La llegada de la propuesta del Pacto Histórico a gobernar desde la presidencia de Colombia tiene rostro de mujer

REUTERS/David Lombieda

Por Gloria Ulloa, Colombia-

En el rostro de Francia Márquez, mujer comprometida desde sus 13 años con las luchas de su territorio, de su gente, de su pueblo. En el rostro de más de 6.000 madres que lloraron con angustia el asesinato de sus hijos jóvenes por órdenes de un estado que quería demostrar al mundo su poder de gobernar exterminando a quien consideraba su enemigo. En el rostro de mujeres campesinas que por siglos han luchado para tener un pedazo de tierra y así cultivar y sostener la vida de sus familias. En el rostro de mujeres feministas que han luchado por décadas en este país para hacer caer el patriarcado, transformar injusticias y posicionar los derechos de las mujeres, aun dentro de sus iglesias. En el rostro de jovencitas que salieron a la calle desde el 2019 para gritar la necesidad del cambio en un país gobernado por la injusticia social, la falta de acceso a la educación gratuita por la falta lo de una economía que les permita mejores oportunidades. En el rostro de mujeres firmantes de la paz en La Habana, esperanzadas en arraigarse más y más en el compromiso de la lucha política. En el rostro de mujeres que desde su activismo político entregaron sus vidas torturadas, violadas por las fuerzas armadas de un estado asesino. En el rostro afro, indígenas, lideresas defensoras del cuidado y la vida del planeta. En el rostro de Verónica Alcocer, Sofía y Antonella quienes han defendido magistralmente durante toda esta campaña los ideales de su esposo y padre.

Quiero destacar a Francia Márquez en toda esta lucha del pacto histórico por llegar al poder. Desde mi perspectiva fue ella con la fuerza de su palabra, con el compromiso coherente entre su palabra y sus acciones en favor de su pueblo, quien le imprimió a esta campaña por la presidencia el toque de la alegría, inspirador, motivador, que movió a millones de colombianas y colombianos a comprometerse con su voto; fue su alegría contundente, su conocimiento, su sabiduría lo que cautivó a artistas, a jóvenes, a mujeres a apoyar con decisión y votar por el pacto histórico. Cada discurso de Francia, cada entrevista en la radio, en la televisión, en las redes sociales, cada video promocional, llegaron al pueblo colombiano con una fuerza increíble, tan inspiradora que realmente movió.

Y su fuerza está en su genuino compromiso por su territorio, en todo lo que durante su vida ha hecho para forjar la mujer que hoy es vicepresidenta de Colombia. Una mujer como ella, de la mano, hombro hombro, codo a codo de Gustavo Petro terminó de convencer a la indecisión para llegar a las urnas a votar a favor del Pacto Histórico. Y este convencimiento se dio con mucha fuerza en las últimas tres semanas, entre la primera y la segunda vuelta.

Mujeres de diferentes expresiones de fe y espiritualidad pusimos nuestro compromiso en las propuestas del Pacto Histórico porque queremos un país diferente, de oportunidades, de paz. Como mujeres presbiterianas hemos luchado durante estas últimas décadas por ese país y entendimos las señales, que éste es el Kairós de Dios, el momento del cambio, de darnos la oportunidad de ser gobernadas por gente del pueblo, por Gustavo Petro y Francia Márquez y para sentar las bases de un mejor país.

María de Nazaret nos llama a ser constructoras de paz, por eso votamos por un gobierno que implemente el Acuerdo de Paz de la Habana, necesitamos un gobierno que acoja el mandato que se dio en ese acuerdo para proteger la vida de los y las firmantes de la paz y sus familias, su esperanza, sus sueños, sus proyectos, su tierra, su vivienda; creemos también que es necesaria una reforma agraria en Colombia, nuestras madres, nuestros ancestros lucharon por siglos para que esa tierra tenga hombres y mujeres que la trabajen con amor y compartan el fruto de su trabajo con un pueblo que muere de hambre, con mucha más dureza en este tiempo de pandemia.

Como mujeres de fe entendemos que, en cuatro años de gobierno muchas cosas cambiarán y se sentarán las bases de una nueva manera de vernos como pueblo colombiano y latinoamericano. Se ampliará el espíritu para entender nuestro compromiso con la convivencia pacífica; han sido siglos de violencia sistemática y estructurada trabajada desde el estado, desde los gobiernos y esto tiene que cambiar.

Esta es la fe y la esperanza que nos han mantenido en la lucha y nos llevaron a confiar en el compromiso de Francia Márquez, una mujer negra, líder ambiental, defensora del pueblo pobre, profetisa que anuncia un nuevo amanecer; tanto ha entendido el pueblo colombiano este anuncio del kairós, que la madre de Dylan Cruz, manifestante asesinado por las balas de la policía en noviembre de 2019, irrumpió en el escenario de celebración e interrumpió el discurso de Gustavo Petro el pasado domingo para darle la bienvenida a gobernar.


La autora es maestra y teóloga

Claudia Florentin