La Reforma protestante y sus protagonistas femeninas

Ximena Prado Dagnino

Se conoce como Reforma al movimiento desarrollado en el marco de la iglesia cristiana occidental a partir del Siglo XVI, un proceso que planteó transformaciones doctrinales e institucionales de enorme trascendencia para el cristianismo, los cuales llevaron a la separación de algunas iglesias, conocidas a partir de entonces con el nombre de protestantes. De aquel proceso ya se han conmemorado más de quinientos años y sin duda aún tenemos mucho que aprender. Al respecto, señaló un autor: “La Reforma Protestante del siglo XVI fue un hito crucial en la historia de la civilización occidental. Dicho suceso histórico transformó de modo fundamental el panorama social, intelectual, político y religioso que había persistido en Europa1.

Sin embargo, cuando leemos y aprendemos sobre dicho proceso los nombres de los referentes son, en su gran mayoría, masculinos: Martín Lutero, Juan CalvinoFelipe MelanchtonUlrico Zwinglio, Guillermo Farel, John Knox, Gaspar de Coligny y así suma y sigue. Pero, una autora afirmó: “Nuestro pueblo no sólo tiene padres, también tiene madres. La historia protestante también tiene nombre de mujer2”.

Un aspecto interesante es el hecho de que en la actualidad. “Ellas constituyen aproximadamente el 80% de la membresía de las iglesias en América latina. Están presentes desde siempre como educadoras, en el trabajo solidario, la visitación de enfermos, religiosas, teólogas, etc.3.

Esto nos lleva a plantearnos muchas dudas: ¿Qué ha pasado con la memoria de las mujeres en el movimiento de la Reforma protestante del siglo XVI?, ¿participaron las mujeres en el movimiento de la Reforma?, ¿existe algún registro acerca de ellas?, ¿por qué no han llegado hasta nosotros el día de hoy?, ¿qué fue lo que pasó?

Ante esto podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que las mujeres que estamos en iglesias protestantes (o evangélicas) tenemos una historia que contar no sólo en el presente, sino también en el pasado, pues sí hubo mujeres que contribuyeron a la Reforma Protestante y por tanto a la conformación de las raíces de los movimientos e iglesias en donde nos congregamos.

En el siglo XVI el protagonismo de la mujer en menor volumen, también fue significativo, pues hubo mujeres que se diferenciaron de las costumbres de su tiempo y desempeñaron un papel muy importante en la escena política o religiosa a favor de la Reforma. Al respecto, señala enfáticamente un autor:

“El período de la Reforma se caracterizó por un número de mujeres llenas de gracia a las cuales Dios levantó. La palabra ‘señoras’ (en lugar de “mujeres”) se utiliza de manera especial, ya que muchas de ellas tenían título de Señoras, señoras de sangre real o noble. Recordamos cómo la eminente condesa de Huntingdon solía referirse al texto, “no muchos nobles son llamados” (1ª Cor. 1:26) y decir: ‘Agradezco a Dios que no dice ‘ninguno’”4.

¿A qué se debe esta ausencia del registro de las mujeres en el desarrollo de la Reforma protestante?

En primer lugar a un asunto propio del desarrollo de la disciplina histórica, esto debido a que cuando comenzó el registro los temas más relevantes, estos temas tenían relación con hechos bélicos, líderes y en general con los procesos que afectaban la conformación de las grandes unidades territoriales (Reinos e Imperios principalmente). Con la llegada del siglo XIX y la sistematización de la Historia como disciplina científica, aquella costumbre continuó. Entonces, aquellos primeros textos seguían la llamada corriente positivista, estos libros son los más abundantes y hablan muy poco sobre las mujeres y su participación en los grandes procesos (como también la Reforma Protestante). Aquello ocurre con otros actores sociales y temas (tales como jóvenes, niños, minorías, entre otros). En consecuencia, en los primeros registros y estudios de la Reforma Protestante algunos especialistas mencionan a las mujeres cuando están asociadas a hombres destacados (situación que resulta común al estudiar otros procesos).

En segundo lugar, a mediados del siglo XX surgieron nuevas formas de ver y escribir la historia considerando los temas “olvidados”, entre ellos el aporte de las mujeres a través de los tiempos. Sin embargo, existe el problema del acceso a la información por los límites de las fuentes de información debido a la época en la que fueron registrados los hechos y personajes, lo cual no es un obstáculo insalvable.

Por eso, a pesar de no haber estado considerados en la historiografía tradicional, un considerable número de mujeres estuvo implicadas en la Reforma protestante y podemos seguir sus rastros en diferentes ámbitos, en diferentes niveles y en varios países como Alemania, Italia, Francia, Inglaterra y España.

Algunas de ellas tenían cierta influencia política: reinas como Margarita de Navarra o Juana de Albret, quienes patrocinaron, influyeron en su corte y hombres cercanos a ellas, promulgaron leyes o escribieron para promover la Reforma. Así también, no sólo las de familias nobles participaron en este movimiento de cambio eclesiástico, mujeres anónimas y de estamentos más humildes lucharon a favor de su fe.

En la actualidad, se dispone de mayor información y publicaciones, pues en las últimas dos décadas, se han encontrado fuentes adicionales sobre las mujeres en la Reforma. Se han traducido más cartas y folletos escritos por estas reformadoras. Esto ha tenido como consecuencia la publicación de artículos y libros, y la investigación continúa en la Universidad de Zurich. Uno de esos libros es un conjunto de dos volúmenes escrito por Elsie Anne McKee, del Seminario Teológico de Princeton: Katharina Schutz Zell, un grupo de presbiterianos, dirigido por la Dra. Elizabeth Hinson-Hasty y el Rev. Landon Whitsitt, están trabajando en una serie de videos llamada Expandiendo el relato. También, Hinson-Hasty, profesora de teología en la Universidad de Bellarmine, en Louisville, Kentucky, ha enseñado sobre el tema de las mujeres reformadoras, Whitsitt, ejecutivo del Sínodo de América del Centro, es parte del proyecto Theocademy del sínodo, que produce videos que van desde “Capacitación de líderes” hasta “Teología 101”5, una destacada autora en portugués es Rute Salviano Almeida quien ha desarrollado varias publicaciones6, en inglés hay mayor cantidad de recursos7 y en español, si bien existen numerosos registros digitales estos son de casos y biografías, siendo la producción escrita más bien escasa y dispersa.

Las predecesoras: las beguinas

Las beguinas fueron un importante movimiento religioso. Surgieron en un momento de sobrepoblación femenina, cuando dos siglos de guerras habían reducido una gran proporción de los hombres y los conventos estaban colmados como alternativa al matrimonio o a la clausura.

Las beguinas surgieron en los Países Bajos a finales del siglo XII y principios del siglo XIII8, fueron integrados por mujeres de todas los estamentos sociales, empezaron a extenderse en Flandes, Brabante y Renania. Gracias a las labores que hacían para la comunidad: eran enfermeras, atendían desvalidos y maestras para niñas sin recursos e incluso fueron responsables de numerosas ceremonias litúrgicas9, muchas familias adineradas les dejaban herencias y también mujeres ricas se instalaban en las beguinarias (las casas donde desarrollaban las labores y algunas vivían en comunidad). La mayoría de hermanas practicaban algún arte, especialmente la música.

Las beguinas eran intensamente religiosas. Querían servir a Dios, dentro y fuera de sus comunidades en el servicio a los demás por eso daban alimentos y enseñaron la Palabra de Dios en los idiomas locales10. Esto fue considerado un sacrilegio porque el lenguaje permitido para el mensaje sagrado era solamente el latín. Y, por escribir y predicar en el idioma de la gente, la beguina itinerante Margarita Pore fue acusada por la Inquisición y llevada a la hoguera. Ella escribió la obra “Espejo de las almas simples y aniquiladas por amor a Dios”, que describe la trayectoria de un alma hasta la aniquilación total.

Estas eran ideas contrarias a la predicación de la Iglesia e incluso contrarias a nuestra propia comprensión y a la posterior predicación de la Reforma sobre la salvación por la fe y no por obras. Para Porette, había que hacer un esfuerzo, un camino a seguir para que la persona alcanzase la salvación. Su libro fue quemado, y a ella se le prohibió difundir su mensaje, pero no obedeció y fue quemada por no retractarse de sus creencias.

Serenamente llegó hasta la hoguera y muchos lloraron al verla en sus últimos momentos.

La condena de Margarita Porette tuvo como consecuencia el aumento de opositores al movimiento y el desarrollo desde el Siglo XIV al XVII de iniciativas para desalentar su crecimiento. El 14 de abril de 2013, murió en Kortrijk (Bélgica) la hermana Marcella Pattyn, a los 92 años, siendo la última representante de este movimiento religioso11.

Gracias a este movimiento comenzado en el Siglo XII las mujeres se incluyeron como actores sociales y religiosos, relativamente validados para el ámbito público. Considerando este antecedente, no fue extraño que al comenzar la Reforma, un significativo número de mujeres decidieran involucrarse en el movimiento en diferentes grados y circunstancias, en países como Alemania, Francia, Italia o Reino Unido.

Nos encontramos con muchas mujeres, como:

  • Anna Adlischweiler (1500 – 1564)

  • Argula von Grumbach ( 1492-1563)

  • Katharina von Bora (1499-1550)

  • Catalina Zell (de Schütz) (1497-1562)

  • Catherina Cibo (1501-1557)

  • Catherine Willoughby (1519 – 1580)

  • Charlotte Arbaleste (1550 – 1606)

  • Elisabeth Cruciger (1500 - 1535)

  • Elisabeth de Brunswick (1510 - 1558)

  • Elisabeth von Brandenburgo (1485 - 1545)

  • Elizabeth I (1503 – 1603)

  • Giulia Gonzaga (1513 - 1556)

  • Idelete de Bure (1509 – 1549)

  • Isabella Bresegna (1510 - 1567)

  • Jeanne d’ Albret (1528 - 1572)

  • Louise de Coligny (1555 – 1620)

  • Margarethe Blaurer (1494 – 1541)

  • Margarita de Navarra (1555 - 1572)

  • Marie Dentière (1495 - 1561)

  • Olimpia de Morato (1526 - 1555)

  • Renata de Ferrara (1510 - 1575)

  • Úrsula de Munstemberg (1491 – 1534)

  • Ursula Weyda (1504 - 1570)

  • Vittoria Colonna (1490 - 1547)

Nuestra invitación es a analizar los casos más significativos ordenados a través de tres categorías, sin embargo la invitación a profundizar en las biografías de algunas de las mujeres que hemos reseñado en la lista anterior queda más que extendida.

Las defensoras y compañeras fieles de los reformadores

Sabemos que la Reforma Protestante se inicia un 31 de octubre de 1517 con la publicación en la catedral de Wittemberg del documento conocido como las 95 Tesis, luego de este hecho Martín Lutero fue llamado a comparecer a una Dieta (asamblea de Príncipes) en Worms del 16 al 18 de abril, pero en vez de abjurar, defendió con energía su posición. En este contexto destaca Argula von Grumbach.

Fue la primera mujer que se atrevió a hacer una defensa de Lutero, ante el desconcierto de los inquisidores, publicó una carta a favor de la Reforma. Ella provenía de una familia de la nobleza bávara12, por lo cual su posición social era privilegiada.

En 1523 escribió al cuerpo académico de la Universidad de Ingolstadt para defender a Alsacius Seehofer, joven de 18 años arrestado por ser luterano, desafiando así a sus autoridades eclesiásticas y civiles como el Duque de Bavaria al cual le mandó decir en una carta que ella no era ni débil ni estúpida. Incitaba a la gente a leer libros en contra de la religión católica.

