Él se me acercó, me tomó de la mano y me levantó
Elizabeth Gareca Gareca, Bolivia, Devocional Caminando en Sororidad 2024
Relectura de Mc 1,29-31
Al salir de la sinagoga, Jesús se fue inmediatamente a casade Simón y de Andrés, con Santiago y Juan. La suegra deSimón estaba en cama con fiebre. Se lo dijeron a Jesús y élse acercó, la tomó de la mano y la levantó. Se le quitó lafiebre y se puso a servirlos. Biblia de América (2011). La Casa de la Biblia. PPC Editorial
Así se relata mi vivencia de aquel día, pero permítanme relatarles mis vivencias de aquel día. En este texto que no me hace mucha justicia, se me nombra, como la “suegra de” , pero mi nombre es Rafaela (significa la que fue curada porDios) y si, mi hija y Simón se casaron hace unos dos años, y en vez que mi hija se vaya con la familia de Simón, como correspondía, Simón tomó la iniciativa de venir a nuestra casa a vivir, así que aquella humilde casa era mía, no de Simón como cuenta el texto. Todos trabajamos en el rubro de la pesca alrededor del lago de Cafarnaúm, fuimos gente humilde y trabajadora siempre.
Soy una mujer mayor y cansada, últimamente voy desconociendo a mi cuerpo, ha tenido varios cambios como sofocones de temperatura bruscos, sudores nocturnos ydiurnos, problemas de sueño, cambio de estado de ánimo y bueno mi hemorragia mensual ha estado también irregular.
Al salir de la sinagoga, Jesús se fue inmediatamente a casade Simón y de Andrés, con Santiago y Juan. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre. Se lo dijeron a Jesús y él se acercó, la tomó de la mano y la levantó. Se le quitó la fiebre y se puso a servirlos.
Algunas mujeres de mi aldea me dijeron que es frecuente este tipo de cambios en mujeres de mi edad y que siempre nuestro cuerpo tiende a secarse.
Estaba atravesando todos esos cambios y cada vez me afectaron más mi estado de ánimo, me sentía muy deprimida por no ser como antes, mis hijas me animaban, pero no servía de mucho, pues mi cuerpo se iba apagando.
Por esos meses apareció un maestro nazareno que caminaba por las aldeas con nuevas enseñanzas, sobre que el Reino de Dios que tanto ansiabamos ya estaba muy cerca. Muchos hombres de la aldea comenzaron a seguirle a dónde él iba. Simón fue uno de ellos, un día, nos animamos con mis hijas a escuchar lo que decía y Simón tenía mucha razón, cuando hablaba una emoción nos recorría el cuerpo, era indescriptible.
Pero mis dolencias continuaron, Simón cada vez desaparecía más de las labores pesqueras cotidianas, mis hijas trabajaban duro y yo muchos días enteros en cama postrada.Algunos días llegaba Simón con algunos de esos hombres que seguían al maestro y conversaban emocionados de sus enseñanzas y procesaban más lentamente lo que escuchaban y veían.
Un día, nos dijeron que ese maestro estaba en la sinagoga de nuestra aldea, cómo quería ir, pero mis fuerzas me abandonaron y estaba ardiendo en fiebre, en cama como era frecuente.
Ese día no imaginaba que nos visitaría ese maestro, así quede pronto llegó a mi casa con algunos hombres más y Simón.Dijeron que venía de la sinagoga donde habló y curó un endemoniado.
Entró silencioso a mi habitación y conversamos de la vida, hablaba con tanta sabiduría de cada tema que salía en la conversación, de pronto mi cuerpo iba reaccionando positivamente a su compañía, su atención para con esta anciana. De pronto nos detuvimos, me tomó de las manos, una energía inédita recorrió mi cuerpo, hicimos una oración de gratitud y yo me sentía curada y con ánimos de todo.
Ahí comenzó mi diaconía, mi servicio al movimiento de este maestro nazareno. No solo atendí a mis visitas, aquel día,sino que nos hicimos parte del movimiento de Jesús, mis hijas y yo dejamos nuestros quehaceres cotidianos y nos sumamos a los sueños de este hombre que retumbaban en nuestras vidas como bálsamo de esperanza de días mejores, ustedes saben lo que pasó después.