Premian ministerio de mujer metodista que ayuda a sobrevivientes de violencia sexual
Por Kathy L. Gilbert
Traducción y adaptación: Leonor Yanez/Noticias MU-
Kit Evans-Ford, fundadora de la Casa de Sanación y Esperanza de Argrow en Estados Unidos, es una de las cuatro líderes diversos/as y espirituales que recibirán un premio Tom Locke al Líder Innovador2022 de Wesleyan Investive en una ceremonia virtual el 22 de mayo.
La Casa de Argrow, llamada así por la abuela de Evans-Ford, comenzó en 2017 en Davenport, Iowa. La empresa social fabrica productos para el baño y el cuerpo; emplea a mujeres sobrevivientes a la violencia, y también brinda servicios gratuitos para sobrevivientes de abuso.
“Este trabajo no es fácil y es un compromiso de por vida que requiere mucha energía y recursos personales. Ser bendecida con este premio es muy alentador y me hace saber que este trabajo no es en vano” dijo Evans-Ford.
Evans-Ford creció en Mebane, Carolina del Norte y la mayoría de las mujeres de su familia eran activas en la Iglesia Episcopal Metodista Africana. Sin embargo, pasaron muchos años antes de que su madre y su abuela pudieran convertirse en ancianas y diáconas locales. Su madre no fue ordenada como anciana local hasta los 50 años y su abuela se convirtió en diácona local solo unos meses antes de fallecer a los 70 años. Dijo que ver a su abuela predicar su primer sermón en silla de ruedas fue una imagen poderosa: “Me mostró cómo es ese compromiso con Cristo, incluso en circunstancias difíciles”.
Premios Tom Locke al Líder Innovador
Los/as otros/as ganadores/as de los premios Tom Locke al Líder Innovador2022 son:
David M. Bailey, fundador de Arrabon en Richmond, Virginia, una organización sin fines de lucro que cultiva la curación y la reconciliación en un mundo racialmente dividido.
Coté Soerenes, cofundadora y copropietaria de Resistencia Coffee en Seattle.
Shannon Hopkins, cofundadora y principal cultivadora de Rooted Good, Londres, Reino Unido.
Wesleyan Investive, anteriormente Fondo de Desarrollo Metodista Unido, es una organización nacional sin fines de lucro de 50 años que invierte en liderazgo espiritual innovador. Tom Locke es presidente de Wesleyan Investive y este es el segundo año que la organización otorga estos premios.
Locke dijo que estos premios están destinados a “fomentar el coraje para probar cosas nuevas y aprender”. Los/as ganadores/as reciben $50.000 para aumentar su liderazgo y potencial innovador, y están invitados/as a participar en una cohorte con otros/asganadores/as para aprender y crecer juntos/as.
Evans-Ford también fue testigo de abusos en su familia: “Mi abuela se casó a los 14 años con mi abuelo de 27 años, quien tenía problemas de alcoholism y fye una realidad el abuso en el matrimonio. Crecí viendo eso por lo que a una edad temprana me involucré con organizaciones de prevención de la violencia”.
En su camino hacia el trabajo por la no violencia, se unió al Cuerpo de Paz donde se convirtió en sobreviviente de una agresión sexual “extremadamente violenta”. “La mayor parte de mi ministerio estaba evolucionando en medio de mi propia sanación, y la Casa de Argrow fue en realidad mi trabajo de último año en el seminario” dijo.
Mientras aún trabajaba en el Cuerpo de Paz, testificó en el juicio del hombre que la agredió, un violador en serie, fue declarado culpable y sentenciado a 46 años de prisión.
“Hacer este trabajo y comprender lo que sería útil para las sobrevivientes de trauma tomó un significado más profundo para mí porque tenía que comprender lo que me ayudaría a sobrevivir” agregó.
Evans-Ford ha sido capacitadora y activista durante 14 años en el área de la educación no violencia.
Es profesora adjunta en el departamento de teología de la Universidad de San Ambrosio y es organizadora de acción comunitaria para el Servicio de No violencia Pace e Bene. También ha organizado miles de acciones de paz en todo el mundo y es autora de “101 testimonios de esperanza: historias de vida para alentar su fe en Dios” y “Un libro para niños/as sobre el Obispo Richard Allen: un viaje no violento”. Allen fundó la Iglesia Episcopal Metodista Africana.
Quiere proporcionar más viviendas a las mujeres sobrevivientes a la violencia, y hacer crecer su empresa social.
“La Iglesia Metodista Unida (IMU) ha estado muy conectada con mi viaje, pues a través de una subvención de la Junta de Iglesia y Sociedad Metodista Unida, me dio los fondos para comprar nuestro primer balde de aceite de coco” dijo riendo, y agregó: “Amo a La Iglesia Metodista Unida, que me ha apoyado en cada paso de mi ministerio”.