Uno de sus escritos más famosos, señala lo siguiente:

“Buscáis destruir todas las obras de Lutero. En ese caso, tendréis que destruir el Nuevo Testamento, que él ha traducido. En los escritos en alemán de Lutero y Melanchton, no he encontrado nada herético… Incluso si Lutero se retractase, lo que ha dicho seguiría siendo la Palabra de Dios. Yo estaría dispuesta a venir y debatir con vosotros en alemán, y así no necesitaríais usar la traducción de la Biblia de Lutero. Podéis usar la que se escribió hace 31 años (la Koburger de 1483). Tenéis la llave del conocimiento y cerráis el reino de los cielos. Pero estáis derrotados. Las noticias de lo que le habéis hecho a este joven de 18 años han llegado ya a tantas ciudades que pronto todo el mundo lo sabrá. El Señor perdonará a Arsacius, como perdonó a Pedro, que negó a Su maestro aunque no le habían amenazado con la prisión ni con la hoguera. Todavía saldrá mucho bien de este muchacho. No os envío desvaríos de mujer, sino la palabra de Dios. Escribo como miembro de la iglesia de Cristo contra la cual no prevalecerán las puertas del infierno, al contrario que la iglesia de Roma. Dios nos conceda su gracia. Amén"13.

Escribió varios libros entre ellos una sátira dirigida a un teólogo católico llamado Schatzgeyer. Fue todo un símbolo de confusión, perplejidad e inquietud femenina14. De ella escribe Joana Ortega:

“Argula afirmaba que los inquisidores habían sustituido a Cristo por Aristóteles, además de manifestar su desacuerdo con San Pablo por imponer sobre las mujeres el silencio en la iglesia. Esta mujer se convirtió en un símbolo de la “confusión, perplejidad e inquietud” femenina que se suscitó en toda Europa a través de los textos de Lutero. Los procesos femeninos de la Inquisición revelan que esta inquietud ya era importante, debido a las lecturas de Erasmo y de Savonarola”15.

También, sabemos que Argula instó a Lutero a dar testimonio de la verdad contrayendo matrimonio. Al principio él le respondió que no era insensible a su sexo, que no estaba hecho de leño o de piedra, pero que no casarse no entraba en sus planes porque diariamente esperaba la muerte de un “hereje”. Sin embargo, Lutero se casó dos años más tarde. Refugiado en el castillo de Coburgo, recibió la visita de Argula y transmitió a su esposa Katharina los consejos de ella para destetar a su bebé16.

Por causa de sus convicciones religiosas y acciones en la defensa de los reformadores en el ámbito público, su propia familia se volvió contra ella. Argula escribió una carta a su primo Adam von Törring:

“He oído que te ha molestado lo que escribí a la universidad de Ingolstadt. He sufrido muchos reproches y vergüenzas por ello, y en atención a tu amistad, te escribo y te adjunto copias de lo que he dicho. No te sorprenda que confiese a Dios, porque quien no le confiesa no es cristiano, aunque le hayan bautizado mil veces. Cada uno debe responder por sí mismo en el último día. Ningún papa, ningún rey, ni príncipe ni doctor podrá responder por mí. Por tanto, mi querido primo, no te sorprenda si oyes que confieso a Cristo. Considero un gran honor sufrir por Su causa. Dicen que soy luterana. No lo soy. Fui bautizada en el nombre de Cristo, no de Lutero. Pero confieso que Lutero es un verdadero cristiano. Que Dios nos ayude”17.

Durante los 40 años siguientes, Argula se abstuvo de actividades públicas. Su marido murió poco después de su visita a Lutero en 1530, por lo cual tuvo que ocuparse de la administración de sus tierras y el cuidado de cuatro hijos. Uno de ellos fue siempre un consuelo para ella, el otro una aflicción constante, y de las dos hijas no se tienen mayores antecedentes.

En mayo de 1563, cuarenta años después de su primera aparición pública, el Duque de Bavaria comunicó al ayuntamiento de una ciudad de sus dominios, que por segunda vez había encarcelado a la “vieja Stauffer” (su nombre de soltera), denunciando que la mujer incitaba a la gente a la desobediencia haciendo circular libros contrarios a la religión católica. Denunciaba, asimismo, que aquellos que la escuchaban dejaban de ir a las misas de la iglesia, en su lugar asistían a reuniones clandestinas en casa de Argula. Incluso había ido al cementerio y ofició en algún entierro, a pesar de que la Biblia, la ley canónica y la ley civil prohíben que una mujer usurpe tales funciones.

El ayuntamiento, por su parte, señaló al Duque que continuar con este asunto sería poco prudente en un momento en el que Bavaria buscaba las subvenciones del imperio. Señalaron que: “Esa mujer es una pobre anciana debilitada. Mejor sería tener lástima de su edad y de su estupidez18. Fue liberada. Podemos sospechar que la descripción dada por el ayuntamiento sólo era un cuadro falso pintado para el Duque, porque el comportamiento atribuido a Argula indica que nunca estuvo debilitada ni fue estúpida.

El predicador Luterano Balthasar Hubmaier, escribía sobre ella diciendo: ”ella sabe más de la Palabra de Dios que todos los sombreros rojos (abogados canónicos y cardenales) hayan visto o puedan concebir,” incluso se la comparaba con las mujeres heroicas en la Biblia19. Respecto a ella Lutero señaló: “Me regocijo de ver como una hija del pecado de Adán se ha convertido en una buena hija de Dios20.

Katharina von Bora

Sobre Katharina se conocen más datos, pues tuvo el privilegio y responsabilidad de ser la esposa de Martín Lutero, quien en el pasado fue una monja católica alemana que se convirtió al protestantismo. Se casó con Martín Lutero, líder de la Reforma protestante, quien cariñosamente la llamaba Señora Caty (Frau Käthe). Se considera que Katharina, una de las mujeres más importantes de la Reforma debido a su papel, ayudó a definir la vida de familia protestante y fijar los matrimonios del clero.

En alemán su nombre es Katharina von Bora (Lippendorf, Sajonia, 29 de enero de 1499-Torgau, Sajonia, 20 de diciembre de 1552) fue hija de un hogar de la nobleza empobrecida, a los seis años fue enviada a una escuela conventual y de ahí a al convento Cisterciense de Marienthron donde realizó votos de pobreza, obediencia y castidad. En 1523, cuando tenía 24 años se fuga del convento junto con otras monjas en barriles de basura21.

Ella misma fue la que sugirió casarse con Martín Lutero, se casaron el 13 de junio de 1525, el año en que recrudecieron las rebeliones de los campesinos. No fue una teóloga como Marie Dentière, pero la importancia de su persona radica en formar parte de la primera generación de mujeres casadas con pastores protestantes y que junto con ellos lucharon por la fe22.

Antes de casarme”, recordaba Martín Lutero, “la cama estaba desarreglada por un año entero y estaba mugrienta de sudor23. Pero yo trabajaba tan duro y estaba tan cansado que caía en ella sin darme cuenta de lo sucia que estaba”. Sin embargo, cuando Martín se casó con la monja fugitiva Katherine Von Bora, a quien él llamaba Katy, la cama estaba hecha, las sábanas cambiadas, ¡y la casa se mantenía limpia!

Mucho antes de su boda, Lutero escribió sobre la institución del matrimonio; pensaba firmemente que necesitaba ser reformada tanto como la iglesia. Criticó con dureza, además, las ideas contemporáneas opuestas a la mujer y el matrimonio, a la vez que defendía la dignidad de ella y la bondad del matrimonio. Los reformadores, al liberar a las monjas de sus encierros en los conventos, creían que las estaban librando de la “represión sexual, depravación cultural y dominación por parte de los clérigos y religiosos varones”24. Lutero, al igual que sus compañeros, alentaba a los padres a retirar a sus hijas de los conventos. Creía que muchas de esas mujeres ejercían la vida monástica contra su propia voluntad. Lutero comentó que su unión fue “para burlarse del diablo y de sus satélites… y de todos los que son lo bastante locos para prohibir casarse a los clérigos25. Otra motivación fue darles nietos a sus padres, y confirmar su repudio al celibato.

Durante el tiempo que duró su matrimonio, Martín y Katharina desarrollaron una clase de amor y respeto especial entre ambos. Él le expresó el profundo amor que tuvo por su esposa cuando llamó a su epístola paulina favorita, Gálatas: “Mi Katharina von Bora”26.

El aporte de Katharina fue fundamental, pues se encargó de la administración de los recursos y el dinero del monasterio de los agustinos que les cedió el príncipe Juan, allí dio abrigo a monjes y monjas que habían renunciado a la fe católica romana. En ese lugar, Käthe administraba lo mejor que podía los requerimientos económicos del establecimiento y sus anexos, como la huerta y la laguna proveedora de pescados. Llegó a fabricar cerveza y extendió las actividades a la cría de algún ganado, el cultivo de árboles frutales y la instalación de una viña. Él la llamaba, en broma, “Herr Käthe” (“Señor Kathy”) a raíz de la intensa actividad que desplegaba y otros apodos que le asignó fue “el lucero de la mañana de Wittemberg”, porque se levantaba todos los días y a las 4 de la mañana, y “la jefa de Zulsdorf”, el nombre de la granja27.

El matrimonio tuvo seis hijos propios y varios más adoptados, sin contar el personal de trabajo y servicio, los invitados y los estudiantes que allí se hospedaban. La extensa familia permanente y temporal también ocupaba todas las instalaciones del antiguo convento. Martín Lutero no fue fácil de cuidar. A menudo estaba enfermo y en varios momentos (si no todo a la vez) sufría de gota, insomnio, catarro, hemorroides, estreñimiento, piedra, mareos, y zumbido en los oídos. Bainton observa el amor de Martín hacia Katy durante estas dificultades:

“Katy era una maestra de hierbas, cataplasmas, y masajes. Su hijo Pablo, quien se convirtió en un médico, dijo que su madre era mitad médico. Mantuvo a Lutero alejado del vino y le dio cerveza, lo que sirvió como un sedante para el insomnio y un disolvente para la piedra. Y ella misma hacía la cerveza. Cuando él estaba fuera de casa, ¡cómo apreciaba sus cuidados! Después de un año de matrimonio, le escribió a un amigo: “Mi Katy está en todas las cosas tan complaciente y agradable para conmigo que no cambiaría mi pobreza por las riquezas de Creso”28.

Una señal de la alegría que su matrimonio le brindaba se dio cuando en 1526 Lucas Cranach hizo el retrato de Katharina de Bora, su marido Martín lo colgó en la pared del comedor, donde continuamente lo contemplaba, respecto a su felicidad comentó:

“Me ha tocado un felicísimo matrimonio por la gracia de Dios. Tengo una mujer fiel, según las palabras de Salomón: Confidit in eam cor viri sui. Ella no me traiciona. ¡Ah, Señor Dios mío! El matrimonio no es una cosa puramente material y física, sino que es un don de Dios, una vida dulcísima; más aún, castísima por encima de todo celibato. Pero, cuando cae mal, es un infierno29”.

Ciertamente el matrimonio de los Lutero fue un ejemplo de unión y trabajo, al respecto también escribió:

“Soy un hombre muy ocupado; tengo que desempeñar cuatro trabajos, cada uno de los cuales necesitaría para su cumplimiento la dedicación exclusiva de una persona: tengo que predicar en público cuatro veces por semana, dictar dos veces lecciones, oír las causas, escribir cartas y, además, escribir libros para el público. No obstante, Dios me ha provisto bien al darme una mujer excelente que cuida de todos los asuntos familiares, para que yo no me tenga que ocupar además de este menester30”.

Sin embargo, lo destacable, entre muchos aspectos, de esta pareja es el hecho de que a pesar de las múltiples ocupaciones de ambos en los asuntos de orden espiritual y cotidiano nunca descuidaron su vida matrimonial como así también la atención a sus hijos. Conocidas son las pausas musicales que hacía Martín Lutero durante las cuales reunía a la familia y amigos para cantar y alabar a Dios, como así también los tiempos de estudio y devoción familiar, a pesar de las múltiples ocupaciones cotidianas, resumidas por Lutero:

“Predicadora, cervecera, horticultora (...) doctora, dueña de zülsdorf, criadora de cerdos y todo lo demás que es capaz de hacer”31.

De Katharina solo ha quedado una carta personal; pero las que su esposo le dirigía en sus viajes la muestran y ensalzan como una madre y administradora ejemplar32, no tuvo miedo de los desafíos y riesgos que ser esposa de Lutero significaba.

