La sanación, un acto feminista emancipatorio

Asociación de mujeres indígenas de Xalapan.

Asociación de mujeres indígenas de Xalapan.

Lorena Cabnal-

«Sanarnos es un acto personal y político y aporta tejer la red de la vida.»

Lorena Cabnal es feminista comunitaria maya ketchʼi y xʼinka, nacida en Guatemala en 1973. Vivió la infancia y la adolescencia en un clima de violencia intrafamiliar, en plena guerra civil guatemalteca que costó la vida a miles de personas. A los 15 años huyó de su casa y a los 25, tras haber estudiado medicina y psicología en la universidad, decidió seguir las huellas de su abuela materna x’inka. « Yo quise irme a una comunidad indígena lo más alejada posible. Y así fue como llegué a la montaña de Xalapán un 14 de noviembre de 2002 », recuerda con orgullo. « Allí me quedé y enterré mi corazón1 ».

Transcripción. Soy Lorena Cabnal, feminista comunitaria, descendiente de los pueblos maya ketch’i y x’inka.

Parte de los caminos que acompañan el caminar por territorios en estos tiempos, tiene que ver con una propuesta que nació ya hace desde bastante tiempo y que ha caminado con comunidades indígenas y con mujeres, desde historias cotidianas de resistencia en la montaña Xalapán2. Pero hoy también se convoca en caminos para aportar en los procesos de recuperación emocional y espiritual de mujeres haciendo la defensa del territorio cuerpo y del territorio tierra.

Parte de nuestra propuesta es lo que se ha nombrado desde nosotras como feminismo comunitario en Guatemala. Y aunque son varios elementos del feminismo comunitario, uno de los elementos que para nosotras es muy importante es hablar de la recuperación y la defensa del territorio cuerpo tierra porque para nosotras en los cuerpos, o sobre los cuerpos – los cuerpos plurales, por lo tanto no solo mujeres y hombres, sino desde la pluralidad de los cuerpos – han sido construidas las múltiples opresiones del sistema patriarcal, del colonialismo, del racismo, la misoginia, lesbofobia.

« […] es sobre estos cuerpos donde habitan todos los efectos de esos sistemas de opresión. Pero también es en estos cuerpos donde radica la energía vital para emanciparnos.»

Y entonces, es sobre estos cuerpos donde habitan todos los efectos de esos sistemas de opresión. Pero también es en estos cuerpos donde radica la energía vital para emanciparnos. Es donde también radica la energía de la rebeldía, de la transgresión, de las resistencias, del erotismo como energía vital. Y yo siento que haber nacido en este ciclo de tiempo, nos convoca a que las luchas pasen también por la sanación de estos cuerpos que han tenido múltiples opresiones.

Y cuando decimos territorio tierra, es porque estos cuerpos viven en un lugar significado con la naturaleza y también estamos tejidas con memorias ancestrales sanadoras de abuelas, de bisabuelas, de tatarabuelas, de mujeres que sus memorias sanadoras caminan con nosotras para darnos la fuerza y la energía y la vitalidad para continuar en este tiempo. Por ejemplo, cómo hacemos en este tiempo donde la criminalización y la judicialización son dos graves problemáticas que atentan la vida de nuestros cuerpos en la lucha y en la defensa cotidiana y política que estamos haciendo. Las mujeres que venimos de la historia de la defensa territorial, sabemos que tenemos una lucha muy fuerte. Fuerte en el sentido que todos los días estamos luchando contra todas esas formas de opresión patriarcal comunitaria, indígena. Y estamos ahí haciendo una tremenda lucha. Pero también hacemos una lucha contra los hombres blancos, ladinos, heterosexuales o mestizos que son funcionarios y que han concesionado licencias mineras o de extractivismo en territorios indígenas.

Pero también estamos haciendo una lucha muy fuerte contra cómo opera el sistema capitalista y neoliberal en la imposición de grandes industrias extractivas o hidroeléctricas o cualquiera que sea. ¿Cómo hacemos para sostenernos ante los riesgos, los ataques y amenazas de mujeres que venimos de historias de la guerra contra insurgente en Guatemala y de países como por ejemplo Guatemala que ocupan los primeros lugares en femicidio? ¿Cómo hacemos contra todo esto? ¿Cómo no nos cala la desesperanza?

