#BlackLivesMatter, un movimiento nacido de tres mujeres comprometidas y valientes
En 2013, tres organizadoras radicales negras, Alicia Garza, Patrisse Cullors y Opal Tometi, crearon un proyecto de voluntad política y construcción de movimiento centrado en las personas negras llamado #BlackLivesMatter. Fue en respuesta a la absolución del asesino de Trayvon Martin, George Zimmerman.
BlackLivesMatter fue fundada en 2013 en respuesta a la absolución del asesino de Trayvon Martin. “Black Lives Matter Foundation, Inc es una organización global en los Estados Unidos, el Reino Unido y Canadá, cuya misión es erradicar la supremacía blanca y construir el poder local para intervenir en la violencia infligida en las comunidades negras por el estado y los vigilantes. Al combatir y contrarrestar los actos de violencia, crear espacio para la imaginación y la innovación de los negros, y centrar la alegría de los negros, estamos ganando mejoras inmediatas en nuestras vidas”; dice su web.
“Afirmamos la vida de las personas negras queer y trans, personas discapacitadas, personas indocumentadas, personas con antecedentes, mujeres y todas las vidas negras a lo largo del espectro de género. Nuestra red centra a aquellos que han sido marginados dentro de los movimientos de liberación negra.”
Silvia Ocaña en Mujeres a Seguir hace una reseña de estas tres valientes mujeres:
Alicia Garza (Oakland, 1981) había trabajado en temas de salud y derechos estudiantiles (ya en el instituto defendió el acceso a anticonceptivos y a la educación sexual de sus compañeros), el racismo sistémico y la homofobia. Garza se graduó en Antropología y Sociología por la Universidad de California en San Diego y después fue directora de la organización People Organized to Win Employment Rights (POWER) en el área de la Bahía de San Francisco. Desde allí trabajó por causas como el derecho de los jóvenes a usar el transporte público de forma gratuita, la lucha contra la gentrificación y la denuncia de la brutalidad policial. Desde 2013 es directora de proyectos especiales de la Alianza Nacional de Trabajadoras del Hogar. Se autodefine como queer y en 2008 se casó con el activista transgénero Malachi Garza.
A Patrisse Cullors (Los Ángeles, 1984) sus padres la echaron de casa a los 16 años cuando les reveló su identidad queer. Tres años antes Patrisse había visto cómo esposaban y detenían a su hermano de 19 años, una experiencia que les marcó profundamente a ambos. Criada en un barrio pobre del valle de San Fernando dentro en un hogar guiado por las creencias de los Testigos de Jehová (dogma del que luego se distancia), Cullors nunca perdió el interés en la fe y se licenció en Religión y Filosofía en UCLA. Después ejerció como profesora y cofundó una organización de activismo penitenciario, Dignity and Power Now, que aboga por una supervisión civil del trabajo policial para intentar frenar los casos de abusos por parte de los oficiales. También es miembro de la junta del Centro Ella Baker para los Derechos Humanos, bautizado en honor de una de las mujeres más influyentes en la historia de la lucha por los derechos civiles.
Opal Tometi (1984) es hija de inmigrantes nigerianos y creció en un suburbio de Phoenix. Estudió Historia y Comunicación en la Universidad de Arizona y dirigía la Alianza Negra para la Inmigración Justa en Nueva York cuando leyó la carta de Garza, contactó con ella y se ofreció como voluntaria para construir una plataforma digital para el movimiento.
Patrisse Khan-Cullors hace un año recordaba los 6 años de activismo con esta carta potente:
Como seres humanos, usualmente luchamos por las cosas que nos sacan de la complacencia. Luchamos por la claridad y la verdad. Luchamos por un mundo en el que queremos que vivan nuestros hijos. Un mundo en el que queremos que nuestras comunidades prosperen.
Siempre he luchado por mi familia. Mi comunidad. Para los negros pobres.
Es por eso que cuando Trayvon Martin fue asesinado y en 2013 cuando George Zimmerman fue absuelto, mi cuerpo y mi espíritu entraron en acción. No podía imaginar cómo en 2013 una persona blanca que pasa podría matar a un niño y no ser considerado responsable. No quería que George Zimmerman fuera el período de la historia. No quería que su nombre fuera el de los medios de comunicación, sus compañeros supremacistas blancos.
Es por eso que cuando vi la frase Black Lives Matter enunciada por Alicia Garza en una carta de amor hacia los negros, decidí ponerle un hashtag. Alicia, Opal y yo creamos #BlackLivesMatter como una comunidad en línea para ayudar a combatir el racismo anti-negro en todo el mundo. Creíamos firmemente que nuestro movimiento, que luego se convertiría en una organización, debía ser una voz contribuyente para las personas negras y nuestros aliados para apoyar el cambio de las condiciones materiales para la comunidad negra.
Durante más de 500 años, los negros y negras han estado luchando por nuestra libertad. Hemos luchado contra la esclavitud, los códigos negros, las leyes de Jim Crow, la policía, el encarcelamiento, algunas de las tasas de desempleo más altas, la falta de vivienda constante, la muerte al dar a luz, el asesinato por ser trans o no binario. Hemos sido la brújula moral constante en un país que ha prosperado en dañar a los más vulnerables de su población.
Toda persona negra que ha luchado por nuestra dignidad merece la más profunda reverencia de gratitud. Seis años después, los activistas y organizadores negros avanzan hacia la justicia, hacia las visiones, hacia un mundo donde nuestras familias y comunidades ya no son el sacrificio por una América mejor, por un mundo mejor. Lo estamos haciendo a través de nuestra lucha continua contra los funcionarios electos, ya sean demócratas o republicanos, que no comparten una visión radical e interseccional. Estamos construyendo poder de base con comunidades negras que han quedado excluidas del proceso político. Estamos construyendo nuevos espacios y lugares que cuentan historias negras y recuerdan al mundo nuestras contribuciones eternas.
En los últimos seis años, muchos de nosotros enfrentamos tanques, balas de goma, nos vimos obligados a cumplir penas de prisión y prisión, hemos sido vigilados, mentidos, llamados terroristas, el FBI nos ha dado etiquetas falsas y algunos de nosotros hemos perdido la vida. Estos seis años han sido los seis años más profundos de mi vida y los seis años más traumáticos y desestabilizadores de mi vida.
Sé que puedo hablar por la mayoría de nosotros. Hemos luchado como el infierno por nuestra libertad y seguiremos luchando como el infierno. Porque merecemos más de lo que nos han dado. Porque merecemos la curación y la transformación y lo más importante, merecemos ser libres.