Cuando murió Martín Lutero, Katharina von Bora pronunció las siguientes palabras:

“¿Quién no va a estar triste y afligida al perder a un hombre tan precioso como fue mi querido señor? Él hizo muchas cosas grandes, no solamente para una ciudad o un solo país, sino para todo el mundo. Estoy verdaderamente tan apenada que no puedo comer ni beber, ni siquiera dormir. Y si hubiera tenido un principado o un imperio y lo hubiera perdido, no sería tan doloroso como ahora cuando el querido Señor Dios me ha quitado a este hombre precioso y amado; no solo a mí, sino al mundo entero”33.

Lutero en su testamento firmado el 5 de enero de 1542, le dejó todas sus posesiones. Aduciendo tres razones:

“Primero mi Catherine siempre ha sido para mí una esposa amable, piadosa y fiel, me ha amado profundamente y por la gracia de Dios me dio y ha criado cinco hijos que todavía viven. Segundo, tendrá que afrontar todas las deudas que surjan al momento de mi muerte; tercero, y lo más importante, es que mi voluntad es que mis hijos dependan de ella y no ella de ellos, que la honren y sean sumisos a ella como Dios lo ha ordenado. Además considero que la mamá será la mejor guardiana de sus hijos y que ella no abusará de esta confianza que le doy, sino que sé que siempre será una buena madre para sus hijos a quienes ella ama tiernamente y que será consciente al compartir todo con ellos”34.

También rogó a sus amigos que defendieran a su querida Katharina, de depredadores pues el diablo quería atacarla. En los años siguientes la familia pasó algunas dificultades debido a que se desató la Guerra de Esmalcalda entre el Emperador y el Príncipe Protestante, por lo cual dejaron Wittemberg refugiándose en Magdeburgo. Cuando regresaron a su ciudad ya casi no tenían dinero. Los impuestos de guerra eran muy elevados y no alcanzaba a pagarlos y la granja de Zuldorf fue afectada por la guerra, sus amigos estaban igual de empobrecidos como para prestar ayuda, por lo cual adaptó algunos departamentos y los arrendó a algunos internos35.

La salud de Katherine se fue debilitando durante el invierno, pero cuando llegó el verano, trajo otra vez la plaga a Wittemberg por lo que le ordenaron a todos los de la Universidad que se fueran a Torgau, pero cuando el carruaje que la trasladaba pasaba por la orilla de un lago, cayó a un bache y ella salió catapultada. Cayó al agua, quedando aturdida y herida, el frío y el impacto le produjeron fiebre de lo cual nunca se recuperó. En 1552 desarrolló una grave neumonía con poco pronóstico de mejorar, para la tarde del 20 de diciembre se estaban acabando sus fuerzas, ese día ella dijo: “Me aferraré al Señor Cristo, como la pelusa a la tela36. Al llegar la noche, alrededor de las nueve despertó y al ver sus rostros cansados les rogó que se fueran a dormir, a las diez de la noche Gretchen entró de puntas, pero todo estaba en silencio, Katherine von Bora había partido a la eternidad.

Idelette de Bure

“Ten siempre presente lo que busco hallar en ella; porque no soy yo uno de esos enamorados locos que abrazan incluso los vicios de sus amadas cuando pierden el juicio por la hermosa figura de una mujer. La única belleza que me satisface es esta: que ella sea casta, atenta, ni demasiado bonita ni fastidiosa, económica, paciente y cuidadosa de mi salud”.

Estos eran los requisitos que Juan Calvino buscaba en una esposa. Había permanecido soltero hasta la edad de 31 años, pero sus colegas reformadores William Farel y Martín Bucero le animaban a considerar la posibilidad del matrimonio por causa de su salud, de una casa en orden y de liberarse de esas preocupaciones para servir mejor a la iglesia. Incluso llegaron a ofrecerse para echarle una mano en el asunto.

La relación entre Calvino y su esposa es poco conocido, debido a que él entregó pocos detalles, y al respecto un autor resume el inicio de su relación de la siguiente manera:

“Alguien dijo cierta vez que todos los franceses son buenos amantes. Juan Calvino parecía trabajar duro contra esa idea. Siendo un bachiller de 31 años, Calvino anunció que él no era uno de “aquellos amantes desquiciados que abrazan también los vicios de los enamorados, que enloquecen con la visión de una bella figura … Educado en Francia y famoso por su obra en Ginebra, Calvino encontró esposa en la Estrasburgo de habla alemana, aunque sería más adecuado decir que ‘le encontraron una esposa’. La historia podría tener mucho éxito hoy como un reality show”37.

Al principio, Juan Calvino había sido reacio al matrimonio de los pastores, pero tras convivir con Bucero y ver el apoyo mutuo entre éste y su esposa, cambió de opinión. En cuanto Juan expresó su deseo de contraer matrimonio, varios de sus amigos le buscaron la mejor candidata.

Una de ellas era una mujer muy rica, pero Juan no quería vivir holgadamente y descuidar su relación con Dios, además ella no sabía francés. Por lo que rechazó la oferta. La segunda candidata era francesa y una fiel protestante, pero era quince años mayor que él. No podrían tener hijos, pero para él era muy importante formar una familia.

En 1538 Calvino fue exiliado de Ginebra y fijó su residencia en la ciudad de Estrasburgo, en Alemania. Durante este período pastoreaba una congregación de refugiados franceses entre los cuales estaban John Stordeur, de la ciudad de Liege, y su esposa Idelette de Bure.

Idelette de Bure (su nombre de soltera), nació en Geldern, fue la única esposa de Juan Calvino. Idelette vivió bajo la sombra de la persecución tanto en casa como en el extranjero. El primer esposo de Idelette fue Jean Storder, un pastor anabaptista de Lüttich con el que tuvo un hijo y una hija. El matrimonio Storder estaba fascinado con los sermones de Calvino y concordaba con sus doctrinas religiosas. Calvino se hizo amigo de la pareja y a menudo los visitaba en su casa en Estrasburgo. Pero no siempre fue así, pues en un principio, se había enfrentado con Calvino, pero tras el exilio de ambos de Ginebra se hicieron amigos.

Jean Storder, el marido de Idelette murió poco después a causa de unas fiebres, tras una plaga que se había desatado en la ciudad de Estrasburgo. No se tienen mayores antecedentes del noviazgo, pero Calvino comunicó sus intenciones a Idelette y está aceptó su propuesta de matrimonio. La unión se formalizó, sin embargo los numerosos viajes de Calvino a causa de su ministerio dificultaban mucho la relación.

Un año después de iniciar su vida conyugal, Calvino recibió una nueva oferta para regresar a Ginebra. Por lo que trasladó a toda su familia a su vieja residencia en la ciudad y retomó su ministerio allí. El regreso a su antiguo trabajo en la ciudad ginebrina no fue fácil. A pesar de encontrar un gran apoyo en su esposa, Ginebra era una comunidad problemática.

En la correspondencia de Calvino encontramos muy poca información sobre su matrimonio, y muy poco se sabe también de la misma Idelette, pero debió ser una mujer notable y una gran ayuda para el reformador de Ginebra. Su marido la llamaba “una mujer de raras cualidades” y “la fiel ayudante de mi ministerio”. Teodoro de Beza también la describe como una “dama sobria y honorable”.

Su vida no fue fácil. Vivir en el siglo XVI ya era bastante difícil si lo comparamos con nuestros niveles de vida actuales, con epidemias continuas, falta de cuidado médico y turbulencias civiles y políticas. Idelette vivió bajo la sombra de la persecución tanto en casa como en el extranjero. Su marido era considerado como un gran hereje por la Iglesia Católica Romana, y habría sufrido el mismo destino que otros mártires protestantes franceses de haber sido capturado. En Ginebra su vida se hallaba bajo constante amenaza por parte de los libertarios, que se oponían a todas sus reformas morales. No sabía si un día lo arrojarían al río para que se ahogara o al día siguiente lo lincharía una multitud enfurecida. Algunos ciudadanos le ponían a sus perros el nombre de Calvino para demostrar públicamente su opinión acerca de él.

A todo esto se añadió aún más tristeza. Su primer hijo, Jacques, nació prematuramente en julio de 1542, Idelette estaba gravemente enferma. Al escribir sobre su nacimiento a un hermano ministro, Calvino dice, “Mi esposa ha dado a luz de manera prematura, no sin extremo peligro. Que el Señor nos mire con misericordia38. Cuando ocurrió la muerte del niño, Calvino escribe otra vez, “Mi esposa regresa su gratitud por tanta consolación amistosa y piadosa. Ella podría contestar sólo por medio de un secretario, y sería muy difícil para ella incluso dictar una carta. El Señor ciertamente ha infligido una herida severa y amarga por la muerte de nuestro pequeño hijo. Pero Él mismo es Padre, y sabe lo que es necesario para sus hijos”39.

Dos años después, nació una hija, el 30 de mayo de ese año Calvino escribe a Farel: “Mi pequeña hija lucha con una fiebre contínua”40, y lamentablemente perdió la batalla. Más tarde, llegó un tercer hijo que también murió en la infancia, del cual ella nunca se recuperó.

Respecto a sus hijos, Calvino señaló, “El Señor me dio un hijo, pero pronto se lo llevó. Se reconoce esto entre mis desgracias, que no tenga hijos. Tengo miríadas de hijos a lo largo del mundo cristiano41. Aquellas palabras reflejan un profundo consuelo en la Providencia Divina, uno de los distintivos de la teología calvinista, pues qué duda cabe: para los padres una de las pruebas más profundas es la enfermedad de un hijo y uno de los dolores más terribles y difíciles de asimilar la muerte de un hijo.

Idelette continuó con una salud muy débil, haciendo muy lentamente su trabajo por la casa y el jardín, además de la debilidad, la afectaba una tos permanente que fue la que le habría de arrebatar la vida. Sin embargo, era ella la que traía el orden y paz en la casa, cuando estaba bien, ella misma recibía al mar de visitantes que llamaban a la puerta42, a muchos de ellos alimentó y hospedó, a pesar de sus enfermedades la casa de Calvino estaba abierta a los huéspedes: “Tu hospitalidad en el nombre de Cristo es conocida por toda Europa”, alguien escribió dos años antes que Idelette muriera43.

Cuando cayó enferma, el doctor Textor se encontraba con frecuencia al lado de su cama, y aunque hicieron todos los esfuerzos, pronto se supo que sus horas estaban contadas. En agosto de 1548, Calvino le escribió a Viret:

“Mi esposa se encomienda a tus oraciones. Está tan postrada en su enfermedad que apenas puede sostenerse. A menudo parece hallarse mejor, pero pronto recae”44.

Su flaqueza y sus accesos de tos, eran quizás signos de tuberculosis, enfermedad desconocida por los médicos de esos tiempos. A principios de marzo de 1549, Idelette se puso tan débil que tuvieron que ayudarla a levantarse de la cama, así comenzó a esperar su muerte. Nunca se había quejado en vida, y no iba a quejarse ahora. Calvino no se separó de la cama de su esposa.

Tres días antes de su fallecimiento, un grupo de personas se juntó en su habitación para orar junto a ella, uno de los pastores “en nombre de los demás la exhortó a la fe y la paciencia”. Ella testificó brevemente debido a que se encontraba muy fatigada acerca de la esperanza que había en su corazón. Calvino le aseguró que cuidaría de sus hijos, el joven que se encontraba en Estrasburgo y la pequeña Judith que habitaba con ellos en la casa de la calle del Cañón. Idelette respondió con un susurro “ya los he encomendado al Señor”. Calvino respondió que de todos modos haría lo que pudiera por ellos a lo que ella respondió: “ya sé que no descuidarás a quienes tú sabes que han sido encomendados al Señor”45.

El 29 de marzo, fue visitada por un pastor para consolarla, ella habló con voz muy fuerte:

“Oh gloriosa resurrección, ¡Oh, Dios de Abraham y de todos nuestros padres! Tu pueblo ha confiado en ti desde el principio y en todas las edades. Ninguno de ellos ha sido avergonzado. También voy a buscar tu salvación”46.