Yo creo que ahí es donde algo que ha hilado el feminismo comunitario en Guatemala como una propuesta cotidiana de cuerpos indignados de mujeres indígenas y rurales. Esto ha sido a partir de algo que hemos tejido y que le llamamos la sanación como camino cósmico-político. Y la sanación como camino cósmico es cósmico porque trae el hilo de la femialogía de nuestras ancestras. Es decir toda la memoria sanadora de las abuelas, de las madres, de las tías, de las hermanas, a través de reconocernos en las fases de los ciclos lunares, de las plantas, las yerbas, el agua, la tierra. En reconocer también cómo están nuestros cuerpos actualmente viviendo los efectos de las opresiones a través de la tristeza, los miedos, las culpas, las vergüenzas. Pero como también a través de esta sabiduría, se teje la posibilidad de hacer lo político. No solo sanarnos por estar bien y sentir bien los cuerpos sino cómo también traemos la intencionalidad feminista comunitaria de hacer política la sanación. En ese sentido para nosotras recuperar las espiritualidades de mujeres es vital en este tiempo de mucha desesperanza y que el sistema patriarcal opera con unas lógicas de violencia brutal contra nosotras.

« Entonces revitalizarnos con la naturaleza sí que no se lo espera el sistema patriarcal. »

Entonces revitalizarnos con la naturaleza sí que no se lo espera el sistema patriarcal. Porque el sistema patriarcal nos ha colocado en una situación de hegemonías de corporalidades y por lo tanto tenemos una lucha desigual de poder entre los cuerpos. Pero es hermoso también traer la memoria sanadora en relación con la energía del agua, del fuego, de las plantas, de los ríos, de las montañas. Y ahí hacer nuestros actos de consciencia profunda de este tiempo que nos ha tocado vivir. Sanar con las plantas, sanar con afectividades, sanar con el sueño intencionado. Traer al cuerpo la memoria de las yerbas y de las infusiones. Traer al cuerpo la memoria de las afectividades entre cuerpos de mujeres. Traer las historias. Traer el arte como camino de sanación. Traer la palabra, traer el pensamiento. Traer la oralidad a través de los cuentos de las mujeres, la resistencia de las mujeres. Pero también traer la convocatoria de la energía vital del erotismo para sanarnos en este tiempo.

Eso nos ha convocado. Nos ha convocado a contarnos entre mujeres, a dialogar entre sobadoras, sanadoras, guías espirituales. A dialogar entre hermanas yerberas, entre abuelas, entre niñas. Y a acuerparnos. Acuerparnos porque la defensa del territorio cuerpo también invita y convoca a otros cuerpos de mujeres sanadoras también. A juntar los cuerpos no solo para caminar juntas, sino también porque se convierte en un camino de trabajarnos las múltiples opresiones: el racismo que tenemos ahí, la victimización, las violencias múltiples. Porque el sistema patriarcal está sistemáticamente configurado para que muramos con cuerpos infelices. Y quiere que muramos deprimidas, quiere que muramos envejecidas y llorándonos los cuerpos. Y quiere que nos muramos sintiendo que ganó la batalla el sistema patriarcal sobre nuestros cuerpos. Pues para nosotras resulta que somos también una energía vital de transgresión. Y el sistema patriarcal no se espera que nosotras también dancemos con las fases lunares. El sistema patriarcal no se espera que reconciliemos con nuestras menstruaciones. El sistema patriarcal no se espera que rompamos las hegemonías de poder entre nosotras como mujeres, que rompamos la enemistad histórica entre mujeres y que nos reconozcamos y nos nombremos y nos auto convoquemos, reconociendo la sabiduría plural de mujeres.

« Nosotras decimos sanando tú, sano yo. Y sanando yo sanas tú. »

Sanarnos es un acto personal y político y aporta tejer la red de la vida. Sanarnos pasa por la recuperación del territorio cuerpo con el territorio tierra como una hermosa posibilidad para la vida. Y sanarnos también es una apuesta feminista. Nosotras decimos sanando tú, sano yo. Y sanando yo sanas tú. Es la reciprocidad de la sanación. Creemos que cuerpos sanados son cuerpos que también se emancipan. Creemos que cuerpos que tienen otra lógica de vida, tienen otro camino de vida, en este ciclo que nos impuso el sistema patriarcal, es también un acto de ternura con nosotras mismas ante la vida pero también es un acto de emancipación, pero también es un acto de transgresión y de rebeldía del sistema patriarcal actual. La convocatoria de las plantas, de las hierbas, de los aceites, de los masajes, de los sueños, de las cercanías, de las nuevas afectividades, es una convocatoria en este tiempo para revitalizarnos y continuar los caminos.

Fuente: https://decolonial.hypotheses.org/2147

Claudia Florentin