoques integrales para abordar la violencia contra las mujeres
Recurrir a la movilización comunitaria y a la comunicación social para lograr cambios sociales
Trabajar con miras a transformar a las instituciones enteras de cada sector utilizando una perspectiva de género, enfocando la atención a la violencia contra las mujeres en los servicios de salud sexual y reproductiva
Promover el empoderamiento económico de mujeres y niñas
Involucrar a hombres y niños varones para promover la no violencia y la equidad de genero
Prestar servicios de intervención temprana a las familias en riesgos
Muchas han sido las campañas promovidas por ONUMUJERES y Naciones Unidas para la prevención de la Violencia contra las mujeres y niñas, las cuales debemos seguir apoyando para ver si de esta manera se acaba con el Circulo de la Violencia, entre estas están:
El 25 de noviembre es el Día Internacional de la No Violencia. 16 Días de Activismo www.unwomen.org
La campaña ÚNETE del Secretario General de las Naciones Unidas, que actúa en los 33 países de la región, haciendo hincapié en que la eliminación de la violencia es responsabilidad de todas y todos
Algunos estudios y análisis de la problemática de la violencia contra la mujer y sus consecuencias, realizados en el marco de la Pandemia por COVID-19 en diferentes ámbitos. Entre los más destacados:
La violencia contra la mujer en tiempo de la Pandemia COVID-19 se ha incrementado en todas las áreas de la sociedad. https://www.unwomen.org/es/news/stories/2020/4/statement-ed-phumzile-violence-against-women-during-pandemic
Violencia Contra las Mujeres en Tiempo de la COVID-19 en América Latina y el Caribe. https://lalupa.press/2020/07/22/la-pandemia-invisible/
La Declaración Escrita por el Reverendísimo Michael Curry, Obispo Presidente de la Iglesia Episcopal a la Sesión # 64 de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición de la Mujer, afirma en su primera parte que: “como Cristianos creemos que Dios creo a todos los humanos por igual a imagen de Dios y dignos de dignidad, recursos adecuados, amor, libertad y una relación vital con Dios y la creación.”
Además dice que, “Nuestra esperanza cristiana es transformar los sistemas injustos de opresión, desafiar la violencia y buscar la paz y la reconciliación. Respondiendo a las buenas nuevas del evangelio y la abundante gracia y de amor de Dios, afirmamos el llamado a elevar a las mujeres y las niñas, señalando su diversidad, honrando a nuestros precursores y dando la bienvenida a la próxima generación.”
Una de las prioridades de La Iglesia Episcopal en este documento, es la erradicación de la violencia contra las mujeres y niñas: “ En 2015, nuestra Iglesia señalo que lamentaba profundamente la falta de progreso para detener la pandemia mundial de violencia contra las mujeres” también señaló: “La igualdad de género solo se logrará cuando todos los miembros de la sociedad comprendan sus beneficios sociales, económicos y políticos a través de una educación culturalmente contextualizada de calidad de género que incluye a hombres y niños, identifica las causas fundamentales de la discriminación de género, como tradiciones culturales creencias religiosas dañinas, sexismo, machismo y patriarcado y la consiguiente disminución de la plena dignidad de las mujeres y niñas.”
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Sobre la autora: Sirvo en Mujeres Episcopales. Representante ECW IX Provincia 2006-2012. Sirvo en el equipo de Mujeres Ecuménica, activista en prevención de VIH-SIDA y violencia de género, delegada en UNCSW 59, UNCSW 61 y UNCSW 62. Enfoco mi liderazgo en la Misión, Visión y Ministerio Social y en la promoción del empoderamiento de la mujer dentro y fuera de la Iglesia Episcopal. Serví en el Consejo Ejecutivo TEC (2012-2018). Diputada CG #78, CG #79. Estudios superiores en Trabajo Social, Diplomado en Teología y Sociedad. Sirvo en el Equipo de Migración en AL y el Caribe.