Fue trasladada de habitación y comenzó a decaer, Calvino relata:

“Cuando sintió que su voz le fallaba, repentinamente, dijo: ‘Oremos, oremos, orad todos por mí’. En esto ya se había vuelto, ella ya no podía hablar y su mente parecía turbada. Después de susurrarle al oído algunas palabras acerca del amor de Cristo, de la esperanza de la vida eterna y de nuestra vida matrimonial y su partida, empecé a orar... Ella parecía oír la oración atentamente; pero antes de las 8 había fallecido, con tanta calma que los que se hallaban presentes apenas pudieron distinguir si estaba viva o muerta”47.

Pierre Viret describe la condición de su amigo como “un corazón tan roto y lacerado” que a la vez buscaba la fuerza para que la pena no lo venciera y poder seguir cumpliendo con sus deberes. Calvino nunca volvió a casarse. Respecto al impacto duradero que Idelette supuso en la vida y el ministerio de su marido, dejaremos que sea el propio Calvino el que hable por sí mismo: 

“Sabes bien qué tierna, o más bien blanda, es mi mente. Si no se me hubiera concedido un poderoso autocontrol, no podría haber resistido tanto tiempo. Y ciertamente, la mía no es una clase de dolor corriente. He sido privado de la mejor compañía de mi vida, de una que, si hubiera estado así dispuesto, habría compartido con gusto no sólo mi pobreza sino también mi muerte. Durante su vida, ella fue la fiel ayudante de mi ministerio. Nunca experimenté por su parte la más mínima pega. Nunca me creó ningún problema, y procuraba no preocuparme durante todo el curso de su enfermedad, y estaba más ansiosa por sus hijos que por ella misma. Como yo me temía que estas preocupaciones mías podrían molestarla, tres días antes de su muerte le mencioné que no dejaría de cumplir con mi deber hacia sus hijos. A lo que ella, yendo directamente al grano, respondió: ‘Ya los he encomendado a Dios’. Cuando le dije que no me impidiese cuidar de ellos, ella contestó: ‘Ya sé que no dejarás de cuidar lo que sabes que te ha sido encomendado por Dios’. Su bondad era tan grande que parecía haber abandonado ya el mundo.

Sobre la hora sexta del día, en la que entregó su alma al Señor, nuestro hermano Bourgouin (un anciano de la iglesia de Ginebra) le dirigió algunas piadosas palabras, y mientras lo hacía, ella habló en voz alta, para que todos vieran que su corazón se estaba levantando por encima de este mundo”48.

La vida en casa continuó con su rutina estaba Antoine, hermano de Juan Calvino, y su familia, así como Judith la hija de Idelette hasta que se casó. Calvino tenía un criado jorobado llamado Pierre que administraba la casa, pero esa casa era muy diferente sin Idelette. “Mi esposa, mujer de cualidades extraordinarias, murió hace un año y medio”, escribió Calvino en 1550, “Y yo he escogido ahora voluntariamente llevar una vida solitaria49.

Mujeres con influencia política

Un interesante contrapunto es notar que la presencia y acción de las mujeres en la Reforma Protestante no solamente se centró en el ámbito doméstico o el entorno inmediato de sus protagonistas, sino también en altas esferas de influencia política, o “en la casa del César” como se podría parafrasear en el lenguaje neotestamentario. Las ideas reformadas, a pesar de haber sido fuertemente perseguidas desde las monarquías y el Papado mismo, lograron llegar hasta las cortes y con ello ejercer una notable influencia en las vidas de varias mujeres que llevando sus convicciones favorecieron la causa reformada aún a riesgo de su propia integridad.

Margarita de Navarra50

Margarita de Navarra, de Angulema o de Orléans (11 de abril de 1492-21 de diciembre de 1549), como también se le conoce51. Margarita fue una poeta humanista reconocida, además de ser una persona de convicciones firmes, con todo y que se vio exigida por las costumbres de las cortes y fue capaz de superar la banalidad de su clase social

Extendió su patrocinio financiero a los teólogos de la Reforma, dio refugio a las víctimas de las primeras persecuciones de principios del siglo XVI. Incluso Juan Calvino fue uno de sus refugiados cuando huía de París antes de ir a Ginebra, también protegió a Gerard Roussel, Lefevre d’Etaples, y Clemente Marot de la persecución52.

Se le dio el título de “primera ministra de los pobres”, a pesar de que era la reina de Navarra. Fue también una escritora creativa. En una época inmoral, cuando la corte francesa se deleitaba con la lectura de los cuentos del Decamerón, de Boccaccio, ella escribió el Heptamerón, en el que denunció a los clérigos inmorales, por lo que se arriesgó a ser asesinada. Su objetivo con aquella obra que escribió fue introducir la moralidad, el modelo bíblico para un público que no leía la Biblia. Al final de cada cuento puso un comentario y un versículo de la Escritura. Su correspondencia incluye desde Erasmo de Roterdam a una variedad de Papas, a Calvino y muchos otros reformadores53.

Sin duda, fue también una reformadora que luchó por la causa protestante. Ya que fue la primera mujer en desempeñar un papel activo en los esfuerzos del Círculo Evangélico de Meaux y en promover el estudio y la publicación en francés de las Escrituras traducidas del arameo, hebreo y griego, en busca del camino a la salvación personal mediante la Biblia. Tradujo al francés la Meditación sobre el Padre Nuestro de Lutero. Fue autora de varios poemas, entre ellos Prisiones54.

A pesar de su posición, fue perseguida por la poderosa Universidad Católica Romana Sorbona debido a las tendencias evangélicas de sus propios escritos y reclamaciones que de haber sido cualquier otro autor, éste podría haber sido quemado en la hoguera. Pero ella, era la hermana del Rey55. Por su creencia de que la salvación eterna podía ser recibida gracias a la sinceridad de la fe individual y del arrepentimiento sincero por los pecados más que de oraciones rutinarias, peregrinaciones, buenas obras o ritos religiosos fue rechazada por la Facultad de Teología de la Universidad de París y por los miembros de la corte que condenaron su proselitismo considerándolo peligroso para la estabilidad de la corona56 Sin embargo, eso no fue obstáculo para tratar de crear en su reino un ambiente propicio para el movimiento protestante.

Sus acciones incluyeron dar refugio a reformadores perseguidos, solicitando y consiguiendo de su hermano Francisco I, Rey de Francia, el perdón y la cancelación de muchos procesos incluyendo del propio Calvino, más tarde en gratitud por este perdón Calvino dedicaría la Institución de la Religión Cristiana al Rey y siguió manteniendo frecuente correspondencia con Margarita. En su reino de Navarra, la cena se distribuía en sus dos partes, los sacerdotes podían casarse y llevaban ropa de calle, además de que el idioma para el culto no era el latín, sino el de la gente.

Su hija Juana de Albert fue testigo del maltrato que su padre le infringió por rezar oraciones protestantes. Cuando murió, el tributo más importante que se le ofreció fueron las lágrimas derramadas por su pueblo alrededor de su tumba.

Catalina de Borbón

Fue hija de la reina Juana de Navarra y Antonio de Borbón y nieta de Margarita de Navarra (Angulema, hermana del rey Francisco I de Francia). Su madre como y abuela fueron ejemplares en cultura y amor por su fe reformada.

Fue educada, junto con su hermano (el futuro rey de Francia), en un cristianismo consecuente; su madre había hecho profesión pública de fe calvinista la navidad de 1560. Durante trece años fue preparada a través de la enseñanza en las artes y cultura, pero especialmente en el temor de Dios por los brazos protectores de su madre, y todo ello en medio de dificultades sin número (guerras de religión, persecuciones, traiciones, deserción religiosa y moral de su padre, etc.). El cristianismo que la madre de los hermanos trató de inculcar se resumía en dos conceptos: “Firmeza”, y “Hasta la muerte”. Catalina mantuvo su fe firme.

Sin embargo, no podemos decir lo mismo de su hermano el príncipe Enrique, pues su fe tenía una fuerte competencia ante la influencia de los valores de la educación y práctica política católica. De tal manera que ante la posibilidad de acceder al trono y siguiendo la máxima de “París bien vale una misa” que le propuso uno de sus consejeros57, de esta manera aplicó la llamada razón de estado (es decir, la justificación, basada en la conveniencia política, que un gobierno o individuo aduce para actuar de una manera determinada) y renunció a la fe protestante a través de varios episodios de abjuraciones hasta el ritual final para ser coronado rey de Francia en 1594.

Cuando su hermano le propuso, bajo amenazas de negarle su protección, también la conveniencia de su conversión a la iglesia papal, Catalina le contestó: “Si me desamparáis, Dios nunca lo hará: esa es mi confianza. Prefiero ser la más miserable en la tierra, que dejarle por los hombres.” Siempre mostró gran respeto a su hermano, como hermano y como rey, pero sin negar el fundamento donde se encontraba para ella la fuente de toda autoridad y respeto: la fidelidad a la Escritura.

Un episodio trágico en la vida de Catalina fue cuando abjuró de su fe protestante en el contexto de la de su propio hermano en la masacre de la noche de San Bartolomé. En ese momento tenía 13 años (acababa de perder a su madre y estaba en un ambiente infernal en París), y así permaneció varios años. Pero luego se reafirmó en su calvinismo hasta su muerte. Cuando tuvo que vivir la renuncia de su hermano a la fe de su madre para ser coronado rey de Francia, ella se mantuvo fiel, y así lo refirió expresamente a Teodoro de Beza (del que solicitaba se orase por ella en tan difícil situación).

En 1577, a la edad de 18 años fue nombrada regente de sus territorios por su hermano, allí se dedicó en cuerpo y alma a la preservación de la obra religiosa y política que había iniciado su madre. No fue fácil, pues algunos sectores nunca admitieron de buen grado las reformas religiosas y políticas instauradas por Juana de Albret. Debió defender los derechos de esos territorios, especialmente del Bearne y del reino de Navarra, en el proceso de coronación de su hermano (Enrique III de Navarra y IV de Francia), que al final quedan excluidos de la anexión a Francia, conservando su autonomía y leyes propias.

Catalina fue la reconocida (aunque muy borrada de la memoria histórica) defensora de los derechos de los hugonotes en la corte, donde ganó para ellos batallas muy importantes, aunque sin el ruido de las armas en el campo abierto. Sin duda, es el pilar necesario para comprender incluso el edicto posterior de tolerancia de Nantes. Y a pesar de que solo fue regente de unos pequeños y problemáticos territorios, es toda una mujer de estado, pero sin seguir los patrones de la época. En este sentido es el contrapeso de la acción de su hermano. Catalina se podría considerar la propulsora de una política “laica”.

Como cristiana fiel era consciente de sus deberes y responsabilidades. Renunció por ello a sentimientos y gustos; no pudo casarse con quien amaba. Su hermano “la casó” en 1599 como parte de un tratado político. Ella aceptó, pero con una sola condición: conservar la fe de su casa. Catalina escribió:

“Oh Dios, tú has prometido, por tu bondad divina, ayudar a los afligidos que acuden a ti. Mi corazón está lleno de aflicción. Padre, consuélame, hazme sentir el efecto de tu favor divino... Mi pecado aborrezco. Perdóname, Señor, mira tu promesa y no mi error, en tu bondad espero, no en mi inocencia... Cuando hay que ir a escuchar tu palabra, mis pies se entumecen y van a paso lento, pero si hay que ir a las diversiones mundanas, en lugar de caminar, parece que vuelo... Pero recíbeme, Señor, de mirada dulce y propicia, pues reconozco mis pecados ante ti. Mira a tu amado Hijo, sacrificado por mí, quien tomando mis pecados, me reviste de su justicia...58

Jeanne d’ Albret

Jeanne d’ Albret fue hija de Margarita de Navarra y madre del futuro rey de Francia, Enrique IV59, quien fue el primer monarca de la dinastía borbón en subir al trono de Francia, fue monarca del reino independiente de Navarra, donde nunca se aplicó la ley sálica y, como reina, tras convertirse oficialmente al protestantismo en 1560, introduce la Reforma en Navarra (Baja Navarra o Baxenabarre) y Bearne, imponiendo el calvinismo en sus territorios, a partir del 19 de julio de 1571, fue la primera gobernante que hizo del protestantismo religión de estado,

Jeanne era testaruda y tenaz desde su infancia, cualidades que la prepararon bien para convertirse en una líder inquebrantable en las guerras hugonotes. Es famosa (justamente) por las anécdotas que rodean su primer matrimonio con el duque alemán de Cleves.

