"Que la Ruah nos acompañe a pedir justicia". Testimonio desde Lima
Por Piera Gutierrez Huanca desde Lima-
Cuando ingrese a la universidad pública aprendí a marchar, un(a) estudiante (en la mayoría de casos) sólo va con sus pasajes (en ese tiempo recuerdo, que aún se podía pagar 1 sol y habían días en que solo íbamos con el pasaje de ida) por lo que aprende a valorar y proteger con devoción ciudadana el comedor, la matrícula y el acceso gratuito a los laboratorios, la biblioteca y ese ejercicio de ciudadanía amplia tu ser ciudadano y profesional, por eso aun cuando egresas sigues creyendo en las marchas para denunciar la corrupción y la violencia del Estado o de cualquier institución que se cree todo poderosa....
La diferencia entre mi testimonio y la de muchas personas que critican y piden calma es que participe en las marchas junto a varios compañeros(as):
- El día martes 10 de noviembre fui a la plaza San Martín, las y los jóvenes estábamos cantando y danzando huayno (si a pesar de que hace unos meses por hacerlo un político nos dijo terrucos y otro nos dijo hace algunos años en el contexto del baguazo, que para que van a consultarle a llamas y vicuñas un acuerdo de libre comercio). Frente a todo esto, continuamos firmes a pesar de que percibíamos un ánimo exacerbado de la policía por sacarnos, seguimos ahí firmes. De pronto, la policía disfrazada de ternas (porque nosotros las y los jóvenes, deslindamos esos hechos de violencia), ese sector de la policía infiltrada en las marchas (sería una sirvengüenceria negarlo ahora) que más parece un grupo de paramilitares de los 90s, generó una pelea y empezó a tirar bombas y perdigones, se tomaron un par de horas en sacarnos y dispersarnos por la av. Wilson.... y como diría Vallejo: “Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo”. Porque que les quede claro que para nosotros(as) los jóvenes y adolescentes que en su mayoría hemos ido a las marchas lo hemos hecho por amor a nuestro país...
- El día jueves 12 volví a participar, esta vez fui con mi familia, la marcha era inmensa, desafiante, llena de esperanza... el panorama era utópico: ni un táper naranja con 20 soles había logrado tal hecho histórico, caminamos mucho y otra vez, al llegar a Abancay con Colmena, esta vez sin aviso alguno y sin percibir actos de violencia de parte del pueblo marchando, los policías empezaron a tirar bombas y perdigones, era como si la orden hubiese sido: “tienen 10 min para dispersarlos”, no les importo que habían familias, mujeres con niños caminando y en brazo, igual siguieron tirando...
- Lo de ayer, aún seguimos sin conocerlo del todo, pero nos imaginamos el peor escenario debido a los dos asesinatos que el Gobierno y el Congreso tienen como responsabilidad política; solo puedo decir lo importante de leer este hecho con enfoque de género, marco teórico que fue valioso para entender la violencia ejercida en los tiempos del terrorismo de Estado: a los varones los torturan y los matas como el caso de Inti y Jack, mientras que a las mujeres nos violan sexualmente y nos detienen sin justificación alguna; además, de que a varones y mujeres nos desaparecen, hasta ahora hay según la CNDDHH 41 desparecidos(as) y 112 heridos(as).
Porque como diría un periodista: No son “enfrentamientos” cuando hay policía armada y manifestantes pacíficos. Eso es represión...
Que la Ruah, espíritu de Dios, nos ayude a poder sentir junto a las víctimas y personas más vulnerables todo lo que está pasando como dice el texto: hay tiempos de llorar y tiempos de reír, tiempos de amar y tiempos de odiar, tiempo de destruir y tiempo de construir, ¡así que por favor las y los jóvenes les pedimos que dejen de pedirnos “calma” … no es tiempo para eso... reconozcamos hoy que son las y los profetas de nuestro tiempo!
También, que la Ruah nos acompañe a pedir justicia (como gritamos tantas veces, ni perdón ni olvido!) y estar vigilantes a todas las decisiones del gobierno, a seguir marchando por una nueva constitución que nos libere de este contexto de terrorismo de estado que una vez más se ha repetido, nos permita ser consuelo para las familias de las víctimas y encuentren justicia, solo los que alguna vez hemos estado en la morgue esperando el cuerpo de un familiar sabemos la profunda impotencia que se siente que te digan que la/el fiscal no llega porque no se encuentran en su horario laboral, por lo que sólo te queda esperar con desconcierto, acrecentando el dolor de las familias.
En el nombre de Jesús, Amén