Soñar, luchar, vivir. Una teología desde la praxis y la visión de una mujer cubana

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La téologa y biblista mexicana Elsa Tamez y un Prólogo del libro “Soñar, luchar, vivir. Una teología desde la praxis y la visión de una mujer cubana”, de Ofelia M. Ortega, Publicado por Casa Unida de Publicaciones, Ciudad de México 2020.

Al leer la obra de Ofelia Miriam, me pareció que escuchaba a esa amiga inolvidable que en sus textos narra la vida: no solo la suya, sino también la de la sociedad, la iglesia, la teología caribeña y las mujeres cubanas; y esto unido a su alegría y optimismo por la vida, aun en medio de tantos descalabros que ha tenido que pasar como pionera en una sociedad machista. Pude escuchar su voz, su risa, sus gritos, sus peleas; pude verla arengando y bailando; abrazando y orando. A través de escritos de varias épocas, el libro traza diálogos que destacan su conocimiento y pasión, su compromiso y su fe en lo que piensa y hace. Y es que Ofelia es así: sencilla, honesta, humana. Desde que la conocí, a finales de los años 70, me di cuenta de que ella es pura energía que contagia.

De sus palabras puede deducirse lo que he dicho, y también el contenido de las tres partes del libro: “Mi vida ha estado inspirada por la fe. He sentido, en lo que he realizado, lo que algunos llaman ‘la fuerza del Espíritu’. Soy una mujer que sueña y lucha por sus sueños. […] Afirmar mi vocación representa para mí enfrentar nuevas cosas, ser creativa, trabajar por el bien de la sociedad y de la iglesia. Soy muy feliz de vivir en mi patria, y esa felicidad me sale por todos los poros. Le debo mucho a la iglesia, pero le debo mucho a la Revolución; les debo a las dos”.

Es más, Ofelia es mujer cubana y escribe como tal. Su compromiso con las mujeres nació desde antes que la teología feminista latinoamericana se desplegara en los años 80. Es posible observar la evolución en sus acercamientos feministas y en el lenguaje —cada vez más comprometida y crítica—, asumiendo, acorde con los tiempos, los temas feministas pertinentes. Muchas mujeres del mundo, no solo latinoamericanas y caribeñas, le debemos que haya abierto camino; y no solo ello, sino que desde su posición de directora de Educación Ecuménica del Consejo Mundial de Iglesias, en Ginebra, haya promovido y luchado para que las mujeres lograran becas para su formación teológica. Su preocupación por la mujer en todos los niveles, corre a través de la mayoría de sus artículos, fechados desde 1979 hasta el presente. Y es que en América Latina nuestra teología feminista no se reduce a hablar única y exclusivamente sobre la opresión y liberación de las mujeres, sino que cada tema tiene su enfoque feminista. Esto se observa tanto al analizar la sociedad y la iglesia cubanas como el ecumenismo, la eclesiología, la espiritualidad, la ecología y la pastoral. Por eso su perspectiva feminista es amplia y holística, comprometida con la lucha por la justicia y la paz, a favor de los más pobres. En eso es fiel a la teología latinoamericana y caribeña.

Algo notable en su obra es que su teología y pastoral se distinguen por su énfasis en lo comunitario antijerárquico. Eso se observa en no pocos artículos, y por eso insiste en “una teología de las relaciones”, “de conexiones”; “comunitaria”, “inclusiva”, “multidimensional” y “holística”. En mente tiene una teología e iglesia donde quepan todas y todos: personas de diversos géneros, iglesias de distintas confesiones, vivencias espirituales inclusivas al nivel de religiones; pensamientos distintos. Eso se logra con el respeto y reconocimiento de la dignidad de cada persona.

Para ir concluyendo, quisiera retomar unas palabras de la propia Ofelia sobre la aparición tempestuosa de las mujeres en el mundo patriarcal y machista de hoy: “Su irrupción actual en el mundo teológico racional masculino del pasado resulta tan desconcertante y nueva como la de aquella mujer que, con su presencia y su perfume, según el Evangelio de Juan (12,1-8), irrumpió en una cena que trascurría de acuerdo con los rituales y cánones del judaísmo. Sorprendiendo las expectativas, rompiendo las regulaciones y siguiendo los impulsos del deseo que desbordaba su corazón, la mujer llenó aquel ambiente de una nueva esencia, que nadie pudo menos que percibir”. Al igual que esta mujer, Ofelia Miriam nunca pasa desapercibida. Muchas gracias, querida amiga, por ofrecernos tus sueños, tus luchas y tu vida feminista y teológica a través de tus textos. ¡Felicidades!

Claudia Florentin