A un año del Sínodo amazónico, ¿qué ha pasado con el tema de la ordenación diaconal de mujeres en la Iglesia que peregrina en esa región latinoamericana?
Por Redacción de Vida Cristiana-
Las poblaciones indígenas, originarias de la Amazonía, que comprende parte de Brasil, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Guyana, Surinam y Guayana Francesa, han vivido por siglos en contextos de colonización, violencia y discriminación. En ellas, las mujeres han llevado la peor parte, relegadas a una condición dependiente dentro y fuera de sus etnias. La Iglesia ha sido un baluarte en la defensa de estas poblaciones.
Un mapeo realizado por la Red Eclesial Panamazónica arrojó que el 66% de los fieles de la Iglesia en esta zona son mujeres. En las congregaciones de la región, tres de cada cinco personas consagradas son religiosas. Sin embargo, siendo pilares fundamentales en la vida pastoral, se observa que apenas un tercio desempeña servicios y ocupa posiciones que permitan participar en la toma de decisiones.
Ante esta situación y la carencia de ministros autóctonos para las necesidades pastorales de las comunidades eclesiales, el pasado Sínodo Panamazónico, que en octubre 2019 reunió en Roma obispos, sacerdotes, religiosos y laicos indígenas de la región, se adoptó una recomendación al Papa: reconocer, valorar y fortalecer la labor que las mujeres realizan en la difusión de la fe.
Esto se concretó, entre otras cosas, en la recomendación, adoptada por mayoría de votos de los padres sinodales –los obispos presentes en el evento- de que el sucesor de Pedro ponderara la conveniencia de dar la ordenación diaconal a mujeres capacitadas de las Iglesias locales.
Al publicarse en febrero pasado la Exhortación Apostólica Postsinodal “Querida Amazonia”, algunos medios sensacionalistas afirmaron incorrectamente que el Papa había rechazado la propuesta del diaconado femenino. En realidad, ante un tema complejo, que requiere estudio, discernimiento y oración, el pontífice prefirió no abrir ni cerrar puertas. Más que fomentar polémicas, Francisco prefirió destacar la necesidad de un laicado autóctono y bien formado con pluralidad de ministerios laicales, de potenciar las comunidades eclesiales de base, de la necesidad de enviar misioneros a la Amazonía y, sobre todo, de la defensa de la vida y los valores autóctonos de la región.
Posteriormente, el 8 de abril, el Papa reorganizó la comisión internacional encargada de continuar el estudio del diaconado femenino, cumpliendo una promesa hecha al término del Sínodo. Una novedad importante es que la mitad de sus miembros son teólogas y filósofas de alto perfil académico, trayectoria y experiencia internacional.
La reflexión y la oración de la Iglesia, iluminada por el Espíritu Santo, y el trabajo pastoral cotidiano en contextos muy diferentes irán precisando las necesidades específicas de las Iglesias locales (las diócesis) y los diferentes aportes de las mujeres a la misión de la Iglesia local y universal.
El servicio de la mujer siempre será necesario y creciente, como ha ocurrido a lo largo de la historia. En medio de la realidad evangelizadora de cada día, el Espíritu Santo seguirá hablando a las Iglesias, como en los capítulos iniciales del Apocalipsis, a fin de que estas den respuestas cada vez más claras y acertadas a las necesidades de este mundo.