Marzo de 2021: la ruptura de lazos, el llanto y la resurrección anunciada por las mujeres

Por Natália Blanco-

Eleni Kalorkoti

Eleni Kalorkoti

En este doloroso período de la Pascua, la tortura, la muerte y la resurrección, mi mente se proyecta de nuevo al momento en que las mujeres, juntas, van al sepulcro para embalsamar el cuerpo de Jesús, después de sufrir junto a él en su crucifixión, y no lo encuentran.

No voy a avanzar en la historia, me congelo exactamente en este momento en el tiempo. Hace exactamente un año perdí a un tío-abuelo-padre, la primera persona cercana que conocí, a causa del covid-19. No tenía cuerpo, ni ritual, y era Pascua.

Desde de la lectura feminista y popular de la Biblia aprendí que tengo el derecho y el compromiso de tomar un texto bíblico a partir de mi realidad. Y nuestra realidad está en la escena que he descrito anteriormente. El momento en que las madre-amigas de Jesús, ya agotadas por el dolor de la crucifixión, la tortura y el asesinato de su compañero, no encuentran su cuerpo.

Hace ya un año que estamos congelados en este fragmento. En esta sensación de que algo nos ha sido arrancado y no podemos encontrarlo. En el momento en que escribo este texto mi celular ha sonado dos veces y recibo la noticia de dos muertes más de personas conocidas. Ha sido un año en el que miles, cientos de mujeres y familias de este país no están viviendo nuestros duelos, sólo enterrando cuerpos y cargando el dolor de nuestras muertes. 

Hemos superado la marca de los 300 mil muertos. Muertes evitables, tempranas y programadas por los mismos que crucificaron a nuestro compañero. El proyecto político, económico y social que hoy está en vigor en Brasil pretende matar al pueblo y mantener a las mujeres presas en fragmentos de tiempo en los que el dolor, la tortura, la violencia, el hambre y la ruptura de los vínculos son eternos.

Pero si conocemos la continuación de esta historia, sabemos que al no encontrar el cuerpo, las mujeres salieron, juntas, a buscar, a preguntar, a moverse por necesidad. Aunque la resurrección se anunciaba justo antes, el misterio se revelaba y el reparto del pan adquiría un nuevo significado, era el momento de afrontar la dura realidad para seguir adelante.

Asi como nosotras, siglos más tarde, para garantizar que la vida y el pan se mantengan en las relaciones cotidianas frente a la ruptura de todo. Para Nancy Cardoso, una teóloga feminista que me inspira y me toca muchisimo, la instrumentalización de la fe cristiana nos ha arrancado la dimensión sagrada y milagrosa del mantenimiento de la vida cotidiana para mantener este aspecto en un lugar de subalternidad, sin importancia ni dignidad (Cardoso, 2001). Y sabemos bien quiénes son mayoría en la ardua tarea de los milagros de la vida cotidiana.

Somos nosotras que desde el inicio de la pandemia hemos soportado la mayor parte de las consecuencias de este virus. Somos nosotras, em nuestros distintos contextos y experiencias de ser mujer, que estamos sobrecargadas con el trabajo de cuidar de toda la vida. Y si somos negras, indígenas, quilombolas, e mujeres pobres de las periferias, esta carga es aún mayor.

Para nosotras, acostumbradas a afrontar la sobrecarga de la vida con naturalidad, como las Marías en busca del cuerpo-compañero, parece una observación obvia, pero no hay nada de normal en el hecho de que más del 50% de las mujeres brasileñas hayan empezado a cuidar de alguien en la pandemia. Más del 70% dicen que necesitan ayuda para controlar y acompañar a la familia. Más de la mitad de los desempleadas son negras. Más del 90% saben que la violencia doméstica en el aislamiento social ha aumentado, aunque no podamos denunciarla (SOF y Género y Número, 2020). Si la vida existe, es porque está siendo cuidada por las mujeres y este cuidado está en el centro de todo y de toda explotación. Y esto no se puede "solucionar", sino romper (Faria, 2020).

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No hay nada normal en tener que andar buscando el cuerpo de un niño desaparecido, quién sabe si asesinado por el Estado o por la criminalidad de un sistema económico racista, patriarcal y heteronormativo. No es normal que saqueemos, desde 1964 hasta hoy, cuerpos y más cuerpos. No hay nada normal en vivir durante siglos con el colonialismo y sus nuevas formas de explotación y opresión humana y de los bienes comunes.

"No, no está bien", la resurrección que proponen las mujeres en medio de la pandemia

Como las mujeres de la biblia que se vieron en la necesidad de moverse y permanecer juntas, así nosotras hoy nos quedamos y nos movemos. La ruptura de los vínculos no es capaz de arrancar de nosotras nuestra capacidad de recrear la vida.

No creo en las coincidencias sino en las sincronicidades, en los tiempos circulares de las cosas, y hace exactamente un año, nuestra última acción pública antes del agravamiento de la pandemia, estuvimos juntas en la Avenida Paulista em São Paulo, en un acto por el Día Internacional de la Lucha de las Mujeres; para denunciar el gobierno genocida de Bolsonaro, y el proceso histórico de avance de los fundamentalismos apoyados por el neoliberalismo que hemos vivido en la piel en Brasil y América Latina y el Caribe.