Sorprendida por el rey Francisco, Jeanne parece haber asumido la responsabilidad de escribir una declaración formal, después de implorar al rey en su rostro —un acto audaz para cualquiera, y mucho menos para una niña de once años—, con firmas de testigos, declarando su oposición inequívoca a la próxima boda. Ella hizo esto de nuevo mientras la boda se acercaba, y cuando el día de la boda llegó, tuvo que ser literalmente llevada por el pasillo. El matrimonio nunca se consumó debido a su juventud, y más tarde fue anulado debido a las corrientes políticas cambiantes, esto sucedió cuando tenía once años de edad.

La madura Jeanne adoptó un enfoque muy diferente de la Reforma que la de su madre, Margarita de Navarra. Mientras que Marguerite prefirió trabajar discretamente, a través de la diplomacia y las lealtades cuidadosamente equilibradas a ambas iglesias, y trabajó para reformar la iglesia católica romana desde dentro mientras protegía a los reformadores perseguidos, Jeanne decidió, después de la muerte de sus padres, convertirse públicamente al protestantismo, y luchar abiertamente por la Reforma. Jeanne tuvo que enfrentarse a la oposición en la corte, de su propio esposo (quien más adelante se convertiría en católico), y de los ejércitos enemigos como un importante líder político de los hugonotes.

Durante su mandato, se tradujo al euskera el Nuevo Testamento, encargando el sínodo calvinista de Pau tal empresa a Joannes de Leizarraga (1506-1601), que dio por título a la traducción “Iesus Christ gure Jaunaren Testamentu Berria” (Nuevo Testamento de nuestro Señor Jesucristo), siendo este uno de los textos más antiguos escritos conservados en esta lengua60.

Trabajó estrechamente con hombres como Coligny y Condé durante la Tercera Guerra Hugonote, e incluso reunió a las tropas hugonote en persona. Instituyó políticas oficiales de Reforma en su propio reino de Navarra y patrocinó traducciones del Nuevo Testamento al euskera natal de su pueblo. Cuando Felipe II de España envió a un embajador para presionarla en un momento dado, Juana le respondió:

“Aunque soy una princesita, Dios me ha dado el gobierno de este país para que yo lo gobierne según su Evangelio y le enseñe sus leyes. Confío en Dios, que es más poderoso que el Rey de España”61.

Elizabeth I

A menudo referida como La Reina Virgen, Gloriana o La Buena Reina Bess (Greenwich, 7 de septiembre de 1533-Richmond, 24 de marzo de 1603) fue reina de Inglaterra e Irlanda desde el 17 de noviembre de 1558 hasta el día de su muerte. Elizabeth fue la quinta y última monarca de la Dinastía Tudor.

Hija de Enrique VIII, nació como princesa, pero su madre, Ana Bolena, fue ejecutada cuando ella tenía tres años, con lo que Elizabeth fue declarada hija ilegítima. Sin embargo, tras la muerte de sus hermanos Eduardo VI y María I, Elizabeth asumió el trono.

El reinado de la reina Elizabeth I de Inglaterra fue uno de los más largos y determinantes de la historia de su país. Llegó al poder después de ver cómo su madre era decapitada por orden de su propio padre y vivir unos años recluida y alejada del orden sucesorio. Pero el destino quiso que Elizabeth subiera al trono en 1558 y reinara sobre Inglaterra e Irlanda hasta su muerte, en 160362. La reina estrechó lazos con Francia, se enfrentó a su rival María de Escocia y plantó cara al imperio de Felipe II. Una de las primeras medidas que tomó fue establecer una iglesia protestante independiente de Roma, que luego evolucionaría en la actual Iglesia de Inglaterra, de la que se convirtió en la máxima autoridad.

El principal objetivo de Elizabeth I al sentarse en el trono fue poner orden en la cuestión religiosa que venía sacudiendo el país desde tiempos de Enrique VIII. Su estrategia en este sentido consistió en el restablecimiento del anglicanismo como religión oficial.

A pesar de haber sido coronada según el rito romano, Elizabeth pronto evidenció su voluntad de continuar la política eclesiástica de su padre. En ello se dejó guiar por consideraciones puramente políticas: la reina deseaba ejercer la autoridad eclesiástica suprema, lo que al mismo tiempo la oponía a católicos y calvinistas. Actuando con gran prudencia, promulgó en 1559 el Acta de Supremacía que puso nuevamente en vigor las leyes religiosas de Enrique VIII y Eduardo VI, abolidas en tiempos de María Tudor. Una parte integral de la conciencia histórica protestante fue el martirio de los protestantes ingleses con la hija de Enrique VIII y hermanastra de Elizabeth, «María la sangrienta». El libro de los Mártires de Foxe (1563), que detallaba del modo más cruento este martirio, fue enormemente popular durante el periodo victoriano63.

El edicto de 1559, aunque reforzaba el protestantismo y declaraba la celebración de la misa ilegal, era excepcionalmente tolerante con la población católica. Los católicos quedaron en principio exentos de la asistencia obligatoria a la iglesia parroquial a cambio del pago de una moderada contribución, y la celebración privada de su culto no fue perseguida excepto en los casos en que se sospechara traición a la monarquía.

El Acta de Uniformidad, votada ese mismo año por el Parlamento, restableció el Libro de la Plegaria Común de Eduardo VI eliminando las fórmulas que pudieran resultar más ofensivas para los católicos. Los obispos católicos nombrados durante el reinado de María I protestaron e Elizabeth respondió deponiéndolos a todos, quedando así renovada por completo la alta jerarquía eclesiástica del reino. Sin embargo, Elizabeth se cuidó de no verse superada por el fanatismo protestante. En 1563, cuando el Parlamento adoptó la profesión de fe de los Treinta y Nueve Artículos que rechazaba la transubstanciación y sólo admitía dos sacramentos, la reina decretó al mismo tiempo el mantenimiento de la jerarquía y la liturgia católica.

Elizabeth tuvo que hacer frente a una doble oposición: la de los católicos, que se consideraron desligados de su deber de lealtad tras la excomunión de 1570 y que pusieron sus esperanzas en la católica reina de Escocia, María Estuardo, y la de los calvinistas presbiterianos, que rechazaban la jerarquía episcopal y cualquier vestigio de catolicismo dentro de la Iglesia reformada. Elizabeth recrudeció las medidas represivas contra la disidencia religiosa. La celebración de la misa católica fue prohibida por completo, así como los sínodos presbiterianos de los calvinistas, que ya por entonces comenzaban a conocerse como puritanos. En 1595 se hizo obligatoria, bajo pena de prisión, la asistencia al culto anglicano. Sin embargo, hubo muchas menos ejecuciones por motivos religiosos durante los veintiocho años del reinado isabelino que durante los cinco en que María Tudor se sentó en el trono. La obra religiosa de Elizabeth fue duradera: dio al anglicanismo su carácter definitivo y emprendió el camino hacia la convivencia de las distintas sectas religiosas64.

Su reinado sentó las bases de un largo tiempo de hegemonía inglesa sobre los mares y amplios territorios de ultramar. También fueron años de gran esplendor en el mundo del arte y de la literatura, con Marlowe y Shakespeare como adalides de las letras inglesas. Solamente su extraña aversión al matrimonio y su empeño por ser recordada como la reina virgen exaltando su relación con su pueblo por encima de un solo hombre, hicieron de ella un personaje un tanto excéntrico y misterioso.

Intelectuales y líderes, una labor profunda y a veces polémica

La diversidad de caracteres, escenarios, labores y aportes de diversas mujeres a la causa protestante no deja de sorprender, es así como su influencia se hizo sentir también en el ámbito de la producción intelectual y teológica, esta última no exenta de polémicas y desafíos que impulsaron a reconsiderar los alcances de la reforma y su implementación en la vida de las comunidades eclesiásticas.

Marie Dentière

Inscripción del nombre de Marie Dentière en el Muro de los Reformadores en Ginebra, en la parte posterior de la estela dedicada a Zwinglio.

Nacida en 1495 en una familia de rango noble en Tournai, Francia, Marie Dentière recibió una muy buena educación, ingresó al convento agustino de Prés-Porchins contra su voluntad, pero con el paso del tiempo llegó a ser elegida abadesa65.

Cautivada por la teología de Martín Lutero, Marie dejó el convento en el año 1525, Para lograr salir y escapar del convento de Tournai y tomó 500 ducados del tesoro de la abadía. Fue perseguida como muchos otros protestantes y se refugió en la ciudad de Estrasburgo. En 1528, tomó otra decisión radical al casarse con el ex-sacerdote Simón Robert, tuvieron dos hijos. Juntos se trasladaron a las afueras de Ginebra para predicar las doctrinas de la Reforma, lo que les convirtió en el primer matrimonio que dirigió una comunidad evangélica en territorio francófono y donde Simón prestó servicios como pastor hasta su muerte cinco años más tarde.

Un reformador escribe que Marie y Simón Robert “fueron los primeros esposos que aceptaron una asignación pastoral para la Iglesia Reformada”. La pareja tuvo cinco hijos, pero Robert murió en el año 1533.

En 1535, Marie se había casó con Antoine Froment, otro pastor reformado66, predicador, y ayudante de Guillermo Farel en Ginebra en sus campañas de evangelización. Ambos pastorearon varias comunidades (Yvonand, Massongy y Chablais). La pareja abrió un pequeño internado para niñas ofreciéndoles una formación que incluía griego y hebreo. Del aquel segundo matrimonio, nació su hija Judith67.

La mayoría de lo que sabemos de Dentière, lo cual no es mucho, proviene de tres documentos atribuidos a ella. La primera de sus obras escritas, cuenta los eventos de 1532-1536 en Ginebra desde el punto de vista de los reformadores. Dentière fue quizá la primera escritora protestante que dio testimonio presencial de ese tiempo tumultuoso, y fue de las primeras mujeres, sino la primera, en articular y defender la teología reformada en el idioma francés68.

El 25 de agosto de 1536, durante su visita al monasterio de Juicy, con el fin de atraerlo a la Reforma, declaró:

“He vivido durante mucho tiempo a la sombra de la hipocresía, pero solo Dios me hizo ver mi estado y me trajo a la verdadera luz de la verdadera fe”69.

Marie creía importante reformar las doctrinas religiosas de su época, pero también fue una líder innovadora al proponer que se ampliara el papel de las mujeres en la religión. Argumentaba que hombres y mujeres están igualmente calificados para interpretar las Sagradas Escrituras y los aspectos de la fe. Cuando se presentaban a debates teológicos o predicaciones usaba directamente el texto bíblico, siempre interpretando pasajes donde las protagonistas eran mujeres, defendiendo el ministerio femenino y volviendo sus argumentos en contra de sus detractores en contra del ministerio de la mujer:

“¿Qué predicadores han hecho más que la mujer Samaritana que no se avergonzó de predicar a Jesús y su palabra, confesándole abiertamente a todo el mundo, tan pronto como oyó de Jesús que uno debe adorar a Dios en Espíritu y en verdad? O ¿Hay otra como María Magdalena, de quién Jesús sacó siete demonios, capaz de presumir de haber tenido la primera revelación del gran misterio de la resurrección de Jesús? Y ¿Por qué no la otra mujer, a quién, en lugar de a hombre su resurrección fue anunciada por su ángel, recibiendo el mandamiento de hablar, predicar y declararla a los demás?”70.