Así ha sido con la experiencia de las compañeras Evangélicas por la Igualdad de Género (EIG) en Brasil, que desde la pastoral del cuidado, desde una comunidad de mujeres, que como nuestras compañeras, hace siglos, permanecieron juntas en el compromiso del lado de la justicia, el amor y la libertad. Esta lógica del cuidado, que es subjetiva y comunitaria, procesual y popular, ha ido construyendo a lo largo de los últimos años una pertenencia colectiva de mujeres que desde diferentes lugares, perspectivas y experiencias de fe cristiana se han sostenido (Mello, 2020).

En julio de 2020, EIG y la organización ecuménica Koinonia Presença Ecumênica e Serviço tuvieron la idea de organizar una capacitación virtual para ayudar de alguna manera a dar cuenta del aumento de los feminicidios y la violencia doméstica. Juntas creamos el curso de Escucha Activa y Empática "Mulher, vai tudo bem contigo?” Un curso que aborda desde diferentes puntos de vista la cuestión de la escucha, la acogida y la pertenencia como estrategias para mantenernos vivas y sobre todo para enfrentarnos directamente a la violencia patriarcal.

La pregunta fue inspirada en la historia de la mujer sunamita, cuyo nombre lamentablemente desconocemos, del texto bíblico de 2 Reyes 4, 8-37. Esta compañera vivía una situación de violencia, había perdido a su hijo, y sin embargo recibió al profeta Eliseo en su casa, cuidando de él dándole asilo y comida. Aun carganda con el dolor extremo por la pérdida de su hijo y el compromiso de cuidar a ese viajero, cuando se le pregunta si "está bien", responde "sí". Una vez más, esta lectura bíblica nos señaló la realidad actual, como vemos en los datos un poco más arriba.

Esta experiencia, en medio de una pandemia tan abrumadora, nos mostró una vez más nuestra capacidad de mantener, reinventar, resucitar la vida. Fueron innumerables las inscripciones, las mujeres que se involucraron en los contactos, el intercambio de mensajes, experiencias y conocimientos y, sobre todo, en alimentar el deseo y el sentimiento de pertenencia. Desde nuestras subjetividades, dolores, alegrías y milagros de la vida cotidiana pertenecemos.  Todo esto nos motivó a continuar con el curso en 2021, ahora también vía WhatsApp, atendiendo de manera más efectiva a las mujeres que no tienen buenas condiciones para acceder a internet y conocimiento de las tecnologías.

Este es sólo uno de los ejemplos de cómo las mujeres de fe en la vida y la justicia han anunciado la resurrección sin dejar de señalar nuestra indignación. Y es sobre esta resurrección en tiempos de muerte e intento de borrar lo que somos, que nutro el deseo de compartir en este y próximos textos.

Retomando y poniendo en evidencia la violencia del pasado y del presente para seguir rastreando e intuyendo nuestras re-existencias. El agravamiento de la pandemia del covid-19 impulsado por Bolsonaro y su gobierno genocida y neoliberal no podrá impedir que las mujeres salgamos a buscar por nosotras, cuestionando, encontrando, retomando y aterrizando nuestros vínculos con nosotras mismas y con todo lo que nos rodea. Nuestro llanto está sobrecargado de indignación, furia, sospecha y, sin embargo, ¡vida!

 

Referências:

Cardoso, Nancy. Cotidianos Sacramentos – alternativas de comunhão. São Paulo, 2001. (Coleção Cadernos nº8 Católicas Pelo Direito de Decidir). Disponível em: https://catolicas.org.br/wp-content/uploads/2021/01/publicacao-cotidianos-sacramentos.pdf

Gênero e Número; Sempreviva Organização Feminista. Sem parar: o trabalho e a vida das mulheres na pandemia. Relatório. São Paulo; Rio de Janeiro, 2020. Disponível em: http://mulheresnapandemia.sof.org.br/relatorio

Faria, Nalu. As lutas feministas pela sustentabilidade da vida. Neoliberalismo, trabalho e democracia: trilhas feministas. Helena Zelic, Renata Moreno (Orgs). São Paulo: SOF, 2020. 76p. (Coleção Cadernos Sempreviva, v.18. Série Economia e Feminismo, nº7). Disponível em: https://www.sof.org.br/caderno-neoliberalismo-trabalho-e-democracia/

Mello, Vanessa Carvalho de. Identidade e Pertença: Disposições éticas na pastoral do cuidado. Curitiba. 2020.

Lisboa, Ester; Mello, Vanessa Carvalho de. Cartilha de formação em escuta ativa e empática: mulher, vai tudo bem contigo? São Paulo: Koinonia Presença Ecumênica e Serviço; Evangélicas Pela Igualdade de Gênero, 2020. Disponível em: https://kn.org.br/escuta-ativa-eig-koinonia

 

La autora es Periodista, comunicadora, cristiana metodista e interreligiosa, activista de los movimientos feminista y ecuménico.

Claudia Florentin