De allí que se considere a Marie Dentière como una teóloga reformadora. Desempeñó un papel activo en la religión y política de Ginebra, participó activamente en el cierre de conventos y fue considerada como predicadora a la par de Calvino y Farel. Redactó una serie de escritos muy revolucionarios para su tiempo. Fue considerada por Calvino y algunos otros reformadores como una mujer que ejercía mala influencia sobre su marido con una personalidad radical71. Por ello, muchos de sus escritos y cartas fueron prohibidos, y destruidos como La Epistre, carta suya escrita a Margarita de Navarra hermana del Rey de Francia donde alentaba fuertemente a la expulsión del clero católico en Francia y criticaba la estupidez de los protestantes por obligar a Calvino y Farel a abandonar Ginebra. Incluso dentro del círculo femenino, Dentière no gozó de popularidad72.

En la Epistre Tresutile también se refiere al escaso papel que las mujeres desempeñaron para realizar la Reforma, allí señaló:

“¿Tenemos dos evangelios: uno para hombres y otro para mujeres? Tampoco los calumniadores y enemigos de la verdad tienen el derecho de acusarnos de excesiva arrogancia, ni puede un verdadero creyente decir que las mujeres están traspasando sus derechos cuando hablamos a otra acerca de la Sagrada Escritura”73.

En una de las cartas dirigidas a Margarita de Navarra, expuso sus argumentos sobre el ministerio femenino: “no debemos no más que los hombres, cubrir y enterrar con tierra lo que Dios nos ha dado y revelado a nosotras las mujeres74. Marie no compartía la idea de su época y de los reformadores, de ser una buena esposa sumisa y abnegada, buena ama de casa, receptora y pasiva de la doctrina, mencionaba:

“Pareciera que la “alianza” que colocamos en nuestra mano el día del matrimonio fuera como el anillo de Giges, que tenía la propiedad de hacerla invisible; pero en nuestro caso no para protegernos de nuestros enemigos sino para arrebatarnos el derecho al tiempo y al espacio, para impedirnos el acceso al ágora”75.

Llegó a ser una participante activa de la Reforma Protestante, predicaba en oposición al celibato y a favor del papel activo de las mujeres en la nueva iglesia. Ella fue un agente dinámico en la reforma. Su esposo Froment76 tampoco estaba de acuerdo con ver a la mujer desde esta perspectiva, fue él quien le ayudó a publicar su obra la Epistre con el impresor ginebrino Jean Girard77. Marie esperaba el mismo apoyo de parte de Calvino del cual no lo recibió jamás, sino todo lo contrario. Una de las controversias entre Marie Dentière y Calvino fue acerca de su dura crítica contra las vestiduras grandes y pomposas de los ministros, pues veía sus ropajes como exagerados y prefería algo menos ostentoso78.

Muchos de sus escritos se le atribuyeron a su esposo quien gozaba de fama de buen predicador, algunos editores se han dado cuenta de la gran diferencia que existía entre los textos de Marie y los de su esposo. “Tanto uno es vivo y lleno de astucias retóricas- se refiere a Marie- como el segundo es pesado… Las frases de Marie son sueltas y bien construidas, a menudo entre cortada y lacónica. Ella aprieta el paso y Fromet se arrastra79. Marie manejaba argumentos teológicos y su orientación teológica estaba más influida por Farel y Zwinglio que por Lutero. Considerada por muchos una de las primeras teólogas laicas feministas, defendió con gran convicción las ideas de la Reforma y el papel de las mujeres en la Iglesia y su labor no estuvo exenta de polémicas.

Hacia 1561, el año en que Marie falleció, la tensión entre Marie y Calvino disminuyó, y el respeto y la admiración de parte de Calvino hacia Marie había aumentado. Calvino hasta le pidió que escribiera el prefacio de su sermón impreso sobre la modestia de la mujer según 1 Timoteo 2:8-1280. El 3 de noviembre de 2002 se añadieron más nombres al Monumento Internacional de la Reforma en Ginebra, entre ellos el de Marie Dentière81.

Olimpia Morata

Olympia Fulva Morata destacó desde joven por su inteligencia y su erudición. Conocedora del griego y el latín escribió muchas obras relacionadas con la religión y el pensamiento. Nació en Ferrara en 1526. Su padre, Fulvio Peregrino Morato fue un humanista y maestro en la lujosa corte de Ferrara. Olympia aprovechó los conocimientos y las clases de su padre a los jóvenes hijos de los duques y así pudo tener acceso a importantes obras de Aristóteles, Cicerón, Ovidio y otros grandes autores de la cultura clásica griega y romana.

Luego de la muerte de su padre en 1548, nada la ligaba a la corte de Ferrara. Un año después, conoció a Andrew Grunther, un profesor alemán defensor de la Reforma protestante del que se enamoró. En 1550 se casaron por el rito protestante y tras un breve periodo de tiempo aun en Italia, Olympia y Andrew marcharon a vivir a Alemania donde retomó sus estudios centrados tanto en los textos clásicos como en las Escrituras y empezó a escribir.

En 1553, Schweinfurt, donde la pareja se había instalado, fue asediada por las tropas del emperador Carlos V. Su defensa de la Reforma Protestante hizo que Olympia y Andrew tuvieran que huir en busca de refugio en alguna de las cortes defensoras de la nueva postura religiosa. Finalmente consiguieron establecerse en la corte de los Erbach. Poco tiempo duró la felicidad de la joven escritora quien, dos años después de la epidemia de peste que asoló algunas ciudades europeas terminó con su vida. Murió en Heidelberg el 26 de octubre de 1555.

Durante su vida, escribió diálogos, cartas latinas y griegas (incluyendo cartas de amor en latín para su esposo), un popular salterio griego y más. Teodoro de Beza, uno de los más grandes clasicistas y teólogos de la Reforma, incluso escribió un elogio para ella82.

Gracias al empeño de su marido y amigos humanistas, las cartas de Olympia Morata, sus poesías y sus obras fueron recuperadas y publicadas después de su muerte. Su corta pero fiel vida fue bien resumida en marcha en sus propias palabras cuando escribió:

“No hay ninguna parte del mundo tan distantes que no estaríamos encantados de vivir en ella, si pudiéramos servir a Dios allí con plena libertad de conciencia“83.

Catherine Zell

Fue de las pocas mujeres que en la Reforma Protestante desarrollaron un papel fuera de lo común. Predicaba junto a su esposo. Escondió a refugiados y escribió algunos ensayos e himnos84. Después de la muerte de sus dos hijos se dedicó a predicar y apoyar la fe anabaptista.

Escribía de sí misma:

“Siempre, desde que tenía diez años de edad, he sido estudiosa y una especie de madre de la iglesia, muy dada a asistir a los sermones. He gustado y frecuentado la compañía de hombres de saber, y he conversado mucho con ellos del Reino de Dios”.

Se consideró a sí misma como “madre de la Iglesia”, y durante la Guerra de los Campesinos (1524-1525) organizó un servicio de acogida para los desplazados por el conflicto y atendió a cientos de víctimas. En su texto comentando el Padre Nuestro, comparó a Dios con una madre que conoce los dolores del parto, exigió el diaconado para la mujer y reivindicó la participación pública de las mujeres reformadoras85. Sin embargo, debía firmar algunos de sus escritos con el nombre de su marido, Matthäus Zell, como pseudónimo.

En 1562, gravemente enferma, predicó poco antes de morir en los funerales de dos mujeres anabautistas, a las que todos los pastores de la ciudad les habían negado una sepultura86.

Úrsula Münstenberg

Nació entre 1491-1495 y murió en 1534. Fue monja en el Convento de la orden de María Magdalena de la penitencia en Freiberg, Sajonia. Luego de adherirse al movimiento de reforma, encabezó el movimiento para infiltrar la doctrina luterana en su convento, para tal efecto introdujo los libros de Lutero de contrabando. Huyó del convento en 1529. Rechazó la vida de enclaustramiento de las monjas inspirada por el texto “Id por todo el mundo y predicad el evangelio87.

Ursula Weyda

Cuando tenía 20 años, siguió el ejemplo de Von Grumbach, publicando un folleto en el que argumentaba en contra del abad de Pegau, un monje benedictino en Sajonia, que había señalado como herejes a todos los que estuvieran de acuerdo con Lutero.

Citando numerosos pasajes bíblicos, Weyda adoptó una postura sobre la Biblia, la iglesia, el matrimonio y el celibato, denunciando los abusos de la iglesia y la corrupción en las abadías. En respuesta, una persona anónima escribió un folleto publicado que sugería, dice McMillan, que las mujeres que hablan deben estar “sexualmente frustradas88.

Elisabeth Cruciger

Su boda fue la primera de acuerdo con los principios protestantes. Participó en discusiones teológicas con Lutero y Melanchton quien la consideraba una mujer inteligente. Escribió un himno, “El hijo único del cielo”, lo cual causó controversia pues las mujeres no escribían himnos en ese tiempo y normalmente se le atribuye a Andrew Knoepken89.

Elisabeth Von Brandenburg

En 1517 recibió por primera vez la eucaristía de manos de un ministro luterano lo cual enojó grandemente a su marido Joachim I quien la quería encarcelar con pena de cadena perpetuaElisabeth huyó defendiendo la postura de que una mujer debe decidir por sí misma su propia religión, a causa de ello sufrió pobreza y soledad, sin embargo influyó en la Reforma protestante de Dinamarca90.

Algunas conclusiones

Realizar esta investigación no fue una tarea fácil, pero sí tremendamente enriquecedora. A pesar de las corrientes de la historiografía y cultura fue posible encontrar las huellas de mujeres piadosas dispuestas a servir a Dios y a sus hermanos y compañeros. De algunas, probablemente nunca podamos saber sus nombres, ocupaciones o nacionalidad pero a través de su servicio prepararon el camino y sostuvieron a quienes desempeñaron las labores más públicas.

Otras fueron conocidas por ser las compañeras o esposas de los reformadores, su servicio fue notable y destacable en tiempos en los cuales las labores más sencillas son poco valoradas, pero vaya qué complicado es cuando faltan y qué difícil hubiese sido para esos varones el haber llevado a cabo su trabajo sin el apoyo de sus compañeras. Finalmente, otras mujeres cargaron con el peso de llevar la autoridad y sus convicciones en medio del constante examen y oposición de sus cortes.

Con la llegada de la Reforma de la mano de Lutero, se empieza a operar un gran cambio en cuanto a las mujeres: Se produce un rechazo del celibato y una visión positiva del matrimonio como una de los instrumentos que libera a las mujeres de la misoginia y de la denigración. Elizabeth Ahme señala que:

“La valoración que Lutero hace de la mujer viene marcada básicamente por el hecho de que ella ha sido creada por Dios y salvada por Cristo. Con esto Lutero superaba todos los obstáculos que había para que una mujer llegara a la plenitud, y abría el camino de una feliz aceptación y afirmación del papel que Dios le ha marcado”91.

Incluso en la actualidad, la Iglesia Católica romana describe el convertirse en sacerdote como “tomar las órdenes sagradas”, sin embargo Lutero tomó ese concepto y lo modificó: “Las verdaderas santas órdenes y fundamentos piadosos establecidos por Dios son estos tres: el oficio sacerdotal, la familia y el gobierno civil92. Por oficio sacerdotal, quiere decir “aquellos que están implicados en el servicio pastoral o el ministerio de la Palabra”. Pero no son solo los líderes de la iglesia quienes toman las órdenes sagradas. Padres, madres, hijos, siervos, príncipes, jueces, oficiales y clérigos están “haciendo una obra santa y [son] miembros de una orden sagrada”93.

La Reforma cambió de forma fundamental la relación entre la mujer y la Iglesia, abriéndoles espacio en ministerios laicos, y dándoles la oportunidad de ser pastoreadas por pastores fieles quienes buscaron cuidar de sus almas de una manera bíblica.

Una autora realiza una potente síntesis del aporte en diversas áreas y formas de las mujeres a la causa de la Reforma:

“Algo interesante acerca de las mujeres protestantes en la era de la Reforma es que pocas tenían ‘profesiones’ o ‘ministerios’. Las solteras, como Márgaret Blaurer, eran devotas a sus hermanos y huéspedes. Las casadas eran esposas y madres esforzadas. Las funciones formales fuera del hogar no eran comunes entre las mujeres de la Reforma. No obstante, muchas de las mujeres solteras impactaron masivamente fuera de las paredes del hogar, ya fuera escribiendo (como Argula von Grumbach), luchando en la guerra (como Juana de Albret), criando niños (como Luisa de Coligny), o introduciendo buenas legislaciones (como Catalina de Bourbón). Su fe en las cosas pequeñas fue bien conocida. Ellas fueron líderes y modelos a seguir como esposas, madres, amas de casa, miembros de la iglesia, anfitrionas, y amigas. Lo mismo es cierto hoy. Mientras servimos fielmente en diversas maneras (si nos ven o no), influenciaremos la Iglesia de Cristo. Pequeños actos diarios de fidelidad construyen una vida de integridad y credibilidad”94.

En medio de la diversidad biográfica de las mujeres enunciadas y estudiadas, resuena en mi mente la frase: “Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25:21), pues quizás desde este lado de la eternidad el aporte de algunas de ellas pudo parecer muy pequeño o muy grande pero cada una de acuerdo al lugar y tiempo que les fue permitido vivir fue fiel en la fe y las labores que desempeñaron.

Referencias

1 Winnail, Douglas S. “La reforma protestante y el engaño religioso”, En Revista: El mundo de mañana. Marzo-abril 2011. http://www.mundomanana.org/articulos/la-reforma-protestante-y-el-engano- religioso-a110

2 Joanna Ortega “La Reforma Protestante: ¿Qué pasó con las mujeres?”, 2 de julio de 2008, https://elteologillo.com/2015/03/08/la-reforma-protestante-que-paso-con-las-mujeres/

3 Canales, Hopman, Dides, López, Canales, Dora; Hopman, Jan; Dides, Claudia; López, Víctor “Género por la Integridad: Mujer Hombre”. Santiago, Centro Ecuménico Diego de Medellín, 1990, (1), Pág .6

4 J. H. Alexander “Juan Calvino y su Esposa Idelette de Bure”, Reforma Siglo XXI, Vol.

19, No. 1, CLIR, 2017, Pág. 3, disponible en: https://www.clir.net/juan-calvino-y-su-esposa-idelette-de-bure/

5 Leopoldo Cervantes Ortiz “Mujeres de la Reforma: devolver la voz a protagonistas silenciadas”, 31 de enero de 2020, disponible en: protestantedigital.com/ginebra-viva/49817/mujeres-de-la-reforma-devolver-la-voz-a-protagonistas-silenciadas, consultado octubre de 2021

6https://rutesalviano.com.br/vozes-femininas-no-inicio-do-cristianismo/livros/

7 Por ejemplo: “Church Mother: The Writings of a Protestant Reformer in Sixteenth-Century Germany (The Other Voice in Early Modern Europe)”de Katharina Schütz Zell (Author), Elsie McKee (Translator), University of Chicago Press, 2006; Rebecca VanDoodewaard “Reformation Women: Sixteenth-Century Figures Who Shaped Christianity's Rebirth”, Reformation Heritage Books, 2017; Kirsi Stjerna “Women and the Reformation”, Wiley-Blackwell, 2008; Roland H. Bainton “Women of the Reformation: In France and England”, Fortress Press, 1973; Roland H. Bainton “Women of the Reformation: In Germany and Italy”, Fortress Press, 1971; Roland H. Bainton “Women of the Reformation: From Spain to Scandinavia”, Fortress Press, 1977; Rebecca VanDoodewaard “Reformation Women: Anna Adlischweiler”, 18 september 2020, disponible en: https://tabletalkmagazine.com/posts/reformation-women-anna-adlischweiler/, consultado octubre de 2021

8 David Barreira “¿Quiénes son las beguinas? Las mujeres de la Edad Media que crearon una vida sin hombres ni iglesia”, 4 de septiembre de 2020, disponible en: https://www.elespanol.com/mujer/mujeres-historia/20200904/beguinas-mujeres-edad-media-crearon-sin-iglesia/517948662_0.html, consultado octubre de 2021

9 Elena Fernández Treviño “Las mujeres pioneras de la heterodoxia: de las beguinas a Teresa de Jesús”, IES Miguel Fernández. Duoda Barcelona, disponible en: http://www.carm.es/edu/pub/20_2016/2C_contenido.html, consultado octubre de 2021

10 Manuel P. Villatoro, ABC Historia, “Beguinas: las mentiras que hemos creído 800 años sobre las mujeres en la Edad Media y la Inquisición”, 26 de agosto de 2020, disponible en: https://www.abc.es/historia/abci-beguinas-mentiras-hemos-creido-800-anos-sobre-mujeres-edad-media-y-inquisicion-202008250128_noticia.html, consultado octubre de 2021

11 El País “Muere la última beguina”, disponible en: https://elpais.com/elpais/2013/04/24/mujeres/1366781400_136678.html, consultado octubre de 2021

12 Miriam Díez Bosch “4 mujeres protagonistas de la Reforma Protestante”, septiembre de 2017, disponible en: https://es.aleteia.org/2017/09/28/4-mujeres-protagonistas-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

13 Biografía de Argula Von Grumbach, disponible en: http://www.mujereshacendosas.org/argula-von-grumbach

14 Joana Ortega. “Reforma protestante: ¿y las mujeres?”, 8 de marzo de 2015, disponible en: https://elteologillo.wordpress.com/2015/03/08/la-reforma-protestante-que-paso-con-las-mujeres/, consultado octubre de 2021

15 Joana Ortega. “Reforma protestante: ¿y las mujeres?”, 8 de marzo de 2015, disponible en: https://elteologillo.wordpress.com/2015/03/08/la-reforma-protestante-que-paso-con-las-mujeres/, consultado octubre de 2021

16 Biografía de Argula Von Grumbach, http://www.mujereshacendosas.org/argula-von-grumbach, fuente original: “Women of the Reformation in Germany and Italy", Roland H. Bainton.Fortress Press, 2007

17 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

18 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

19 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

20 Amparo Lerín Cruz “Las mujeres en la reforma protestante del siglo XVI”, Octubre de 2014, ALC Comunicación, disponible en: https://alc-noticias.net/es/2014/10/20/las-mujeres-en-la-reforma-protestante-del-siglo-xvi/ , consultado octubre de 2021

21 Otras versiones señalan en barriles de pescado vacíos (Tim Chester y Michael reeves “¿Por qué la reforma aún importa?”, Publicaciones Andamio, Barcelona, España, Pág. 206), sin embargo, el punto es que el grupo iba oculto en barriles que por su hedor no serían revisados.

22 Alejandro Zorzin, en www.mujerdevanguardia.blogspot.com

23 Paul Thigpen, Christian History No. 3, 1993, XII:14, citado en: Juana de Bucana “GP Biografía 17: Martín Lutero: Esposo, padre, músico”, Disponible en: https://logoi.org/es/resource/gp-biografia-17-martin-lutero-esposo-padre-musico/?___store=es

24 Juana de Bucana “GP Biografía 17: Martín Lutero: Esposo, padre, músico”, Disponible en: https://logoi.org/es/resource/gp-biografia-17-martin-lutero-esposo-padre-musico/?___store=es

25 Juana de Bucana “GP Biografía 17: Martín Lutero: Esposo, padre, músico”, Disponible en: https://logoi.org/es/resource/gp-biografia-17-martin-lutero-esposo-padre-musico/?___store=es

26 Mark U. Edards, Jr. Christian History, p. 8., citado en Juana de Bucana “GP Biografía 17: Martín Lutero: Esposo, padre, músico”, Disponible en: https://logoi.org/es/resource/gp-biografia-17-martin-lutero-esposo-padre-musico/?___store=es

27 Tim Chester y Michael reeves “¿Por qué la reforma aún importa?”, Publicaciones Andamio, Barcelona, España, Pág. 206

28 “Martín Lutero y Katherine Von Bora (Parte I), El Matrimonio Escuela de Carácter” por Matthew Barrett (Artículo originalmente publicado en The Gospel Coalition, y traducido por Kevin Lara)

29 Ricardo García-villoslada “Martin Lutero el fraile Hambriento de Dios” Biblioteca Autores Cristianos, Pág. 175

30 Martín Lutero “Charlas de Sobremesa” Pág. 8

31 Zorzín, Alejandro “Catalina von Bora: La monja que se casó con Lutero”. En: Revista Parroquial (IERP/Buenos Aires) año 104:11 (nov. 1999) 8-10, disponible en: http://alejandrozorzin.blogspot.com/2010/05/catalina-von-bora-la-monja-que-se- caso.html

32 Carlos Haller, “Mujeres de la Reforma” (enero 16, 2017), disponible en: https://reyaller.wordpress.com/2017/01/16/mujeres-de-la-reforma/

33 Paul Thigpen, Christian History, p. 15, citado en: Juana de Bucana “GP Biografía 17: Martín Lutero: Esposo, padre, músico”, Disponible en: https://logoi.org/es/resource/gp-biografia-17-martin-lutero-esposo-padre-musico/?___store=es

34 Dolina MacCuish “Lutero y su amada Katie”, Editorial CLC, Bogotá, Colombia, 2017, Pág. 103.

35 Dolina MacCuish “Lutero y su amada Katie”, Editorial CLC, Bogotá, Colombia, 2017, Pág. 106.

36 Dolina MacCuish “Lutero y su amada Katie”, Editorial CLC, Bogotá, Colombia, 2017, Pág. 108.

37 William J. Petersen “Un amor que parecía ser: el extraño romance de Juan Calvino e Idelette de Bure”, en L. Cervantes-Ortiz, ed., “Juan Calvino: su vida y obra a 500 años de su nacimiento”. Terrassa, España, CLIE, 2009, Pág. 137.

38 William Chapman “Idelette de Calvino”, 1884, Traducción de Donald Herrera Terán, para http://www.contra-mundum.org

39 William Chapman “Idelette de Calvino”, 1884, Traducción de Donald Herrera Terán, para http://www.contra-mundum.org

40 J. H. Alexander “Juan Calvino y su Esposa Idelette de Bure”, Reforma Siglo XXI, Vol.

19, No. 1, CLIR, 2017, Pág. 20, disponible en: https://www.clir.net/juan-calvino-y-su-esposa-idelette-de-bure/

41 William Chapman “Idelette de Calvino”, 1884, Traducción de Donald Herrera Terán, para http://www.contra-mundum.org

42 Thea B. Van Halsema “Así fue Calvino”, Libros Desafío, Grand Rapids, Estados Unidos, 1998, Pág. 176

43 Thea B. Van Halsema “Así fue Calvino”, Libros Desafío, Grand Rapids, Estados Unidos, 1998, Pág. 176

44 Thea B. Van Halsema “Así fue Calvino”, Libros Desafío, Grand Rapids, Estados Unidos, 1998, Pág. 182

45 Thea B. Van Halsema “Así fue Calvino”, Libros Desafío, Grand Rapids, Estados Unidos, 1998, Pág. 182

46 J. H. Alexander “Juan Calvino y su Esposa Idelette de Bure”, Reforma Siglo XXI, Vol.

19, No. 1, CLIR, 2017, Pág. 28, disponible en: https://www.clir.net/juan-calvino-y-su-esposa-idelette-de-bure/

47 Thea B. Van Halsema “Así fue Calvino”, Libros Desafío, Grand Rapids, Estados Unidos, 1998, Pág. 183

48 “Idelette de bure”, esposa de Calvino, disponible en: http://www.icpresbiteriana.com/index.php/es/articulos/item/idelette-de-bure-esposa-de-calvino

49 Thea B. Van Halsema “Así fue Calvino”, Libros Desafío, Grand Rapids, Estados Unidos, 1998, Pág. 184.

50 También conocida como Margarita de Valois, o Margarita de Angulema, era la hermana mayor de Francisco Primero, rey de Francia, y accedió al trono de Navarra por su matrimonio con Enrique II de Albret, una vez Castilla había anexionado la Alta Navarra

51 Leer más: http://protestantedigital.com/cultural/40137/Margarita_de_Navarra_retrato_de_una_mujer_excepcional

52 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

53 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

54 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

55 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

56 “Marguerite de Navarre, 1492-1549”, en Poetry Foundation, www.poetryfoundation.org/poems-and-poets/poets/detail/marguerite-de-navarre#poet. Versión: LC-O. Leer más: http://protestantedigital.com/cultural/40137/Margarita_de_Navarra_retrato_de_una_mujer_excepcional#sdfootnote4sym

57 Enrique pudo ser rey protestante de Francia debido a sus victorias militares con el bando hugonote, pero la intervención final de Felipe II ordenando la colaboración de los tercios fue decisiva para que se produjera una situación de equilibrio, de la que finalmente no se percibió otra salida que la de su abjuración. La iglesia papal entendió su conversión como disimulo de razón de estado y lo consideró, en la práctica, enemigo..

58 Emilio Monjo Bellido “Catalina de Borbón” Disponible en: http://protestantedigital.com/magacin/11846/Catalina_de_Borbon Traducción en formato libre, R. Ritter: Lettres et poésies de Catherine de Bourbon (1570-1605). Paris, Champion, 1927

59 Fue el primer monarca de la dinastía borbón en subir al trono de Francia, fue monarca del reino independiente de Navarra, donde nunca se aplicó la ley sálica y, como reina, tras convertirse oficialmente al protestantismo en 1560,

60 Itziar Gómez Fernández “Cartas desde los orígenes femeninos del protestantismo. Marie d’Ennentières y su epístola a la Reina Margarita de Navarra”, Fundación Manuel Gimenez Abad de Estudios Parlamentarios y del Estado Autonómico, Pág. 2 – 3, disponible en: https://www.fundacionmgimenezabad.es/sites/default/files/Publicar/actividades/documentos/2018/20180411_epp_gomez_fernandez_i_es_o.pdf, consultado octubre de 2021

61 Valerie Abraham “5 Mujeres Importantes de la Reforma Protestante que tu debes conocer”, 27 de octubre de 2017, disponible en: https://lumbrera.me/2017/10/27/5-mujeres-importantes-de-la-reforma-protestante-que-tu-debes-conocer/, consultado octubre de 2021

62 María Tudor se convertía en María I el 1 de octubre de 1553. Durante su reinado, Inglaterra volvió al catolicismo y se vivieron tiempos convulsos en los que la nueva reina se ganó el triste apodo de María la Sanguinaria. Su matrimonio con su primo, Felipe II, tampoco fue del agrado de los ingleses quienes intentaron colocar a Isabel en el trono. La princesa terminó recluida en la Torre de Londres pero su hermana no consiguió que fuera alejada de la sucesión ni tampoco su conversión al catolicismo.

63 http://www.victorianweb.org/espanol/religion/protestantheritage.html

64 “Isabel I Tudor”, disponible en: http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=isabel-i-tudor-reina-de-inglaterra

65 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

66 Adrien Segal “La primera dama en Francia: Marie Dentière”, 12 de octubre de 2017, publicado en: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/la-primera-dama-en-francia-marie-dentiere/, consultado octubre de 2021

67 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

68 Adrien Segal “La primera dama en Francia: Marie Dentière”, 12 de octubre de 2017, publicado en: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/la-primera-dama-en-francia-marie-dentiere/, consultado octubre de 2021

69 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

70 Alfredo Abad Heras, “María Dentière. Una mujer se suma al muro de los reformadores de Ginebra, Suiza (II)”, en Cristianismo Protestante, núm. 30, octubre-diciembre de 2003, www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp29.pdf, citado en: Amparo Lerín Cruz “Las mujeres en la reforma protestante del siglo XVI”, Octubre de 2014, ALC Comunicación, disponible en: https://alc-noticias.net/es/2014/10/20/las-mujeres-en-la-reforma-protestante-del-siglo-xvi/ , consultado octubre de 2021

71 Alfredo Abad Heras, “María Dentière. Una mujer se suma al muro de los reformadores de Ginebra, Suiza (II)”, en Cristianismo Protestante, núm. 30, octubre-diciembre de 2003, www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp29.pdf, citado en: Amparo Lerín Cruz “Las mujeres en la reforma protestante del siglo XVI”, Octubre de 2014, ALC Comunicación, disponible en: https://alc-noticias.net/es/2014/10/20/las-mujeres-en-la-reforma-protestante-del-siglo-xvi/ , consultado octubre de 2021

72 Irena Backus, “Mujeres alrededor de Calvino: Idelette de Bure y Marie Dentière”, en L. Cervantes-Ortiz, ed., “Juan Calvino: su vida y obra a 500 años de su nacimiento”. Terrassa, España, CLIE, 2009, Pág. 131.

73 Irena Backus, “Mujeres alrededor de Calvino: Idelette de Bure y Marie Dentière”, en L. Cervantes-Ortiz, ed., “Juan Calvino: su vida y obra a 500 años de su nacimiento”. Terrassa, España, CLIE, 2009, Pág. 131.

74 Alfredo Abad Heras, “María Dentière. Una mujer se suma al muro de los reformadores de Ginebra, Suiza (II)”, en Cristianismo Protestante, núm. 30, octubre-diciembre de 2003, www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp29.pdf, citado en: Amparo Lerín Cruz “Las mujeres en la reforma protestante del siglo XVI”, Octubre de 2014, ALC Comunicación, disponible en: https://alc-noticias.net/es/2014/10/20/las-mujeres-en-la-reforma-protestante-del-siglo-xvi/ , consultado octubre de 2021

75 Alfredo Abad Heras, “María Dentière. Una mujer se suma al muro de los reformadores de Ginebra, Suiza (II)”, en Cristianismo Protestante, núm. 30, octubre-diciembre de 2003, www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp29.pdf, citado en: Amparo Lerín Cruz “Las mujeres en la reforma protestante del siglo XVI”, Octubre de 2014, ALC Comunicación, disponible en: https://alc-noticias.net/es/2014/10/20/las-mujeres-en-la-reforma-protestante-del-siglo-xvi/ , consultado octubre de 2021

76 Estuvo casada en dos ocasiones, Su primer esposo, Simon Robert, joven ministro, y el segundo, Antoine Froment, predicador y discípulo de Farel, Marie tuvo una gran cercanía con los reformadores de su época.

77 Irena Backus, “Mujeres alrededor de Calvino: Idelette de Bure y Marie Dentière”, en L. Cervantes-Ortiz, ed., “Juan Calvino: su vida y obra a 500 años de su nacimiento”. Terrassa, España, CLIE, 2009, Pág. 131.

78 Irena Backus, “Mujeres alrededor de Calvino: Idelette de Bure y Marie Dentière”, en L. Cervantes-Ortiz, ed., “Juan Calvino: su vida y obra a 500 años de su nacimiento”. Terrassa, España, CLIE, 2009, Pág. 131.

79 Alfredo Abad Heras, “María Dentière. Una mujer se suma al muro de los reformadores de Ginebra, Suiza (II)”, en Cristianismo Protestante, núm. 30, octubre-diciembre de 2003, www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp29.pdf, citado en: Amparo Lerín Cruz “Las mujeres en la reforma protestante del siglo XVI”, Octubre de 2014, ALC Comunicación, disponible en: https://alc-noticias.net/es/2014/10/20/las-mujeres-en-la-reforma-protestante-del-siglo-xvi/ , consultado octubre de 2021

80 Adrien Segal “La primera dama en Francia: Marie Dentière”, 12 de octubre de 2017, publicado en: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/la-primera-dama-en-francia-marie-dentiere/, consultado octubre de 2021

81 El Monumento Internacional de la Reforma, generalmente conocido como Muro de los Reformadores, se encuentra en Ginebra, Suiza. Levantado en el Parque de los Bastiones y con unas dimensiones aproximadas de 99 metros de largo y nueve de altura, se adosa a una parte de las antiguas murallas construidas en el siglo XVI y que rodearon la ciudad hasta mediados del XIX. Fue construido entre 1909 y 19171​ con ocasión del cuarto centenario del nacimiento de Calvino y el 350.º aniversario de la fundación por el propio reformador de la Academia de Ginebra —hoy convertida en Universidad— en 1559.

82 Valerie Abraham “5 Mujeres Importantes de la Reforma Protestante que tu debes conocer”, 27 de octubre de 2017, disponible en: https://lumbrera.me/2017/10/27/5-mujeres-importantes-de-la-reforma-protestante-que-tu-debes-conocer/, consultado octubre de 2021

83 Amalia Rea “Mujeres de la Reforma Protestante”, 1 de noviembre de 2017, disponible en: https://revista.adventista.es/mujeres-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

84 Carme Capó i Fuster, “Las aportaciones de la reforma protestante a la vida religiosa y social de las mujeres europeas del SXVI”, en Cristianismo Protestante, núm. 42. octubre-diciembre de 2006. En www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp42.pdf

85 Miriam Díez Bosch “4 mujeres protagonistas de la Reforma Protestante”, septiembre de 2017, disponible en: https://es.aleteia.org/2017/09/28/4-mujeres-protagonistas-de-la-reforma-protestante/, consultado octubre de 2021

86 Lidia Rodríguez Fernández “Las protagonistas olvidadas de la primera generación de la Reforma”, agosto de 2017, disponible en: https://www.entreletras.eu/temas/las-protagonistas-olvidadas-de-la-primera-generacion-de-la-reforma/, consultado octubre de 2021

87 Carme Capó i Fuster, “Las aportaciones de la reforma protestante a la vida religiosa y social de las mujeres europeas del SXVI”, en Cristianismo Protestante, núm. 42. octubre-diciembre de 2006. En www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp42.pdf

88 Leopoldo Cervantes Ortiz “Mujeres de la Reforma: devolver la voz a protagonistas silenciadas”, 31 de enero de 2020, disponible en: protestantedigital.com/ginebra-viva/49817/mujeres-de-la-reforma-devolver-la-voz-a-protagonistas-silenciadas, consultado octubre de 2021

89 Carme Capó i Fuster, “Las aportaciones de la reforma protestante a la vida religiosa y social de las mujeres europeas del SXVI”, en Cristianismo Protestante, núm. 42. octubre-diciembre de 2006. En www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp42.pdf

90 Carme Capó i Fuster, “Las aportaciones de la reforma protestante a la vida religiosa y social de las mujeres europeas del SXVI”, en Cristianismo Protestante, núm. 42. octubre-diciembre de 2006. En www.iee-es.org/cristianismoprotestante/cp42.pdf

91 Joana Ortega “La Reforma Protestante: ¿Qué pasó con las mujeres?”, Publicado por Luna protestante, España, 2 de julio 2008

http://www.lupaprotestante.com/index.php?option=com_content&task=view&id=121

6&Itemid=1, republicado en: http://polux.cmq.edu.mx/liblaicas/images/articulos/08/01/06/08010675972.pdf, consultado octubre de 2021

92 De la confesión de Lutero de Marzo de 1528, citada en Gene Edward Veith, “Our Calling and God´s Glory”, Modern Reformation 16, no. 6, 2007: 22-28, consultado en octubre de 2015 en: http://www.modernreformation.org/default.php?page=articledplay&var2=881

93 Tim Chester y Michael Reeves “¿Por qué la reforma aún importa?”, Publicaciones Andamio, Barcelona, España, Pág. 208.

94 Rebecca VanDoodewaard “5 lecciones de las mujeres de la Reforma”, 15 de noviembre de 2017, disponible en: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/5-lecciones-las-mujeres-la-reforma/, consultado octubre de 2021

Publicado en https://biteproject.com/mujeres-y-la-reforma/

Ximena Prado Dagnino, es profesora y magíster en historia, diplomada en didáctica. Ha trabajado en diversas instituciones educativas y medios de comunicación. Está casada con Pablo Rojas, y son padres de Lucía y Alicia. Sirve al Señor en su casa, escuela e iglesia"Desde las Escrituras", le apasiona la historia, la teología, la educación y su familia.

Claudia Florentin